13 de agosto. Un día como hoy. / Una gota de rocío.

13 DE AGOSTO 

UN DÍA COMO HOY 

UNA 

GOTA 

DE ROCÍO 

Danilo Sánchez Lihón 

Luis Valle Goicochea

1. Ni un solo 

grito 

Aquel 13 de agosto del año 1953 un hombre permanecía sentado desde la medianoche en una banca de la Plaza Italia en el cercado de Lima.

Parecía inerte, pero estaba llorando. Entonces desde lejos vio venir a un auto que corría a alta velocidad, bajando por la calle lateral del jirón Ancash. Vio su oportunidad.

Se irguió y se puso al borde del sardinel y calculó. Se echó a andar, atravesando la calle justo cuando el vehículo pasaba frente a él.

Chirriaron los frenos y el golpe fue duro. Con el impacto él sale arrojado a la vereda de la plaza, exactamente al pie de la banca donde había estado toda la noche sentado.

Su cuerpo flácido ha volado por el aire. Es un fantasma, y conmovedora su delgadez. No se queja. No modula palabra alguna. No dice nada.

Pese a que el dolor que siente es atroz no prorrumpe un solo grito ni menos un quejido.

 

2. Triste

y callado

 

ÚLTIMO DESEO

Qué bien has de venir, ¡oh, cara muerte!...

si al llamar tú a mis puertas soy el bueno,

si veo al ir que mi despojo inerte

en un halo de paz duerme sereno!

Bienvenida serás si me hallas puro

con la absorta pureza de la nieve,

si libertas un alma casta y leve

de la sorda prisión de un cuerpo oscuro.

Y qué bien has de hacer, ay, si arrancas

con un rapto bendito y sosegado,

con un enjambre de palomas blancas,

de este barro que soy triste y callado…

 

Pueblo de La Soledad donde naciera

3. Bajo el cielo

de Lima

 

Pero el destino quiere que sorba aún más el cáliz del dolor. Se arrastra sangrante hasta la misma banca en donde ha estado sentado y al pie de ella espera la muerte.  Esa muerte a la cual ha evocado tantas veces.

¿Quién es para los demás ese NN primero en el hospital y poco después en la morgue? No tiene un solo documento en los bolsillos. Nada revela quién es ni como se llama.

Es un poeta insigne. Es el tañedor del lenguaje más egregio de su tiempo. Es un enamorado romántico de las mujeres más bellas de su época. Es un periodista insomne.

Es un espíritu desvelado por el avatar en que se desenvuelve su historia y la vida como entelequia. Amigo de las personalidades más aristocráticas y acrisoladas de su generación.

Es un mago, un vidente, un alarife. Es uno de los más grandes espíritus aquel que yace al fondo de la fosa común adonde le arrojan cal, tendido y ya sin palabras bajo el cielo de Lima desvelado. Es aquel que ha hecho restallar a las palabras sus voces más prístinas. Quien escribe:

 

4. Devuélveme

la paz

 

Ya clavaste el aguijón. Noticia, acaba

como la abeja fiel a su veneno.

Pero déjame la clave de una empresa,

la tranquila señal de un buen camino,

adiéstrame en la tregua, enséñame el olvido.

Ya clavaste el aguijón. Noticia, acaba,

pero antes dime tus últimas palabras:

conjura desesperos y violencias,

destroza sombras y júbilos enciende,

quebranta fieras y liberta augurios,

silencia crótalos y trama mansedumbres,

dame una quietud tan honda y tan callada

que parezca del reino de la muerte,

y a su abrigo dulcísimo y querido,

y a su dulce tibieza renacida,

con el golpe final de tu agonía

¡devuélveme la paz que me arrancaste!

 

 

Luis Valle Goicochea

 

5. Cierta

antigua pared

 

Fue un hombre a quien se le fue acrecentando la pena a medida que el tiempo pasaba.

Tristeza esencial por todo aquello que a los mortales posiblemente no nos importa o nos tiene sin cuidado.

Y ¿qué es, o qué fue? Las preguntas esenciales sin respuestas, el misterio del mundo y de la existencia.

