10 DE
JUNIO
AL FIN DE
LA BATALLA
Y MUERTO EL COMBATIENTE
EL
HOMBRE
QUE
PORTABA
LA
BANDERA
Danilo Sánchez Lihón
Fabio Gallo Gallo
El poeta y maestro Fabio Gallo Gallo,
integrante y miembro pleno de Capulí, Vallejo
y su Tierra acaba de morir. Con él deja de existir
un misionero, un mensajero del bien y un apóstol,
quien toda su vida la consagró a servir a los demás
y en abrazar causas justas que defendió con pasión
y denodado sacrificio. Hoy y siempre los pétalos
de algún rosal se deshojarán en secreto, en
silencio y voluntariamente para honrar
su memoria y su ejemplo.
1. Calidez
y respeto
Cuando partió el
ómnibus que nos llevaba de Lima a Santiago de Chuco, en julio del 2004, en el
marco del Encuentro Capulí 5, Vallejo y su Tierra, Fabio Gallo llevaba la
banderola del evento donde se leía: “Cesar Vallejo, los Maestros del Perú te
Saludan”. Desde aquella fecha Fabio Gallo fue infaltable en todos los
Encuentros de Capulí Vallejo y su Tierra
Sentimos así que
viajamos acompañados de un hombre que ha acumulado, en sus años de vida
transcurrida: sabiduría, valor, tolerancia y decisión para afrontar la
fragosidad de cualquier camino, quien separa lo luminoso de lo oscuro, escoge
lo bueno y deshecha lo malo.
Quién nos imbuye de
confianza, de que si alguien necesita ayuda allí está él para auxiliarlo en la
ruta para afrontar cualquier problema porque imparte seguridad, calidez y
respeto.
Su apariencia es la
de un profeta, la de un alquimista y la de un hechicero: barba blanca, que le
llega hasta la mitad del pecho, anteojos de cristales blancos que traslucen
unos ojos curiosos, escrutadores y profundos.
Portando el saludo de los maestros
2. El hombre
de la bandera
Luce un aire
patriarcal que es lógico suponer lo posee desde que su cabello contiene el
viento, que hace de la suya una cabeza inspirada, que ya no sólo forma parte de
él, sino de algo planetario.
Tiene un caminar a
trancos suaves, como caminan los hombres que llevan en su mano una vara, un
bordón o un cayado, que en el caso de él no es avistable, sino invisible; pero
que yo intuyo que él va apoyándose en aquel bastón de vate, adivino y augur.
Todo eso es Fabio
Gallo Gallo; pero, sobre todo, es el hombre que porta la bandera de los grandes
ideales todavía pendientes de construir en nuestra sociedad lacerada.
Recibimiento en Santiago de Chuco
3. Mira
al frente
Digo que Fabio es
el hombre que porta el estandarte de los anhelos más sentidos del pueblo
peruano.
¡Cuántas veces lo
hemos visto adelante, en las marchas del Sindicato Unitario de Trabajadores de
la Educación Peruana, SUTEP, y en toda convocatoria donde se trata de defender
los derechos inalienables del pueblo!
Es el hombre de
lucha, metido en el centro del fragor de la batalla, quien pone el pecho y la
mirada frente a frente ante las fuerzas represivas del gobierno de turno y del
sistema opresor cualquiera sea su signo.
Él es a quien
apuntan los rifles, cañones y bayonetas de los gendarmes cuando intentan
detener las marchas del pueblo, reclamando atención a sus derechos y el anhelo
de construir aquí y ahora una patria hermosa.
Es quien mira al
frente y hacia lo alto, porque de su gesto depende que el contingente avance,
retroceda o se incline a un lado.
4. Camino
de lucha
Es el pararrayos, la
asta mayor de la cumbrera de la casa primigenia; no por ejercer o detentar un
cargo dirigencial, ni por mantener una imagen artificial, sino por prestar un
servicio y por tener una convicción profunda acerca de lo que hace y
corresponde que hagamos todos como seres humanos y fraternos.
