martes, 15 de septiembre de 2020

15 de septiembre. Día Internacional de la Democracia. / Desde aquí, adentro.

15 DE SEPTIEMBRE 
DÍA INTERNACIONAL DE LA DEMOCRACIA 

DESDE
AQUÍ,
ADENTRO

Danilo Sánchez Lihón 




1. Se estrellan 
en los vidrios 

Siendo auténtico maestro de aula, José Portugal Catacora por sus méritos fue designado máxima autoridad educativa en la región de Puno. Designado ahora a ocupar esa función administrativa, tuvo que hacerse cargo del siempre amargo y enojoso proceso de evaluación de maestros para un concurso público a fin de ocupar plazas de nombramiento en dicha jurisdicción. Se presentaron 4000 maestros para apenas 100 plazas disponibles. Muchos aprobaron, pero no pudieron hacerse acreedores a ningún puesto de trabajo.

Cuando regresaba a su oficina después de almorzar había una manifestación frente al local que él dirigía, acto de protesta en el cual los lemas eran improperios lesivos y ofensivos hacia su persona:

José Portugal

aquí te arrojamos

lo que a ti te gusta:

unas pesetas

del vil metal.

Y tiraban esa clase de monedas a las ventanas de su oficina, las mismas que se estrellaban en los vidrios y rebotaban a los pies de los mismos manifestantes, quienes las recogían y volvían a arrojar.

 

José Portugal Catacora


2. Los había

arengado

 

Regresaba de almorzar, vio la manifestación y se sumó a la masa de los que protestaban, y a la gritería general.

Y cada vez se fue animando más en la manifestación, hasta que en un determinado momento era el que más vociferaba en contra suya, que se suponía que estaba adentro en su oficina. Y él mismo tiraba las monedas que podía recoger.

Resultó siendo el centro, alrededor del cual la gente se unía para protestar y hacer más enfático su reclamo. Hasta que en un momento incluso se puso adelante y alentaba con los brazos a gritar:

José Portugal Catacora

con mi plata, tu garganta

de vendido, se atraganta

y tu barriga se atora.

Y expresiones como: “¡Director incapaz!”, “¡Servil del gobierno de turno!”. “¡Afuera inepto!”.

Era el que más gritaba. Finalmente, después de desgañitarse un rato hizo señas de que ya regresaba.

 


3. Ingresa

la comisión

 

Y se escabulló para dar la vuelta y pasar a su oficina. Se había desahogado, y ahora sentía un poco de alivio.

Se sintió relajado y contento de la tensión en que lo sumían cada día problemas como este.

Pero pronto los profesores, golpeando puertas y ventanas, exigieron hablar con el director. Para eso buscaban desesperadamente, por todos lados y alrededores, y hasta el último minuto, a ese profesor alto y cenceño que los había liderado por un momento y arengado tan bien.

Porque pensaban que él y nadie más que él era el indicado para asumir su defensa. Con él a la cabeza se sentían bien representados y en quien reconocían una natural pasta de líder.

¡Caramba! Pero, ¿dónde se ha metido? ¿Dónde está el profe aquel? ¿Se habrá ido a comer? ¡Vayan a buscarlo! Pero no aparecía por ningún lado, pero tampoco podían esperar más.

 

José Portugal Catacora


4. ¿Es

usted?

 

– El director ya los espera. Pasen. –Dijo la secretaria. Y pasaron. Pero aún en ese tramo mirando afuera, para ver si llegaba aquel colega que tanto los había alentado.

Ingresa la comisión y cuál no sería su asombro y sorpresa al reconocer y encontrar en la persona del director al líder que hacía un momento los había estado incitando y arengado.

Y le preguntaron anonadados y boquiabiertos:

– Disculpe, señor, ¿no es usted el mismo que ha estado afuera en la manifestación junto con nosotros y arengándonos?

– Sí, claro. Soy yo. ¡El mismo!     

– Y si usted es el director, contra quien nosotros estamos protestando, ¿por qué usted nos alentaba tanto allá afuera? –Se atrevió a interrogarle uno de ellos.

 


5. ¿No son

los mismos?

 

– En primer lugar, no lo hacía por burlarme. En segundo lugar, porque soy maestro al igual que ustedes, y tienen toda mi solidaridad. En tercer lugar, porque tienen toda la razón del mundo y creo que todo lo que ustedes están reclamando está bien.

– Y, ¿entonces?

– Lo hacía de todo corazón y con la plenitud de mi conciencia. Con respeto y honestidad de que lo que piden está bien. Se han formado para maestros y han aprobado el examen. Entonces tienen derecho a un puesto de trabajo, cual es el motivo de su protesta.

– Pero, ¿cómo entender esto?

– Sí afuera gritaba y tenía razón, ahora quiero que escuchen y se percaten de cuáles son los criterios desde aquí adentro.

– ¿No son los mismos?

 


6. Es

curioso

 

– ¡No! Desde afuera los apoyo. Así como quisiera que ustedes, por lo menos, me escuchen y comprendan, conociendo los problemas desde dentro. Porque hay dos fundamentos: Hay una verdad desde afuera y hay otra verdad desde adentro.

– ¿Usted es el maestro autor de Los niños del altiplano? –Dijo otro profesor, lleno de asombro.

– Sí, yo soy el autor. Y a cada uno de ustedes les voy a obsequiar un ejemplar.

– Mi admiración y respeto, profesor. ¡En ese libro he basado mi tesis!

– ¡Gracias!

– Pero, entonces, como les estaba diciendo hay dos maneras de mirar la realidad: Hay axiomas desde afuera y hay postulados desde adentro.

– Es curioso lo que nos dice, profesor.

 


7. Así de noble

es ser maestro

 

– En los criterios de afuera como maestro los apoyo. Ahora quiero que ustedes analicen conmigo y ojalá que me apoyen en la otra versión, cuál es la visión desde adentro.

Y les explicó la verdad de las cosas desde las limitaciones del presupuesto, desde las directivas y normas, y desde lo que es ser gobierno.

– Lo importante, profesor Portugal, era dialogar.

Los profesores entendieron el problema, aceptaron las explicaciones y salieron tranquilos, explicaron a sus compañeros.

Y días después el profesor José Portugal Catacora fue invitado a un agasajo de desagravio y de reconocimiento a su labor. Así de noble es el maestro en el Perú.

Y así de sacrificada es, a veces, la función de quienes frecuentemente se ven en la obligación de desempeñar puestos administrativos. Y así es de contradictoria nuestra realidad.

 

Fotos 1, 5 y 7

Jaime Sánchez Lihón


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