domingo, 26 de abril de 2020

26 de abril. Día del Bombardeo de Guernica. / Himno de solidaridad.


DÍA DEL BOMBARDEO DE GUERNICA

HIMNO
DE
SOLIDARIDAD

Danilo Sánchez Lihón

Cuadro: Guernica, de Pablo Picasso

1. Bajo
los escombros

Un día como hoy, 26 de abril del año 1937, Guernica la capital histórica de la región vasca, situada al norte de España, hacia ambas vertientes de los Pirineos Occidentales, era bombardeada por la División Cóndor de la Fuerza Aérea Alemana.
También en esa acción intervinieron cazas y bombarderos de la Fuerza Aérea Italiana, dominada por el fascismo de Benito Mussolini, en el contexto de la Guerra Civil Española.
Las investigaciones históricas se inclinan a creer que dicha iniciativa los alemanes la tomaron por su propia cuenta involucrando a la aviación de El Duce. Y sin tomar en cuenta ni siquiera a su aliado español, Francisco Franco ni a su comando de guerra, lo que aumenta la infamia y la vergüenza de este genocidio.
Guernica en esos momentos tenía cinco mil habitantes, principalmente mujeres, niños y ancianos; y no era un fuerte militar, al punto que no hubo ninguna resistencia al ataque que fue de una crueldad absoluta.
No se disparó una sola bala de fuego antiaéreo ante oleadas sucesivas de cazas y aviones que destruyeron edificios y masacraron ametrallando a la población civil.


Humanidad doliente

2. Poner
a prueba

Su fin no fue estrictamente militar sino más bien psicológico: el de causar miedo, terror y espanto de todo lo que podían hacer quienes tenían el poder de las armas, sin que valgan los más mínimos principios humanos ni mucho menos consideraciones morales.
Quedaron sepultados bajo los escombros la quinta parte de la población; el 70% de los edificios fueron totalmente destruidos y un 20% quedó gravemente dañado.
Fue un ataque perpetrado hacia una población civil inerme. Y un acto de la peor vileza de parte de los agresores, y que lo ostentaron incluso deportivamente:
El informe del comandante alemán, el teniente coronel Wólfram von Richthofen, responsable de esta operación se resume en estas palabras:
“Guernica ha sido literalmente arrasada… un completo éxito técnico de nuestras bombas de 250 kilos…”.
Y el mariscal alemán Hermann Goering, en el juicio de Nuremberg declaró:
“…fue una oportunidad de poner a prueba mi joven fuerza aérea, así como para que mis hombres adquirieran experiencia”.


Guernica después del bombardeo

3. Clamor
que se encarna

¿No produce espanto este cinismo? Pero no nos ocupemos de los infames. Lo que interesa es saber cuál es el antídoto ante estos males. Cuál la sensibilidad humana mínima, natural y sencilla. Y ella es la siguiente:
Que se la asume, esta sí, con auténtico y genuino heroísmo; la de César Vallejo, y cuál es: el compromiso con el bien. El defender y ser voluntarios de la vida, el de apelar a la conciencia de la historia humana. ¿Cómo? Registrando nuestro grito de horror, de clamor o aullido de ser humano verdadero, como es el himno, las sagradas escrituras y el evangelio Vallejo, expuesto y cantado en el poemario España, aparta de mí este cáliz.
Donde César Vallejo se arrojó en cuerpo y alma al heroísmo de quienes luchaban por la dignidad y los ideales que, aunque aparentemente derrotados de momento, son inmarcesibles en el tiempo y hacia la eternidad.
En oposición a la bestialidad y a la muerte, modulando el testamento humano más conmovedor de rechazo y protesta ante las fuerzas ciegas de la muerte, ante la iniquidad y la ignominia, clamor que se encarna en el conjunto de quince poemas que integran el libro redentor, como es España, aparta de mí este cáliz.


