jueves, 16 de abril de 2020

16 de abril. Día de la Voz. / El arte de narrar.


16 DE ABRIL
DÍA DE LA VOZ

EL ARTE
DE
NARRAR


Danilo Sánchez Lihón



Todos juntos dándole voz a plantas y animales

"Había un elefante
que se llamaba maíz;
vino un pollito y se lo comió."
(Niño de 6 años en un CEI
de la ciudad de Trujillo. Perú)


1. Participación
de los niños

Así como la ilustración del texto escrito es el dibujo y la lámina a color, podemos graficar plenamente la versión oral de un cuento con el color, los matices y la gama de resonancias que pongamos a nuestra propia voz. Y ello mediante las inflexiones, el ritmo, el silencio, mediante el uso de los sonidos onomatopéyicos, simulando el viento, la lluvia, los caballos que galopan, la aparición del ogro o la bruja, ¡en fin!
A lo anterior se agrega el gesto, la expresión del rostro, de las manos y el cuerpo, elementos con los cuales oralmente se puede dibujar, ilustrar y hasta ponerle color, intensidad y pasión al mundo fantástico que se ofrece a través de la palabra.
Y mucho mejor si se logra de manera controlada la participación de los propios niños que conforman el auditorio en el desarrollo del cuento repitiendo estribillos o algunas frases ejes o mediante la ejecución de algunos actos que centren la atención en aquellos contenidos básicos, esenciales y significativos del texto.
He ahí la importancia de la narración de cuentos en la formación de los niños, aunque algunos profesores y padres de familia se plantean la disyuntiva de qué es mejor: ¿narrarles o leerles un cuento? Pregunta que casi siempre escucho formular y para la cual la respuesta correcta es que ambas actividades son buenas y necesarias.

Narrando cuentos en una escuela de los Estados Unidos

2. Porque
el arte de narrar

La narración tiene una ventaja frente a la lectura y es que al desarrollar el relato sin tener que leer, el emisor es mucho más libre y puede mirar permanentemente a los ojos de sus oyentes, hecho que permite tenerlos más cautivos del relato que se presenta. Pero se dirá: ¿y qué importancia tiene este detalle? la respuesta es: ¡muchísima!
En la comunicación humana interpersonal, los ojos tienen un rol fundamental, pues los hombres tenemos a través de estos sentidos un poder de comunicación que resulta sencillamente incalculable. Lo saben los enamorados quienes en gran medida establecen ese lazo, tan intenso y profundo, a través de la mirada.
El narrador al observar a su público y abarcar con sus ojos al auditorio, podrá también comprobar el grado de atención que va teniendo su relato, los efectos que suscita y el impacto que logra lo que está expresando. Podrá entonces hacer correcciones y adoptar medidas oportunas para encauzar su narración, logrando así un mayor poder de persuasión.
Porque el arte de narrar cuentos no es desarrollar una clase, o formular una lección. No es enseñanza-aprendizaje, ni formular una recomendación, como tampoco plantear bien una estrategia didáctica sino un acto de magia, un rito atávico y una instancia religiosa de la mayor significación.

Contando cuentos con la ayuda de imágenes

3. Vale
leer

Empero, leerles textos a los niños también es recomendable y hasta diría fundamental hacerlo por las siguientes razones: si aún los párvulos no saben leer, de ese modo se les motiva para el aprendizaje de la lecto-escritura.
Porque a los niños les sorprenderá que la madre, el padre o el maestro vayan extrayendo y desprendiendo, o haciendo surgir del libro las palabras, las voces y las historia que van escuchando, que tanto deslumbramiento tiene para ellos y que los encandila, razón por la cual han dejado todo para venirse a sentar a nuestro alrededor a escuchar un cuento.
Y ello los sorprenderá y animará a querer conocer rápidamente esa maravilla que no de otra manera se podría denominar a ese milagro y portento que es la lectura, pudiendo utilizarse la narración o la lectura de cuentos o poemas según sea el caso. Para ello el profesor evaluará la situación y el texto literario que se va a dar a conocer.
Porque hay relatos que están tan bien escritos, en donde hay riqueza de vocabulario y giros expresivos; donde los diálogos son frescos y directos, donde hay pasajes con gran suspenso y de un ritmo incomparable, y todo ello logrado por la forma literaria en que están escritos y perfilados, que sería falta grave en ese caso no leer el texto, quizá no todo sino ir alternando la narración directa con la lectura de los fragmentos más sobresalientes.

