miércoles, 1 de abril de 2020

1 de abril. Nace Luis de la Puente Uceda. / Valor ligado a la tierra.


1 DE ABRIL
NACE LUIS DE LA PUENTE UCEDA

VALOR
LIGADO A
LA TIERRA

Danilo Sánchez Lihón




Luis Felipe de la Puente Uceda


Luis Felipe de la Puente Uceda es un héroe popular, quien nació el 1 de abril del año 1926 en Santiago de Chuco, y quien al frente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, se levantó en armas el 10 de junio del año 1964 en el valle de La Convención en el Cusco a fin de instaurar una patria socialista. Su movimiento fue develado y murió el 23 de octubre del año 1965.

1. Valor
y honestidad

En la tierra en donde nació Luis Felipe de la Puente Uceda, como es Santiago de Chuco, él ha pasado de ser un personaje legendario para convertirse en un referente mítico.
A quien se lo ve aparecer y desaparecer por los campos en la alborada, montado en un caballo blanco que más parece de fuego, con sombrero alón, remangado a la pedrada, y llevando en banderola un fusil y siempre una guitarra. Que es cuando los campesinos con los ojos ilusionados al verlo se persignan y murmuran:
– ¡Ahí va don Luis Felipe el guerrillero a impartir justicia en los pueblos!
Se lo asocia a las montañas, a la alborada, a la salida del sol, a los espacios abiertos, al coraje que germina y nace en el corazón de la gente. Pero también se lo asocia a los ríos, a la tempestad, al relámpago y al trueno que estalla. Como al rocío y a las flores del campo.
Se lo asocia a lo mejor que tiene el alma del hombre, al coraje para enfrentar las adversidades, para enmendar los males del mundo, para hacerle frente a la injusticia; pero sobre todo se lo asocia a albergar, alentar y a poner en acción grandes e irrenunciables esperanzas.

Casa de Luis de la Puente. Pintura de Agustín Rojas

2. Paradigma
de humanidad

Un personaje así es natural que conmueva como para dedicarle, por ejemplo, juramentos, proclamas o gritos de triunfo, sea subidos a una mesa y desde cualquier recodo de una calle o esquina. Y es que Luis Felipe de la Puente Uceda inspira, enfervoriza y compromete a quienes se aproximan a él y conocen su gesta libertaria.
Y eso sucederá siempre principalmente por su impronta moral, de acrisolado valor humano y pleno de sentido no solo social sino ético, por la limpidez y transparencia en su conducta, por su visión clara acerca de la realidad y la coherencia entre sus ideas y sus actos. También por la calidad humana de un ser excepcional, puro y cuya significación está ahora más allá de toda contingencia.
Por eso atrae, enrola y recluta, porque Luis Felipe fue principalmente y ante todo es un formador de conciencias de personalidades comprometidas entre la juventud. Y es así como quedará permanentemente entre nosotros. Más allá incluso de la ideología que abrazara con integridad y consecuencia ejemplar, más allá de lo que signifique política y socialmente, él sobresale como un paradigma de humanidad.

Calle frente a la casa de Luis de la Puente

3. Pertenencia
a la tierra

Para lo que no impide, sino al contrario lo afianza, como emoción y sentimiento, la identificación que él tuvo y tiene con su tierra de origen, como es Santiago de Chuco.
Porque es total y absoluta la imbricación que él tiene con su geografía y su ancestro telúrico; con su trigo, su leche y su miel natal; que al contrario de restarle universalidad resulta que lo insuflan, refuerzan y acrecientan, resultando aún más consolidada su figura a su tierra y a su gente, y que se trasunta en el cariño que él inspira.
Luis Felipe de la Puente por eso conmueve, inspira y compromete a quienes se aproximan a conocer su vida y su obra, porque su gesta no se confina en el tiempo, es cierto, aunque sí se arraiga cada vez más en el espacio geográfico y vital en donde él naciera como del lugar en donde aconteciera la culminación de su acción revolucionaria.
Su pertenencia a la tierra es un hecho sobresaliente, que refuerzan su significación ante el mundo. Y es que seres humanos como Luis Felipe de la Puente Uceda no se confinan al área en la cual actuaron, sea la política, el arte o la ciencia.

