jueves, 9 de julio de 2020

9 de julio. La construcción de los andenes. / Alegría de ser hermanos.


9 DE JULIO
LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ANDENES

ALEGRÍA
DE SER
HERMANOS

Danilo Sánchez Lihón




1. ¿Qué
hacer?

– Faltan alimentos. –Claman unos.
– No alcanza la comida. –Claman otros.
– ¡Vengan! ¡Vengan! –Dicen los Amautas. Y nos explican:
– Tenemos pocos terrenos de planicie. Y en los sitios que son pendientes la lluvia se lleva poco a poco la tierra, que luego los ríos cargan y arrojan al mar sin quererlo.
– Sí, eso mismo sucede.
– ¿Han visto cómo todo es inclinado y hasta abrupto? ¿Cómo todo es ladera y casi barranco?
– ¡Y en los cuales no podemos sembrar porque las lluvias arrastran con toda planta que se cultiva!
– Sí, eso ocurre.
– Miren estas montañas llenas de maleza. ¿Qué podemos hacer con ellas?
– ¡Algo se puede hacer!
– ¡Graderías! Lugares llanos en donde sembremos los alimentos que necesitamos.




2. Panales
de mieles

– ¡Pero solos no podremos hacerlo! ¡La solución será entre todos juntos y formando grupos y comunidades!
– ¡Eso mismo! Y, ¡por eso seremos un pueblo unido y solidario! ¡Esa es la solución! ¡Esa es la clave! ¡Ser solidarios!
– Entonces todos, hombres y mujeres, jóvenes y niños vamos a construir unas terrazas sucesivas en el sentido que nos marque la pendiente y que llamaremos andenes.
– ¡Andenes! ¡Sí! ¡Andenes!
– ¡Eso haremos! Para que en las superficies horizontales sembremos productos alimenticios. Y en las paredes verticales se propaguen enredaderas que amarren las piedras que contienen la tierra y la arena.
– Ramajes que den lugar a que broten flores que alimenten a las abejas que nos prodiguen de ricos panales de mieles. ¡Y árboles en los contornos que nos den sombras y aromas que perfumen el ambiente en que vivimos!
– En esos terrenos vamos a cultivar papa, maíz, quinua y quihuicha. Plantas de ocas de copas redondas y ollucos rozagantes. Y la cañihua de racimos arrebolados.




3. Canto
a la vida

– ¡Sí, hagámoslo!
– He aquí en relieve la maqueta donde aparecen nuestros cerros y quebradas, ya cubiertos de andenes florecidos.
– ¡Qué belleza!
– Así vamos a erradicar la falta de alimentos, con trabajo solidario, con trabajo mancomunado.
– ¡Así vamos a construir un mundo feliz de fiesta comunal y abrazo colectivo!
– ¡Y lo haremos cantando y bailando!
– Entonces, ¡manos a la obra!
– ¡Yo iré por agua!
– ¡Yo iré por tierra!
– Todos cumpliremos nuestro trabajo de manera organizada.
– Primero formando grupos y cada grupo actuando coordinada con los otros.
Así construimos los andenes, los tambos y caminos; los puentes y acueductos, los edificios y posadas.
¡Es el canto a lo que somos!





4. Amor
de prójimo

– ¡Es fiesta, fiesta de afirmar la vida con el trabajo colectivo! ¡Es alegría, alegría de hacerlo todos juntos!
– Nos abrazamos, nos protegemos, nos queremos. Es munay, la fuerza del afecto; yachay, el poder del pensamiento; y llancay, la energía del brazo que labora.
Es fiesta del canto, es fiesta de la danza. Es el grito de júbilo de ser todos hermanos.
– ¡Wífala!
Es el don del brote de la planta, es el don del surgir de las espigas, es el don de la flor que se abre y de los frutos que maduran y nos prodiga la tierra; de distintos colores, aromas, texturas y sabores, gratos y propicios.
 Así es cómo desborda el entusiasmo, la simpatía y la estima. Y se colma la copa del buen ánimo, del coraje y la iniciativa.
De la ternura y el amor de prójimo. Tal y como somos los andinos, rebosantes de afecto, colmados de adhesión y cariño.
Por todo lado ahora se oyen las tinyas, los pífanos, los huáncares. Y cantando y bailando unos van hacia el poniente por greda, acarreándola en recipientes, mantas y morrales.




