19 DE
AGOSTO
DÍA DE LA
FOTOGRAFÍA
LUIS
LEÓN,
EL
FOTÓGRAFO
DE MI
COMARCA
Danilo Sánchez
Lihón
1. Hasta allí
llegó un día
Cada pueblo tiene su fotógrafo legendario; así como hay una pléyade de
otros que registran en imagen fotográfica acontecimientos, escenas y
testimonios. Y a los cuales también cabe valorar.
Pero el Martín Chambi de mi comarca, como es Santiago de Chuco, es Luis
Gilberto León Rodríguez, cuyo nombre simplificado entre nosotros siempre fue
como un membrete: Luis León.
Poeta de la luz y la sombra pues todo lo hizo en daguerrotipo de blanco
y negro.
Quien vivió en el siglo pasado entre los años 1900 y 1961, chalaco de
nacimiento y chuco de corazón.
Quien aprendió fotografía en el taller de sus familiares situado en la
Alameda de los Descalzos, en el viejo distrito Rímac, bajo el puente, en la
dorada Lima, Ciudad de los Reyes.
Hasta allí llegó un día Plácido Alarcón quien venía de Santiago de Chuco
para hacerse unas fotos.
2.
Quedó
prendado
Le agradó la pulcritud y el esmero del joven, y lo invitó a venir con él
a la Fiesta del Patrón Santiago del mes de julio cuando corría el año 1921, un
año después que ocurrieran los sucesos que le costaron 112 días de cárcel al
poeta César Vallejo.
Aquí vino, y se enamoró de este pueblo plácido y con un aroma profundo a
ensueño, por los bosques de alcanfores que rodean a esta mi comarca. Y se quedó
a vivir recorriendo pueblo por pueblo de esta provincia, tomando fotografías
con la misma prolijidad en perseguir la luz en sus diversos tonos, matices,
colores, fragancias y pasiones.
Así como quedó prendado del pueblo le hechizó también la magia de unos
ojos negros y brujos que duelen cuando se detienen a mirarnos al fondo del
alma. Eran los de Rosa Deza Verau, con quien contrajo nupcias y tuvo siete
hijos: Augusta, Manuela, Rosa, Amelia, Guillermo, Victoria y Petronila.
Al final de su vida viajó a Trujillo para curarse y allí murió en
octubre del año 1961. Está enterrado en el cementerio de Miraflores de esa
ciudad, datos que nos ofrece Hermes Torres Pereda en su libro Apuntes y
documentos para Santiago de Chuco.
Foto de Luis León. Mi padre, Primera fila, el primero de la izquierda
3. No
decía
palabras
¿Qué recuerdo yo de él? Cuando pasaba frente a nuestra casa me
impresionaba porque caminaba apoyando su cabeza en su puño derecho que ponía
bajo su mentón, haciéndose ostensible su esfuerzo.
Era como cuando se pone un parante anclado a un muro a que no caiga, o
un tijeral a un techo cuando este se ha inclinado y que amenaza con caer. Y su
mirada estaba siempre cabizbaja, fija en el suelo en donde iba a poner los
pies.
Vivía Luis León a dos cuadras de mi casa, en la misma recta o calle, y
en mi barrio; él más cerca del Reservorio de Agua, o de La Poza, haciendo
esquina su domicilio entre la calle Colón y el jirón Ayacucho.
No decía palabras y apenas contestaba el saludo con algún gruñido, o con
un movimiento doloroso de su rostro. Era un hombre de vida retirada, a quien mi
padre nos recomendaba que lo saludemos siempre con mucho respeto. Quizá también
por esa condición contraída de su cuerpo.
4.
Calles
empinadas
Un día llegaron desde lejos mis tíos Baltazar, Jorge y Ángel, hermanos
de mi padre. Y fue ocasión para que Luis León nos retratase en dos placas
fotográficas a todas luces históricas, junto a mi abuela y mis otros tíos, como
también acompañados de mis padres, mi hermano Juvenal y mis primos y toda la
familia reunida ese día, pues mis tíos venían a visitarnos desde lugares
lejanos.
Fue un hecho memorable, porque el día y hora convenidos estábamos una
numerosa comitiva frente a su casa que tenía un portón casi hundido bajo el
nivel de la calle y hacia adentro una huerta profunda.
