20 DE ABRIL
DÍA DE PACO YUNQUE
EL
ÚLTIMO
EN LLORAR
1. Rosa
de los vientos
El
cuento Paco Yunque lo escribió César Vallejo en el mes de abril del año 1931,
cuando radicaba en la ciudad de Madrid. Y lo alcanzó a concluir, motivado por
el pedido que le hiciera la casa editorial Cenit de un cuento para niños.
Sin
embargo, luego que cumpliera en darle forma definitiva y presentarlo a la
editorial, esta lo rechazó por ser “demasiado triste”, según el testimonio que
lo dejara escrito Georgette de Vallejo.
Y,
ciertamente, es un doloroso mural de la injusticia social que contamina,
corrompe y agrede incluso a nuestros niños y se traslada hasta el aula de
clases, como diciéndonos que este es un tema ante el cual sucumbe hasta la
misma escuela.
No se
dice en él en qué centro educativo ocurren estos hechos. No se sitúa en ningún
lugar o región. No es sierra, ni es selva, ni es costa. Queriéndonos expresar
con ello que acontece en todas partes, épocas, lugares y direcciones de la rosa
de los vientos.
2. Son
las víctimas
Se
perpetra en diversidad de sitios, climas y latitudes. Aquí en el Perú como en
otros lugares del mundo. Más aún en los países que ostentan o se ufanan de ser
ricos en donde son más lacerantes estos prejuicios y conflictos.
Y esto
es así al punto que hasta no hace mucho la segregación racial era ley en un
país llamado y reconocido como desarrollado; y todavía muchos años después a la
fecha en que el cuento Paco Yunque se escribiera.
Respecto
al cual hay que reconocer también que no solo es triste, sino que es una
denuncia frontal del modelo y sistema imperante. Y deja expuesta la vergüenza y
humillación que significa mantener diferencias de clases sociales que en este
caso resultan tan ominosas y radicales.
Que
dividen a la población en nuestros países, a tal punto que dichas desigualdades
se proyectan a los niños quienes resultan siendo las víctimas más sensibles. E
invade, como decíamos, ámbitos que debieran estar libres de estas diferencias ignominiosas,
pero que no lo están, ni siquiera en las aulas.
3. Y que
sea cierto
Siendo
así, Paco Yunque es metáfora y látigo en la mano para mantenernos despiertos,
desvelados y en vigilia. Conscientes de que hay muchos casos de personas y
grupos sociales que ya tienen incrustado en su pecho, o en su espalda, el puñal
de la discriminación; e hiriendo sus entrañas el veneno de la exclusión.
Perspectiva
en la cual Paco Yunque no solo es el personaje infantil de la literatura que ha
pasado a formar parte de nuestra escena cultural, sino que, rebasando el ámbito
de un cuento, su imagen constituye ya un símbolo de la infancia desvalida, con
un perfil nítido y punzante, producto de la pluma literaria de un autor de
extraordinaria significación como es César Vallejo
Imagen
y contenido que se lo siente como un espejo de nosotros mismos, que nos desafía
a mirarnos y a reconocernos por entero en él; y con ello el rostro antes oculto
de lo que somos y tenemos de defectos, taras y descarríos, como lacerantes
aberraciones.
Sin embargo, el principal
problema de un cuento como es Paco Yunque es su verosimilitud, el creer que lo
que allí se narra haya podido ocurrir, y que sea cierto. Para dilucidar a este
respecto, quisiera referir lo siguiente:
4.
No entraban
al
aula
José Luis Ayala, poeta nacido
en Puno, me invitó en febrero de este año, 2020, a comentar su libro “Vallejo y
los escritores puneños”; y que junto con otros ponentes presentamos en la Casa
Museo José Carlos Mariátegui de Lima. En dicha ocasión intervino igualmente como
disertante, el ingeniero Víctor Raúl Ortiz Pilco, compañero de estudios en la
escuela primaria de José Luis, en Puno; quien en su intervención acotó algo que
me impresionó mucho, diciendo más o menos lo siguiente:
– “Una gran parte de los aquí
presentes han estudiado en Puno, porque veo aquí a varios compañeros míos.
