28 DE ABRIL
DÍA DE LA SEGURIDAD
Y SALUD EN EL
TRABAJO
BAÑOS
LIMPIOS,
HUERTOS
Y
JARDINES
Danilo Sánchez
Lihón
La escuela de César Vallejo, salida por las calles
de Santiago de Chuco
cuyo principio y
fin
llevo grabados
César Vallejo
La pandemia del
coronavirus en el Perú
ha causado millares de muertes. ¿En qué
debemos corregirnos y cambiar? En normas
mínimas de higiene y de
salud.
En el Inide: Abelardo Oquendo, Franclin Pease, el suscrito,
Antonio Cornejo Polar y Jorge Capella
1.
diversas
tendencias
Era un acontecimiento extraordinario. Se había nombrado ya a un nuevo
Director General del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo de la
Educación, INIDE,
Esta era una institución constituida de no menos de 500 trabajadores,
creada el año 1972 para impulsar el proceso de la Reforma de la Educación
Peruana, que puso en marcha el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada del
Perú. Consecuentemente, era un organismo constituido por “cerebros” que
avizoraban la visión y trazaban el plan estratégico y definían los objetivos de
los diversos niveles, áreas y especialidades de la educación en el Perú.
En ella se investigaba sobre diversos y complejos aspectos de la
realidad educativa, se capacitaba maestros y se elaboraba material didáctico
con propuestas innovadoras. Se acopiaba, procesaba y difundía la información
más relevante sobre educación en el mundo contemporáneo.
Sin embargo, la política en sus diversas tendencias y la ideologización
del personal académico, administrativo y técnico era extrema. Ya no era educación
la que en ella se practicaba y ejercía sino política, y de las más enquistadas
en el acontecer nacional.
2.
Como
cabía
esperar
Cada partido político y agrupación de las que existen en el ámbito
nacional tenía su enclave en dicha institución.
Por eso, las discusiones no dejaban de ser acaloradas y enconadas en
donde las rectificaciones a esta o a la otra corriente o postura de pensamiento
o escuela pedagógica constituían el orden del día.
Se disentía con ardor acerca de conceptos y hasta de la pertinencia de
uno y otro vocablo para definir un aspecto o proceso de la realidad.
Se clasificaba y catalogaba a los seres humanos con rótulos de apristas,
comunistas, acciopopulistas, demócratas cristianos y extremistas.
Por eso, aquella mañana se esperaba que la nueva Dirección General de la
institución que había sido removida, se presentara y fuera en sus
planteamientos lo más brillante de la inteligencia puesta al servicio no de la
educación peruana en ese momento sino de la política local, nacional e
internacional.
Como cabía esperar, el nuevo director habría de tener una posición
coherente, una trayectoria incuestionable y un compromiso político correcto que
satisficiera a cada agrupación presente y en plena ebullición.
3.
Hizo uso
de
la palabra
Solo en segundo orden interesaban los planteamientos pedagógicos que
cabía alentar en los nuevos tiempos y a fin de afrontar los retos del presente
y del futuro en torno no solo a uno sino a todos los asuntos concernientes al
quehacer educativo vigente.
En los últimos días a nivel de gobierno central habían ocurrido cambios
sorpresivos producto de un terremoto político que sacudió toda la estructura
del Estado, hecho que generaba aún mayor atención, alerta y hasta suspicacia.
El día lunes se anunció en una concentración de trabajadores en la
explanada más amplia del local institucional, que ese día se haría presente el
nuevo Director General con su nueva planta jerárquica constituida por su equipo
de flamantes directores de los órganos de línea.
La curiosidad era enorme. Felizmente, a la hora en punto anunciada, con
exactitud poco acostumbrada, se hicieron presentes las nuevas autoridades. Y apareció
el recién nombrado Director General. Era un hombre delgado, pulcro, con una
sonrisa atenta y ojos chispeantes detrás de unos gruesos lentes de vidrio
blanco. Leída la Resolución de su nombramiento y luego del protocolo de su
presentación el nuevo Director General hizo uso de la palabra. Hubo un
movimiento como de un oleaje gigantesco entre los que estábamos allí presentes.
En el Inide. Con Martha Fenández y Luis Alberto Sánchez
4.
Los más
vistosos
–
“Queridos y muy estimados trabajadores del INIDE. –Dijo–. ¡Sé de su valía! y
vengo a unirme a ustedes para poner mi contribución ayudando a elevar la
calidad de la educación en nuestro país. Quiero decirles en primer lugar que mi
despacho siempre estará abierto a todo aquel que tenga una inquietud, un
proyecto, un problema, o un asunto por resolver.
