jueves, 25 de junio de 2020

25 de junio. Día de la Gente de Mar. / Naylamp, y aquello que somos.


25 DE JUNIO
DÍA DE LA GENTE DE MAR

NAYLAMP,
Y AQUELLO
QUE SOMOS

 Danilo Sánchez Lihón



Representación de Naylamp

1. Poblados
y caseríos

– ¿Qué día es este?
¡Oh día pródigo! ¡Hora feliz, venturosa y exultante! Cuando se acercan cien naves adornadas en su proa por cien abanicos de plumas multicolores y guirnaldas que penden de uno a otro mástil y hacia uno y otro confín.
Y esto ocurre después de un tiempo de diluvio en que las aguas arrasaron valles y laderas y la lluvia azotaba implacable con viento, cellisca, rayos y truenos. Los ríos cargaron sus caudales, y se salieron de su cauce anegando comarcas y sembríos. Las lagunas desbordaron e inundaron praderas y colinas ocultando a su paso bosques, breñas y arenales.
Reinó una oscuridad flagrante en que solo se oía el rumor de las aguas arreciando y descargándose contra el mundo en tempestades implacables.
Murieron muchos animales, se dispersaron los seres humanos que habían construido cabañas que formaban poblados y caseríos. Otros se refugiaron en cuevas y oquedades en donde escaseaban alimentos como también abrigo.

Representación de Naylamp

2. El centelleo
del oleaje

Parecía que la existencia se acababa sobre la faz de la tierra. Las descargas de relámpagos eran el anuncio de una destrucción total, tanto del mundo de arriba, el de los cielos a punto de derrumbarse, como el de la superficie que era un mar de agua y había desaparecido, como del subsuelo que temblaba y se estremecía.
Hasta un día inesperado y sorpresivo en que todo repentinamente cambió. Cesó la lluvia que se abatía inclemente. Disminuyó inesperado el caudal de los ríos antes desbocados. Cesaron las avalanchas que asolaban bajíos y quebradas.
Se insinuaron las cumbres de los cerros que recién se veían con sus crestas humedecidas, después de mucho tiempo en que se extrañaba su perfil en el horizonte, en donde se esbozó una leve claridad de alba.
Lo que antes era un cataclismo retrocedía envuelto en nubes que se iban apagando, dando lugar a una inmensa calma. Se despejaron los cielos que nuevamente se tornaron luminosos.
Los seres humanos que aún quedaban sobrevivientes salieron de sus escondrijos a contemplar la orilla del mar en donde nuevamente se separaban la tierra y el agua mientras emergía en el confín un sol radiante.

Representación de Naylamp

3. Oro, plata
y diamantes

Y divisamos a lo lejos sobre las olas del mar algo que al principio parecía solo una reverberación, el centelleo del oleaje, el burbujear de la espuma de un tumbo.
Pero pronto se dibujaba en la pupila de nuestros ojos asombrados las naves de una comitiva inconcebible por lo fabulosa, inefable por lo sorpresiva y legendaria emergiendo desde la oscura noche en que estábamos destinados a perecer.
Allí recién nos damos cuenta que después de mucho tiempo las aves revolotean inocentes en el contorno de la playa en donde estamos de pie estupefactos ante lo que ven nuestros ojos.
Cien naves nítidamente perfiladas bajo el sol, que con su luz radiante destaca hasta el mínimo detalle de las velas infladas por el viento, cuando la tierra a nuestro alrededor florece y el mar con sus olas y su espuma le pone a todo un encaje de oro, de plata y de diamantes. Y nos preguntamos:

Representación de Naylamp

4. Colores
centelleantes

– ¿Qué día es este?
Cuando se oye una algarabía de música que atruena el universo. Y que sobresale de las naves que suavemente encallan en la arena blanca y bermeja.
En el puente de mando de la nave principal permanece el jefe de esta expedición con los ojos fijos en el horizonte, sereno y ecuánime.
¿Quién es él? ¿Qué designio lo conduce hasta esta ribera con tanta pompa y ostentación hasta en sus atuendos?
Es un ser de inigualable hermosura y majestad, de donosura y valor sin par. Y de inmensa magnificencia.
Viste una diadema de plumas sujeta por una magnífica turquesa. Lo acompaña su esposa, Ceterni, fina y tocada de una mágica belleza.
Sus acompañantes todos lucen collares de piedras preciosas colgados de sus cuellos, adornos de caparazones de moluscos, de escamas de peces y conchas de mariscos trabajados en formas y colores centelleantes.

