Tres
ciudades importantes de nuestro país el día de ayer, sábado 15 de agosto del
año 2020, estuvieron de fiesta celebrando un aniversario más de su fundación en
el caso de dos de ellas, de Arequipa y Huánuco, y otra el día de su festividad
principal en homenaje a la Virgen de Altagracia, como es el caso de Huamachuco.
Literariamente
nos olvidamos de las ciudades, y no les damos mucha importancia lo cual no
ocurría así en la literatura clásica donde las ciudades eran referentes
fundamentales.
Pero,
¿qué son las ciudades?, estos lugares donde se erigen templos, iglesias y se
guardan llaves, códigos y memorias. Lugares sagrados, milagros, talismanes y sitios
providenciales.
En realidad,
son misterios, enigmas, claves secretas. Son pozos, incisiones en el planeta,
donde se juntan destinos, se entretejen vidas; donde se urden encuentros,
amores, separaciones.
Ciudad de Huánuco
2. Nudos
de caminos
Y es
importante enaltecer a nuestras ciudades, reconociéndolas como huacas o
pacarinas.
Lugares
que son bocas por donde alcanzan a expresarse aquello que somos.
Que
se atiborran de edificios que sobresalen hacia el cielo; de torres y espadañas que
se retan con el lucero matutino y de la tarde.
Que
brilla en lontananza en las noches propicias. O cubiertas tenuemente con la luz
de la luna arrebolada.
Las
ciudades son ejes, úteros y matrices. Son nudos de caminos. Son esferas a las
cuales se llega y desde donde se parte.
Son marañas
donde se entreteje el destino de las personas. Hitos en el espacio y en el
tiempo, fundamentales para el destino de los seres humanos.
Ciudad de Huamachuco
3. La Ciudad
de Dios
Se han
erigido ciudades incluso en los reinos celestiales. El Apóstol Juan, un
visionario, hombre de fe inquebrantable, avizora la ciudad de Dios de este modo
en Apocalipsis 21, diciendo:
Y
yo, Juan, vi la ciudad,
la
Nueva Jerusalén,
descender
del cielo de Dios,
dispuesta
como una esposa
ataviada para su marido
Es
curiosa esta imagen de la ciudad como mujer, compañera y hasta esposa, en este
caso de Dios. Y sigue escribiendo San Juan
Vi
un cielo nuevo
y
una tierra nueva
porque
el primer cielo
y
la primera tierra pasaron
y el mar ya no existía.
4. Sin salir
de sus muros
Es
decir, la ciudad es más que lo físico, y tiene otro sentido que el concreto y
material. Para continuar así:
La
ciudad
no
tiene necesidad de sol
ni
de luna que brillen en ella.
Sus
puertas nunca serán cerradas,
pues allí no habrá noche.
Las ciudades
han marcado y marcan nuestros destinos; en las cuales hemos nacido y crecido. Y
en las cuales vivimos fascinados, por lo que tienen y no tienen.
Y en
las cuales finalmente morimos. Y siendo así, ¿en la poesía ni siquiera las
nombramos?
En
las cuales deambulamos a tientas muchas veces sin salir de sus muros.
Ciudad de Lima
5. En cada una
de ellas
O que
bien, salimos y entramos a ellas como si se tratara de una casa y de un
refugio.
Que
tejen y destejen nuestros pasos. Hechas de presencias y ausencias, que ellas
guardan en algún lugar recóndito.
Que cuando
las miramos desde lejos, sobrevolando en un avión, nos conmueven, nos exaltan,
nos ilusionan, como si estuviéramos ante algo sagrado.
Y
que, en cada una de ellas se dio lo sublime como lo atroz, lo excelso como lo inicuo,
lo divino como lo aciago.
En
sus esquinas, ¿cuántas veces nos hemos encontrado contigo, esperándome con tu
blusa y falda inocentes, amor mío?
En
las cuales te he querido y en las cuales te he olvidado.
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