1 DE JUNIO
CREACIÓN DE LA PROVINCIA
DE PADRE ABAD
MARAVILLA
GEOLÓGICA ES
EL BOQUERÓN
Extrañeza, asombro y estupor
1. El llano
amazónico
Además de ser en sí misma maravilla, la
naturaleza nos ha dado en algunos puntos de su variada y errátil geografía, estupefacciones
que causan extrañeza, asombro y estupor.
Y nos sentimos sobrecogidos por su
dimensión onírica de espanto y de supra realidad, de sorpresa, encanto y
fascinación, produciéndonos un sentido de pasmo, de acatamiento y veneración.
Eso ocurre en el Boquerón del Padre Abad, portento
natural de nuestro país que asombra, impresiona y cautiva.
Situado en el departamento de Ucayali en la
selva del Perú, en el ingreso al llano amazónico. Y que es el franqueamiento
del último baluarte cordillerano.
Para dar paso a una inmensidad de vegetación
exuberante, con ríos que se contorsionan cual serpientes, de aguas que ora son
reales y ora son fantasmales.
3. En el
cimiento
mismo
El Boquerón del Padre Abad fue descubierto
el año 1757 por el fraile misionero Francisco Alonso de Abad, un evangelizador
franciscano explorador de gran parte del río Aguaytía.
Quien fuera el primero en hacer contacto
con los nativos cashivos, conivos y shipivos en el siglo XVIII de la época
colonial en nuestro país.
Es el boquerón una fractura geológica que
da origen a un corredor estrecho de tres kilómetros de longitud y que pareciera
que su vadeo aconteciera en el cimiento mismo del planeta.
Con grandes paredes rocosas de más de cien
metros de altura ingresando ahora dentro de dicha fractura la vía carretera en
el tramo que va de Tingo María a Pucallpa.
Quebradura de la cordillera cubiertos sus
flancos de helechos, begonias y orquídeas. Y colmados de frutos, como la pona,
el aguaje y el pijuayo. Y de árboles gigantescos como son los cedros, las caobas,
y los ishpingos
3. Se
lo siente
Esta maravilla natural está situada a 183
kilómetros si es que viniéramos desde Pucallpa.
Y a solo 22 kilómetros si partimos de Aguaytía
hacia el oriente peruano, permitiéndonos en este caso ingresar, después de
atravesarlo, a la Pampa del Sacramento.
Y que como su nombre lo indica se tuvo que
recurrir a referencias místicas o religiosas para nominarlas y más para
intentar comprenderlas.
Es el boquerón una rareza natural del Perú
y que, refiriéndose a su hendidura y a la luz apagada de su grieta, significa
en idioma Shuay: Ave negra.
Que se lo siente y se lo palpa cuando para
cruzarlo en algunos sitios los vehículos encienden sus luces, sean autos,
ómnibus o camiones.
Es un fenómeno sorprendente constituido por
un túnel que horada las rocas y da paso al río Yarucyacu que ha erosionado en
este punto a la Cordillera Azul.
4. Entonces,
¿qué es?
Durante milenios aquí se ha hecho un
corredor estrecho, exuberante en vegetación producida por la humedad del medio
ambiente.
El clima tropical y el agua que se
precipita desde alturas de más de cien metros, forman una floresta llena de una
vegetación profusa y exótica donde abundan también las palmeras; con
microclimas diversos en toda su extensión.
En el centro hay dos inmensas cataratas,
denominada una: “El velo de la novia”; y la otra: “La ducha del diablo”.
Al verlas uno siente estar en el origen del
mundo, en el principio de la creación, en la matriz del orbe y en el parto del
universo.
En donde se desenvuelve un ambiente mágico
e irreal.
En donde el agua no es agua, por más
transparente que lo sea. Y a la vez lo más neblinosa que aparezca.
Entonces, ¿qué es?
Agua, luz y piedra
5. Envuelto
en neblina
En él el agua y la tierra tienen otro
significado dado que en él todo se vuelve incomprensible desde nuestra
realidad.
Donde la luz del sol también deja de ser
luz, porque se descompone en mil prismas y arco iris.
Y donde el mismo aire deja de ser el aire
corriente que respiramos para tornarse en un soplo que es de éxtasis.
Corredor en que se cuentan 70 caídas de
agua, todas cristalinas. Pero unas que son frías, otras que son tibias, y otras
que son calientes.
Donde la catarata “El Velo de la Novia”
tiene dos saltos o cascadas, una de 40 metros y otra de 60, con un ancho de 6
metros de manto o de cortina.
Y otra que es “La Ducha del Diablo”;
llamada así porque al centro de la caída de agua de 100 metros de altura, hay
una roca que semeja un ser diabólico, envuelto por la neblina o los reflejos
descompuestos del sol que emerge desde una poza de 10 metros de diámetro.
6. Otra vez
la vida
En el breve tiempo que se demora el ómnibus
en cruzar el Boquerón del Padre Abad, el viajero tiene alucinaciones. Se siente
nacer, y se siente morir.
Hay un sistema de puentes por los cuales
uno siente que avanza, pero a la vez que retrocede o regresa en el tiempo.
Hay una sensación de haber caído en un laberinto,
en una adivinanza incontestable, en un misterio absoluto e indescifrable. O, a
la inversa, de haberse elevado.
Donde uno no sabe si ha muerto o si vive,
si es otro o es él mismo. Pero quien después de un hondo suspiro, emerge otra
vez a la vida o a esta existencia precaria cuando de él se sale.
Singularidades así vale conocerlas y
tenerlas más presentes en nuestras vidas.
Vale conocerlo y trasponer sus fronteras
para reverenciar la vida, para hacernos más arraigados, más vigilantes, más
consagrados.
7. Vórtice
y espanto
Para ser más leales, sabios y auténticos;
para comprender más y mejor todo, para ser más enterizos, porque cruzarlo prueba
nuestro ser íntegro.
También a fin de cultivar nuestro sentido
de pertenencia, para querer y amar más y mejor.
Para estar más orgullosos de lo que somos,
para acendrar nuestra identidad que tanto la requerimos.
Vale para conocer la heroicidad con que han
actuado las generaciones que nos precedieron.
Para valorar lo que significó haber construido
la vía carretera de penetración a la selva amazónica que se desliza por su
fondo; y que nos une y enlaza con aquella inmensa y mágica región de la
Amazonía.
Vale para retarnos con la tierra, el cielo
y el cosmos, sobreponiéndonos a su vórtice y espanto.
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