1 DE ABRIL
NACE LUIS DE LA PUENTE UCEDA
VALOR
LIGADO A
LA TIERRA
Danilo Sánchez Lihón
Luis Felipe de la Puente Uceda
Luis Felipe de la
Puente Uceda es un héroe popular, quien nació el 1 de abril del año 1926 en
Santiago de Chuco, y quien al frente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria,
MIR, se levantó en armas el 10 de junio del año 1964 en el valle de La
Convención en el Cusco a fin de instaurar una patria socialista. Su movimiento
fue develado y murió el 23 de octubre del año 1965.
1. Valor
y honestidad
En la tierra en donde nació Luis Felipe de
la Puente Uceda, como es Santiago de Chuco, él ha pasado de ser un personaje
legendario para convertirse en un referente mítico.
A quien se lo ve aparecer y desaparecer por
los campos en la alborada, montado en un caballo blanco que más parece de
fuego, con sombrero alón, remangado a la pedrada, y llevando en banderola un
fusil y siempre una guitarra. Que es cuando los campesinos con los ojos
ilusionados al verlo se persignan y murmuran:
– ¡Ahí va don Luis Felipe el guerrillero a
impartir justicia en los pueblos!
Se lo asocia a las montañas, a la alborada,
a la salida del sol, a los espacios abiertos, al coraje que germina y nace en
el corazón de la gente. Pero también se lo asocia a los ríos, a la tempestad,
al relámpago y al trueno que estalla. Como al rocío y a las flores del campo.
Se lo asocia a lo mejor que tiene el alma
del hombre, al coraje para enfrentar las adversidades, para enmendar los males
del mundo, para hacerle frente a la injusticia; pero sobre todo se lo asocia a
albergar, alentar y a poner en acción grandes e irrenunciables esperanzas.
2. Paradigma
de humanidad
Un personaje así es natural que conmueva como
para dedicarle, por ejemplo, juramentos, proclamas o gritos de triunfo, sea
subidos a una mesa y desde cualquier recodo de una calle o esquina. Y es que Luis
Felipe de la Puente Uceda inspira, enfervoriza y compromete a quienes se
aproximan a él y conocen su gesta libertaria.
Y eso sucederá siempre principalmente por
su impronta moral, de acrisolado valor humano y pleno de sentido no solo social
sino ético, por la limpidez y transparencia en su conducta, por su visión clara
acerca de la realidad y la coherencia entre sus ideas y sus actos. También por
la calidad humana de un ser excepcional, puro y cuya significación está ahora más
allá de toda contingencia.
Por eso atrae, enrola y recluta, porque
Luis Felipe fue principalmente y ante todo es un formador de conciencias de
personalidades comprometidas entre la juventud. Y es así como quedará permanentemente
entre nosotros. Más allá incluso de la ideología que abrazara con integridad y
consecuencia ejemplar, más allá de lo que signifique política y socialmente, él
sobresale como un paradigma de humanidad.
3. Pertenencia
a la tierra
Para lo que no impide, sino al contrario lo
afianza, como emoción y sentimiento, la identificación que él tuvo y tiene con
su tierra de origen, como es Santiago de Chuco.
Porque es total y absoluta la imbricación
que él tiene con su geografía y su ancestro telúrico; con su trigo, su leche y
su miel natal; que al contrario de restarle universalidad resulta que lo insuflan,
refuerzan y acrecientan, resultando aún más consolidada su figura a su tierra y
a su gente, y que se trasunta en el cariño que él inspira.
Luis Felipe de la Puente por eso conmueve,
inspira y compromete a quienes se aproximan a conocer su vida y su obra, porque
su gesta no se confina en el tiempo, es cierto, aunque sí se arraiga cada vez
más en el espacio geográfico y vital en donde él naciera como del lugar en
donde aconteciera la culminación de su acción revolucionaria.
Su pertenencia a la tierra es un hecho sobresaliente,
que refuerzan su significación ante el mundo. Y es que seres humanos como Luis
Felipe de la Puente Uceda no se confinan al área en la cual actuaron, sea la
política, el arte o la ciencia.
