– Niños: Hoy 23 de septiembre se inicia la
estación de la primavera que significa “primer verdor”, de las yemas de los
árboles que renacen y de las semillas que brotan para hacerse plantas, que dan
flores y espigas, y después frutos. La primavera es una estación dichosa cuyo
signo es el renacer, el renovarse, el resucitar. Pero, ¿acaso solo las plantas?
A ver, ¿quién comenta?
– No solo ellas, sino también nosotros
mismos, profesor.
– ¡Y nuestro carácter, niños! Que es como
un árbol que puede desprenderse de sus ramas viejas y volver a hacer brotar en
sus gemas y en su tronco hojas nuevas y dar flores y echar frutos. Y ese es el
mayor significado de la primavera: el florecimiento de la vida, la renovación
de nuestra mente, el nuevo crecimiento y la creatividad del espíritu humano.
– Es la crisálida que deja de ser larva. Es
la mariposa que se posa en la flor.
– Siendo así, cada día volvamos a nacer
haciéndonos nuevos y mejores, más confiados, alegres y pujantes.
2. Flores
y lectura
– Ahora, niños, cuando saliendo de la
escuela se enrumben en su regreso a casa, aprecien cómo hasta en las mismas
piedras y hasta en los muros de nuestras casas cómo han abierto sus pétalos las
flores, y si van por el campo en los barrancos y hasta en las rocas de las
peñas, incluso en los resquicios de los árboles y hasta entre teja y teja de
los techos de nuestras casas.
El color y el perfume de las flores en esta
estación son derramados hasta en las grietas y en los rincones más ásperos.
Allí encontramos anémonas, rosas, jazmines, violetas, zenias. Y, en fin,
cientos de flores distintas, constituyendo un panorama de extraordinario
embeleso.
Los poetas antiguos y modernos, inspirados
en la primavera, cantan con bellas y vibrantes expresiones los mejores
sentimientos, plenos a la vez de la más excelsa sabiduría. Y todo ello se
encuentra en los libros, niños, razón por la cual es muy importante el cultivo
y aprecio de la lectura.
Y recuerden que la primavera se perenniza
en la lectura. Por eso, hay que leer siempre. Solo en la lectura las flores
conservan intangibles su frescura, sus colores y su fragancia. Y solo en la
lectura las flores escancian permanentemente su mejor néctar.
3. Natura
que canta
– Por esa razón entonces ahora vamos a
entonar aquella canción cuya letra y melodía todos lo sabemos, y que dice así.
¡A ver, niños, todos juntos a cantar!
¡Alegría, alegría!de Natura que canta.¡Alegría, alegría!de nuestro corazón.Primavera, primaveranuevo triunfo de la vida...savia y corola encendida,perfume, luz y calor...Yo te canto, primavera,como el ruiseñor te cantay sus arpegios levantapara ensalzar tu esplendor.¡Alegría, alegría...!
– Bien, niños, los felicito, por la fuerza y la emoción que le ponen al cantar. ¡Así es cómo se debe ser siempre!
de la vida
– Decir primavera, niños, es hablar del
aire puro, del sol y la brisa amables y benignos, como el clima que tenemos
ahora y todos los días que vendrán.
Es valorar una de las etapas de la vida más
tiernas y jubilosas y llenas de promesas, cuál es la juventud.
Es apreciar todos aquellos recursos que
conservan y hacen bien a nuestra madre tierra, y a la naturaleza en general.
Es valorar el significado de cada uno de
los seres vivientes. Es extasiarse con los sentimientos que nos inspiran los
dones de la creación.
Porque en el sentido que nos sugieren las
flores está todo el significado de cómo debemos asumir este mundo.
Y de lo que cabe hacer con la vida que se
nos ha dado como un regalo temporal maravilloso y supremo.
Y entonces, como las flores hacerla siempre
abierta hacia el cielo y las estrellas, esencialmente lozana y armoniosa con
todo lo que está a nuestro alrededor.
¿Han visto cómo los pétalos se abren en mil
y un colores y se despliegan para rendir pleitesía a la gracia de vivir?
– ¡Sí!
5. La flor
de la virtud
– Incluso Jesús se sintió conmovido por las
flores, al decir que:
Ni Salomón con toda su gloria
podía
vestirse como se viste un lirio.
¡Y nada es más cierto! Para finalizar esta
actuación, niños, quiero ofrecerles un pensamiento que contiene un hondo
significado. Y que dice así:
La hermosura es una flor lozana
que brilla en el jardín de la vida.
Y
el aroma de esa flor es la virtud.
¿Alguien de ustedes quisiera interpretar
qué nos quiere decir este pensamiento?
– Que el bien es la flor más excelsa.
– Que nuestro carácter debe ser sereno y
bondadoso.
– Que los actos de las personas sean nobles
y por ser así irradiarán belleza.
– Que los seres humanos debemos cultivar
virtudes que luzcan como en la naturaleza lucen las flores.
6. Tres
vivas
– Todo lo que han dicho es atinado y
correcto. Debemos terminar, relacionando siempre belleza con virtud.
Y primavera con el bien de ser. Que seamos
en nuestra vida siempre límpidos y con una conducta siempre buena y honorable.
Y, ¡seamos siempre buenos, niños! ¡Seamos
siempre honrados! ¡Seamos siempre acomedidos y trabajadores! ¿Lo prometen?
– ¡Sí!
– Ahora bien, vamos a pasar a los salones.
Les agradezco su atención. Y vamos a dar tres vivas por nuestra escuela, por
nuestro pueblo y por el Perú.
– ¡Ji, jip!
– ¡Ra! ¡Ra ¡Ra!
– ¡Tres vivas por Santiago de Chuco! ¡Ji,
jip!
– ¡Ra! ¡Ra ¡Ra!
– ¡Tres vivas por el Perú! ¡Ji, jip!
– ¡Ra! ¡Ra ¡Ra!
7. La vida
buena
– ¡Muchas gracias, niños, y muy buenos
días!
Aquí termina de hablar el maestro y de
participar los niños de la escuela fiscal en su viejo local donde el sol dora
hasta los guijarros que la lluvia pule entre piedra y piedra de cada escalón
que sube del patio a los corredores.
Donde hasta la sombra es luminosa y
transparente. Donde las mariposas revolotean con sus vuelos cristalinos en los
jardines al pie de los muros y alrededor de los maceteros aún con el relente de
la amanecida.
En los aleros despliegan sus ritos amorosos
gorriones, calandrias y santa rositas briosas.
Por doquier en los campos la tierra exhala
un mensaje de vida nueva.
Donde por uno y otro confín se producen
balidos, crujidos y hondos suspiros de alivio y exaltación.
Y los niños con sus cantos, y pasando a sus
salones, celebran el advenimiento de la primavera. Y con ella el despertar de
la vida sana, buena y ahíta de júbilo y de promesas.
Los textos
anteriores pueden ser
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publicados y difundidos
citando autor y fuente
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