Porque hay almas que sienten y ven más allá de lo que sentimos los demás seres comunes y corrientes.

Ellos son los artistas y poetas, como lo fue y lo es Luis Valle Goicochea, quien marca con fuego el calendario un día como es hoy.

Quienes todo lo nimio lo hacen gigantesco. Aquello que es tan simple lo viven de tal modo que lo tornan tan significativo que ellos mismos se asustan y sufren de que así sea, como cuando él dice:

Me entristece

mientras voy por la callecita recordando

cierta antigua pared a medio hacer...

 

Cierta antigua pared. Foto J. S. L.

6. Recuerdos

de infancia

 

Su vida fue una lenta crucifixión y agonía, un obediente suplicio, una desdicha anterior a cualquier resultado.

Un dolor inmenso le embarga acerca del mundo, como si le hirieran personalmente pese a que él sea indiferente para todos, y un ser a quien no se toma en cuenta.

O como si él mismo fuera la única víctima. Como si el dardo que a todos nos toca él creyera que solo está dirigido a él, y apunta directo a su corazón, y siendo que a todos nos hiere y siendo que todos lo padecemos.

Pero saberlo eso no lo contentaría. Sin embargo, nos sacude el alma como si míos fueran todos sus miedos y desventuras. Por ejemplo, que todo acabe, que todo fenezca, y todo se pierda.

De allí que todo en él sean recuerdos de infancia, y le remuerde que la muerte los vaya carcomiendo, arruinando y sepultando.

Reconoce que lo único valioso y trascendente no existe en ningún otro lado sino en el hogar. Y es en este recinto en donde más acosa y golpea la despiadada muerte con su curvada guadaña.

 

Seminario de San Marcelo en Trujillo donde estudiara

7. Con el corazón

en la boca

Un día que es el día

que menos esperamos…

Un día que es cualquier

día de la mañana.

Cuando todos,

amanecen tristes en la casa

y no sé qué cosas

bajito se preguntan…

Hay temor de alejarse,

y tras la más leve ausencia,

se apura el paso al regresar…

Se mira a todas partes…

Es el día aciago en que se espera

lo fatal, en que nada

puede hacer olvidar

la negra acechanza y el presagio…

Es cuando los gorriones desconfían

y no esperan a que nos acerquemos mucho…

En que se aguarda, con el corazón en la boca,

a la que ha ido a la fuente…

 

 Iglesia de San Francisco en Lima que lo acogiera

8. Alguna

taberna

 

Porque nada más sensible que el hogar para un niño desvalido como es él.

El hogar es el refugio, ámbito de ternura, espacio donde todo es abrigador.

Pero la muerte lo amenaza con sus telarañas y lo acecha con sus sombras. Y finalmente lo sume en su oscuridad más tenebrosa.

De allí que la cultura andina tuvo que implementar una concepción de organización comunal en donde la familia se proyectara en un orden más amplio a fin de paliar este sentimiento de orfandad.

Pero Luis Valle Goicochea no solo está herido por esto sino también por Dios. Atravesado de un misticismo estupefacto.

Y al sentirse abrumado por todo ello se hizo varias veces fraile y ermitaño. Para finalmente buscar refugio en el licor.

Razón por la cual de los conventos en donde se hizo monje se escapa a alguna taberna insomne en donde amanece más hierático, ensimismado y silente que nunca.

 Urquillos en Cusco, donde se recluyera

9. Menudito

y cristalino

Aquella tarde era así: 

Tú, la soledad, yo, Dios mío,

unos árboles distantes

y la campiña y el río.

En el confín vagas nubes,

una ceja de oro tímido

sobre el ensueño en penumbra

del pueblecito dormido. 

Aquella tarde era así:

quiso borrarla el olvido.

No pudo su bravo soplo

con este cuadro sencillo.

Mas si todo está como antes:

Tú, la soledad, yo, Dios mío

y una música pendiente,

la sempiterna del grillo,

sin embargo, yo soy dueño

de un hallazgo humilde y fino: 

Entre la yerba encontré

una gota de rocío.

Vieran qué temblor alado

menudito y cristalino.

La felicidad cantando

la confía a mi destino.

 

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