Entonces recordarán que a la escuela iban tres clases de estudiantes: 1) Los
hijos de los hacendados. 2. Los niños del pueblo, de clase media, y 3. Los
hijos de los campesinos, que venían de los caseríos aledaños”.
Y prosiguió:
– “Y una característica que
recordarán es que los hijos de los hacendados asistían con su ponguito, que era
un niño sirviente que no entraba al aula, que se quedaba afuera a esperar a sus
patrón en el patio de la escuela, con su ponchito, sus ojotas y su pantalón a
media canilla”.
5.
El último
en
llorar
Al terminar la ceremonia,
cuando se departía ya en los ruedos que se forman al final de la presentación
de un libro, pregunté algo que motivó muchos comentarios; que se hicieron encendidos,
animosos y algunos salpicados de exclamaciones y de risas, en el grupo allí
reunido. La pregunta que hice fue:
– ¿Y qué más recuerdan de los
ponguitos en el patio de la escuela?
Resumo algunas atingencias
que se hicieron: Recordaban que el niño ponguito caminaba siempre detrás de su
patrón, era el niño hijo del hacendado, cargándole su maletín; y quien tenía que
cuidar que ninguna de las prendas del niño hacendado se perdiese.
Recordaban que si alguien
retaba al niño hacendado quien tenía que pelear era el ponguito.
Recordaban que en el recreo se
divertían pegándoles a los niños ponguitos en el patio de la escuela, dándole
patadas y puñetes en una especie de concurso, celebrando que quien resistía más
golpes, y era el último en llorar, ese era el valiente.
6.
Seres
humanos
En el ruedo uno de ellos nos contó
una escena que los demás asintieron. Cuál es, que un día había tres ponguitos
en el patio y dijeron: vamos a pegarles, y a ver quién resiste más golpes. Cada
uno en fila les daba una patada por el cuerpo y un puñete en la cara.
– ¡Y se los dábamos de alma!
Los profesores no decían nada. Para ellos era una rutina natural que se le
pegue, era una diversión consentida. Y el niño que era su patrón era el primero
y el que más se divertía. Pero un día escuchamos que alguien dijo:
– ¡Ya no les peguen!
– ¡Por qué, si es un pongo!
–Contestó otro–. ¿Y tú quién eres para oponerte?
– ¡A ningún ser humano se los
puede tratar así! –Replicó el que había protestado, que fue la única vez que yo
escuché una defensa y de parte de un niño que luego desapareció.
Pero alguien le contestó
antes:
– Ellos no son seres humanos.
Son pongos, peor que perros.
7.
Sentido
trascendente
Con Paco Yunque pasa lo
mismo, parece increíble e inverosímil, pero la situación en la realidad es
peor. Por eso, es importante leer dicho cuento no solo para reflexionar, sino
para sensibilizarnos ante las injusticias. Y porque es un problema que subsiste,
si no: ¿qué son los niños de la calle en las grandes ciudades, y que miramos como
algo natural y con indiferencia? ¿Y qué son los niños que cantan en los
ómnibus? ¿Y qué son los niños que mendigan aquí y allá?
Pero, ¡por supuesto! que tenía
razón aquel editor español que rechazó el cuento Paco Yunque, al señalar que
era un cuento “demasiado triste”. Lo que de repente no sabía es que esa
realidad existe, es presente y palmaria en países como el nuestro.
Como también de repente no
era consciente que fueron ellos, los españoles, quienes nos trajeron la miseria
al invadir el Perú y destruir el imperio de los Incas, sometiendo a los
habitantes de estos lugares, haciéndolos pongos, implantando una política de
explotación y exterminio, y de esclavitud despiadada de la raza indígena.
Paco Yunque es un cuento para
sublevarnos ante la injusticia, y hacernos conscientes que debemos cambiar las
estructuras de cómo está organizado el mundo, que es donde radica su fin y
sentido trascendente.
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575
Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
Muchas gracias por el dato,el que me enseño la profundidad de vallejo fue el Dr.leopoldo chiappo galli cuando un dia lo escuche en una conferencia parafrasear un poema de vallejo muy profundo... y cuando estaremos todos en una mañana pajarina desayunados todos y al Dr. Edgardo de habich en su libro El monstruo sagrado otro poema del vate que mas o menos dice ...Y quien no se a llamado abril o cualquier cosa.gracias
ResponderEliminar