18 DE JULIO
SEMILLA EN EL SURCO
NATURALES
DE
PICHUNCHO
Danilo Sánchez Lihón
1.
Quiterio Valencia Mecola, Luis Santa María Paredes y
Wilder Vásquez Jaico, bebían tranquilamente unas cervezas en un bar en la
ciudad de Tacna, en el límite sur del Perú.
Y conversaban animadamente recordando su querida
tierra de Santiago de Chuco, y los viejos tiempos ya pasados.
En eso, de la mesa de al lado se levanta un zambo alto
y fornido y al ver colmada de botellas aún llenas la mesa de los santiaguinos
coge una y se la lleva, sentándose a beber tranquilamente en su sitio,
conjuntamente con sus compinches.
Pasado un rato nuevamente se levanta, viene y coge
otra.
Y, lo mismo que la vez anterior, se lleva la segunda
botella, quedando anonadados y mirándose los afectados, pero sin ganas de hacer
lío.
Pero también, y aparte, por haber tasado la figura
imponente de boxeador y deportista del moreno que los venía esquilmando. Y
calculando que no tenía ley ni escrúpulos.
2.
Pasados diez minutos –y habiendo también surtido
efecto la cerveza que bebían los amigos de Santiago de Chuco– vuelve el zambo criollaso
por una botella más, que en este caso era la tercera.
– ¡Oye! –Entonces le dice
Wilder– ¡Qué te pasa! ¡Por qué coges y te llevas nuestras botellas!
– ¡Muy sencillo,
amigo! ¡Porque quiero beber cerveza!
– ¡Y yo también
he comprado mi cerveza para beberla! ¡Y con qué derecho tú te la llevas!
– ¡Es que no
tengo plata!
– Si no tienes
plata ¡no bebas! A mí mi cerveza me cuesta de mi bolsillo. ¡Y pago de lo que
gano con mi trabajo!
– ¡Ah! –dice el
moreno estirándose– ¡Entonces tú no sabes quién soy yo!
En este punto los
amigos trataban de calmar disimuladamente a Wilmer, temiendo lo peor.
– ¿Y quién eres tú,
pué?
3.
– Yo soy
Belisario de la Borda Ramírez
– Y yo soy Wilder
Vásquez Jaico, ¡qué te parece!
– ¿Y tú no sabes
de donde soy yo? –Responde el moreno acercándole la cara.
– ¡De dónde eres
pue tú!
– ¡Yo soy de
Yauca!
– ¡Y yo soy de
Pichunchuco!
– ¿Dé dónde?
– ¡De
Pichunchuco, en Santiago de Chuco, carajo!
– ¡Ah! Está bien
hermano. ¡Está bien!
– ¿Qué?
– Que está bien. Ya
ganaste. Tú eres de Pichunchuco ¡Ya ganaste! Ahí, te dejo entonces tu cerveza.
Y así se resolvió la situación de inminente conflicto.
Lo cierto es que, a partir de ese momento, bebieron
tranquilos.
4.
Pero ha cundido la fama entre los nacidos en el Poblado
de Pichunchuco, que por éstas y por otras razones pasen a ser Caserío, seguros
de que esta historia que se cuenta es cierta y entonces es que su nombre suena
o pesa en el mundo contemporáneo.
Y tanto impacta el solo enunciar Pichunchuco para que
se lograra el hecho inusitado que nada menos que Belisario de la Borda Ramírez
–¡que nadie sabe quién es!– terminase doblegándose y reconociendo la plena
autoridad de este poblado frente a Yauca que es provincia.
Y ahora todo pichunchucaíno recomienda que en
situaciones semejantes se pruebe el peso, la contundencia y la eficacia de ese
poderío, y solo pronunciando el nombre de Pinchunchuco.
En cuanto a que si la historia es exacta, a mí me la contó
Quiterio Valencia Mecola mismo, cuando me invitó a ir a Tacna para dictar una
conferencia. Y en cuanto al orgullo de Pichunchuco les digo que es cabal porque
yo mismo lo siento, dado que mi abuela Rosa Paredes allí tenía sus tierras, y
yo me considero también perteneciente a ese terruño.
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