10 DE AGOSTO
NACE
MELGAR EN AREQUIPA
MELGAR,
EL AMOR A SILVIA
Y A LA PATRIA
Danilo
Sánchez Lihón
Mariano Melgar. Resultado de imagen de pitserest
1. Yo
también lo canto
Muy lejos de la
tierra de Arequipa donde Mariano Melgar naciera, nunca vi a mi padre más transido,
conmovido y emocionado que cuando en la sala de nuestra casa en Santiago de
Chuco, entonaba el vals “Melgar” ya sea en su mandolina o en su violín, con
letra del poeta Percy Gibson y melodía del músico Benigno Ballón Farfán. Ocasión
en la cual, de cuando en vez elevaba su voz para cantar:
Blanca ciudad, de eterno cielo azul
puro sol, montañas de mi lar
donde nací, en donde me crié
para amar.
Aquí dejo mis sueños,
aquí dejo mi amor,
aquí dejo mis lágrimas,
de eterno desconsuelo,
porque mi
estrella triste fue cruel.
Y hasta yo lo
canto emocionado, ¡qué más da!, emocionado. Y la cantamos siempre en el Aula
Capulí, y en los viajes que hacemos, en donde por los caminos entonamos a
gritos aquellas frases que dicen:
2. Suena
el clarín
Silvia adiós, ya perdida
la esperanza de tu amor mi fe
al partir por mi patria sometida
y por ti mi bien,
voy adiós, voy adiós, adiós,
adiós, adiós, adiós.
Sonó el clarín, voy hacia allá
a defender mi patria
mi adorada Silvia, mi amor,
sonó el clarín vamos allí,
Oh Patria por ti morir quiero
yo y todos
con honor.
Oh Arequipa, ciudad de mis ensueños,
coloso Misti, guardián de mi ciudad,
ansío libertad y amor,
amor y
libertad Señor.
Así lo reivindica
el pueblo humilde, el dolor que se hace solidaridad con el hermano y la
naturaleza. Lo reivindica el amor consagrado a una ilusión de mujer, el cariño
a su pueblo, a su ciudad, y a un ideal de sociedad, digna y trascendente.
Así Melgar ya
está salvado. Y redimido él, sentimos que todos estamos salvos. Podrá entonces
descansar en paz, y nosotros con él.
3. Vuelve
mi palomita
En su vida
apasionada, desengañado ya de Silvia, fue el mundo rural el que se le ofreció
como amparo, y como tierra imperecedera; como paraíso y utopía; que él recién
conoce desde dentro y directamente. Fue luego de la desilusión que le produjera
aquel amor frustrado cuando al campo lo acoge y él se convierte en chacarero, en
campesino de poncho y ojotas, al lado de los peones más humildes.
Se hizo paisano,
labriego rústico y sufrido, arador de la tierra en el valle de Majes. Y ahí
conoce la dolida esencia y la dulzura plena del “harawi” para cantar el dolor y
la desolación más honda y que se entona entre los indígenas que trabajaban cultivando
los frutos que luego llegan a nuestras mesas sin que nosotros lo reconozcamos.
Dice en una de sus composiciones:
Yo sólo
reconozco
tus bellos
coloridos,
yo sólo sabré
darles
su aprecio merecido.
Yo sólo así
merezco
gozar de tu
cariño;
y tú sólo en mí
puedes
gozar días tranquilos.
Vuelve, que ya
no puedo
vivir sin tus
cariños,
vuelve mi
palomita,
vuelve a tu dulce nido.
4. Dolida
esencia
Porque el actual
yaraví, que él descubre y nos aporta, donde letra y música vuelven a asociarse
y fundirse con el “harawi” quechua, es composición lírica anterior a la llegada
de los españoles; es un sentimiento y una emoción que nos representan bien,
profunda y cabalmente.
Adoptado por Melgar
es la expresión que bien constituye la primera manifestación mestiza en la
literatura peruana; y enunciado simbólico de lo que nosotros podemos ser, como
nación nueva, autónoma y esperanzada.
Esto ocurría en
el año 1813, una década antes de la emancipación definitiva americana, tiempo
auroral cuando todavía no se había esbozado el Perú como proyecto libre y
autónomo.
Pero ya en
aquella época Mariano Melgar hizo el mestizaje de la poesía española y quechua;
anticipándose al movimiento romántico en el arte literario, con antelación a su
reconocimiento oficial en América, pues tiene todas las características del que
después fue una corriente artística de proyección universal.
Dichos rasgos
son: la preponderancia del sentimiento, la individualidad como esencia, el
rompimiento del equilibrio entre fondo y forma, el amor por lo vernáculo y
popular, la exaltación de las literaturas folclóricas y nacionales.
5. Indisoluble
amor
Pero he aquí el
otro salto, quizá mayor al anterior de parte de Mariano Melgar, y que no fue el
único. He aquí otra entrega absoluta. He aquí la otra decisión trascendental e
inquebrantable de este cometa, de este bólido y espíritu incandescente, cual
es:
Que se resuelve
a tomar las armas en defensa de sus ideales y principios, pero sin desistir
sino afianzando más su inclinación y su vínculo de amor a Silvia, haciendo
indisoluble el yugo entre el amor a la mujer y la devoción al sentimiento de la
patria amada aún no existe sino apenas avizorada en el alba ya que en aquel
tiempo todavía era un sueño y utopía. Y él dice así:
Dejar amigos…
¿injusticia tanta
pensáis que
cometiera?
de imaginarla
sólo ya me espanta…
¿Cómo olvidar
pudiera
a mi amorosa Silvia? No: ¡es en vano!…
Y esto, porque
sus amigos le reprochan duramente que él siga pensando en su amor frustrado,
individual y no correspondido por Silvia, cuando todo debía relegarse por la
lucha a favor del pueblo entregados totalmente, a la causa de la independencia
y de la libertad.
6. Y por mi Silvia
muero
En estas
circunstancias Melgar defiende a Silvia y responde con brío frente a sus amigos
que le reprochan su incoherencia de amar a Silvia a al ideal del pueblo
emancipado:
El amor a mi
patria está enlazado
con la afición
más viva
a mi Silvia, en
tal modo, que en mi estado
por mutua
alternativa.
Por Silvia amo
mi patria con esmero,
Y por mi patria amada a mi Silvia quiero.
Él hace y
enseña, lo explica en sus versos, que es inseparable su emoción social de su
afecto por una mujer, que en verdad se enlazan en la emoción romántica, que son
hacia esos dos amores; y que para él no entran en contradicción, sino los que
le dan la vida y lo llevan a la muerte. Y asume marchar a la guerra, abriendo
su pecho generoso en el campo de batalla.
Por eso mi padre
elevaba la voz cuando decía “Silvia adiós”, porque él también sentía el llamado
de la tierra y de la patria, de quien guardo como tesoro su libreta militar en
donde en el rubro “Ocupación” él tuvo el capricho de hacer que se anote “Campesino”,
libreta con la cual se inscribió como voluntario para luchar en el conflicto de
Leticia en nuestra frontera nororiental, seguramente teniendo a Melgar en el
alma.
Quien pasó así
de su posición de campesino a su opción de soldado combatiente, uniendo la
pluma a la espada, asociación mítica, y escribiendo de ese modo la historia de
su vida en el historial versificado de sus amores y de su consagración a sus
ideales.
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