lunes, 8 de junio de 2020

8 de junio. Día Mundial de los Océanos. / Navegante de mares ignotos.


DÍA MUNDIAL DE LOS OCÉANOS

NAVEGANTE
DE MARES
IGNOTOS


Danilo Sánchez Lihón


El océano. Foto: Jaime Sánchez Lihón


1. Poesía
provecta y sabia

El poeta Juan Ojeda quien nació en 1944 y murió en 1974, es poeta marino, argonauta, oceánico; y pescador como chimbotano que fue; de padres y familia dedicados al mar. y quien escribió como obra cumbre el libro “Arte de navegar”, quien zarpa desde todo puerto cada anochecer llevando una carga de preguntas sin respuestas que se hunde en lo peor de las tormentas, tempestades y arrecifes de los mares procelosos.
Donde se conceptúa el tiempo como una unidad de contrarios, un movimiento dialéctico compuesto de conjunción y dispersión. En donde en el instante está contenida aquella esencia y madre que es la eternidad. Siendo desde ese mar de la eternidad desde donde él asume su canto o su testimonio, desde la vejez o senectud como corresponde por ser edad síntesis de vida, aunque él no alcanzó a cumplir los 30 años de edad.
Pero a Juan Ojeda le atrajo siempre la edad provecta que, en sus gestos, en su talante y en su voz reproducía y trataba de situarse en esa condición, con un tono grave y aciago, haciendo que su lenguaje parezca longevo, aunque colmado y desbordante en prodigar un compendio de vida.

Juan Ojeda, de estudiante

2. Decidirse
a morir

Poesía densa y vetusta la suya, donde se suma a la belleza solemne de sus acordes una recia sabiduría.
Donde las imágenes con ser soberbias resultan pospuestas a la firmeza de los juicios que allí se ofrecen.
Poesía de espacios amplios y tiempo detenido, donde las sensaciones son abolidas y solamente se hacen broncos los conceptos.
¿Cómo puedo hablar del fruto
Y la semilla, si no conozco los orígenes?
Tendré que retornar a las raíces,
Buscando la evidencia, bajo la confusión;
Llenándome de siglos y piedras,
Como asiendo los significados,
Y sus designios, la verdad perenne.
Y corroborando todo ello decidirse a morir arrojado en una pista con el cráneo destrozado en el amanecer del día 11 de noviembre del año 1974 como realmente ocurrió a este peregrino de un sentido al parecer ausente en este mundo.

El océano

3. Las manos
en el fuego

Poesía donde no hay exaltación sino sapiencia; no hay tanto figuras literarias como reflexiones y sentencias. No prevalece el ardor o la fruición sino la adustez y el conocimiento.
Su belleza es interior y sobrehumana; imponente, con el rostro acre y desencajado. Y con las manos en alto y crispadas. O piadosamente recogidas. Grafica con imágenes y metáforas realidades profundas y verdades supremas, intuyendo hacia dónde va la marcha del universo.
Es un aviso urgente que nos dice que el tren en el que vamos corre descarrilado y será inevitable que se precipite en el abismo tenebroso del océano. Siendo su suicidio, tal y como ocurrió con Juan, voz de alerta y un llamado de atención urgente, una clarinada de alarma. Y la coherencia imperiosa y total con lo que él sostiene en este libro
Pero también en relación exacta con su opuesto. ¿Cuál? Comprometerse a cambiar el curso de la historia, poner las manos en el fuego para no seguir siendo cómplices de este descalabro y de este siniestro.
Pero él eligió auto inmolarse e hizo más difícil aún todo discernimiento.


Juan Ojeda en la Plaza San Martín en Lima

3. El caos
inmisericorde

De allí que Arte de navegar pertenece a la literatura de visiones, en donde los elementos que se nombran tienen carácter de símbolos. Con un significado peculiar y misterioso, de acuerdo a una estética y a una creencia.
Quizá también a una religión. Lo menos a un código de principios y normas escondidas.
De allí su dificultad y su carácter críptico, donde los escenarios y actores se asemejan a un auto sacramental, con un lenguaje canónico y epopéyico, con el acento profético de las obras sapientales, oscuras para todos los tiempos.
Sus acordes son de trombones y bajos, de tubas y violoncelos. Y en lo alto y a lo lejos, o en lo profundo de la sima u hondonada una nota sutil de diana.
Música que se contempla crearse y hundirse en el infinito cósmico y en el caos inmisericorde, lejos de toda cotidianeidad y de todo consuelo, como carente de toda piedad.

Océano al atardecer. Foto: Jaime Sánchez Lihón

5. Sus remos
o sus alas

Obra ritual, como la consagración de una misa en un oficio de difuntos. Acto con el cual él justifica su vida y su muerte: ¡himno y expiación!, ¡hosanna, martirio y execración!
Es carta de navegación y testamento ológrafo; cuaderno de bitácora y escotilla de perdición. Es códice de los tiempos antiguos y nuevos; cometa lanzada a un tiempo inexplorado e irredento.
Es un canto ceremonial con la compulsión de un estigma que nos lleva a la fatalidad. Y con la ilusión incierta de ser una tabla de salvación.
De allí que en ella no haya anécdotas, ni complacencia hacia el lector, porque en verdad esta obra la hizo para sí mismo o para la eternidad. O para Caronte, su acompañante y su divinidad.
Con este libro Juan navega en los ámbitos siderales: es su nave, sus remos o sus alas, su carta de presentación a la potestad ambigua con la cual lucha, se enfrenta, se mezcla, se destruye y con la que al final se redime o vulnera.

Juan Ojeda

6. El prodigio
y el vacío

La obra Arte de navegar se sitúa al borde del abismo, en el peligro pleno, en el flanco izquierdo del acantilado desde donde sólo se cae. Escrito ansioso de escuchar su propio grito de suicida, desafiando a las verdades trascendentes.
Consagrando a su develación total acerca del origen y el signo que encierra la creación. Dispuesto a arrojarse sin contemplaciones para auscultar el ojo madre del universo y el misterio que nos cerca por fuera y por dentro, y a fin de desgarrar sus espesas vestiduras.
Decidido a vengarse de la ballena blanca del destino humano que le ha arrebatado el privilegio del sueño deleitoso y el despertar complacido. En quien sobrecoge la majestad y hasta la violencia de sus versos y estrofas, más que en el plano formal en el fondo misterioso e inalcanzable de sí mismo y de lo que trata de auscultar.
Es inconmensurable en la dimensión de su canto, que además de ritmos, imágenes, emociones y principios que lo sustentan, muestre el prodigio y el vacío portentoso que hay en la creación del mundo y en la existencia humana.



7. Con su mano
rota

Y el designio estremecedor es que de todo ello nos deje un testimonio, sea esperanzado o sea fatal, de lo que debemos cumplir en esta hora y deshora sorpresivas.
En Arte de navegar Juan es demiurgo y es profeta, es gran maestro y es loco a la deriva. Es esta obra una proeza del género humano, donde se contiene todo, hasta la actitud heroica de morir en el estertor y el sangrar de sus páginas.
Dejando escrito en el libro en el que se nos da una imagen contrita del mundo en su desquiciamiento; en acordes rudos y acompasados de misa de difuntos o de responso fúnebre por sí mismo y por el hombre.
Poesía supra natural, de un mundo único, lejos de las melodías, estilos y temas consabidos, donde todo es distinto, inusitado y sorprendente en los componentes y en el conjunto, en los detalles y en la densidad de la trama. Con la belleza de lo grandioso, monumental y patético:
Ahora que la muerte frota sobre el aire su cadena.
De estas ruinas que el mar bate oscuramente con su mano rota.


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