Pensamos que la foto que iba a registrar nuestras presencias la iba a
tomar ahí en su casa o en un escenario adyacente. Pero, ¡no señor!
Salió con su cámara de manga negra, sus placas de vidrio y su trípode
que no quiso que nadie lo ayudase a cargar.
Siempre en silencio pasó adelante del grupo sin mediar palabras.
Caminamos calles en pendiente y pronto estuvimos en las afueras del pueblo y en
la parte más empinada.
Foto de Luis León. De dos años, entre mis seres queridos
5. ¿Qué
busca
tanto?
Por recomendación de mi padre dejamos que se adelante para no hacerle
sentir que lo apurábamos mientras mis tíos comentaban cada detalle de las
casas, de las puertas y de las personas que encontrábamos a nuestro paso. Y él
con la dificultad de su cabeza, cargando todos sus aparejos.
Ya pasamos la cuesta de Las Guitarras y estamos en el camino a Yamanate.
Hemos pasado lomas, quebradas, campos sembrados, bosques.
Hemos bordeado la Laguna Encantada. Ya hemos subido por las gradas de
baldosas del Camino del Inca, bordeado de árboles centenarios. Es un paseo
largo, agotador y él, pese a su dificultad para caminar sigue adelante.
– ¿Adónde nos lleva León? –Escucho que protesta uno de mis tíos.
Y es que ya tiene arrugado el saco que lleva al hombro, y la corbata le
cuelga desajustada en el cuello. Y ya no puede caminar más.
– Sí, pues. ¿Qué busca tanto? –Dice otro.
Foto de Luis León. De ocho años, entre mis seres queridos
6.
Con su aura
propia
– Busca la luz y la sombra adecuadas. –Escucho decir a mi padre.
– Pero cómo sabe si va agachado y ni siquiera mira a su alrededor.
– ¡Eso crees! ¿Y quién consideras que sufre más esta caminata sino él
que va cargado de sus aparejos y con la dificultad que tiene para caminar?
Eso fue hasta un momento en que silencioso e implícito, sin decir
palabra fijó su atril en un ángulo. No nos dijo nada, ni siquiera: “¡Aquí es!”.
Nada.
Nos pusimos delante e hizo solo dos disparos que son las dos mejores
fotografías que yo atesoro de mi infancia con toda mi familia reunida, junto
con otra más antigua que también la tomó él.
¡Qué nitidez! ¡Qué contrastes y profundidad, en donde se ve hasta el
alma de cada penca! ¡Y cada uno de nosotros con su aura propia!
Pero, así como a nosotros él retrató a muchos otros grupos humanos,
paisajes, fiestas y costumbres.
Foto de Luis León. De ocho años, entre mis seres queridos
7.
Atesorar
su
alma
Todas las fotos de Luis león pasaron a manos particulares y se guardan
en los álbumes de familias, que debieran de tener un lugar adonde donarlas.
Por eso, es importante en Santiago de Chuco, ¡y cada pueblo debiera
poseerlo! fundar y hacerlo funcional y pródigo un Museo de la Identidad, y en
él un archivo audiovisual.
O bien puede ser una casa, o una morada en donde se reúna la memoria y
el patrimonio cultural de nuestros pueblos. Y en donde un rubro importante ha
de ser siempre la fotografía.
Nuestra generación debiera legar estas casas e instituciones a la niñez
y a la juventud de nuestras respectivas comunidades. Para ello se necesita
participación, amor propio, constancia y actitudes nobles y constructivas.
Es muy importante tener espacios dedicados al estudio, investigación y a
la conservación de nuestro patrimonio.
Instituyamos estas casas. Y así mostremos ser seres humanos sensatos,
laboriosos, edificantes que conservan su memoria, que es igual a decir que
saben atesorar su alma.
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Todos los pueblos deberían tener un museo forográfico de sus ciudadanos,yo que soy de una peovincia andina de Arequipa he insistido en esto,pero todavía no encuentro gente que acompañe en la tarea,pero no me rindo,se que lo ligrarémalgún dia.Pido a los Santiaguinos que busquen la forma de hacerlo.
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