18 DE MAYO EN
EL CUSCO, 1781
EJECUCIÓN DE TÚPAC AMARU,
MICAELA BASTIDAS, SU HIJO,
FAMILARES Y CAPITANES DE LA GESTA TUPAMARISTA
SE LLAMA
MICAELA
Micaela Bastidas, esposa de Túpac Amaru. Capitana
de los Ejércitos de Retaguardia. Pintura de la época
1. Su cuello
es muy fino
Ahora son las 10.15 de la mañana del día 18
de mayo del año 1781, y ella sube después de haber sido golpeada y arrastrada,
paso a paso al patíbulo, una tarima pintada de color verde, de 4 por 4 metros,
alzada frente al atrio de la iglesia catedral del Cuzco.
Ella viste blusa blanca muy sencilla y una
falda negra y larga. Ha subido ya al estrado y quieren abrirle la boca para
cortarle la lengua. Y aún atados los brazos y las manos, no se deja.
Aprieta los dientes y se retuerce. Y no
pueden separarle las mandíbulas, por más forcejeos que hacen los verdugos.
Le dan golpes de puño en la cara que
sangra. Sigue doblándose, pero no logran introducirle la pequeña guillotina
bucal.
Finalmente desisten de cortarle la lengua,
que lo harán después, cuando ya esté inerte, procediendo a recostarla al
garrote y violentamente los esbirros dan vueltas a la palanca, la misma que
empieza a torcer el dogal.
Ajustan lo más que pueden la driza, pero
ella sigue viva y respirando. Su cuello es demasiado fino y delgado y el
mecanismo del aparejo no logra asfixiarla.
2. A la medida
del miedo
Cogen entonces entre varios verdugos el
cabestro, y de ambos lados jalan y aprietan un buen rato, mientras ella se
retuerce.
Otros esbirros y sayones con las culatas de
sus fusiles la golpean la cara, los senos, el vientre y el sexo, hasta dejarla
exánime arrojando su cuerpo yerto de la tarima al suelo.
Por la tarde sería cortada su cabeza,
descuartizado su cuerpo y cercenados sus miembros, y repartidos luego por
diversos confines.
Y otros restos como las vísceras son
quemados en una pira en el cerro Piccho del Cusco, junto con los restos de su
jefe, esposo, amante y cómplice Túpac Amaru.
Sin embargo, dentro del horror queda algo
por rescatar. En esta gesta surge algo excelso para nuestras vidas.
¿Y, qué es ello? Es el cariño de Micaela y
el de José Gabriel, como un amor sublime e infinito, como uno de los grandes
amores de la historia humana de todos los tiempos.
Porque juntos tejieron uno a uno estos
hilos, como las aves reúnen y entrelazan luego las briznas que recogen para
trenzar sus nidos.
Torreones de la iglesia catedral del Cusco, y al fondo la plaza
3. Entrega
total
¿Cómo? ¿Estos indios? Estos salvajes,
¿saben hacer eso? ¿Es posible en ellos la excelsitud en el amor? ¡No puede ser
posible! Sí. Es un amor sublime por las siguientes razones:
Porque ellos dos creen, sienten y piensan
juntos, abrazando el mismo propósito. Porque son ambos, fusionados, que se
iluminan mutuamente en función de ideales y de principios supremos.
Porque es un amor hecho de coraje y valor inconmensurable.
Que saben del horror al cual se enfrentan y lo asumen.
Porque es amor de empresa común, de
proyecto mutuo y de intención coligada, que en este caso es instaurar la
justicia social, paliando los sufrimientos de la gente sencilla, para después
gestar la libertad de un continente.
Es entrega total, absoluta, sin cálculo,
medida ni disculpas del uno y el otro hacia la misma causa; si es posible hasta
morir en el intento, tal y como realmente después ocurriera.
4. Amor
cristalino
Porque ella, sutilmente femenina, supo a él
darle la jefatura de todo y el poder para tomar las decisiones trascendentales.
Porque en el fondo de todo esto perdura el
amor cristalino, profundo, absoluto hacia los otros seres humanos.