Representación de Naylamp

5. Para
bien vivir

Y es a mí a quien entonces escucho hablar, erigido en una saliente del farallón, y de este modo:
– ¡Quiénes son ustedes y a qué han venido?
Eso digo. Y escucho que mis palabras son claras y nítidas rubricadas por las olas del mar rugiente.
– Checán, el que sabe amar, yo te saludo! Soy Naylamp, tu hermano. Nos criamos juntos, hijos del mismo padre y madre. Yo descendí a tierra conservando la memoria de lo que somos. ¿Recuerda hermano en quién creemos?
– En Yampayec.
– Y, ¿es este? –Y me muestra la estatua esculpida en cristalina piedra verde de jade.
– Sí, es él, digo. –Corremos ambos y nos abrazamos, y entre nosotros Yampayec. Es Naylamp, mi hermano, a quien llamamos El ave marina.
– Checán, tú quedaste y has sobrevivido. Yo me fui y ahora vuelvo. Juntos somos la memoria de lo que fue. Qué bueno encontrarte y que hayas permanecido vivo.

Representación de Naylamp

6. Memoria
de lo que somos

Y prosiguió:
– Yo volveré al lugar donde moro. Tú reúne a la gente dispersa y juntándolos en pueblos dichosos, recordémosle sus virtudes, sus valores y a tener fe. Adorar y creer. Seamos personas pacíficas, amantes del bien, la verdad y la belleza. Enseñaremos las artes, las ciencias, y a trabajar extrayendo los productos del mar. Tú enseñándonos a cultivar la tierra y creando productos para bien vivir. Cumplida mi labor yo regresaré al lugar de donde he venido.
Con Naylamp lo primero que recordamos es a tejer redes, a perfilar las boyas y a construir las naves para pescar los cardúmenes de peces que flotan en el mar. A cómo tirar las redes, extenderlas y a cómo saberlas halar.
Volvemos a recordar a cómo recoger mariscos y moluscos. A fabricar nuestras canoas y lanchas, así como s saber interpretar el lenguaje de las olas, a saberlas esperar y reverenciar al mar como una presencia sagrada. Volvemos a admirar la naturaleza y a no dañar ni coger de ella lo que no requerimos ni necesitamos. A saber, respetarnos entre seres humanos, así como su esposa Ceterni aprendió a cultivar la tierra y a criar el ganado, y a las aves de corral.

Representación de Naylamp

7. Un pueblo
feliz

Y con Naylamp vinieron los grandes maestros que teníamos antes, como Occhocalo que nos enseñó a cocinar la comida marina, junto con Ninagintue que nos instruyó en preparar bebidas como la chicha.
Ninacola con quien volvimos al trabajo de la artesanía en cerámicos y en madera, y sobre todo en base a la concha de espóndilos; junto con Llapchilulli que nos mostró el arte de la costura.
El maestro trompetero y tañedor de caracoles Pitazofi nos recordó el arte de la música y la danza que tanto amenizó su viaje de venida y el arribo de las cien naves que acoderaron en nuestras costas.
Cumplido todo esto Naylamp alzó el vuelo y se alejó volando hacia el lugar sagrado en donde ahora mora, habiéndonos ayudado a forjar un pueblo feliz que dio lugar a una gran cultura desde entonces conocida y venerada como es la cultura Lambayeque, al norte del Perú.
Naylamp mi hermano, pese a que se había ido y lo dimos por perdido, conservó lo que habíamos olvidado. Y entre estas emociones la del encanto, de la fascinación y la alegría. Ahora entre nosotros su espíritu vive para siempre. ¡Jajaylla, hermanos!




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