27 DE JUNIO
CÉSAR VALLEJO YNFANTES,
¡PRESENTE!
ESTANDARTERO
DEL APÓSTOL
SANTIAGO
Danilo Sánchez Lihón
1. Un pan
a la boca
Don César Vallejo Ynfantes, integrante nato
y pleno de Capulí, Vallejo y su Tierra, lamentablemente nos dejó el 27 de junio
del año 2012 cuando contaba 84 años de edad. Quien adoptó como misión de su
vida honrar la memoria de su tío carnal, César Vallejo Mendoza, hermano de
padre y madre de su progenitor, con quien el poeta compartió habitación cuando
estudiaban juntos en Trujillo.
Don César Vallejo Ynfantes nos legó una
herencia invalorable, cuál es: el ejemplo de ser él un hombre que se desvivía
por los demás: pan bueno, comprensivo y generoso, austero en todo y desprendido
de los bienes materiales.
Él, cuando tenía algún dinero y había un
hombre que lo necesitaba se acercaba y lo daba todo. Su esposa le hacía el
reparo:
– Tú eres zonzo, porque ese hombre con el
dinero que le has dado y que a nosotros nos hace falta, irá a emborracharse.
– Y, ¿por qué juzgas de ese modo? ¿Cómo
sabes que no lo necesita para llevarse un pan de comida a la boca? –Le reclama.
Idéntico era don Néstor, su padre. E igual
su hermano César, el poeta.
2. Es
idéntico
Así, estando en Trujillo don Néstor se
privaba de todo por comprarle a su hermano César, el poeta, camisas; y al ver
que solo tenía una.
Sin embargo, al verle un día en el afán por
lavar, enjuagar y planchar aquella única camisa que tenía y venía usando de
continuo, le pregunta:
– César, ¿y acaso no tienes las nuevas
camisas que hace unos días yo te compré? –Y la respuesta fue:
– Una la regalé a Antenor Orrego, que
necesitaba una. Otra le di a Julio Esquerre. Y la tercera a Eulogio Garrido. A
ellos en verdad les urgía tenerlas más que a mí.
Es decir, ya las había distribuido. Y por
completo.
El poeta en realidad se deshacía de todo.
Nunca acumuló algo, porque nada consideró suyo. No tuvo un predio, ni un
mueble, ni siquiera un objeto propio. No hubo nada que estimase de su
pertenencia. De todo se desprendía. Obsequiaba todo aquello que le daban y que
consideraba que era indispensable para los demás. Idéntico fue don César
Vallejo Ynfantes. Eso nos consta.
3. Un nudo
en la garganta
Y, asimismo, como su célebre tío, era
sentimental. Así, no podía dejar de llorar cuando recitaba “Piedra negra sobre
una piedra blanca”. Nos contaba que cuando leyó ese poema por primera vez se le
estremeció el alma, al sentir la miseria y la orfandad con que vivió aquel ser
querido.
Le conmovió el hecho de ¡cómo pudo haber
sufrido tanto ese hombre que, además, era su sangre!
Hasta ahora, expresaba, se me remece el
alma al imaginar su orfandad en París, su desamparo. Y ponía un rictus
infantil, de candor e ingenuidad que se esbozaba en su rostro cuando decía:
César
Vallejo ha muerto, le pegaban
todos
sin que él les haga nada;
le
daban duro con un palo y duro
también
con una soga; son testigos
los
días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...
De allí que cuando él recita esos versos se
le estruja el corazón y al final se le hace un nudo en la garganta. Lo siente
como que ello le hubiera ocurrido a su padre o le fuera a ocurrir a su hijo.
4. El amor
colectivo
Y es que la poesía de César Vallejo quizá la
mayoría de personas lo aprecien como hechura literaria, y admiren entonces el
portento de sus imágenes y metáforas, y hasta su dolor como algo que aconteció
a un prójimo. Pero él no. Él lo siente como si le aconteciera a él mismo, al
haberle ocurrido a un miembro de su hogar, de su casa. Y cada referencia es
como un carbón ardiente que lacera su carne.
Era, de otro lado, don César Vallejo
Ynfantes, un creyente fervoroso, quien desempeñó hasta su muerte el cargo de vicepresidente
de la «Legión de María» y se consagraba a la edición del Boletín de su
parroquia.
Entonces, desde el fondo de su fe sencilla
creía que, así como Jesús se reencarnó en el medioevo italiano en San Francisco
de Asís, lo cual significó un retorno fundamental a las fuentes primigenias de
la prédica del evangelio del maestro del Gólgota, así y del mismo modo creía
que en los tiempos modernos Cristo se reencarna en César Vallejo. Y este en su
persona.
