lunes, 10 de febrero de 2020

10 de febrero. Vivas para siempre las serenatas. En el fondo herido.


10 DE FEBRERO
VIVAS PARA SIEMPRE LAS SERENATAS

 EN
EL FONDO
HERIDO

Danilo Sánchez Lihón



Serenata por los cuatro barrios en Santiago de Chuco

1.  Llega
de lo eterno

Santiago de Chuco es un pueblo que tiene sus aleros, sus balcones, los cimientos de las casas y sus calles torcidas por las serenatas que lo han estremecido.
Tanto que se ha ensimismado en su dolor, en la sinrazón del destino y en su quebranto. Y en el lamento y en la queja que de ellas se desprenden.
Son las serenatas que se desbordan de sus puertas y arrasan con todo el que pasa, nos arrastran con sus aguas tormentosas en sus ríos de pasión, que nacen del alma y van al alma, para amarnos más y olvidarnos menos.
Pero a consecuencia de ello también se desmoronan poco a poco las casas y las calles se pierden en el enigma.


Serenata. Pintura de Mario Urteaga

2. El fondo
herido

Todo ello de solo recordar las serenatas que aquí se cantaron; tornándose, así como son, indescifrables.
Habiéndose echado en la garganta ese trago amargo de licor que mata, y que es el sentimiento inabarcable de que aquí algo vivió y fue tan tierno e intenso que se niega a morir cogiéndose hasta de los abrojos.
En eso Santiago de Chuco sucumbe dejándose invadir por ese hálito que llega de lo eterno para sumergirlo hasta donde pueda.
En el fondo herido de su sangre, en donde hasta el olvido resulta ser ahora su consuelo, su íntimo amigo y su confidente, con quien canta:


Las serenatas desmoronan los muros
y tuercen las ventanas

3. Junto
a ti

Recuerdo aquella vez
que yo te conocí,
recuerdo aquella tarde
pero no me acuerdo ni cómo te vi.
Pero si te diré
que yo me enamoré
de esos tus lindos ojos,
y tus labios rojos que no olvidaré.
Oye esta canción que lleva
alma, corazón y vida
esas tres cositas
nada más te doy.
Porque no tengo fortuna
esas tres cosas te ofrezco
alma, corazón y vida y nada más...
Alma para conquistarte,
corazón para quererte
y vida para vivirla junto a ti.


Se canta siempre hacia los balcones

4. Urdimbre
cristalina

Al fondo, detrás, hacia lo alto de las paredes y muros derruidos todavía se las escucha, aunque hecho trizas los lamentos de las serenatas.
Por las piedras regadas en el suelo de las casas desmoronadas, yacen vivas sus notas lastimeras, las serenatas.
Aún entre los restos que permanecen esparcidos elevan sus quejas, las serenatas.
Haciendo que todo lo de afuera se sumerja en su urdimbre cristalina, y lo de dentro en su misterio inescrutable. eso son y hacen las serenatas.


De todo deja el alma herida

5. Clavelinas
y arrayanes

Ellas, aunque no se las escuchen por completo, adoquinan las calles, esclarecen los linderos, abren y ocultan aquí bocacalles y horizontes, las serenatas.
Son esas notas que fueron lanzadas a lo alto las que han teñido para siempre el cielo morado de sus amaneceres y crepúsculos hechos y puestos ahí por las serenatas.
Son esas notas dejadas caer frente a los muros las que han hecho crecer esas flores, las clavelinas y arrayanes, que sin qué ni por qué florecen al pie y junto de las ventanas hace tiempo desvencijadas y extasiadas por las serenatas.


Todo lo renueva y envejece

7. El adiós
definitivo

Cada anhelo y cada ilusión que alcanzaron a sentirse les han dado contorsión a las calles ya para siempre malheridas y curvas.
Donde todo se ha removido y ha quedado quieto, en realidad alucinado. Donde todo se ha pasmado o desaparecido a partir de una serenata.
Son ellas las que han abierto los senderos ciertos e inciertos, amables y ariscos, y estas calles que se proyectan al cementerio marcado por otro misterio cuál es el adiós definitivo.



Aunque es presente es olvido

6. Qué
vale más

Ódiame por piedad
yo te lo pido
ódiame sin medida ni clemencia
odio quiero más que indiferencia
porque el rencor hiere menos
que el olvido.
Si tú me odias quedaré yo convencido
de que me amaste mujer
con insistencia:
pero ten presente de acuerdo
a la experiencia
que tan sólo se odia lo querido.
Qué vale más: yo niño
y tu orgullosa
¿o vale más tu débil hermosura?
piensa bien que en el fondo
llevaremos la misma vestidura.
Si tú me odias
quedaré yo convencido...


Siembra cariños que permanecen

Epílogo

Son ellas las que nos han marcado los días, pero a partir de las noches, hechos de encuentros y desencuentros, de recuerdos y de olvidos, de nacimientos y de muertes.
Son ellas a partir de donde se abren y prolongan los caminos, unos que parten y se van, y otros que llegan, entran y regresan añorando lo que aquí se viviera.
Son las serenatas las que han empedrado los patios, abierto y cerrado las puertas de las casas y abierto las heridas que se palpan en el cimiento de los muros cuando vamos por las calles.


Fotos 1, 3 y 8
Jaime Sánchez Lihón




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