3 DE AGOSTO
CANTO DE AMOR POR LA BELLA FORMOSA
BOTELLA
DE
MAR
Danilo Sánchez Lihón
Hace
días miro el horizonte que se perfila como una línea azul
en
lontananza. Navegamos desde Las Filipinas hacia el norte y ya
se
delinean las cumbres inhiestas que en el mapa señalan la ubicación
de
una isla donde imagino ríos de aguas rumorosas, montañas
pobladas
de aves, de abejorros y micos; con fieras en celo y en acecho.
Entreveo
guijarros bajo el agua transparente, luengos y coposos helechos.
y
fuentes que se vierten en cascadas, e interminables bosques de acacias
y
alerces. Subido aquí a la cofa de la nave capitana diviso la orilla y pienso
en
mi infancia, en la villa donde nací un día, entre muros de piedra,
techos
a dos aguas con aleros por donde las tejas escurren las goteras
de
los aguaceros inclementes; distinta a esta orilla sutil de tierra caliza
rojiza y amarilla; y a esta tenue humedad que se eleva en el aire.
fuentes que se vierten en cascadas
Dos
Soy
Antonio Carreño Valdés, Sgto. Mayor del Ejército de Su Majestad.
Español
de origen en el empeño de conquistar nuevas tierras, abrir
nuevas
rutas a fin de extender la doctrina cristiana allende los océanos.
Empero,
esta vez incursionamos hacia el norte con la apariencia
de
vender y comprar, transacciones que no están exentas de peligros,
más
por la presencia, disputa y predominio de otras flotas rivales.
¿Qué
vendemos? Monedas de plata, apreciadas con delirio en la China,
y
compramos toda clase de especies, principalmente seda.
Mientras
inundan estos mares piratas chinos y malayos que asedian
en
galeones equipados por codiciosos señores de reinos locales.
Pero
he aquí lo que tanto amo: bosques de tilos, bejucos en la orilla,
y el reflejo del cielo en el agua. Y ese graznido de loros en la espesura.
Tres
Venimos
de las islas que en nuestras cartas de navegación
se
denominan “Islas Lejanas del Poniente”; para España más allá
de
América. Mas arriba de las Islas Filipinas o Marianas. Más
al
poniente de Japón, cruzando el piélago umbrío ¡donde se hallan
estas
maravillas! ¿Cómo es que Dios creó este vasto universo
arrojando
por doquier dones, encanto y armonía por puro capricho?
¡Verdaderos
paraísos llenos de portentos, esplendor y prodigio!
Confines
que en nuestros libros de bitácora se llaman “Islas del Oeste”.
Porque
Madrid es el centro, es el sol alrededor del cual gira el orbe.
Lo
demás es periferia, como es el oeste del Virreinato de Nueva España
o
México; más allá del Virreinato del Perú desde donde se enrumban
hacia
estos confines las naves de Su Majestad, el ínsito Rey de España.
Cuatro
Estaba
escrito que nacerías un día Antonio Carreño Valdés
donde
crece el alcornoque, el ñorbo y la vid de pámpanos morados.
Aquello
no dependió ni de tus actos ni de tus pasos, ni de tu idea.
Tampoco
de tu intención, ni visión de las cosas. Y, si fue así, es
porque
así estaba escrito en el libro de Dios, como estaba escrito
que
hoy 11 de mayo de 1626 tomaría posesión, con dos veleros
y
una docena de champanes, de la Bahía de Kelung que he bautizado
como
Santiago, un excelente puerto natural, estableciendo la ciudad
de
San Salvador con el Fuerte de la Santísima Trinidad. A la isla
de
entrada, la he llamado De Todos los Santos. Y hemos construido
tres
fuertes más: San Millán, La Mira y El Cubo. Y después, el Fuerte
de
Santo Domingo en la hermosa ensenada de Tamsuí, ya en 1628.
Cinco
“Formosa” es nave y torre de vigía, llamada
así por los navegantes
portugueses
que llegaron aquí. Quienes, al ver estas acacias y palmeras,
donde
las olas refluyen lamiendo y saboreando el dulzor de sus raíces,
acertaron
en llamarla con ese nombre que les salió del fondo del alma,
como
quien lanza un suspiro, porque llamarla así es ansia y es anhelo.
Por
eso es que hemos tomado posesión, porque todo es tan hermoso
que
ha sido unánime en toda la tripulación el deseo de sentar aquí reales
y
quedarnos, para lo cual hemos izado sobre el pino más alto la bandera
española
roja y gualda, con el escudo de los Reyes de Castilla, jurando
defenderla
con nuestra vida. Ahora mismo la miro y de emoción se me
empañan
los ojos. Hemos reforzado el Fuerte de Santo Domingo, siendo
ahora
todo nuestro empeño, afán y consigna, defenderlo a sangre y fuego.
Seis
Ayer
en la mañana neblinosa viajábamos una flotilla por el istmo de Kelung.
Cuando
divisamos entre los nubarrones el pendón tricolor de las naves
holandesas.
Ya era tarde. Dispararon contra nosotros sus cañones
y
hundieron tres de nuestras embarcaciones de las cuatro que éramos.
Si
bien nos defendimos hundieron también la nave capitana. Saltamos
al
agua, nadamos y nos refugiamos en la espesura, mientras oíamos
disparos
de fusilería y el resonar de uno que otro mosquete de arcabuz.
De
pronto vi que nos perseguían y hubimos de combatir cuerpo a cuerpo.
Vi
caer a varios de mis compañeros. He visto sus cuerpos flotantes
en
el agua y después lentamente hundirse aún con sus morriones
puestos
y sus espadas desenvainadas. Ahora cae la lluvia y graznan
las
grullas por lo alto yéndose a dormir a sus nidos. Y yo tiemblo de fiebre.
Siete
Estoy
herido y sangrante, tendido y oculto entre el agua y los helechos.
Siento
que soy leño que flota, piedra, tierra dura como es la España eterna,
mientras
que aquí todo es suave, blando y pródigo. ¡Y siento que aquí todo
es
misterio! El sueño me vence. Pero antes he visto que has venido, niña.
He
sentido tus manos curando mis heridas. Y luego acurrucada al lado mío.
Atenida
a que yo te conduzca hacia algún nido. ¿Quién, en verdad, eres?
¡Y
en qué lugar vives entre estas colinas umbrías! De que existes es prueba
estos
vendajes de lino y estas hierbas silvestres en mis sosegadas heridas.
¡Y
de cómo está envuelto mi hombro, que siento que se alivia, que sano,
y
que me salvo. ¿Pero dónde vives? Es a partir de este hecho que siento
que
esta tierra es mía y me pertenece, convencido que antes estuve aquí.
Ya
he sido rescatado por mis compañeros, pero todo ha sido destruido.
Ocho
¿Qué
defiendo ahora? No esta tierra para España sino para ella misma,
libre
e independiente, soberana y unida. ¡“Hermosa” en lengua de Castilla!
Bella
como nunca antes he visto. Con niñas bondadosas que se esconden
en
la espesura. Y que conmueven porque son misterio, diáfano y candoroso.
Luz
y sombra entre los árboles, donde todo es humedad de la cual se nace.
Defiendo
ahora el agua que se desprende cristalina desde estas peñolerías.
El
agua que es para aplacar la sed, para asearse, para regar los sembríos.
Defiendo
el agua incluso como brillo, como luz, como espejo para mirarse.
Defiendo
al árbol incluso como sombra. El viento que corre, descansa y
se
aquieta. Que sabemos es simple y sencillo, como lo sabio y lo bueno.
Defiendo
la vida visible e impalpable que está aquí y está más allá
en
el horizonte dibujado entre el mar, la tierra y el cielo insondable.
Nueve
Enamorado
para siempre de ti, niña mía, yo diría que eternamente.
Defiendo
el haberte al menos presentido. Y el quererte tanto entre
estos
boscajes, árboles y raíces. Con la lluvia siempre golpeando,
enamorado
del romper de las olas del mar en estas orillas encantadas.
Enamorado
de ti, que más allá de toda caricia, o posesión están tus ojos,
tu
mirada transparente y el calor de tus manos en el fondo de mi alma.
Pero
ahora tengo que volver. Todo ha sido destruido y tengo que buscarte
amada
mía. Luchamos todavía, al lado nuestro y a favor de la bandera
española
los hábiles arqueros filipinos. Pero yo lucho por quedarme
en
esta isla. Enamorados de su tenue claridad, de sus rocas que avanzan
hacia
el mar como olas de piedra; de aquel suave murmullo que acaricia
los árboles y las espigas crecidas de los campos sembrados de trigo.
Diez
Lucho
aún porque “Formosa” es nombre de mujer. Y quizá sea ella íntegra
quien
curó mis heridas y puso sus manos compasivas en mis manos
En
los doce años que llevo en estas costas ¡cuánto en verdad te he querido!
Mis
compañeros aún obsesionados por el té, la seda y las especies. Yo
en
cambio, por tus ojos, por quedarme para habitarla, tener mujer y progenie
Porque
en ti todo es estupor, compasión, como también todo es olvido.
Todo esto que he relatado aquí estaba escrito en el Libro de Dios. Pero
lo que no estaba escrito y recién escribo junto a mis pasos es mi anhelo,
en este relato que guardo y arrojo en una botella al mar, en unos
papeles
que ojalá un día se descubra antes que los destiña el tiempo, o la
lluvia
al quebrarse el embace en una borrasca, y que relatan parte del rumbo
que sigue mi destino en estas tierras y sobre estos mares encantados.
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