21 DE JULIO
QUIENES
CONSTRUYEN UNA NACIÓN
SER
UN
HOMBRE
Danilo
Sánchez Lihón
Tren al centro del Perú
Hombre,
te amo
no
porque bajaste de una estrella
sino
porque nos distes
herramientas,
medios, llaves
para
abrir las puertas de la luz.
León
Felipe
1. Concretando
obras
Ser un hombre es quien
ampara, protege y cobija. Quien pone su brazo y sostiene el don de vida. Es el
árbol en el cual se guarecen y anidan los seres más tiernos e indefensos. Es
quien defiende lo sagrado.
Ser un hombre es ser
baluarte y viga maestra. En quien todo se traduce en obras verdaderas y
tangibles. ¡Y todo se concreta en bienes que se aprecian y conservan!
Así, son hombres quienes
abrieron el camino y los puentes por donde hemos transitado. Y aquellos que
diseñaron la carretera por donde el ómnibus ha discurrido, que para construirla
tuvieron que caminar hasta la extenuación, sufrir hambre y sed.
Quienes edificaron
estas torres que se levantan de cumbre en cumbre llevando la energía eléctrica
hacia lugares distantes, tuvieron que creer mucho en su empeño, no dormir por
páramos y abismos en los cuales arriesgaron siempre la vida. Y todo para
después concretarse esta obra que hace que hace que haya luz en los pueblos y
las fábricas funcionen.
¿Cuántos sacos de
arena, cemento y asfalto han tenido que cargar a las espaldas y en hombros por
punas ariscas? ¡Ingentes!
Red de torres eléctricas
2. Pan
de la boca
Y son pesados esos
bultos en estas arenas inhóspitas y candentes. Y luego subirlas hacia cada
cumbre por senderos de cascajo en donde un mal paso produce un accidente
horrendo.
¡Cada canal de agua en
la cuneta, las chorreras ya encauzadas que bajan desde las inhiestas montañas;
y el drenaje bajo la losa asfáltica, como la señalización de esta autopista!
Y, ¿dónde durmieron los
trabajadores que cincelaron esta maravilla de vía que hace el tren en la roca
viva?
¿No es acaso toda puna
y páramo la región por donde hemos venido, en donde la respiración se agita y
el aliento se entrecorta y nuestra respiración aceza?
Para construir cada
estación y plantar cada poste y letrero en el sendero muchos han ofrendado sus
vidas.
¿Y cuántos impuestos de
gente sencilla ha irrogado poder construirla? ¡Pan que se extrajo de la boca de
niños famélicos, y medicinas que no pudieron ser compradas por invertir los
fondos en este portento!
Autopista de Abancay al Cusco
3. Ser
coherente
¿Y el libro que leo?
¿Aquel que lo escribió, acaso no asumió sacrificios? ¿Cómo lo hizo? ¿El desvelo
a medianoche, la vigilia en las madrugadas, la tensión y el agobio de su autor
porque esto y lo otro salga bien, acaso son obvios?
¿No he leído acaso que
el poeta que compuso estos versos renunció a todo halago, comodidad y su vida
fue de renuncias continuas? No sé, acaso, ¿qué el escritor que urdió estas
páginas sufrió hambre, sed y miseria?
¿Que incluso fue
arrestado y puesto en la cárcel por deudas a fin de concluir este volumen que
yo leo en paz y tranquilo? ¿Y del cual me sirvo, mirando extenderse el valle
desde la ventana y bajo mis pies?
Y el pensador que
escribió este ensayo, para ser coherente con sus ideales ¿acaso no sufrió
persecución y ostracismo? ¡Fue expulsado de su país y murió en el exilio en una
patria extranjera y, encima, en total olvido!
Y, ¿acaso no sé qué la
vida de este otro maestro, fue de un sacrificio enorme por ser íntegro,
coherente y sin cortapisas?
4. Ilustración
que recrea
¡Y quienes editaron el
libro, la prolijidad puesta para hacer los márgenes, el espaciado de las
letras, la combinación de tipografías, la colocación de los capitulares y
viñetas!
¿Acaso no suponen un
arte depurado y exquisito?
