sábado, 15 de agosto de 2020

15 de agosto. Es fiesta en Huamachuco. / Gran cordillera Ciro Alegría.

15 DE AGOSTO 
ES FIESTA EN HUAMACHUCO 

GRAN 
CORDILLERA 
CIRO ALEGRÍA

Danilo Sánchez Lihón


Ciro Alegría


1. El mundo

es ancho y ajeno

 

Para escribir la novela “El mundo es ancho y ajeno”, un grupo de amigos decidieron subvencionarle a Ciro Alegría el diario vivir y comer, pasándole una asignación mensual para que solo se dedique a la tarea de escribir, obteniendo con esta novela el codiciado premio de la Editorial Farrar and Rinehart de Nueva York el año 1941. Al cobrar el estipendio del premio devolvió lo aportado por los amigos, agregando algo más para apoyar a un escritor chileno en las mismas condiciones que él fuera apoyado.

La obra se inicia cuando Rosendo Maqui vuelve de las tierras altas a donde ha ido con el objetivo de buscar algunas hierbas que la curandera ha recetado para aliviar los dolores de su anciana mujer. A su regreso es que se le cruza en su camino una serpiente, hecho que es interpretado como un signo de desgracia.

Él es el alcalde probo y magnánimo, quien por medios legales y pacíficos defiende las tierras legítimas de la comunidad, que son codiciadas por el hacendado Álvaro Amenábar, y lucha denodada y tenaz porque se respeten los derechos de la comunidad, pero a la vez, por no verse envueltos en la violencia que se desata por incitación externa e interna. La lucha es entre la comunidad de Rumi por defenderse de la voracidad y codicia del hacendado, y de la corrupción de las autoridades de la localidad. El desalojo y la expulsión de todos modos se produce, debiendo huir al final hacia las zonas altas, áridas, yermas y desoladas.

 

Cordillera de los Andes


2. Conscientes

de la realidad

 

El aporte de Ciro Alegría a la literatura es el haber creado relatos de plena consciencia en relación a la realidad que nos rodea a sus personajes y a las situaciones que recrea, y que es lo que en ese momento importa atender. Así:

Es imposible leer a Ciro Alegría y no sentirse maravillados e intrigados por la vida y la naturaleza en una zona de ceja de selva, en su novela La serpiente de oro.

Conmovidos por el drama de los hombres y los animales en Los perros hambrientos. Persuadidos por la sabiduría de Rosendo Maqui, su ecuanimidad y entrega a la causa de defensa de la comunidad en El mundo es ancho y ajeno. Inquietos y apasionados por el palpitar intenso de la emoción en la lucha y la reyerta, tensa y fragorosa, en el Duelo de caballeros.

Literatura ajena al escapismo que suele rondar al arte en general, que presenta problemas artificiales y sin conexión con el mundo en el que las grandes mayorías se desenvuelven.

Realidad en la cual se vive, se sufre y se erige toda esperanza; sin olvidar tampoco relatarnos historias y aventuras cautivadoras, con la presencia de narradores de cuentos que relatan historias al calor de la hoguera que se aviva en el fogón.

 

Río Marañón, escenario de la "Serpiente de oro"


3. Su amor

entrañable

 

Ciro Alegría es un extraordinario escritor andino. A diferencia de sus predecesores, quienes escribieron sobre el indio desde estereotipos o sin ninguna consciencia cabal acerca de su realidad, él pudo acercarse más a ese mundo gracias a haber vivido su drama palmo a palmo, al haber compartido vivencias y avatares con ellos, como gracias a su amplia documentación sobre el tema, porque siempre estuvo interesado en meditar sobre ello.

Sin embargo, el realismo de Ciro Alegría no es liso, uniforme o plano. Tampoco resulta unilateral, como si fuera un discurso sociológico, que es en lo que se venía incurriendo. Mucho menos su apelación es sin gusto, despiadada o cruel

En él resalta no solo la lucha en contra de los opresores, sino la vida sencilla, el mundo cotidiano, el hombre en relación a la naturaleza y consigo mismo. Sus relatos fluyen entre pequeñas historias que acompañan la trama principal de sus novelas, ricas en sucesos y en la complejidad anímica de sus protagonistas. También, desarrolla personajes entrañables y hace coloridas descripciones paisajísticas en las que se nota que su compromiso humano no solo es con los indígenas desposeídos sino también que su amor es recóndito por el Perú y su destino como realidad multiétnica, variada, plural y sufrida.


 

Satibamba, en Huamachuco


4. Auténtico

con la vida

 

Su estilo es tajante, contundente y, a veces, hasta brutal. Es inapelable y de eclosión cósmica. De parto de los montes y de total verdad. Y es que solo siendo así pudo representar a esta tierra entrañable, a esta geología de total y plena inmensidad, y a nuestra sociedad tan conturbada, entretejida y hasta abismal.

