24 DE
JULIO
ES LA
FIESTA DEL PATRÓN SANTIAGO
HAN VUELTO
MIS TÍOS
DESDE LEJOS
Danilo
Sánchez Lihón
Primera fila: Gala, tío Baltazar, Juvenal, abuela Sofía, yo y papá.
Detrás y de pie: Tía Miguelina y mamá.
…de padre a padre,
familiar,
de tu hijo a tu
hijo…
César Vallejo
1. Ronda
de niños
La última
semana del mes de julio es fiesta grande en mi comarca, ocasión para la cual vuelven
desde lejos nuestros tíos queridos. Sentimos entonces que nuestras familias se
juntan. Así, la casa de mi abuela Sofía que queda al lado de la nuestra,
cruzando un patio por dentro y pasando una puerta que llamamos La puerta de en medio.
Contigua queda
la casa en donde vive mi tía Carmen con sus hijos, adonde viene mi tía
Miguelina cuando regresan mis tíos desde tierras lejanas; hijos todos de mi
abuela Sofía, y hermanos de mi padre, que es cuando entre nosotros reina el
contento, la alegría y el regocijo, porque todos los días comemos juntos, se
canta, se ríe, ¡y es fiesta!
En nuestra casa papá ha preparado las camas para que
mis tíos duerman, y en donde se sirven los desayunos. Los almuerzos son en el
patio, bajo los aleros y a plena luz del sol. La merienda se sirve en
cualquiera de las cocinas. Siempre está mi tía Miguelina con sus hijos que
también son primos nuestros, haciendo del patio, del callejón y los cuartos una
ronda inmensa de niños.
Tío Baltazar, tío Leoncio, papá y tío Róger, Delante Sofía
2. Tío
Baltazar
El primero en
llegar ha sido mi tío Baltazar. Aquí está. Y con él pareciera que han llegado
los cohetes que revientan en el cielo azul y las bandas de músicos cuyos sones trae
el viento entre las copas de los árboles, y atraviesa las clavelinas de las
cercas anunciando que es fiesta.
Él sonríe
mirando de pie en el patio el sol de la mañana, con su inmensa capota y su
atildado uniforme de sargento de la Guardia Civil del Perú; y quien ha venido
desde Otuzco, donde vive.
De él se dice
que antes de salir de Santiago de Chuco, en junio del año 1935, fue mensajero
del telégrafo. Muy joven viajó a Lima donde trabajó en una tapicería antes de
ingresar a la policía. A los seis meses de preparación lo embarcaron a luchar
en la frontera con Ecuador, en el conflicto del año 1941. Cruzó a nado el río
Tumbes y estuvo en el frente de guerra.
Ha traído un
cuadro enmarcado de la Virgen de la Puerta que mamá al recibirlo ha llorado
porque dice que soñó con la Virgen que venía a bendecir nuestra casa. Y papá, poniendo
un clavo, la entroniza en la parte central del dormitorio, junto al cuadro de
la Virgen de Guadalupe que flota apenas posando sus pies en una media luna
blanca.
3.
Fino
y
reluciente
Mi tío Baltazar
tiene para nosotros un cariño que se le dibuja en la comisura de los ojos. Y esta
mañana dirigiéndose hacia mí pregunta:
– ¿Y quién es este guapo muchachote? –Mirándome con su
rostro más dulce.
– Es Fredy. –Le dice mi padre.
Y mi padre dirigiéndose a mí, me pide:
– Hijo, abraza a tu tío.
– ¡Es Fredy! ¡Cuánto has crecido! ¿Cómo estás?
– Bien tío.
– ¡Me han contado que te gusta escribir!
– Sí, tío.
– Ahí te he
traído un regalo para que cultives esa linda afición.
Va y me trae un
lapicero Parker de tinta líquida, aún en su caja y con su cinta, fino y
reluciente, que pruebo jubiloso.
– ¡Gracias tío!
¡Es precioso!
Y así ha traído
presentes para cada uno de nosotros.
Paseo de familia. Sentados, Yo, Róger, Víctor y Juvenal
4. Tío
Ángel
Al despertar hoy
día encontramos en la cocina, al lado de mi abuela, a mi tío Ángel, quien llegó
de madrugada desde Puquio. Luce sonriente, sentado cerca del fogón, con su
terno plomo a rayas, de solapas anchas y cruzadas, con una fina corbata de
rayas oblicuas rojas y gualdas, todo un caballero, de hablar pausado y
armonioso, y siempre amable y gentil.