Es por eso un amor sublime de la historia
humana el que se tuvieron Micaela Bastidas y José Gabriel Túpac Amaru.
Porque fue un amor sin regateos, ni
menudencias ni menoscabos. No en función de las cosas, ni en función de los
intereses mezquinos.
Porque tomaron una decisión y la
cumplieron, cual fue echarse a los hombros los problemas que padecía la
humanidad doliente.
Porque largas temporadas él se ausentaba
por su oficio de arriero y ella paciente y amorosamente lo esperaba anhelante.
5. Asumió
su destino
Porque la separación física fue constante,
pero la unión espiritual fue igualmente intensa.
Porque se confiaron mutuamente secretos. Y,
si cabe denominarlo así: secretos de Estado, pero como trasfondo del amor que
se profesaban, el cariño, la ternura y la intimidad siempre.
Porque cada carta que intercambiaban tenía
un doble valor: de ser botín para los servicios secretos enemigos, porque eran
decisivas enfrentándose al imperio más poderoso y omnímodo de la Tierra; pero
en las cuales se prodigaban dulzura, mutuo respeto y cariño.
Porque era imposible que en esa época una
mujer pudiera alzarse en armas. Y él la preparó para ese cometido. Y ella
asumió ese destino con arrojo y valentía.
Porque no lo abandonó en su empresa,
aduciendo que el sentido de ella era cuidar a los hijos. Y de él hacer solo e
independientemente su campaña, como ocurrió en casi todos los casos de los
movimientos insurreccionales del planeta.
Micaela son las flores que crecen impredecibles en los campos
6. ¡Qué honor
más grande!
Porque los derechos cívicos de la mujer no
es pelear contra el hombre sino junto a él contra la estructura social injusta
y aberrante. Porque la competencia entre hombre y mujer es pérfida, cuando el
enemigo es el sistema.
Porque se amaron de a verdad. Y,
consiguientemente con ello, a valores como el bien, la belleza y la virtud. Y
se consagraron a cultivarlos.
Porque ella creía en él. Porque era noble,
sincero y augusto. Y jamás quebrantó esa majestad. Porque estuvo a su lado y
sucumbió con él. Porque en algún lugar del cosmos se han reencontrado.
Porque queriendo castigarlos el enemigo los
unió al final de sus vidas, juntando sus cenizas en una misma pira, y en sus
muertes aparentes. Porque están más vivos que nunca.
Porque al quemarlos juntos y en una misma hoguera
sus miembros cercenados, los juntaron y los hicieron fuego eterno, que salva,
redime y purifica. ¡Qué honor más grande les hicieron sin darse cuenta!
Micaela desde entonces son las nieves eternas
7. Invencibles
montañas
Se unieron en el humo y en las llamas
vivas. ¡Y allí están juntas sus bocas confidentes, sus palabras secretas están
dándonos consignas! Porque cuando construyamos el Perú del futuro, digno y
hermoso, Micaela será la flor que se siembre en todas las plazas de nuestro
país enaltecido.
Y con la misma crueldad con que los
golpearon hemos de defender ahora culturalmente a quienes sufrieron.
Y Micaela será la flor del color más presente,
fulgurante y valeroso. ¡Váyanla escogiendo, niños y jóvenes de nuestra patria
estremecida!
Daremos el nombre de Micaela a las nieves
perpetuas de los andes, a las cascadas de los ríos que se precipitan desde las
alturas, a los arroyos apacibles, a los valles profundos hermoseados con el
vuelo de los gorriones, las mariposas y las torcazas amorosas.
Micaela se llamará el mejor maíz, la mejor
papa, la mejor quinua. Y la fruta más exquisita. La mejor trinchera en el
combate se llamará Micaela.
¡Jóvenes mujeres y hombres de mi pueblo!
¡Somos herederos de Micaela Bastidas y Túpac Amaru! Siendo así ¡Sintámonos
gigantescos, poderosos e invencibles montañas sagradas!
Micaela son las cascadas que se despeñan
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