1. El mundo
es ancho y ajeno
Para escribir la
novela “El mundo es ancho y ajeno”, un grupo de amigos decidieron
subvencionarle a Ciro Alegría el diario vivir y comer, pasándole una asignación
mensual para que solo se dedique a la tarea de escribir, obteniendo con esta
novela el codiciado premio de la Editorial Farrar and Rinehart de Nueva York el
año 1941. Al cobrar el estipendio del premio devolvió lo aportado por los
amigos, agregando algo más para apoyar a un escritor chileno en las mismas
condiciones que él fuera apoyado.
La obra se inicia
cuando Rosendo Maqui vuelve de las tierras altas a donde ha ido con el objetivo
de buscar algunas hierbas que la curandera ha recetado para aliviar los dolores
de su anciana mujer. A su regreso es que se le cruza en su camino una
serpiente, hecho que es interpretado como un signo de desgracia.
Él es el alcalde
probo y magnánimo, quien por medios legales y pacíficos defiende las tierras
legítimas de la comunidad, que son codiciadas por el hacendado Álvaro Amenábar,
y lucha denodada y tenaz porque se respeten los derechos de la comunidad, pero
a la vez, por no verse envueltos en la violencia que se desata por incitación
externa e interna. La lucha es entre la comunidad de Rumi por defenderse de la
voracidad y codicia del hacendado, y de la corrupción de las autoridades de la
localidad. El desalojo y la expulsión de todos modos se produce, debiendo huir al
final hacia las zonas altas, áridas, yermas y desoladas.
Cordillera de los Andes
2. Conscientes
de
la realidad
El aporte de Ciro
Alegría a la literatura es el haber creado relatos de plena consciencia en
relación a la realidad que nos rodea a sus personajes y a las situaciones que
recrea, y que es lo que en ese momento importa atender. Así:
Es imposible leer a
Ciro Alegría y no sentirse maravillados e intrigados por la vida y la
naturaleza en una zona de ceja de selva, en su novela La serpiente de oro.
Conmovidos por el
drama de los hombres y los animales en Los perros hambrientos. Persuadidos
por la sabiduría de Rosendo Maqui, su ecuanimidad y entrega a la causa de
defensa de la comunidad en El mundo es ancho y ajeno. Inquietos y apasionados por el
palpitar intenso de la emoción en la lucha y la reyerta, tensa y fragorosa, en
el Duelo de caballeros.
Literatura ajena al
escapismo que suele rondar al arte en general, que presenta problemas
artificiales y sin conexión con el mundo en el que las grandes mayorías se
desenvuelven.
Realidad en la cual
se vive, se sufre y se erige toda esperanza; sin olvidar tampoco relatarnos
historias y aventuras cautivadoras, con la presencia de narradores de cuentos
que relatan historias al calor de la hoguera que se aviva en el fogón.
Río Marañón, escenario de la "Serpiente de oro"
3. Su amor
entrañable
Ciro Alegría es un
extraordinario escritor andino. A diferencia de sus predecesores, quienes
escribieron sobre el indio desde estereotipos o sin ninguna consciencia cabal
acerca de su realidad, él pudo acercarse más a ese mundo gracias a haber vivido
su drama palmo a palmo, al haber compartido vivencias y avatares con ellos,
como gracias a su amplia documentación sobre el tema, porque siempre estuvo
interesado en meditar sobre ello.
Sin embargo, el
realismo de Ciro Alegría no es liso, uniforme o plano. Tampoco resulta unilateral,
como si fuera un discurso sociológico, que es en lo que se venía incurriendo. Mucho
menos su apelación es sin gusto, despiadada o cruel
En él resalta no
solo la lucha en contra de los opresores, sino la vida sencilla, el mundo
cotidiano, el hombre en relación a la naturaleza y consigo mismo. Sus relatos
fluyen entre pequeñas historias que acompañan la trama principal de sus
novelas, ricas en sucesos y en la complejidad anímica de sus protagonistas. También,
desarrolla personajes entrañables y hace coloridas descripciones paisajísticas
en las que se nota que su compromiso humano no solo es con los indígenas
desposeídos sino también que su amor es recóndito por el Perú y su destino como
realidad multiétnica, variada, plural y sufrida.
Satibamba, en Huamachuco
4.
Auténtico
con
la vida
Su estilo es
tajante, contundente y, a veces, hasta brutal. Es inapelable y de eclosión
cósmica. De parto de los montes y de total verdad. Y es que solo siendo así
pudo representar a esta tierra entrañable, a esta geología de total y plena
inmensidad, y a nuestra sociedad tan conturbada, entretejida y hasta abismal.
Donde es la vida tan
honda aquí, tan dolida y tan en riesgo, que parece habitar no solo el filo sino
la punta de un cuchillo. Y por ser así tan buena y a su vez apasionante en todo
sentido.