5. Fiesta
del alma

Otros guiamos el agua que la traemos haciendo una acequia, que hemos abierto desde una profunda cañada.
O bien la cargamos en vasijas, porongos y cantimploras escuchando a lo lejos los sones de fiesta e imitándolos con nuestros pasos, tarareos y cánticos.
Trabaja el hombre junto a la mujer. Trabaja el anciano junto al niño en lo que pueden hacer.
Y se sirve la chicha.
Así construimos y así edificamos, dejando enterradas las plantas montaraces y silvestres para que vivan en el mundo de abajo o de adentro, e impulsen con su aliento lo que hagamos brotar hacia afuera.
Porque el mundo es simple, natural y amanece cada día. Y tiene un orden claro. El mundo es cordial, es atento y generoso. ¡Confiemos!
– ¡Tincuy! ¡Tincuy! –Por eso nos saludamos todos al pasar.
 Y que suenen las cornetas y los bombos. Los clarines y tambores. Que suenen los pincullos y roncadoras. Es la fiesta del ayni, es la fiesta del ayllu es fiesta del alma por ser como somos y sentirnos hermanos.




6. Y fecunde
la semilla

Unos van erigiendo los muros de piedra canteada. Otros empiezan desde diversos sitios dando un ritmo y compás a las piedras que se alinean y se enfilan.
Porque la piedra también canta y tiene música. Y baila hacia adentro y hacia afuera. Como nosotros ante las nieves, y ante nuestros apus a quienes saludamos complacidos, reverentes e ilusionados.
Otros van rellenando con piedras sueltas y cascotes. Primero y abajo los pedruscos grandes y toscos. Encima se ponen las piedras menudas y lisas. Y, sobre estas, guijarros.
Otros traen en canastas y vasijas la grava que se esparce. Todo para que por los resquicios se cuele el aire y oxigene la tierra desde abajo y los costados. Y para que el agua filtre, haya humedad interna y fecunde la semilla.
Encima va una capa de arena. Y de remate y en la superficie esparcimos tierra de cultivo que se palmea, se acaricia, y hasta se besa insuflándole nuestro aliento porque ella nos da los frutos de sus entrañas.




7. Entre
todos

 Cada andén, o terraza, los hacemos bordeados de canales de regadío que distribuyen las aguas en las diferentes parcelas, captadas por las compuertas que las regulan y expanden.
Pero los andenes en verdad son formas de adoración a todo aquello que reverenciamos: a la tierra, a la lluvia, al aire, y a cada ser viviente que puebla el universo. De allí que su construcción se inicie con ritos, abluciones y canciones de alegría.
– ¡Alegría! ¡Alegría! ¡Alegría! –Clama el Amauta desde lo alto de la colina. Y empieza el trabajo.
Y se lo hace saludando al sol en la alborada, ascendiendo y descendiendo de los cerros en comparsas, atronando con pincullos y tambores. Y toda la comunidad cantando y bailando, las voces finas de las mujeres acordes y acompasadas a las voces enérgicas y recias de los varones en gritos de júbilo, de entusiasmo y adhesión a todo lo existente.
– ¿Y por qué será nuestro canto tan pleno y dichoso?
Porque los andenes que hacemos son de todos. Entre todos lo hicimos. Entre todos lo cultivamos. ¡Entre todos lo cosecharemos!
– Porque la tierra es de todos. Porque todos estamos unidos y vibrando al unísono. Porque nadie falta ni sobra. Porque todos somos hermanos.
– ¡Ajajaylli, hermanos! ¡Que todo sea alegría!



Los textos anteriores pueden ser
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente


dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com

Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es

  *****
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:


*****

Teléfonos:
393-5196 / 99773-9575

Si no desea seguir recibiendo estos envíos
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.


No hay comentarios:

Publicar un comentario