Él resume y
proyecta las emociones, la conciencia y la visión humana instintivamente hacia
delante.
Siente el ser del
maestro profundamente en el alma, aunque él se define como un educador y
pedagogo católico.
Esa vocación lo
hace un apóstol y esa esencia lo hace camino inspirado de lucha. Toca sus
fibras la conciencia de cuánto el maestro sufre, cuánto gana, cómo se organiza.
Se enciende de
fervor al encontrar a un buen maestro. Se desconsuela cuando es malo. Se
exalta, lleno de identificación, cuando aquel es íntegro y honesto; se abate y
entristece cuando constata que hay algo en él de deshonesto.
5. Maestro
y orientador
Fabio Gallo, en su
carrera de educador ha sido profesor, en la Escuela de Pedagogía de la
Universidad Católica del Perú y profesor de práctica docente en esa misma casa
de estudios.
Esto en el período
en que fue director de dicha casa de estudios el gran Amauta, reverendo e
insigne hermano mayor Anselmo María, quien fuera su Profesor de pedagogía y
francés en el Seminario Conciliar de Santo Toribio de Mogrovejo.
Período en el que
fueron rectores de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Monseñor Obispo
Tubino, primero, y después el Reverendo Padre Felipe Mac Gregor, época en que
Fabio estudiaba Sociología.
Posteriormente él
se ha desempeñado como orientador del internado en el Colegio Nacional Nuestra
Señora de Guadalupe.
Y ha sido profesor
en los colegios The Miraflorem School, San Carlos, Felipe Santiago Estenós de
Chaclacayo, Colegio Nacional de Surquillo, Gran Unidad Escolar Melitón Carvajal
y Gran Unidad Escolar Ricardo Palma, en Lima.
En la parte posterior del ómnibus, con Luis Albitres
6. En
la jalca
Así como hay una
actitud inherente a portar la bandera e ir adelante, hay en él una visión de
altura.
Tengo muy nítida y
fresca la imagen que guardo de él entre muchas otras, pero ésta con mayor
intensidad y simbolismo.
Y fue cuando en las
cumbres de Chollagueda, en plena jalca o puna, ya cerca de Santiago de Chuco,
hizo detener el ómnibus en el viaje de Capulí 5 Vallejo y su Tierra.
Fabio pidió que el
ómnibus se detuviera porque desde esa altura era impresionante la imagen, hacia
el horizonte sur y al fondo en la lejanía.
Cuáles eran los
picachos de la Cordillera Blanca, de nieves eternas, espejeando con todo su
poderío y emergiendo entre las cadenas de abruptas montañas.
Haciendo cálidas las noches en Santiago de Chuco
7. Razón
de ser
Obedecimos todos,
bajando atraídos por esa maravilla de la naturaleza que es la Cordillera Blanca
del Perú, corona venerable de una tierra excelsa y gloriosa.
Él, esta vez,
portando una banderola, en este caso la del “Capulí”, convocó para que
profesores y alumnos, padres e hijos afirmaran su identidad ante esas cumbres.
Todos nos sentimos
engrandecidos en aquellas jalcas, insuflados de aquel aire límpido y
transparente, aspirado mientras el ómnibus nos esperaba.
Esa altura del
mundo es el espacio y el aire vital de Fabio Gallo Gallo, autor de un libro de
poesía, que como su nombre lo indica, son “Poemas de amor y esperanza”, y como
tal cálidos y luminosos.
Fabio en este
libro, como en sus actos, sigue una égida: su rechazo a todo lo malo, adverso y
corrupto que merece toda su condena y su rechazo.
Y a la inversa,
toda su adhesión a lo bueno, edificante y esperanzador, que cuenta con su apoyo
y colaboración plena, y para lo cual pone su hombro y su brazo solidario. Vidas
como la suya tienen sentido, razón de ser y un sublime designio.
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