4. Mirando
llover
He aquí una imagen para graficarlo:
Luis Felipe en los días de lluvia que era
cuando más regresaba a Santiago de Chuco, porque coinciden con las vacaciones
de enero, febrero y marzo, arrebujado con sus amigos permanecía en una esquina
de la plaza, viendo caer las goteras que se precipitaban de las tejas canales
hacia el suelo.
Eso él lo contemplaba en silencio,
vistiendo su poncho habano con un cuello alto que sobresalía por su rostro
colorado y blanco, bajo su sombrero de junco, como si fuera un chacarero.
Esta imagen allí se ha quedado, se ha mimetizado
como la imagen de Luis Felipe y sus amigos. ¿Qué están haciendo? Simplemente contemplando
llover, pero en el imaginario del pueblo están subvirtiendo el orden.
De este modo y así ya es una presencia
permanente en nuestro destino, estar buscando formas de corregir los males
existentes, porque siempre habrá campesinos alrededor de la plaza y mirando
llover.
5. El pueblo
le canta
Sin embargo, Luis Felipe no se reduce a un
país, a una época ni a una circunstancia concreta. Tampoco a una filiación
política parcial. Él traspasa, trasciende y se proyecta a los cuatro vientos.
Pero, a la vez, cada día se consustancia
más con su tierra natal, en donde es el jinete insomne detrás del cual vemos a
pueblos enteros sublevados; y detrás del cual hemos de ir a obtener la justicia
y la libertad.
Y sigue causando miedo. Lo hemos comprobado
el año que Capulí, Vallejo y su Tierra conmemoró a nivel internacional los 50
años de su inmolación. Ante su sola evocación hay muchas personas y
organizaciones que se estremecen, cierran sus puertas y no responden.
Quienes anhelan que nada cambie, que todo
permanezca en su sitio y tal como está, porque hay quienes se amilanan ante los
cambios.
Y hasta prefieren que el nombre de aquel
guerrero permanezca oculto, proscrito y hasta que se borre y pierda en el
ostracismo, y se exorcizan los versos que el pueblo le dedica y le canta.
6. Un referente
universal
Se resalta en el caso de Luis Felipe el
valor por un lado y la pertenencia a la tierra de los chucos, por otro. Y vale exaltar
estos contenidos porque son semilla de consecuencia, de generosidad y de
valentía, en quien trasciende y es mucho más que la circunstancia y los
factores eventuales de los escenarios en los cuales él se desenvolviera y le
tocó vivir.
Actitudes que solo es posible tenerlas
cuando lo que inspira nuestros actos es un amor entrañable a nuestro pueblo y
el haber cavilado mucho en qué es lo que cabe hacer para sumar esfuerzos a
favor de la posibilidad de tener un país mejor y una humanidad redimida.
Proeza que hay que saberlo reconocer,
valorar y proyectar para el bien del hombre en general, y de nuestro pueblo en
particular. Sobre todo, aquella visión de un Luis de la Puente ligado a su
pueblo y no solo en actitud combativa sino formativa es el signo que hay que
priorizar en estos tiempos.
Y siendo así es que Luis de la Puente Uceda
trasciende su época, sus ideas, su postura política, incluida la historia;
hasta el punto de tener todas las condiciones para hacerse un referente
universal.
7. Ideales
sociales
César Vallejo y Luis Felipe de la Puente
Uceda hacen de Santiago de Chuco, el pueblo donde nacieron, un referente
glorioso, porque bajo las sombras de sus aleros ellos han caminado y caminan todavía
como también los seres que han sido y son nuestras madres y padres.
Ellos son una pauta, una señal y una fuerza
para bien querer y bien amar, una esperanza de nobleza natural y no fingida que
pervive.
César Vallejo y Luis de la Puente Uceda han
inspirado canciones y poemas en versos que aspiran a concentrar los compases,
los pálpitos, la marcha de los pueblos y que en Santiago de Chuco se cantan; y que
al ofrendárselos trazan a partir de ello un signo de compromiso, de unión y
adhesión a la causa que ellos defienden.
En quienes hallan su conjunción la poesía,
la tierra, el fuego del heroísmo, y la lucidez y claridad de los ideales
sociales. Donde se funden y se mezclan los anhelos más puros con los
sentimientos más elevados.
Santiago de Chuco, al atardecer
Fotos, 3, 4, 5, 6 y 8
Jaime Sánchez Lihón
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