“Ayer
domingo y anteayer sábado ya he estado trabajando en mi nueva oficina en éste
nuestro local, a fin de conocerlo mientras ustedes permanecían en sus casas en
el descanso del fin de semana que con toda justicia y toda razón se merecen.
“Hay
dos aspectos que me han llamado la atención en esta sede que es de ustedes, y
ahora también la siento mía. En primer término, quiero decirles con sinceridad:
me ha dolido la asquerosidad de los servicios higiénicos.
“No
es concebible en una institución de maestros y para maestros el estado
deplorable y calamitoso de los servicios higiénicos, sin agua, sin luz, con
desperdicios malolientes, inundado de charcos que no se limpian, así que he
dispuesto su remodelación total y tendremos de los más vistosos, modernos,
acicalados e impecables servicios higiénicos, con un personal permanente
encargado de su limpieza. Y abierto a todo visitante. Y les confieso que esto
es lo que más me duele que sea así en casi todas las escuelas y colegios de mi
país, a cargo de maestros.
5.
Como
se
merecen
“Porque,
¿qué enseñamos si los baños y servicios higiénicos son inmundicias? ¿Qué
belleza si los muros son pintas y mugre indigno? ¿Qué educación si las puertas
y entradas son aguas estancadas, insanas y fétidas, y sus rincones son
basurales?
“Por
eso vamos a empezar entonces con tres asuntos que me parecen de la mayor
importancia:
“Uno.
Mejorar y mantener limpios los servicios higiénicos, porque no es posible que
estén en las condiciones en que están. Vamos a comprar y poner espejos en cada
uno de ellos, y toallas. Y cuidar para que siempre estén limpios. Vamos a poner
jabones y el papel higiénico que ustedes, como los maestros que nos visitan
tienen que tener a la mano.”
“En segundo lugar, me han sorprendido las
paredes del interior y exterior de los ambientes que están lastimosamente
sucias, por lo que vamos a pintarlas de colores armoniosos.
“Y,
en tercer término, me apena el amplio espacio exterior lleno de polvo, de
hierba y de tierra sin cultivar y en donde vamos a hacer jardines para
llenarlos de árboles y plantas que nos prodiguen sus flores.
6.
Gusto
y honor
Y prosiguió:
“Vamos
a pintar el exterior de los pabellones y el interior de las oficinas con
colores primorosos y cuidar su permanente conservación y estado de limpieza.
“En
los espacios vacíos, donde no hay construcción ni cemento sembrado, y en donde
ahora hay polvo, vamos a aprovecharlo haciendo huertos y jardines para
beneficio de ustedes mismos. Ya he dispuesto para que su cuidado sea atribuido
a cada unidad orgánica de la institución cercana a dichos campos.
“Y
vamos a formar un coro de trabajadores, tanto de aquellos que cumplen labores
académicas como de quienes desempeñan labores administrativas.
“Para
ello he pedido la colaboración de un hombre entendido en esta materia como es
el profesor Manuel Cuadros Bar, a quien he invitado, y está aquí presente. A él
tengo el gusto y el honor de presentarlo ante ustedes esta mañana.”
Luego siguió dando orientaciones, normas, indicaciones y detalles sobre
cada uno de esos tres puntos de su discurso inaugural.
7.
Su nivel
más
alto
Enseñó a cómo usar un lavatorio, un urinario y un excusado. Enseñó a
cómo lavarse las manos después de cada acto que se llevara a cabo en los
servicios higiénicos. Es decir, nos enseñó primero a ser limpios.
La mayoría de especialistas y expertos en teoría política, en planes y
programas de gobierno, en reformas del currículo y de la educación que
esperaban un discurso ideológico, doctrinario y conceptual sobresaliente, y que
tenían sus baterías listas y cargadas, como sus argumentos para oponerse, se
miraban a los ojos anonadados, atónitos y sin tener nada qué decir.
Y, sobre todo, los slogans, consignas y estribillos no cabían ni tenían
lugar, como tampoco los discursos preparados con resultados de diagnósticos de
la realidad y lleno de planteamientos arduos y complejos, como que no tenían
aquí asidero. Y los más teníamos la boca abierta.
Uno de los dirigentes de un partido político que estaba cerca le escuché
decir:
– Este hombre está loco. Ho ha hablado nada de educación. Ni de las
nuevas corrientes pedagógicas.
Aquel flamante Director General no era un maestro de profesión. Tampoco
era un profesional de las humanidades, ni de las artes. Era un militar del Arma
de Ingeniería del Ejército del Perú: el General de División, cuzqueño de
nacimiento, don Marco Fernández Baca y en cuyo período de gobierno la
institución floreció hasta encontrar su nivel más alto en servicio a la
educación nacional.
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