7 DE ABRIL
EL LATIR DE LA VIDA
LEÑA,
PUQUIAL
Y FOGÓN
Danilo Sánchez Lihón
Fogón. Pintura de Enrique Alejandro Muñante
1. Parte
viva
Se han elevado
tanto las llamas en la hoguera de la cocina que la leña ha empezado a
transpirar hacia el extremo opuesto de la punta que arde, rezumando en el corte
que hizo el hacha unas gotitas de agua obstinada y cristalina, que afloran de
la entraña ruda y seca de las fibras compactas y tupidas de la madera trenzadas
a lo largo de su cuerpo.
Pero, ¿qué prodigio
es este? ¿cómo es que han permanecido calladas e impolutas durante tantos meses
bajo el sol del estío en lo que parece duro y extenuado? Estas gotas purísimas
sin duda, han estado antes en alguna nube y luego han bajado al fondo más
intrincado de una cañada para subir, hechas savia, por dentro del tronco sonoro
del árbol del cual esta raja de leña formara parte viva.
2. El nido
siempre es tibio
Quizá antes incluso
cayeron en el follaje, viendo cerca a uno y otro nido con pajarillos dentro,
aparentemente ateridos. ¡Pero no! ¡Frío sería el paisaje!
Pero el nido
siempre es cálido y desde ahí se mira protegidos el cataclismo y la
conflagración exterior que en los días de invierno los elementos en pugna
desatan, con la tempestad que asola y que arrecia.
Para luego esas
gotas de lluvia deslizarse por la corteza del tronco para después caer a tierra,
tocar las raíces del árbol y luego ser absorbidas y subir por dentro, por el
tallo rumoroso.
3. Bajo
el alero
Para allí
permanecer quietas, extasiadas y gozosas ¡en no sé qué vida placentera!
Y pese a que el
árbol ya haya sido derribado, ellas cobijarse allí encantadas, como lágrimas
fieles e irrenunciables entre los abrojos y escombros de las fibras
entretejidas.
Para estar como las
avecillas amparadas en el nido que vieron cuando el árbol aún estaba vivo.
Y luego ser
pacientes e imperturbables en algún recodo velado de la leña, aparentemente
seca, añosa y arrugada bajo el alero de la casa.
4. El mar
incognoscible
¡Y es que así es
también la vida! Dentro de lo que acaba aún hay nidos escondidos, palpitaciones
y honda existencia.
Porque ¡nadie
podría presentir que en la leña reseca estuviese guardado este collar de perlas
palpitantes y espléndidas.
Y que ahora se
deslizan y se precipitan a morir en el mar incognoscible de las cenizas, hace
unos instantes vibrantes; y que ahora yacen hacia el fondo y atrás,
¡irremediablemente muertas!
¿Será cierto? ¡No!
¡Es posible que en la ceniza aún estén vivas!
en un castillo
Porque, lo que no
sé es cómo podía existir este manantial cristalino entre las fibras añosas de
esta madera retorcida.
Además, expuesto
tanto tiempo al sol de la mañana, del mediodía implacable y de la tarde cruda,
en el castillo de leña erigido en el corredor del patio, lugar aparentemente
inerte e ignoto, entre tanta oscuridad que debe haber allí dentro de la madera
apretada, y debajo de tanta red y sed que lo aprisionan.
Porque allí ha
permanecido la leña, armada en un castillo, donde se han cruzado las rajas en
uno y otro sentido, a fin de que no solo el sol sino el aire penetre entre y
leña, y la seque eliminando toda el agua que tienen.
6. ¿Serán
duendes?
Ahora son tantas
las gotitas que se escurren y desaparecen, cual llanto indefenso de alguien que
quiere esconderse, entre las brasas.
¿O serán duendes o
serafines? ¿O serán hadas o endriagos? ¿O serán almas en pena?
Mientras la
fragancia de la leche que está por hervir en el fogón, inflamado de llamas
vivas, se hace oblonga.
Y se confunde tanto
al olor de la leña que no cesa de destilar sus lágrimas, como la leche pugna
por desbordarse y unirse juntas en un solo destino, cuál es el morir.
7. Fondo
ignoto
Hay ¡cuánta
maravilla y milagro en el hecho simple, pero a la vez lleno de sortilegio, de
avivar el fogón con rajas de leña seca que guardan dentro de sí un puquial
escondido! ¡Y nosotros asombrados de tal portento!
Y en hervir la
leche que contiene lo mejor de los campos, las fuentes y del cielo estrellado.
Y de cómo ello está en lo más recóndito incluso de una raja de leña que arde en
el fogón.
Que es participar
en el misterio de todo lo creado, que se da aparentemente abierto y palmario.
Pero en el fondo ignoto, secreto e inescrutable, como es este universo y, sobre
todo, ¡la vida!
Fotos 3, 4, 5, 6 y 8
Foto 2
Danilo Sánchez Lihón
Foto 7
Daniel Egúsquiza
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