César Vallejo; Himno de solidaridad. Pintura de Eladio Ruiz

4. El ejemplo
de su vida

Que lo hizo por solidaridad honda, responsable y comprometida; a tal punto que él mismo murió en la hoguera de dicha causa. Y fue al entrar a un estado febril de consunción que le produjo tal agotamiento que hizo que rebrotara en su cuerpo consumido un antiguo virus de una enfermedad que padeció en su infancia, cual fue: el paludismo.
Vallejo se identificó tanto con este conflicto que no ocurría ni siquiera a su alrededor, sino a miles de kilómetros de distancia. En un país que durante siglos agredió al suyo, destruyendo el orden social con el cual él se sentía ligado, como era el Tahuantinsuyo, aplicando una política de saqueo y usurpación sistemática.
Hechos se constatan en los registros sucesivos de naves que partían desde el puerto del Callao rumbo a puertos españoles llevando ingentes riquezas en oro, plata y otras especies.
Por eso, lo opuesto a ese salvajismo es ¡ser hermanos! ¡Esa es la clave! militando en un voluntariado a favor de la vida, y no tanto para tener bienes, riqueza material, ni una posición económica; ni optar por un puesto, ni obtener convenientes réditos intelectuales, ni para detentar cargos bien remunerados, como es el ejemplo de su vida siempre.


Se embebió de los valores del mundo andino

5. El grito
y la imagen

Pero, ¿de dónde absorbió César Vallejo valores, como la solidaridad, que resultan aun siendo contenidos extraños para culturas aparentemente civilizadas, como ostentan ser, por ejemplo, los países europeos.
Se embebió de ellos en el mundo andino, cuando convivió con labriegos y campesinos de su tierra natal, Santiago de Chuco.
Porque hay un símbolo que representa lo que venimos diciendo, y que es central y sobresale dentro del poemario España, aparta de mí este cáliz, y cuál es: el voluntario.
– ¡Vivan los voluntarios!
Es la proclama de César Vallejo en aquel Evangelio de la Solidaridad Humana que es España, aparta de mí este cáliz.
Y que es también el grito y la imagen que guardo cuando desde el Puesto de la Policía embarcaban a los conscriptos en camiones del ejército en los días de leva, estremecedores de mi pueblo, Santiago de Chuco, tierra del poeta César Vallejo.


Vestigios del Tahuantinsuyo

6. Voluntarios
a la patria

Por eso, es probable que en el momento de escribir su «Himno a los voluntarios de la República» hayan estado esas mismas imágenes de su tierra en los tímpanos de sus oídos, en las retinas de sus ojos y en el fondo del corazón de César Vallejo.
Porque allí se sabe vivencialmente lo que es ser un voluntario: un ser que libremente asume una causa por convicción y voluntad sacrosanta en defensa de lo noble y socialmente auténtico.
Con solidaridad y hasta con martirio absolutos, porque se dejan amores y quereres, se dejan razones y sinrazones, que frecuentemente son las más poderosas para aferrarse a algo o a alguien. O simplemente a la vida.
Y se lo hace por querer cruzar lanzas, sables y espadas con el destino cruel, y contra el mal pernicioso que a ratos se enseñorea sobre la faz de la tierra.
Porque esos muchachos, los voluntarios a la patria que indudablemente él contempló de niño, dejaban su tierra para siempre por defender una ilusión y hasta una entelequia.


Voluntarios por la vida

7. Afirmar
el bien

Porque era una ilusión su regreso. En verdad, ¡ya no regresan nunca! Es como si la tierra y el mundo los devoraran, por eso sus seres queridos que se quedan y los despiden los lloran a gritos. Peor aún que a los que yacen muertos y se los vela.
Tal cual ocurría con los voluntarios de la República Española que dejaban atrás país, familia y la vida cotidiana. Esta que no siempre apreciamos, pero que cuando la perdemos, o la dejamos, nos duele tanto. Porque se arrojarse a la guerra es el aniquilamiento mutuo.
Voluntarios de todo el mundo pelearon en la España ensangrentada, que tendieron un cerco de hierro inexpugnable en Madrid. 40,000 hombres venidos de todas partes del mundo que defendieron cada milímetro de tierra con su vida. Y que finalmente sucumbieron, pero dejando la vida ante los bombardeos sistemáticos, implacables y abominables de las hordas de la División Cóndor de la aviación nazi.
Por eso, si el ataque a Guernica es símbolo de la infamia, el voluntario en la defensa de la vida es su opuesto dialéctico, y que César Vallejo exalta. Es decir, quienes entregaban su vida por solidaridad, por una concepción ética y humana de la vida, por querer afirmar el bien y hacer retroceder el oscurantismo y a la muerte.




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