miércoles, 8 de enero de 2020

8 de enero. Creación del Santuario Histórico de Machu Picchu. Lugar sagrado de revelación.


8 DE ENERO
CREACIÓN DEL SANTUARIO HISTÓRICO
DE MACHU PICCHU

LUGAR
SAGRADO
DE REVELACIÓN

Danilo Sánchez Lihón
  


cual la última piedra ovulandas
a fuerza de secreto. La mañana descalza.
El barro a medias
César Vallejo

1. Sucedió
así

Los sucesos que recreo y narro en esta historia ocurren nueve años antes de que el adoratorio de Machu Picchu fuera profanado, saqueado y llevados sus tesoros en sucesivas caravanas de acémilas, unas detrás de otras en piaras de más de 150 mulas cargadas de reliquias, extraídas subrepticiamente por la ciudad de Desaguadero, en la frontera con Bolivia.
Sucedió así, cuando ya no pudieron hacerse los embarcos por muy anómalos y escandalosos que eran con destino a los Estados Unidos de Norteamérica por el puerto de Acarí, conducidos por el aventurero Hiram Bingham, a partir del mes de julio del año 1911.

2. De su puño
y letra

En la primera edición de su libro “Inca land, Explorations in the Highlands of Perú”, señala que encontró la siguiente inscripción en el Templo de las Tres Ventanas de la ciudadela de Machu Picchu: “Agustín Lizárraga 14 de julio – 1902”, referencia que desaparece y desconoce después en las ediciones posteriores de su libro, cuando fue cobrando mayor importancia la presencia del portento y maravilla que es Machu Picchu.
Su hijo Alfred Bingham escribe en su libro “Retrato de un explorador”, que, en la libreta de campo de su padre, referente a su expedición del año 1911, de su puño y letra escribió:
“Agustín Lizárraga es el descubridor de Machu Picchu y él vive en el puente de San Miguel, justo antes de pasar”.

3. Espacio
sagrado

Lamentablemente, Agustín Lizárraga murió en 1912, al cruzar por un precario puente de madera, acompañado por un niño, cayendo ambos al turbulento río Urubamba. Sus cuerpos nunca fueron encontrados.
Enterado Hiram Bingham de este suceso, y de que ya no podía haber ningún reclamo al respecto, mandó a borrar la inscripción del Templo de las Tres Ventanas. Y borró la referencia de su propio libro.
José Gabriel Cosío, historiador cuzqueño, presidente de la Delegación Peruana ante la Universidad de Yale, quien conoció a Agustín Lizárraga, lo reivindica como el auténtico descubridor de Machu Picchu, nueve años antes que Hiram Bingham hollara y pusiera sus pies y sus manos de saqueador en aquel espacio sagrado.

Agustín Lizárraga

DIARIO DE CAMPO:
14 DE JULIO
DEL AÑO 1902

Danilo Sánchez Lihón

1. En platos
de calabaza

Es noche resplandeciente de estrellas y luceros, que contemplamos extasiados desde el terraplén de la Plaza de los Templos, en el centro ceremonial de la ciudadela de Machu Picchu.
Hemos encendido una fogata a cuyo alrededor acabamos de realizar, junto a los abuelos que viven en este promontorio, el pago a la tierra.
Hemos pedido permiso para dejar registrada, en una de las piedras del Templo de las Tres Ventanas, la fecha de hoy en que culmina esta visita a la ciudad sagrada: 14 de julio del año 1902.
Ahora conversamos con los moradores del lugar, campesinos y pastores, hombres y mujeres, viejos y niños. Están presentes también cuatro abuelos guardianes de esta morada.
Nos hemos servido chupe de papas con choclo, queso y ají de huacatay. Y dulce de chuño en platos de calabaza.

Exterior del Templo de las tres ventanas

2. Y
hablan

La candela de la fogata reverbera y refleja los rostros ilusos, candorosos y sufridos de la gente, detrás de los cuales se perfilan las siluetas de los edificios de piedra sahumada, cubiertos de orquídeas, lianas y bejucos.
Aquí están las tumbas intactas, las mansiones sepulcrales, el torreón de adoración al sol, que sobresale de la roca hierática sobre la cual se alinea la piedra venerable.
Más allá, la claridad y lobreguez de las cumbres de los cerros que se erigen cual guardianes tutelares. Y la sombra de las profundidades de vértigo de las cañadas, de los abismos y los precipicios con los cuales también Machu Picchu está construido, y que son sus cimientos hecho de estrellas y constelaciones.
En el círculo, que alumbran las luces restallantes de la candela, aparecen los rostros adustos de Agustín Lizárraga, Enrique Palma y Gabino Sánchez, integrantes de esta expedición. Y dentro de ellos el mío.