Donde es la vida tan honda aquí, tan dolida y tan en riesgo, que parece habitar no solo el filo sino la punta de un cuchillo. Y por ser así tan buena y a su vez apasionante en todo sentido.

En él hay, así como un dramatismo geológico y, en paralelo, un dramatismo anímico raigal y profundo. Se siente el horizonte cuajado de estrellas, pero a nuestros pies, como cuando se viaja por las mesetas andinas en donde el horizonte queda hacia abajo en la hondonada.

Donde su obra resulta en realidad una sola historia. O una historia con momentos y capítulos sucesivos, conformando una unidad cíclica. Y esto porque su literatura se basa en su biografía personal.

Y se basa en el acontecer diario de una comunidad, sin tener entonces por qué hacer ficciones, sino haciendo que cada vez sean más nítidos sus recuerdos y significaciones, así como más auténtica cada circunstancia y situación de sus relatos con la vida misma que relata.

 

Sartibamba, donde naciera


5. El desafío

de vencer

 

Por eso, él acaba siendo un gigante, donde su pluma reproduce y erige montañas. Él traza y plasma la gran novela épica del Perú de todos los tiempos. Escribe y concreta para siempre la gran saga de los andes meridionales de nuestro continente.

Alza el mural portentoso del hombre en relación con una geografía, igualmente imponente, insólita y sobrehumana. Y lo hace con inmenso y poderoso aliento vital. Su obra es denuncia, es acta social y es proclama.

En él la oralidad es música. En él la palabra es coral. En él el silencio es grito ensordecedor.

Sus personajes prototípicos son los hombres en lucha fragorosa con la naturaleza y con la injusticia social que aquí por ser eje y centro de culturas diferentes se arraigó con fuerza implacable. Es el hombre en el desafío de vencer el obstáculo de una naturaleza intrincada, omnímoda y hostil.

Y en su afán de detener la injusticia bestial y la codicia inhumana de una clase social que a toda costa quiere apoderarse de lo ajeno, y con ello avasallar los derechos de las comunidades andinas, erige el testimonio que ha de quedar como suprema constancia de nuestro coraje y valor.

 

Ciro Alegría de niño


6. Otras obras

importantes

 

El año 1948 Ciro Alegría volvió al Perú después de más de veinte años de exilio y ya totalmente consagrado por su trilogía de novelas: “La serpiente de oro”, “Los perros hambrientos” y “El mundo es ancho y ajeno”.

Antes ni siquiera podía cruzar o pasar por encima de nuestro territorio, ni siquiera volando por el cielo, como ocurrió cuando se le negó el paso para asistir a un congreso en Bolivia al cual se le invitó cuando todo estaba pagado y se tenía todo aparentemente previsto.

Aquí luego de su retorno se dedicó al periodismo y a la política. Fue elegido diputado por el partido Acción Popular, presidido por el arquitecto Fernando Belaúnde Terry.

En 1962 publicó Duelo de caballeros, conjunto de relatos en los que da curso a su facilidad para contar una historia de manera breve, pero sin disminuir su intensidad ni calidad literaria.

El género narrativo le permite también explorar temas diferentes al del mundo andino, aunque siempre con acendrada e insubordinada consciencia social.

Otras obras, algunas de ellas póstumas son: “La ofrenda de piedra”; “Sueño y verdad de América”, “Gabriela Mistral íntima”; “Panki y el guerrero”, “Lázaro”; además de su libro de memorias: “Mucha suerte con harto palo”.


 

Danzante de Huamachuco. Foto Jaime Sánchez Lihón


7. Testamento

moral

 

Ciro Alegría falleció el 17 de febrero de 1967 en Chaclacayo, apacible localidad cercana a Lima, la capital del Perú.

 Fue condecorado póstumamente con las Palmas Magisteriales que la Nación otorga a los maestros egregios.

Porque él es el novelista auténtico e insigne del Perú de todos los tiempos.

Mariátegui es el filósofo y el pensador. José María Arguedas es el testigo y el apóstol, quien encarna y denuncia con obras conmovedoras el dolor y la esperanza de nuestro pueblo. Y César Vallejo es el profeta y el redentor.

Entre todos ellos representan lo legítimo, valioso y cimero del Perú eterno.

Los cuatro son las montañas tutelares de nuestra nacionalidad. Son las cordilleras fundacionales, enhiestas e inamovibles.

De quienes hasta sus sombras son protectoras. De quienes hasta sus desgracias son emblemáticas. De ellos sus dolores son nuestros dolores y representan lo genuino, lo arduo y sublime que nosotros somos.

Inmenso es Ciro Alegría; es el Homero de los Andes del Perú. Su obra es también mural plástico, galería pictórica, sinfonía musical de nuestra identidad. Es el testamento moral del Perú de aquí al infinito.

 

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