6 DE MAYO
DÍA DE LA FACULTAD DE
EDUCACIÓN
DE LA UNMSM
LA
EDUCACIÓN
MORAL
ENTREVISTA
AL DR. WALTER PEÑALOZA
Entrevista al Dr. Walter Peñaloza
A fines del año 1996 entrevisté para Jardín,
la Revista Especializada en Educación Inicial,
al Dr. Walter Peñaloza Ramella, recién llegado
de Venezuela donde trabajaba en la Universidad
de Zulia, y vino a Lima para participar en un congreso.
Parte de esta entrevista se abocó a conocer
sus reflexiones sobre los malos comportamientos
de las personas, dada su condición de filósofo
de la educación y director legendario
de La Cantuta, ahora Universidad
Nacional de Educación
1.
Dr. Walter Peñaloza Ramella
D.S.L: Dr. Walter Peñaloza, ¿a qué se debe, de un tiempo a esta
parte, tanto mal comportamiento e inconducta entre nuestra población de grupos que,
aunque minoritarios no debe dejar de preocuparnos, quienes no acatan normas. Y
el otro hecho, que brotan por uno y otro lado actos de corrupción, tanto que ya
resulta agobiante en nuestra sociedad.
W.P.: Se
debe a que domina como corriente de pensamiento y de actitud en la educación
nacional el conductismo que viene produciendo los efectos a los cuales Ud.
alude con su pregunta.
D.S.L.: Lo curioso, sorprendente y paradójico, doctor, es que
sea el conductismo el responsable de la mala conducta. Es decir, ¿el
conductismo ni siquiera es eficaz en formar conductas correctas y auténticas?
W.P.: El
conductismo lo que quiere es implantar en el niño una conducta aparente. Una
conducta verbal o una conducta motriz. Es decir: que el niño mueva en tal forma
las manos, que mueva el lapicero de tal otra manera para lograr una frase o una
serie de letras o un comportamiento motriz, o una conducta casi siempre de esta
índole. Por ejemplo, el profesor dice: «El calor dilata los cuerpos», y el
alumno repite «El calor dilata los cuerpos». Se ha llegado a un extremo, en el
conductismo, cual es que hay que enseñar las conductas que se van a evaluar; o
sea, que la conducta que se enseña al niño es justamente la conducta que hay
que controlar haciendo que el niño nuevamente la repita.
Reunión con el Dr. Walter Peñaloza en el Inlec.
D.S.L.: Es decir, en él todo es reflejo condicionado. Es mostrar
el plato de comida y se produce la segregación de las glándulas salivales de Pávlov.
Es cómo volverse rico apropiándose de dinero no importa ilegal, para vivir
plácidamente sin importarnos el prójimo, el civismo y la sociedad.
W.P.: Ciertamente,
el conductismo, aunque no quiera, termina en una repetición automática de
conductas, en una actitud puramente repetitiva que no crea ningún espíritu crítico
ni creativo, porque hay que repetir lo que el profesor está preconizando para
que el niño lo repita y lo haga sin la luz de su conciencia. Pero entonces,
justamente, en relación a la personalidad del niño el conductismo lo que
enfatiza son las conductas, pero no enfatiza su relación con los valores. Como
dice Squiner, quien es uno de sus propagadores; "En la riqueza cultural
que existe, todo es hábito". Entonces hay que inculcar el hábito al niño
para que adquiera ese mismo hábito. Pero la educación no es cuestión de
hábitos, pues el hábito lo único que produce es la repetición de una conducta,
pero no las actitudes conscientes ni la creación de nuevas conductas.
D.S.L.: Es deambular en la superficie. Y en la apariencia de las
cosas.
. W. P.:
Así es. Entonces el niño, por ejemplo, debe repetir. Para poner un caso extremo
vinculado a un aspecto de nuestra vida cultural como es la religión, y ser
llevado a una creencia por condicionamiento y por hábito: le enseñamos a
persignarse cuando entra a una iglesia. O a persignarse cuando sale de ella.
Esa conducta por sí sola no significa nada, porque una persona perfectamente
puede persignarse de manera mecánica, no por convicción sino por pura actitud
repetitiva externa y que no significa absolutamente que haya un convencimiento
interno. El peligro de las conductas es que son externas y nunca tocan el fondo
del acto ni de la persona.
