15 DE MAYO
DÍA
INTERNACIONAL DE LA FAMILIA
LA FLOR
DEL
CARIÑO
Muchacha con turbante. Vermmer
1. Nunca
lo dijo
– Pero lo que más me
duele y me va a matar es que nunca supe decirle cuánto lo quería.
– Y, ¿lo amaba de
verdad?
– ¡Infinitamente!
– A él saberlo lo
hubiera hecho desistir de lo que hizo.
– ¡Sí, ay, Dios mío!
– ¡Pero ahora él no
puede oírla!
– ¡No!
– ¿Pero es un amor de
antes y también actual?
– De siempre. Tanto que
ahora encuentro que la vida sin él no tiene ningún sentido.
– Pero nunca pudo
decirlo.
– No. Al contrario.
Siempre traté de hacerle sentir y creer que su vida no me importaba, que me era
indiferente; y que hasta era un fastidio para mí.
2. Pero,
deje de llorar
– ¿Así? ¿Tanto?
– Sí. Y permanentemente
lo estaba criticando por minucias.
– ¿Cómo qué?
– Formalidades, verdaderas
tonterías; por cosas que hasta tienen gracia pero que yo era implacable en
corregirlas.
– ¿Por ejemplo?
– Su manera arrebatada,
y atolondrada de comer, que si ahora lo recuerdo es lo que más me hace llorar.
– ¿Así?
– El que dejara sus
cosas por aquí y por allá, cuando llegaba de la calle.
– Pero, deje de llorar
señora; que eso le hace daño.
– Mire, ya ha pasado un
año y siento cada día más que mi vida no tiene sentido sin él. Y siento horror
a cualquier momento de alegría. Y aún peor de pensar en la felicidad.
3. Por más
que lo llore
– ¡Pero tiene que
vivir!
– No quiero vivir. Sin
su presencia ya nada vale para mí.
– ¿Pero eso no lo sabía
antes, cuando él estaba vivo?
– No. No me daba
cuenta. Creía, en verdad, que nunca me iba a hacer falta, que nunca se iba a
ir, o desaparecer, que él siempre iba a estar aquí.
– Creemos que todo está
asegurado.
– Y por eso era dura y
hasta cruel.
– A veces por
asegurarlos más en la vida.
– Y ahora por más que
lo llore no voy a poderlo hacer volver. Pero, daría la vida porque él esté
aquí.
Y es ahí dónde está el
problema. Por eso, hagamos expresivo el cariño, que inunde nuestras vidas. ¡Debemos
demostrar que nos amamos!
Y esto debe ser así en
muchos aspectos de la vida y en muchos órdenes de cosas.
4. Saber
perdonar
Porque esperamos que
alguien se aleje, y hasta desaparezca físicamente, para recién ofrendarle un
reconocimiento, que resulta tardío y ya inútil.
Aplazamos para después,
cuando ya han partido, entregarles la flor del cariño y del reconocimiento, que
ya muy tarde comprendemos que se merecen.
Y esta situación,
lamentablemente, ocurre más con los seres cercanos e íntimos; hasta entrañables
en nuestras vidas, y que son aquellos que más amamos.
Eso acontece con
aquellos que son centrales en nuestros afectos y sentimientos; y pertenecientes
a nuestro mundo básico.
Incluso, hay que
sabernos perdonar, comprendiendo que el amor es también la ternura y comprensión
que podemos tener por los defectos de los otros.
5. Y
es eso
Sin embargo, incurrimos
en lo contrario. Cuando aquella persona está a nuestro lado la desconocemos y
tratamos mal.
Y hasta pareciera que
ignoramos todo mérito y valía que esa persona puede tener, sea un hijo, un
esposo o un hermano.
Y basta que se aleje
para que recién se nos haga evidente su valor casi sagrado.
Pero en la vida
cotidiana nunca le dimos una sola muestra de afecto.
Y esto se hace funesto
cuando de un momento a otro aquellas personas se esfuman para siempre.
Recién sentimos
entonces la falta y el significado inmenso, hasta lo inabarcable e infinito,
que tenía su presencia para nosotros.
Y es eso lo que nos
crea desasosiego, amargura e infelicidad.
Entonces, recién les
llevamos ramilletes de flores a los cementerios estupefactos.
6. Aunque
sean
Recién nos sentimos
repentinamente en deuda y culpables de no haber sido sinceros en nuestra estima
y relación.
Y les atiborramos de
arreglos florales en la sala cuando se velan. O cuando son enterrados en el
camposanto.
Y permanecemos de pie
hasta el anochecer incluso afuera de los muros en el cementerio, sin que
respondan a nuestros ruegos.
Y les hacemos homenajes
y oblaciones que queremos que sean magníficos. Y que resultan más conmovedores
aún en nuestro recuerdo atribulado.
Pero, estas
manifestaciones jamás dejarán de ser flores de ausencia y desolación.
Aunque sean ramilletes
de colores alborozados y estallantes; aunque estén enjugados con las lágrimas
más fervientes de cariño y devoción.
Serán para siempre
dones y ofrendas, pero atravesados de gimiente nostalgia y hasta desesperación.
7. En
vida
No son estos nunca más
los capullos frescos de la existencia, que es lo que verdaderamente vale en
esta vida.
No son los botones en
flor de las relaciones humanas benignas y cordiales que son los que
verdaderamente hacen que unos y otros seres humanos se animen, se impulsen y
sean felices.
Incluso lo es el no ser
suficientemente expresivos para los hechos acrisolados y excelsos, como son los
cariños francos e inocentes.
Y más incurrir en ser
duros y explícitos para señalar defectos, equívocos o agravios.
Y, de ese modo, la
realidad se torne más radiante, pletórica y hasta jubilosa.
¡Que nuestra lealtad
sea entonces ofrecernos en vida la flor del cariño sincero!
Y que sin reticencias
ni inhibiciones esa exaltación se haga explícita, innegable y rotunda.
Los
textos anteriores pueden ser
reproducidos,
publicados y difundidos
citando
autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo
Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San
Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones
Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN
FACEBOOK
HACER CLIC
AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196
/ 99773-9575
Si
no desea seguir recibiendo estos envíos
le
rogamos, por favor, hacérnoslo saber.







No hay comentarios:
Publicar un comentario