Pileta central de la plaza de armas de Santiago de Chuco

4. Mirando
llover

He aquí una imagen para graficarlo:
Luis Felipe en los días de lluvia que era cuando más regresaba a Santiago de Chuco, porque coinciden con las vacaciones de enero, febrero y marzo, arrebujado con sus amigos permanecía en una esquina de la plaza, viendo caer las goteras que se precipitaban de las tejas canales hacia el suelo.
Eso él lo contemplaba en silencio, vistiendo su poncho habano con un cuello alto que sobresalía por su rostro colorado y blanco, bajo su sombrero de junco, como si fuera un chacarero.
Esta imagen allí se ha quedado, se ha mimetizado como la imagen de Luis Felipe y sus amigos. ¿Qué están haciendo? Simplemente contemplando llover, pero en el imaginario del pueblo están subvirtiendo el orden.
De este modo y así ya es una presencia permanente en nuestro destino, estar buscando formas de corregir los males existentes, porque siempre habrá campesinos alrededor de la plaza y mirando llover.

Campos sembrados en Santiago de Chuco

5. El pueblo
le canta

Sin embargo, Luis Felipe no se reduce a un país, a una época ni a una circunstancia concreta. Tampoco a una filiación política parcial. Él traspasa, trasciende y se proyecta a los cuatro vientos.
Pero, a la vez, cada día se consustancia más con su tierra natal, en donde es el jinete insomne detrás del cual vemos a pueblos enteros sublevados; y detrás del cual hemos de ir a obtener la justicia y la libertad.
Y sigue causando miedo. Lo hemos comprobado el año que Capulí, Vallejo y su Tierra conmemoró a nivel internacional los 50 años de su inmolación. Ante su sola evocación hay muchas personas y organizaciones que se estremecen, cierran sus puertas y no responden.
Quienes anhelan que nada cambie, que todo permanezca en su sitio y tal como está, porque hay quienes se amilanan ante los cambios.
Y hasta prefieren que el nombre de aquel guerrero permanezca oculto, proscrito y hasta que se borre y pierda en el ostracismo, y se exorcizan los versos que el pueblo le dedica y le canta.

Serenata en las calles de Santiago de Chuco

6. Un referente
universal

Se resalta en el caso de Luis Felipe el valor por un lado y la pertenencia a la tierra de los chucos, por otro. Y vale exaltar estos contenidos porque son semilla de consecuencia, de generosidad y de valentía, en quien trasciende y es mucho más que la circunstancia y los factores eventuales de los escenarios en los cuales él se desenvolviera y le tocó vivir.
Actitudes que solo es posible tenerlas cuando lo que inspira nuestros actos es un amor entrañable a nuestro pueblo y el haber cavilado mucho en qué es lo que cabe hacer para sumar esfuerzos a favor de la posibilidad de tener un país mejor y una humanidad redimida.
Proeza que hay que saberlo reconocer, valorar y proyectar para el bien del hombre en general, y de nuestro pueblo en particular. Sobre todo, aquella visión de un Luis de la Puente ligado a su pueblo y no solo en actitud combativa sino formativa es el signo que hay que priorizar en estos tiempos.
Y siendo así es que Luis de la Puente Uceda trasciende su época, sus ideas, su postura política, incluida la historia; hasta el punto de tener todas las condiciones para hacerse un referente universal.

Luis Felipe de la Puente recostado a su padre
7. Ideales
sociales

César Vallejo y Luis Felipe de la Puente Uceda hacen de Santiago de Chuco, el pueblo donde nacieron, un referente glorioso, porque bajo las sombras de sus aleros ellos han caminado y caminan todavía como también los seres que han sido y son nuestras madres y padres.
Ellos son una pauta, una señal y una fuerza para bien querer y bien amar, una esperanza de nobleza natural y no fingida que pervive.
César Vallejo y Luis de la Puente Uceda han inspirado canciones y poemas en versos que aspiran a concentrar los compases, los pálpitos, la marcha de los pueblos y que en Santiago de Chuco se cantan; y que al ofrendárselos trazan a partir de ello un signo de compromiso, de unión y adhesión a la causa que ellos defienden.
En quienes hallan su conjunción la poesía, la tierra, el fuego del heroísmo, y la lucidez y claridad de los ideales sociales. Donde se funden y se mezclan los anhelos más puros con los sentimientos más elevados.

Santiago de Chuco, al atardecer

Fotos, 3, 4, 5, 6 y 8
Jaime Sánchez Lihón


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Luis de la Puente. Pintura de Eladio Ruiz Cerna

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