Ante el Castillo de los Cuentos

4. Saber
soltarse

El arte de narrar cuentos ha de ser el don intrínseco de los maestros de todos los niveles educativos: el arte o la dicha, ¡el encanto y el embrujo de narrar! Algunas condiciones para ser un buen narrador de cuentos que todo maestro, como todo comunicador o persona que se enfrenta a un público, tiene la obligación de serlo, son:
– Gustar del cuento, porque no se puede transmitir lo que no se siente ni a lo cual no se le otorga el mayor y el más pleno significado.
– Estado de ánimo dispuesto a contar el cuento como si fuera el momento más exaltante y cumbre en nuestras vidas; como la ocasión más propicia para nuestra plena realización.
– Capacidad recreativa que permita ejemplificar lo que se está describiendo con todos los recursos de los gestos del rostro, de las manos y del cuerpo a fin de darle toda la vivacidad posible.
– Tonalidad e inflexiones de la voz en la pronunciación de las palabras.
Para narrar cuentos hay que cultivar, y pasando a tener en nuestro haber cualidades histriónicas de voz, de mímicas, de ademanes, de desplazamientos, pero sobre todo confianza, afecto, y una cualidad sobresaliente: sinceridad, creencia y convicción en lo que se cuenta. En tal cometido, las profesoras y profesores principalmente de educación inicial y primaria, han de incluso saber soltarse a bailar, danzar, recitar; y hacer la performance de teatro que sea necesaria pues es el teatro aquello que colinda y se complementa con el arte de narrar.

Todas las voces juntas siguiendo el guión de los textos

5. Nada
nos urge

Sin embargo, es necesario advertir que en la narración de cuentos más que la espectacularidad de ademanes y expresiones; más que el dramatismo de los ojos, rostros y manos; lo que interesa y rige es la conexión directa e intensa que podemos establecer con el ser interior o el alma del niño.
Es esa sintonía profunda que se establece al estar convencidos de compartir juntos algo único, maravilloso y trascendente. Y de un valor insustituible para la vida. Es el convencimiento de que somos cómplices de estar compartiendo un secreto que nos hace socios, amigos e implicados para siempre en este y otros asuntos.
Por eso, narremos con todo lo que somos, no solo con nuestros gestos, rostro y cuerpo, sino con toda nuestra alma, poniendo en la balanza todo nuestro destino y suerte, y que me deparan los hados de aquí para adelante; así como con toda la cultura y la vocación de maestros y de padres de la vida, y de que somos capaces sentirnos poseedores.
Para narrar cuentos, se recomienda hacerlo sentados en el suelo para estar a la misma altura de los niños, de tal modo que ellos puedan perder la mirada en el horizonte. Y a fin de que se pudieran imaginar sucesos y personajes en el telón más lejano posible, y para dar la sensación de que nos afincamos en el mundo, y que nada nos urge; que no estamos de paso, ni tampoco es cierto que sólo se trata de un breve momento que estaremos compartiendo con ellos.

Unida la voz a la imagen y en el regazo materno

6. Ser
solidarios

Si es una sesión especialmente señalada para esta performance, que la vestimenta sea de lo más sencilla, que pase casi desapercibida: un vestido austero y el cabello suelto, porque el ser mismo del narrador apenas debe ser una intermediación, una ventana transparente hacia otros contenidos, dimensiones y realidades.
Asimismo, al narrar cuentos es importante que algunos estribillos e imágenes se canten, se entonen con cierta melodía, ritmo, compás o tonada. En algunos casos se puede silbar, hacer percusión, tamborilear; llevar o improvisar instrumentos, máscaras o representaciones diversas, si es que las circunstancias lo exigen o lo permiten.
Todo ello para alcanzar la alegría y la adhesión del niño, es que los maestros tenemos que ser personas desenvueltas, de ninguna manera tímidas o cohibidas; por lo menos no debemos serlo ante los niños a quienes conducimos, ante quienes tenemos que ser vivaces, imaginativos y hasta sorprendentes; capaces de extasiar, hacerlos delirar, para concluir en ser solidarios.
Lástima que esto no se enseñe ni practique en los Institutos Pedagógicos, ni en las Facultades de Educación de las Universidades, pero es lo que se debería conocer y dominar por propia iniciativa un aspirante a trabajar con niños y jóvenes, porque es aquello que quienes tienen esos desempeños lo van a necesitar cuando estén frente a los niños y jóvenes.

Fascinadas(os) con la palabra y en un espacio mágico

7. En pleno
vuelo

De allí que un grupo de niños con sus profesores tienen que hacer clases enormemente recreativas, en donde las reuniones tienen que ser una fiesta, un estallido de alegría donde cabe tener momentos de esplendor.
Por eso es recomendable que antes de estas sesiones niños y maestro hagan deporte y ejercicios de aligeramiento de músculos, antes del ingreso a clases; y que los maestros siempre sean jóvenes, aunque no necesariamente de edad, sí de espíritu.
Los estudiantes de educación tienen que prepararse y perfeccionarse en narrar cuentos: tiene que haber cursos y clases prácticas completas y centrales, perennes y arduas en la enseñanza que supone la recreación de la literatura oral y escrita.
Quienes se forman para ser maestros debieran tener, en este aspecto, las mismas exigencias que tiene los estudiantes de una Escuela de Arte Dramático, quienes tienen que adiestrarse y perfeccionarse en lo que significa dominar su voz y desenvolverse en una actuación básica y decisiva.
Que en el caso de los profesores esto es ser animadores de ese proceso sublime que es la educación de los niños, aves en el aire o en pleno vuelo, a los cuales hay que proyectar en la capacidad de abarcar aún más extensamente el mundo y realizar el destino ojalá que siempre espléndido que cabe anhelar se cumpla para ellos en esta vida y en la vastedad de la tierra.


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El arte de escuchar, unido al arte de narrar en el descanso,
de los Bomberos del Perú

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