Y el dibujante que hizo
cada caratulilla interior y las cortinas con que se abre cada capítulo, con la
preciosa ilustración que recrea cada pasaje, y que halaga no solo mi vista sino
mi sensibilidad entera, ¿no nos ofrendó en este arte su vida?
Así como para hacer el
contorno del lomo del tratado que acaricio complacido: ¿no ha costado
renuncias, desvelo y hasta sacrificio consagrarse a todo ello?
¿Y en la biblioteca
donde me lo prestan, las personas no hacen sobretiempo para clasificar y
catalogar cada pieza bibliográfica, trabajando altruistamente con un sueldo magro
y austero?
5. Que todo eso
se atesore
Así también esta calle
por donde paso. En ella hay un muro y sobre el artesonado un friso. ¿Puedo
dejar de apreciarlo, y aún más: dejar que se derruya? ¡Tengo que hacer algo!
He aquí un balcón con
balaustres y talladuras que evocan un estilo de tiempos idos. Y una vida que
debo rememorar devotamente, siquiera como estampa conmovedora de otras épocas.
¿Puedo dejar que se pierda?
El pontón de esta
esquina, el lapislázuli de la cornisa, tal y como están puestos hacen un
panorama de sublime belleza.
El frontis de esta
casa, el material y la forma de esta puerta, los adobes de que está hecha, son
documentos de una vida pasada y constituyen nuestra cultura más prístina y
acrisolada.
Los aleros del techo y
la teja que lo cubre, no puedo reemplazarlos por materiales que adulteren la identidad
de este patrimonio. Velar porque todo eso se atesore es una dimensión de
realizarse como un verdadero ser humano.
6. Igualmente
preciosas
El remate de este
zaguán, el azulejo en la pared de la entrada, el acabado de la puerta, son
esenciales. y constituyen todo un legado invalorable.
El rellano en la
escalera, las cenefas en la pared son únicas y es probable que como aquí no lo haya
en ningún otro lugar del mundo.
Y de otro lado, los
muros de esta y la otra calle no pueden ser ensuciados con inscripciones, ni
propaganda, ni grafitis abusivos.
Ni puedo, si algo ha
caído, dejarlo tirado sin recogerlo y ponerlo en su sitio. Todo aquello que
afee y denigre mi ciudad, sea la fisonomía de sus calles como la actitud de su
gente nos afecta a todos sobremanera.
Si luce bien nos
favorece. Si su presencia es adversa nos perjudica. Todo lo que está mal hay
que corregirlo, para complacernos con la perspectiva de sus calzadas, aleros y
tejados.
Y, en segundo lugar,
para hacernos dignos beneficiarios de estas obras, debo yo legar otras
igualmente preciosas que hagan el bien a todos quienes compartimos este universo
7. Gran
compromiso
Y ofrendarla a los
demás, sin esperar recompensa, tal y cual me valgo de ellas porque se me lo
brinda generosamente, sin pagar para nada lo que tanto ha costado. Inquietos
por respondernos a esta pregunta: ¿qué defendí de lo que vino hacia mí como un
encargo y ahora lo traspaso incólume y aún más enaltecido?
Igual que la luz, el
agua, el teléfono, el libro, la calle y la ciudad en que vivo. Y de todo lo que
me valgo, debo preguntarme: ¿Cuál es mi aporte, mi contribución y mi cuota a mi
comunidad y a mi historia?
Además de ser personas
honestas, con responsabilidad cívica, ¿cuál es mi ofrenda creativa?
Por eso, construyendo
ahora esta vía tan lejos de ustedes, tan lejos de ti, amor mío, hoy día, pienso
en todo lo que es ser un hombre.
¡Esto que hoy me aleja
de estar junto a ustedes, es mi pequeño gran sacrificio! Gracias por reconocer
el sencillo beneficio de lo que hacemos como legado a los hombres que vendrán
mañana.
Los
textos anteriores pueden ser
reproducidos,
publicados y difundidos
citando
autor y fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo
Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San
Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Ediciones
Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
*****
DIRECCIÓN EN
FACEBOOK
HACER CLIC
AQUÍ:
*****
Teléfonos:
393-5196
/ 99773-9575
Si
no desea seguir recibiendo estos envíos
le
rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario