Las huachuas son
garzas de las punas que viven al borde de las lagunas translúcidas, en lo alto
de la cordillera y en las jalcas estupefactas.
Se las encuentra
en el complejo de 92 lagunas alto andinas de Callacuyán, región donde el aire
es frígido, la tierra es negra y arcillosa.
El suelo es
húmedo, calado de chorrillos de agua delgada y plateada, que baja por todas
partes entre los juncos y las pajas bravas.
A veces a las
huachuas aún se las ve en un vuelo ceremonioso en el trayecto de Santiago de
Chuco hacia Trujillo, o viceversa.
Cuando el sol
alumbra la meseta en la jalca o puna, relucen a lo lejos, hieráticas y
elegantes con su plumaje negro o blanco.
Jamás se ve una
huachua sola sino en pareja, hembra y macho, en medio de los juncos o en lo
alto de las rocas.
O en las islas
de ichu al centro de las lagunas hialinas y extasiadas; o soleándose al fondo
del verde oro de los pajonales.
2. Soledad
de dos
La imagen que
dan es de soledad, la soledad de dos en compañía, que es la soledad expuesta e
inocente del amor sublime.
Soledad de
quienes han encontrado lo completo y cabal en dos fuentes, que son sus almas
que dialogan entre sí.
Para quienes ya
no hay nada fuera de sí mismos, ni lejos de su entorno, que pudieran anhelar.
Soledad del
amor, o de la pasión de haberse encontrado los dos alientos, palpitaciones o
corazones en el universo.
Y saberse el uno
para el otro, unidos en la dimensión amorosa de la soledad.
¡Qué imagen la
de las huachuas que siempre son dos, pero ya en uno!, en la inmensidad del
paisaje ondulante e inacabable. ¡Y del cosmos ensimismado!
Se miran las dos
vidas en silencio. Su gusto es estar la una al lado de la otra, latiendo y
quizá modulando algún graznido que en el fondo es una canción de adhesión.
3. Hasta
la manera de errar
Porque jamás se
separan. ¿En qué piensan las huachuas? No tienen manos, pero cuando aletean
dejan que sus alas rocen entre sí. Porque existen, la una para la otra.
¿De alguna forma
se dirán que se quieren? ¿De alguna manera expresarán que se extrañan?
En silencio
quizá conjugarán musitando el verbo amar, o el verbo querer: Te quiero, me
quieres.
¿O les bastará
con el verbo ser, o vivir? ¡O con el verbo, también inmenso, que es compartir!
¿Les gustará mucho,
a él y a ella, el gesto, el aroma, el brillo del plumaje del uno para el otro?
¡O bien la forma
de su vuelo! ¡Y hasta cuando sueñan! Y hasta la manera de errar y equivocarse
del compañero o compañera.
¿Sienten con
emoción simple y vasta que han nacido, tal para cual?
4. Perdiendo
todo temor
Pensarán, y se
estremecerán de pensarlo, ¿en qué harían si uno de ellos muriera o faltara
algún día?
En ese caso,
¿cómo será el amanecer y el mediodía desolados? ¿Cómo serían las horas bajo la
noche estrellada o el cielo sin estrellas? Si una de ellas se ausenta para
siempre, ¿cuál sería su suerte? ¡O si una de ellas muere primero!
¿El nido sería, en
ese caso, el nido? En eso, se escucha una detonación:
– ¡Pum!
Es un estruendo
que ha retumbado en los aires y en todos los confines. Y que ha producido que
se levante un revuelo y todo un estropicio de aves.
Y se queda el
eco retumbando a lo lejos:
– ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!
–Que repiten las montañas una y otra vez.
5. Lágrimas
de sangre
Ha sido un solo
disparo en la inmensidad aparentemente deshabitada de la puna, que ha hecho que
salgan volando hasta desaparecer jilgueros, avutardas y palomas; y hacia todos
lados la correría y agitación de insectos y reptiles de colores fulgurantes es
inmensa.
Pero una de las
huachuas ha caído, fulminada por el balazo.
La otra ha
volado hacía lo alto y lejos, por el susto. Pero pronto, perdiendo todo temor y
dispuesta a ser sacrificada, regresa.
Grazna y aletea
alrededor de su pareja muerta, sea la hembra o sea el macho.
Y de sus ojos
brotan lágrimas de sangre, que la ciegan. ¡Llora
sangre la huachua! ¡Es así, no sé cómo!
Esto lo sabe a
ciencia cierta el cazador experimentado. Por eso, muerta una de ellas espera
tranquilo, relajado e indiferente, hasta que venga la otra para hacerse de
doble presa.
6. Aterida
y temblorosa
Y allí
aprovecha, las piernas bien separadas afincadas en el suelo, como buen tirador
que es, apuntando despacio, entrecerrando los ojos, y con un rictus de
desprecio en la boca, cargada la faltriquera de balas, y a quema ropa dispara.
– ¡Pum!
–Detonación que otra vez replican en el eco mil veces la tierra y el cielo.
Apenas a dos
metros de distancia, descarga otra detonación que vuelve a perturbar de muerte
a la Tierra.
Y allí quedan
dos cuerpos juntos, que hacen más aterida y temblorosa la tarde, o la mañana.
Y es un misterio, que no se explica cómo llora sangre la huachua. No se explica tampoco cómo vence el temor acervo, estando su pareja muerta, para regresar cerca ya a la presencia del cazador, para quedar expuesta y a su alcance a fin de ser muerta.
7. Amor
eterno
Si no la matan
como ha ocurrido con su pareja, lo cual para la huachua que ha quedado sola
sería el más cruel de los castigos y suplicios, persigue al cazador, reclamando
con graznidos lastimeros ser inmolada; quien, por impaciencia, o quizá por
compasión, voltea, alza el rifle y dispara:
– ¡Pum!
Y si no la mata,
pronto a la huachua se la encuentra muerta en algún sitio de la inmensidad de
la puna. ¿Quién la mató? ¡La pena! Porque ya era imposible que coma, o que
vuele, o que se recoja a dormir, en algún nido. Por eso, se dejó morir de pena
en lo más desolado del páramo.
Así las huachuas
que son aves nos enseñan del amor mucho más de lo que sabemos y podemos los
hombres, o de lo que vislumbramos o podemos hacer con nuestros actos. De allí
que los pobladores del campo en estas zonas de jalca, cuando se unen o se casan,
se juran entre ellos amor eterno con estas palabras:
Los textos
anteriores pueden ser
reproducidos,
publicados y difundidos
citando autor y
fuente
dsanchezlihon@aol.com
danilosanchezlihon@gmail.com
Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
393-5196 / 99773-9575
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario