27 DE JULIO
NACE MIGUEL GRAU
¡DE PIE
EN LA PROA
DE TODA NAVE!
1. Su alma
y su estrella
Miguel
Grau Seminario, cuyo nombre lleva todo el ámbito de nuestro inmenso mar, a
partir de su nave legendaria, el monitor Huáscar, su espíritu heroico se
expandió a lo vasto y profundo del océano, como del cielo y de la tierra.
Quien
nació un día como hoy, 27 de julio del año 1834, víspera del día de nuestra
Emancipación,
Y vino
al mundo en la península de Piura, que tiene el impulso de la tierra por adentrarse
en el alma del mar, que es por eso que se alarga y se estira hacia el océano, y
que se refleja y se grafica nítidamente en este ser incólume.
Fue
igual que tiene la tierra en su tierra natal su fascinación en él por el océano,
lo que hizo que a los diez años se embarcara rumbo a Panamá en una goleta
capitaneada por un amigo de su padre, embarcación que naufragó, pero él pudo
salvar providencialmente, y de milagro.
Nave Capitana El Huáscar
2. El mar era
su entraña
Un
año después nuevamente se embarcó, esta vez como grumete, y surcó durante seis
años lo mares del mundo, por América, África, Asia, Europa y Oceanía.
Sea
trabajando en la marina oficial o ya sea en la marina mercante, e incluso
empleado en barcos balleneros, sintiendo que el mar era su entraña, su alma y
su estrella.
Declarada
por Chile la guerra al Perú, el 4 de abril del año 1879, Miguel Grau aceptó
hacerse cargo de la armada peruana y librar combate.
Y
lo hizo, pese a saber de la inferioridad fatal en barcos, armas y tropas de la
escuadra nacional frente a la enemiga que se había preparado con premeditación,
alevosía y ventaja, tal cual se hace para perpetrar un crimen.
Sin
embargo, durante seis meses mantuvo a raya a los buques atacantes que le sextuplicaban
en cañones, blindaje y tripulación.
3. Fuego
sagrado
Transportó
tropas, asedió puertos, burló asedios, hundió barcos y auxilió salvando a los
heridos y náufragos de las naves vencidas que proclamaban a voz en cuello:
“¡Viva el Perú generoso!”.
El
8 de octubre de 1979 en Punta Angamos fue cercado por seis acorazados de
blindaje inexpugnable cuyos cañones del Huáscar no podían penetrar ni hacer
mella.
Aun
así, ordenó arremeter. Y es que a nuestro Almirante le alentaba fuego sagrado
en el alma.
Efecto
de un disparo de una de las naves que lo acosaban, su torre de mando fue
deshecha y él voló hecho pedazos.
Punta Angamos
4. Ahora
y para siempre
A
partir de estos hechos y por haberse inmolado de ese modo entonces todos somos
Grau.
Y a
partir de su corazón y su alma que estallaron hechos pedazos en una torre de
mando.
A
partir de entonces todos somos vigilantes desvelados y guerreros insignes en la
proa de esta y las otras naves.
A
partir de entonces todos somos nave, horizonte y bandera inhiesta e iluminada.
A
partir de Grau todos somos torres de mando. Nos hizo vigías permanentes,
centinelas, soldados y atalayas insomnes.
Y
nos hizo responsables para tomar las decisiones heroicas, como las que él
asumió esa hora, para tener su herencia gloriosa para ahora y para siempre.
Museo Naval, Casa Grau, en Lima
5. A todos
salva
La
moral de aquella gesta es que entonces navegamos en la quilla de una estrella
fulgurante, que nos convoca, nos reúne y nos hermana.
La
lección de aquella circunstancia suprema en que él se inmolara es que todos
juramos lealtad absoluta por el bien, la verdad y la belleza en nuestros actos
y en nuestras vidas.
¡Esta
es la conclusión de aquella gesta! Que con él ¡juramos! Que con él estamos
comprometidos. Que con él estamos unidos, juntos y vencedores, porque la suya
es transfiguración y es victoria.
Porque
para él no había enemigos, porque a todos salva. Antes de bombardear al Matías
Cousiño hizo que la tripulación desalojara la nave.
¡Qué
humanidad ante tanta ignominia, vileza y rapacidad de los contrarios! ¡Qué
grandeza la suya y la nuestra, ante tanta infamia!
Miguel Grau Seminario
6. Fraternidad
universal
¿Quién
lo hace? ¿En qué página de la historia figura un hecho como este?
¡Y
qué baldón para los enemigos de esa hora mancillados para siempre! ¡Insanos,
inicuos y perversos!
Porque
Grau protagonizó ante hechos de repudiable mezquindad en los contrarios, hechos
más bien de conmovedora humanidad.
Por
eso, es ahora leyenda, mito, romance y verdad en defensa de la vida, incluso de
quienes finalmente le dieron muerte.
Encarna
el espíritu, la moral y la virtud, en cada mente y corazón de los seres humanos
que creen en la paz de los pueblos y en la fraternidad universal.
Busto de Miguel Grau
7. Hay
un altar
Y
es quimera que se erige en los mares encrespados de todo el universo. Como
escribiera José Luis Bustamante y Rivero:
«Vuestra nave minúscula ha crecido Almirante:
Y hay un sutil poder de fuego que envidian los
cañones en el silencio austero de sus cubiertas desmanteladas.
No fue infructuoso vuestro sacrificio ni un vago
gesto de inmolación de quienes con vos cayeron en la brega.
Vuestras sombras augustas presiden nuestros
mares; y hay un altar para vuestro busto en cada nave de nuestra flota.
Y un rincón de emoción en cada pecho nuestro».
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