En él hay, así como
un dramatismo geológico y, en paralelo, un dramatismo anímico raigal y
profundo. Se siente el horizonte cuajado de estrellas, pero a nuestros pies,
como cuando se viaja por las mesetas andinas en donde el horizonte queda hacia
abajo en la hondonada.
Donde su obra resulta
en realidad una sola historia. O una historia con momentos y capítulos
sucesivos, conformando una unidad cíclica. Y esto porque su literatura se basa
en su biografía personal.
Y se basa en el
acontecer diario de una comunidad, sin tener entonces por qué hacer ficciones,
sino haciendo que cada vez sean más nítidos sus recuerdos y significaciones,
así como más auténtica cada circunstancia y situación de sus relatos con la
vida misma que relata.
Sartibamba, donde naciera
5. El desafío
de
vencer
Por eso, él acaba siendo
un gigante, donde su pluma reproduce y erige montañas. Él traza y plasma la
gran novela épica del Perú de todos los tiempos. Escribe y concreta para
siempre la gran saga de los andes meridionales de nuestro continente.
Alza el mural
portentoso del hombre en relación con una geografía, igualmente imponente,
insólita y sobrehumana. Y lo hace con inmenso y poderoso aliento vital. Su obra
es denuncia, es acta social y es proclama.
En él la oralidad es
música. En él la palabra es coral. En él el silencio es grito ensordecedor.
Sus personajes
prototípicos son los hombres en lucha fragorosa con la naturaleza y con la
injusticia social que aquí por ser eje y centro de culturas diferentes se
arraigó con fuerza implacable. Es el hombre en el desafío de vencer el
obstáculo de una naturaleza intrincada, omnímoda y hostil.
Y en su afán de
detener la injusticia bestial y la codicia inhumana de una clase social que a
toda costa quiere apoderarse de lo ajeno, y con ello avasallar los derechos de
las comunidades andinas, erige el testimonio que ha de quedar como suprema
constancia de nuestro coraje y valor.
Ciro Alegría de niño
6.
Otras obras
importantes
El año 1948 Ciro
Alegría volvió al Perú después de más de veinte años de exilio y ya totalmente
consagrado por su trilogía de novelas: “La serpiente de oro”, “Los perros
hambrientos” y “El mundo es ancho y ajeno”.
Antes ni siquiera
podía cruzar o pasar por encima de nuestro territorio, ni siquiera volando por
el cielo, como ocurrió cuando se le negó el paso para asistir a un congreso en
Bolivia al cual se le invitó cuando todo estaba pagado y se tenía todo aparentemente
previsto.
Aquí luego de su
retorno se dedicó al periodismo y a la política. Fue elegido diputado por el
partido Acción Popular, presidido por el arquitecto Fernando Belaúnde Terry.
En 1962 publicó Duelo
de caballeros, conjunto de relatos en los que da curso a su facilidad para
contar una historia de manera breve, pero sin disminuir su intensidad ni
calidad literaria.
El género narrativo le
permite también explorar temas diferentes al del mundo andino, aunque siempre
con acendrada e insubordinada consciencia social.
Otras obras, algunas
de ellas póstumas son: “La ofrenda de piedra”; “Sueño y verdad de América”, “Gabriela
Mistral íntima”; “Panki y el guerrero”, “Lázaro”; además de su libro de
memorias: “Mucha suerte con harto palo”.
Danzante de Huamachuco. Foto Jaime Sánchez Lihón
7.
Testamento
moral
Ciro Alegría
falleció el 17 de febrero de 1967 en Chaclacayo, apacible localidad cercana a
Lima, la capital del Perú.
Fue condecorado póstumamente con las Palmas
Magisteriales que la Nación otorga a los maestros egregios.
Porque él es el
novelista auténtico e insigne del Perú de todos los tiempos.
Mariátegui es el
filósofo y el pensador. José María Arguedas es el testigo y el apóstol, quien
encarna y denuncia con obras conmovedoras el dolor y la esperanza de nuestro
pueblo. Y César Vallejo es el profeta y el redentor.
Entre todos ellos
representan lo legítimo, valioso y cimero del Perú eterno.
Los cuatro son las
montañas tutelares de nuestra nacionalidad. Son las cordilleras fundacionales,
enhiestas e inamovibles.
De quienes hasta sus
sombras son protectoras. De quienes hasta sus desgracias son emblemáticas. De
ellos sus dolores son nuestros dolores y representan lo genuino, lo arduo y
sublime que nosotros somos.
Inmenso es Ciro
Alegría; es el Homero de los Andes del Perú. Su obra es también mural plástico,
galería pictórica, sinfonía musical de nuestra identidad. Es el testamento
moral del Perú de aquí al infinito.
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