D.S.L.: ¿Ud. afirmaría directamente que todo el panorama de
inconductas que protagonizan educandos en las calles de nuestro país, como
también lo que se hace solapadamente en las oficinas o en los gabinetes de
trabajo, y que son manifestaciones contrarías a todo un comportamiento deseable
¿es efecto de esta concepción conductista de la cual está insuflada nuestra
educación?
W.P.: Así
creo yo. Porque el conductismo, una de dos: o ha sido impuesto deliberadamente,
como ocurrió en muchos países; o el conductismo, se desliza en la educación
subrepticiamente, por imitación de lo que se está haciendo en otros lugares. Se
considera que eso es muy bueno; entonces, sin pensar en las consecuencias, simplemente
por moda o por mimesis, se adopta este sistema. Estoy firmemente convencido que
esto ha sido deletéreo en nuestro país, porque pone énfasis en las conductas
observables y medibles, sin referencia a ningún valor (porque en esta
concepción los valores no interesan, sino lo que importa es repetir una
conducta a ciegas, una conducta que se hace mecánicamente); entonces no crea en
las personas ninguna convicción.
D.S.L.: ¿Qué es lo peor, o más malo del conductismo?
W.P.: Que
siendo así estamos formando miles de miles de jóvenes sin convicciones, sin
real compenetración con todos los valores: los del arte y la belleza, los de la
ciencia y la verdad. En un colegio, muchos de los resultados de matemática,
historia o geografía son simples repeticiones de fórmulas, de conceptos o de
palabras dadas por el profesor, que simplemente se repiten mecánicamente; no se
hace vivir al alumno, en el contacto con los valores; el reconocimiento de lo
que es la ciencia y su relación con la verdad; el arte y su relación con la
belleza; la ética y su conexión con el bien; la organización política y su
conexión con la justicia. En otras palabras, no se han sembrado convicciones;
lo que se han sembrado son conductas externas.
Dr. Walter Peñaloza Ramella
D.S.L. En este momento hay mucha preocupación por lo que son las
pandillas callejeras, las barras bravas en los estadios de fútbol que asolan la
ciudad, que arrancan las carteras de la gente, las golpean en las calles. Si el
Ministerio le consultaría a Ud. qué hacer, ¿cómo atacaría el problema?
W.P.:
Bueno, yo diría que hay dos acciones por realizar, una a corto plazo y otra a
largo plazo. Las acciones a largo plazo son las acciones educativas que habría
que hacer desde ahora en todos los niveles de la educación. Porque la educación
es para el largo plazo. Pero, principalmente en dos: en la Educación Inicial y
en especial en la Universidad. Yo diría que los dos
extremos son los más importantes. Porque a las universidades no les interesa la
conexión de los jóvenes con los valores. En la mayoría de las universidades, si
uno examina el currículo, está formado simplemente por una serie de disciplinas
científicas: Resistencia de Materiales, Cálculo Diferencial, Geografía Humana,
etc. Para las Universidades no hay ningún tema, ninguna actividad ni
experiencia que tenga que ver con el arte, la ciencia, la religión, etc.
D.S.L. ¿Y qué podrían ser? ¿Áreas, asignaturas, actividades?
W.P.: Yo
creo que lo que debería hacerse es la propuesta de un currículo integral: que
al lado de las asignaturas debe haber todo un programa obligatorio de
actividades artísticas, cívico comunitarias y de Educación Física. La Educación
Física, por ejemplo, es un blanco en las universidades. No se me diga que sí se
da porque cada universidad tiene un magnífico Departamento de Educación Física,
con instructores y hasta un estadio gigantesco.
Reunión con el Dr. Walter Peñaloza en el Inlec.
D.S.L: Y que están hechos más bien para el espectáculo.
W.P.: Y
no para la práctica diaria y generalizada del deporte. Claro que es verdad que
existen para aquellos que quieran ser deportistas o que quieran hacer deporte,
pero riada más. Eso abarcará, me imagino, en cada universidad, un 5 o 10% de
los alumnos, a lo más. Pero para el 90%, los 5 años de la universidad
significan 5 años de absoluta inercia e inamovilidad. Es decir, no hay
actividad física, aeróbicos, un deporte cualquiera.