De él se dice
que en Santiago de Chuco era ayudante de joyería en el taller del esposo de la
tía Genoveva. En octubre del año 1937 salió para Lima con el único equipaje de
conocer el lenguaje del telégrafo. Portaba una recomendación del tío Justo
Montoya para don Fermín Málaga Santolalla, magnate de la minería, que vive en
el Paseo Colón, pero a quien ni siquiera visitó.
Más bien se
presentó a la Oficina de Correos y Telégrafos de Lima ante don Pedro Urdanivia,
rindió un examen consistente en una larga trascripción telegráfica sin cometer
ningún error, hecho que no había ocurrido nunca antes. Ese mismo día entró a
trabajar, para después pasar a Casma, y luego viajar a Puquio, en el año 1940,
ya como Jefe de Telégrafos y Correos. Ahora ha llegado devorando caminos y
cruzando ríos caudalosos y puentes que dan miedo.
5. Tío
Jorge
Por la tarde ha
llegado también mi tío Jorge desde Coracora, al sur de Ayacucho donde labora.
Él dejó Santiago de Chuco en el año 1939. En Lima ingresó a la nocturna del
Colegio Hipólito Unanue. En el año 1945 ya estaba trabajando en Cerro de Pasco.
Son legendarios
los amores de mi tío Jorge con las chicas más guapas de este mi pueblo. Y es
que era un gran deportista y un gran bailarín, aunque creo que esa no es una
razón suficiente a tal punto que le pregunto mientras muerde una pata del
estofado de cuy:
– Tío, ¿en qué
radica el secreto de haber conquistado a tantas chicas bonitas de Santiago de
Chuco? –Primero se atora mi tío de la risa que le ha producido mi pregunta.
Pero después ríe a grandes carcajadas, que pese a que estamos en un poyo del
corredor todos voltean a mirarnos.
– ¡Qué
ocurrencia de este niño! –Comenta–. Mira, te voy a decir una cosa, que en
verdad es un secreto, porque veo que ya estás enamorado. Te digo que no importa
tanto la pinta, ni el dinero, ni la ropa que tengas, porque yo no tenía nada de
eso, sino que a una mujer le gusta que la hagas reír.
Nunca he
recurrido a esa fórmula, pero siempre he pensado en esas palabras misteriosas
que me dijo mi tío cuando yo era apenas un niño.
6.
Tierras
lejanas
Siento que mi abuela Sofía es el ser más feliz y
dichoso del mundo durante todos estos días. Y es que toda la casa luce radiante.
Como nunca desde temprano tiene su cabello separado en dos y desde la mitad de
su frente, con una raya pareja y derecha en su centro que yo me empino en la
silla y vigilo para ver si alguno de sus largos cabellos por si acaso se pasó
de una orilla a la orilla opuesta. Pero no, todo está en su lugar.
Ella me aprieta con sus brazos. Y yo juego con sus
trenzas mojadas que tienen un olor a lavanda y a miel. Luce su vestido a
cuadros que es su mejor traje y que la cubre hasta los pies.
A la hora de comer su rostro al centro de la mesa se
ilumina y es dulce, pues todos sus hijos están aquí, alrededor suyo; y cuando
todo son risas y alegría de vivir.
– Sírvanse ya,
por favor. –Es la voz de mamá.
Y se escucha el
ruido de cucharas y tenedores en los platos, junto a un rumor de voces que se
eleva como el oleaje de lo que es un día de felicidad en una familia grande,
inmensa e inabarcable. Y que hoy se ha juntado viniendo desde tierras lejanas.
7. Un
cascabel
de
alegría
Y con mis tíos han venido con ellos algunos de sus hijos
suyos y primos nuestros. Y por mostrarle todo recorremos el pueblo. Cruzamos
ríos y subimos cerros. Y entonces todo nos parece nuevo: lo que ellos nos
dicen, y pronuncian sus bocas, y lo que nosotros les podemos mostrar y enseñar
de lo nuestro.
Así, nuestra misma casa: los cuartos, las camas y
hasta las frazadas donde duermen nos parecen distintas y con mayor encanto. Ya
fuimos y volvimos del panteón, del Pozo Sagrado y de la Piedra Bruja.
Ya fuimos y
volvimos de seguir a la banda de músicos que pasa viniendo de la iglesia hacia
una velación, o por un bautizo con los padrinos que arrojan sencillo por los
aires y que los niños se arremolinan para poderlo coger.
Por la tarde ingresaremos
a las cuevas de Huacapongo. Nos atreveremos a asomarnos al Infiernillo, sin que
ninguno intente cruzarlo, pues no se vaya a caer a sus aguas y desaparecer.
Estas sí son
fiestas del alma como debieran ser siempre. Son días bellos en donde la casa trina,
canta; es un cascabel de alegría y una almendra de dulzor.
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