11 DE
JUNIO
CELEBRACIÓN
FERVOR
POR
LA VIDA*
Danilo
Sánchez Lihón
Escribí el
prólogo del libro de homenaje a la Dra. Mara L. García que Alfred Asís promovió
a nivel mundial en el año 2015. Las palabras de aquel texto las dirigí a la
mamá de Mara, señora Tarcila Sevilla, quien en esos momentos luchaba por su
vida, y quien fue a reunirse con Dios en quien fervientemente creía. Envío esta
vez la primera parte de ese documento celebrando el onomástico de Mara integrante
y miembro pleno de Capulí, Vallejo y su Tierra, y ocurrido recientemente.
Nunca,
sino ahora,
ha habido
vida. Nunca,
sino
ahora, han pasado gentes.
Nunca,
sino ahora, ha habido casas
y avenidas, aire y horizontes.
César
Vallejo
1. El
valor
que
contiene
Señora Tarcila Sevilla, mamá de la
Dra. Mara García Sevilla:
Muy apreciada y querida señora: Mi
saludo, mi aprecio y mi fervor para usted en quien ahora represento el ser
madre de la vida. Y toda mi emoción por el bien; que como una avecilla alza su
vuelo, se posa en un alero y entona su himno de adhesión a todo lo existente.
Usted, señora Tarcila, está ahora
luchando denodadamente a brazo partido por su salud. Y para ello se requiere
aliento, entusiasmo para afrontar los retos de cada día, y confianza que es lo
que intento hacerle llegar con las razones que expongo en esta carta. ¡Y qué
mejor que todo ello se base en hechos concretos, tangibles y evidentes, que son
los que nos proveen de mayores fuerzas para vencer dificultades y salir airosos
de las pruebas a las que nos somete el destino!
Y quizá el hecho más contundente
que nos aliente a seguir luchando sea confiar en la vida, y más en la vida que
hemos procreado y ayudado a llevar a cabo nosotros mismos. Y para no errar en
la desilusión que de repente nos atenaza de creer que estamos sufriendo por
recibir algún castigo, o que estamos abandonados a nuestra suerte, o
considerando que la vida se desmorona como arenisca, o que se deshace
fácilmente como polvo y ceniza, o es columna que se quiebra, o poñita que se
tira.
No señora. Yo quiero darle una
gran noticia, que es posible que usted ya lo sepa, pero reiterada por otra
persona puede tener un sentido que refuerce el alto significado y el valor que
este suceso contiene. Mi propósito es darle un motivo de regocijo perenne y
duradero. Y una razón de inmensa felicidad principalmente para usted y todos
quienes la queremos mucho.
2.
Puesto
en sus
brazos
¿Cuál es? Decirle que su hija, el
ser que usted cobijó en sus entrañas y trajo al mundo, a quien usted le puso
por nombre Mara Lucy, viene siendo motivo de un homenaje internacional
promovido desde Isla Negra en Chile y hacia el mundo por el poeta Alfred Asís.
Y se lo hace por sus cualidades personales, por sus méritos académicos, por sus
dotes intelectuales, artísticas, morales; y sobre todo por el bien que ella
encarna y representa a favor de las causas nobles de la vida.
Y esta es una razón contundente de
fe, de valor, de inmenso orgullo principalmente para usted que es su madre.
Porque, ¿qué puede ser más significativo y glorioso para una madre que ha
criado y ha puesto su desvelo en cada instante y detalle de la vida de su hija,
que el portento que ella reciba el reconocimiento de un homenaje internacional?
¿Qué mayor victoria que la hija
que usted adora sea homenajeada por personalidades de distintos países del
mundo? ¡Y ella es obra suya! ¡De usted viene! Y, quién en el fondo consigue ese
honor es usted.
Ahora bien, son muy pocos quienes
logran un lauro como este porque se da en honra y prez a toda una trayectoria
de vida. ¿Quién lo consigue? Nadie que no tenga una obra consagrada y
cualidades muy especiales, como es el de ser persona intachable y sin reproches
en todo sentido.
Por las características con que
este reconocimiento se da, creo que muy pocos logran este laurel que es justo
que usted lo sienta suyo, puesto en sus brazos, en torno a su frente, así como
acunó a Mara de niña y de donde creo yo que nunca ella se ha desprendido.
Pasacalle de recibimiento en Santiago de Chuco
3. Hizo
las
cosas bien
Entonces señora Tarcila, junto al
dolor como prueba que usted está afrontando, poner delante suyo este ramillete
de rosas frescas de los campos donde usted naciera, este gozo y esta alegría
inmensa que es pura, tierna, confiada y transparente que se le brinda a usted a
través de su hija.
Arrójese a esa fuente en toda la
hondura que ella tiene. envuélvase en este soplo de vida. Porque lo que más
sana y fortalece es la alegría buena. De saber que, así como usted cuida de
Mara, un padre supremo también cuida de usted, y que no estamos desamparados en
este mundo sino más bien protegidos con estos significados supremos que la vida
nos otorga.
Para sumergirnos en la alegría de
saber que no estamos solos, que hay padres que saben cuáles son nuestros
designios. Y que el bien es la sustancia básica con que está tejido el manto
del universo.
Y que a veces la vida nos hace
probar la copa amarga del dolor para hacer más nítida y dulce el vaso de la
alegría, y más alto el premio que recibimos, como es este al cual me estoy
refiriendo.
¿Qué reconoce la vida en este
momento en usted? Que ha dado frutos hermosos. Y que por sus frutos lo
reconoceréis, nos dijo Jesús.
Este homenaje a Mara, señora, es
la ratificación de que usted hizo las cosas bien. Y es esta una rosa en su
pecho, prendida a su trenza y que florecerá ya para siempre inmarcesible entre
sus brazos.
* Primera parte del Prólogo del libro de homenaje a Mara García Sevilla, impulsado por Alfred Asís de Chile.
* Primera parte del Prólogo del libro de homenaje a Mara García Sevilla, impulsado por Alfred Asís de Chile.
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