Y esto para rescatar el mensaje del amor
colectivo, de la solidaridad y de la identificación con los humildes, siendo
César Vallejo para él la reencarnación de Cristo en una dimensión social.
5. Baila
huaynos,
Ernesto More dejó escrito que el pasaje más
conmovedor que escuchó relatar a César Vallejo fue cuando este le refirió que
su anhelo más grande y mayor en el mundo fue ser ni Papa en Roma ni un autor
famoso, sino estandartero del Apóstol Santiago el Mayor, en su pueblo natal de
Santiago de Chuco.
Por eso ahora en Capulí Vallejo y su Tierra
hemos instituido el estandarte Vallejo como símbolo de Vallejo Estandartero. Y
desde que lo concebimos así quien quiso portarlo siempre, principalmente en las
festividades del mes de julio en Santiago de Chuco, fue don César Vallejo
Ynfantes quien iba con él en la procesión; y que es el único emblema que se ha
permitido que desfile delante del estandarte del Apóstol Santiago.
Con dicho propósito viajó en contra de
todos los pronósticos médicos, a participar en cada evento que se realizaba en
Santiago de Chuco. Durante el viaje, y a cada vuelta de loma en la subida de la
cordillera, le preguntábamos cómo se sentía.
Sonriendo su respuesta era que cada vez se
iba sintiendo mejor, hasta el punto de que, cada vez que viajaba con nosotros,
bailaba incluso huaynitos, a sus ochentaitantos años de edad. Y en plena Plaza
de Armas del pueblo.
6. El porta
estandarte
Desde el Quinto Capulí, realizado el año
2004, desde esa fecha fue infaltable en toda actividad que organizamos y cuando
de tramontar la cordillera se trataba.
Él portaba nuestro estandarte. Y escuchemos
lo que él mismo refirió alguna vez y lo dejo escrito de la siguiente manera:
«Cuando tomé el estandarte en Santiago de
Chuco, en el Capulí del 2004, yo iba tan enternecido que las lágrimas inundaban
mi rostro que al cegarme la vista trataba de no tropezarme en las piedras.
Felizmente nadie me veía porque disimulaba
detrás de ese pendón que representaba al poeta desfilando en su pueblo natal.
Recorrí entonces la plaza con emoción infinita mezclada de nostalgia por el
poeta que no pudo regresar a su tierra, pero era como si yo ahora fuera él.
Sentía que en mí se reencarnaba, porque
Santiago de Chuco es mi tierra. Yo me crie en Santiago de Chuco, aunque no
regresaba desde hacía 50 años a él.
Veía en lontananza la cordillera blanca y
mi alma trascendía esas nieves eternas hacia la región celestial».
Para quienes militamos en Capulí, Vallejo y
su Tierra es un orgullo que el primer portaestandarte de nuestro movimiento haya
sido él.
7. Nunca
mueren
Porque estando vivo y mucho más ahora en
que él se ha tornado espíritu, es él quien porta nuestra enseña en toda ocasión
en que se valora y relieva la obra del autor de los Poemas Humanos. Y es él un
ser tierno, con un conocimiento profundo de la vida y el alma humana.
Distinguido, fino y de un alma vasta y profunda, tal si fuera un buen y genial
poema de su invalorable tío.
Su anhelo de siempre fue que cuando muriera
–le decimos alguna vez en vida que seres como él nunca morirán– sea enterrado
en Santiago de Chuco, al pie de sus abuelos, Francisco de Paula y María de los
Santos Mendoza Gurreonero.
De allí que pidiera que cuando deje este
mundo, se cave una fosa al pie de ese lugar santo donde reposan sus abuelos en
Santiago de Chuco. Y ello para poder musitar –nos decía– cuando esté dentro de
la fosa y diciéndole al oído de los seres queridos que allí reposaban el poema “Los
pasos lejanos”, pero cambiando, según era su libertad, capricho y –creo yo– su
soberano derecho, el poema de este modo:
Mi
abuelo duerme. Su semblante augusto
figura
un apacible corazón;
está
ahora tan dulce...
si hay algo en él muy cerca, ése ahora soy
yo.
Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575
Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
Tengo la suerte de haber conocido a Don Cesar Vallejo Ynfantes en su casa de Magdalena del Mar y a Don Mariano Querol ,ambos octogenarios merecen el mayor respeto pues le han dado valor al Vate con un profundo amor incondicional al ser humano,mejor dicho al valor divino de lo humano.Otra personalidad es el Dr. Leopoldo chiappo quien tambien admiraba un poema de Vallejo que dice me viene una gana uberrima españolisima de amar aunque sea a traicion al enemigo,en su Dante,en su chaplin y en sus hombros.
ResponderEliminar