Interior del Templo de las tres ventanas

3. Ciudad
secreta

Y se habla con solemnidad, intentando no profanar el ambiente reinante:
– Cuéntennos algo que se sepa de Machu Picchu, aquello que ustedes moradores de este lugar conocen acerca de este santuario. –Pregunta sereno, pero a la vez extasiado, Agustín Lizárraga Ruiz.
– Hasta ahora hemos guardado riguroso silencio sobre estas piedras sagradas. –Responde Inti Illapa, el mayor de los abuelos–. Pero ustedes han venido con unción y respeto, han pagado a la tierra, han rendido culto a nuestros ancestros, piden permiso y son, en todo, nuestros hermanos, por eso confiamos lo que debemos confiar. Por eso les pido a Inti Huaura y a Siwar Quispe que hablen respondiendo a la pregunta que acaba de hacerse.
– En 1542 se ordenó desde el Cuzco que Machu Picchu fuera sellada. Y así se hizo. Se cerraron los caminos, se dejó que el bosque invadiera piedra por piedra y la ocultara.
– Tapiamos los templos, lacramos las tumbas. Y la ciudad sagrada permaneció oculta, desde hace más de tres siglos y medio. Y así se mantiene hasta ahora. Es una ciudad secreta, y como tal insondable. 


4. Lugar
de revelación

Y así se continúa. En el orden de hacer uso de la palabra se sigue la jerarquía de abuelos y abuelas que guardan esta huaca.
– Gracias hermanos por la confianza que nos dispensan. Nosotros a la vez prometemos mantener mutismo absoluto. Pero dígannos, ¿cuál era el fin de erigir aquí Machu Picchu? –Interviene Enrique Palma.
– Machu Picchu es una asamblea para conversación de los hombres con los dioses. Es un lugar de encuentro de seres divinos y humanos que en su época de vigencia y florecimiento era atendida principalmente por sacerdotisas mujeres consagradas en el culto al sol.
Guarda silencio. Y ahora habla Inti Túpac:
– Y el inca venía aquí a conocer los mensajes que querían revelar los dioses para el gobierno venturoso de su pueblo.
Y ahora intervienen Inti Huaman y la abuela Siwar Quispe:

5. Cantos
y danzas

– Este es un lugar de revelación, de inspiración y unción, en donde se pone de manifiesto y trasluce la naturaleza divina del hombre y del cosmos y la inquietud de los dioses por el destino de los hombres.
– Y concretamente se busca y encuentra aquí ayuda divina para la mejora de alimentos, de las plantas medicinales, de las especies mejoradas de vegetales y animales, y toda clase de bienes para el desarrollo humano, teniendo la luz del sol como la llave maestra de todo entendimiento.
– Y, con el mayor respeto, –pregunta esta vez Gabino Sánchez–. ¿Cómo era la vida aquí, cuando Machu Picchu estaba en todo su apogeo y esplendor?
– Este es un lugar de culto. Y la adoración al sol se hacía con cantos y danzas ceremoniales al amanecer, esperando el estallido y la aparición en el horizonte de los primeros rayos solares. Se escogía de todo el reino las jóvenes más hermosas, pero que a la vez destacaran por sus virtudes, y sobre todo por ser enlaces con lo sagrado como esencia del universo, quienes pasaban a ser Vírgenes del Sol, quienes como sacerdotisas integraban los coros de música y danza de los ritos que aquí se ofrendaban.


6. Médula
y raíz

Calla Inti Huaura. Y vuelve a intervenir Siwar Quispe:
– Pero hay una misión igualmente importante que quisiera señalar. Y es que Machu Picchu nos muestra lo que hay dentro de nosotros mismos como realización.
– Y, ¿cuáles son esos contenidos?
– El sentido de ascensión, de grandeza y magnificencia. Nos dice que eso somos nosotros, que eso somos capaces de realizar las mujeres, que esa es nuestra esencia, médula y raíz, ascender a la cumbre y alcanzar las estrellas.
Las sombras de los cerros se proyectan desde el horizonte y todos los abuelos han callado.
– Don Inti Illapa: con todo mi respeto, veneración y reverencia ¿me permite preguntarle algo que no quisiera que se tome como un atrevimiento?
– Sí. Diga.
– Se dice que Machu Picchu tiene una razón básica y fundamental, y que ella está contada en una leyenda que nadie la sabe, salvo ustedes los guardianes del templo. ¿Nos haría el honor de contárnosla?



7. El camino
de regreso

El fuego que ha estado restañando vivo repentinamente se ha apagado.
Se escucha el rumor de las aguas del río en la hondonada y el ulular del viento en los queñuales.
Los abuelos se sumergen en silencio arrobado. El fuego, así como se fue ha vuelto más vivo y estallante
Inti Illapa se pone de pie, sale a un costado, adopta una actitud digna alejándose un poco del fuego que restalla en la fogata, que parece avivarse, y empieza su relato...
El relato ha terminado. La condición para hacerlo ha sido que no sea revelado. Las leñas de la fogata ya se han consumido.
Todos guardan silencio. La luna empieza a salir por el horizonte.
Los viajeros alistan sus cargas y en plenilunio emprenden el camino de regreso al Cusco, imbuidos de una honda emoción y embargados de la fuerza que emerge de estas montañas.


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