W.P.:
Porque es la continuación del ejercicio corporal; es la continuación de la
motricidad que toda persona debe tener, para completar su formación como
persona; porque la Educación Física contribuye a la salud del ser humano. Ya
estamos viendo ahora, en todo el mundo, cómo la gente de edad, de 30 o 40 años,
ya comienza a correr, a hacer aeróbicos; pero eso no es solamente para los que
tienen 30 o 40 años de edad, sino que debería ser para todos, especialmente
para los jóvenes que cursan el período universitario. Lo mismo el arte. El arte
es la gran ignorada de las universidades; por eso es que el alumno termina
siendo a lo mejor un maravilloso médico, un ingeniero estupendo, un agrónomo de
primera calidad, pero con unas anteojeras que sólo les permite ver su carrera,
su cultivos, sus animales, sus pacientes en los hospitales, solamente eso y pierden
toda la riqueza de la vida cultural del País que permanece alejada de ellos, que
no lo viven, no lo sienten, ni tienen interés por ello. Les parece una cosa de
adorno, en cierto modo inútil y que no tiene mayor importancia; pero eso es
mantener al grueso de los jóvenes marginados de la cultura, a tal extremo que
ya no la comprenden. Eso es un empobrecimiento tremendo del ser humano.
Entrevista al Dr. Walter Peñaloza
D.S.L.: Y todo ello tiene también relación con la Educación
Inicial, o parvularia como se lo llama en otros países.
W.P.: Sí.
Las actividades de socialización y cultura deben comenzarse desde pequeños,
claro que un niño de 1 o 2 años no puede apreciar la belleza que puede haber en
una composición musical, no solamente clásica sino en una composición de origen
popular como una marinera, ya que hay marineras bellísimas, por ejemplo, la
famosa «Concha Perla». Ellos todavía no pueden apreciarla, pero sí puede hacerse
que en el ambiente del aula esté sonando permanentemente una música suave, el
niño va oyendo y aunque tenga 1 año o 2, y aunque no se haga mayor hincapié en
esto, sí está oyendo, y lentamente va formando una adhesión a ese tipo de
manifestación de nuestra cultura.
D.S.L.: Y también todo el acervo de mitos, leyendas, cuentos...
W.P.: Ahí
tiene usted. Exactamente. Es lo mismo. En todos el País debería haber en
Educación Inicial el relato -por los maestros - de mitos, leyendas, cuentos. No
tienen por qué ser, como desgraciadamente ocurre en las ciudades grandes,
cuentos europeos; porqué ocurre que en una ciudad como Lima al niño se le
cuenta solamente La Cenicienta, Heidi, el Pato Donald. Eso naturalmente puede
estar bien dentro de ciertos límites, pero también habría que estar contándoles
leyendas, mitos, historias y cuentos que han nacido de la tradición peruana y
que los hay hermosísimos, ¿no?
Reunión con el Dr. Walter Peñaloza en el Inlec.
D.S.L.: Doctor, ¿y cuál es su sueño acerca del ser humano
completamente bien formado por la Educación? ¿Cuál es su perfil de un educando
ideal?
W.P.: Es
una educación plena cuando se logra que el ser humano esté en posesión de todas
sus facultades; cuando se llega a la comprensión de todos los valores; cuando
la persona es abierta a todos los bienes de la cultura. Puede ser que se
especialice en un sector de la cultura; por ejemplo, el artista se concentra en
el valor de la belleza; el hombre de ciencias se concentra en el valor de la
verdad; pero a ese hombre se le ha permitido, en todo su proceso educativo la
apertura a todos los valores y tiene las semillas dentro de sí. Pero, además,
la educación es plena cuando el hombre establece un equilibrio en el interior
de sí mismo y una sana relación con los demás. Y cuando, finalmente, en materia
de cultura - en la cúspide de todo - ha logrado llegar a una etapa creativa.
Ahí no solamente es un espectador o receptor, ni solo un actor de tal o cual
carrera o trabajo, sino que es un creador, que es la cúspide para cualquier ser
humano en cualquier orientación, carrera o trabajo.
D.S.L.: Muy bien. Le agradezco profundamente, Doctor Walter
Peñaloza, por esta entrevista. Creo que se han señalado aspectos fundamentales
de la educación, y entre ellos uno de los fundamentales es esta desconexión
entre las conductas y los valores; el comportamiento aparente de dar una imagen,
pero ocultar otra, y el de tener apagada la luz de la conciencia que nos
permita alumbrar cada paso del camino y crear soluciones nuevas para los
desafíos de la vida. Nuevamente, muchas gracias, doctor.
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