martes, 8 de septiembre de 2020

8 de septiembre. Día Internacional del Periodista. / El periodismo en la sangre.

8 DE SEPTIEMBRE 
DÍA INTERNACIONAL DEL PERIODISTA 

EL 
PERIODISMO 
EN LA SANGRE 

Danilo Sánchez Lihón 



En Radio Capital


1. Colaborador 
constante

 

Mi padre fue maestro y artista y mi abuelo Desiderio Sánchez Ulloa fue un intelectual que conformó en Santiago de Chuco un grupo literario junto con un personaje legendario de su época, poeta y trovador, como fue don Carlos Rojas apodado El Macarano.

Mi abuelo Desiderio en su madurez escribía poemas, canciones, acrósticos; y era el orador obligado en toda ceremonia o acto público, sea actuaciones cívicas como actividades sociales; trátese de la inauguración de una obra reciente, o ya sea el homenaje a un visitante ilustre.

Ya sea al inicio de una efeméride cívica, o de un acto festivo, como son las bodas de oro o de plata de una pareja matrimonial o ya sea la despedida de una promoción escolar. Era, además, colaborador constante en revistas y periódicos de la capital del departamento, como es la ciudad colonial de Trujillo

Mi padre dirigió una orquesta musical de instrumentos de cuerda, quien tenía la lectura como una de sus actividades más asiduas, y recreaba en la mesa de comer, como en su aula de clases, pasajes de la vida como de sus lecturas de artículos, crónicas e informaciones, así como de cuentos, mitos y leyendas, cual si fueran hechos de la vida y la realidad.

Hacía periodismo escolar en el infaltable periódico mural colocado al costado de la puerta de ingreso a su aula. Recuerdo uno de ellos, porque tenía un nombre poco literario, pero sí zumbante y para aquella época novedoso y atrabiliario, cual era: El helicóptero.

 

Mi abuelo Desiderio


2. Allí

me di cuenta

 

Mi madre ha sido siempre ama de casa desde que mi padre interrumpiera su vida de niña rica, encantada y nacida en cuna de oro. Pero siendo señorita estudió algunos años de Educación Secundaria, lo cual era raro, inaudito e inusitado, para cualquier persona de mi pueblo en aquella época y mucho más extraño siendo ella mujer, lo cual constituía una hazaña extraordinaria. Pero todo eso lo dejó por volver a su pueblo y casarse con mi padre y tener los once hijos que somos ahora nosotros desperdigados por el mundo. Uno de ellos recientemente fallecido, como es mi hermano Guillermo.

Pero cuando le pregunté alguna vez a mi madre qué hubiera querido ser en la vida me sorprendió que su contestación fuera:

– ¡Periodista! –Me dijo.

Me asusté tanto con esta respuesta, porque no era frecuente en mi pueblo saber qué era precisamente ser periodista, tanto que busqué sus ojos para que me explicara y que los puso transparentes en los míos. Estaban felices, iluminados y mirándome directos. Y para estar seguro le volví a preguntar:

– ¿Qué has dicho, mamá?

– ¡Periodista! –Me volvió a repetir, pero esta vez sin retirar su cara sonrojada por las llamas que emitía la candela del fogón de leña en la cocina familiar donde preparaba lo que hemos desayunado, almorzado y comido toda la vida. Recién allí me di cuenta del inmenso amor que le tenía a mi padre y a nosotros para haberse sacrificado tanto, al punto que me pareció inmensa la distancia para que ahora pudiera serlo, aunque dicha profesión calza perfectamente con su temperamento vital.

 

Mi madre


3. La médula

y esencia

 

Pero aún tuve el desparpajo aquella vez de seguir interrogándola. Más, a modo de disimular mi turbación o mi asombro; y para saber si no se equivocaba, insistí:

– Y, ¿por qué, mamá?

– Me hubiera gustado ser periodista para estar en todas partes y vivir lo más intenso de la vida, y que es lo que ocurre en cada momento en el mundo.

– ¿Sí, mamá?

– ¡Claro! Ser periodista es como si la vida la vivieras de a verdad, porque no te pierdes nada de lo que sucede en tu época, en el momento en que las cosas están ocurriendo, y tú mismo te vuelves en protagonista.

 Advierto que mi mamá cuando habla pareciera que es doctora en algo. Este defecto a varios los he escuchado comentarlo después y muy sorprendidos

– ¿Así, mamá?

– Sí. Siendo periodista es como si justificaras tu vida, porque siempre vas a decir que has vivido. Es como si no te defraudaras a ti mismo, que de repente no estás viviendo lo más intenso de un momento. El periodista está ahí donde acontece lo más importante de una época, y de la historia.

Estas palabras de mi madre definían para mí de la mejor manera, la médula y esencia de lo que es ser periodista.

 

Mi aldea


4. Bajo el sol

radiante

 

Siendo estudiante de educación secundaria en el Colegio Nacional César Vallejo de mi tierra natal, que es Santiago de Chuco, fundamos un periódico entre los compañeros de mi aula del Tercer año de media, y que pusimos por nombre: “El Parroquiano”, nombre preciso porque todo su contenido era la vida y milagros que ocurrían en mi comarca. El director de este órgano de prensa y condiscípulo mío, fue el Dr. Luis Santa María Paredes, quien vive a ratos en Lima y a ratos animando actividades en mi pueblo natal. Él ahora es un destacado abogado, quien se desempeñó como Juez en Tacna y es un hombre de letras culto y erudito, además de ciudadano probo y conciencia cívica de toda mi provincia.

Yo era el segundo de la plana jerárquica de “El Parroquiano”, con el rango de Jefe Editorial. Y era quien escribía los artículos de fondo y la página de opinión de aquel semanario. Era una obra totalmente estudiantil, autónoma y libre, sin ninguna injerencia de los profesores ni de la dirección del plantel. Para hacerlo no pedimos auspicio ni ayuda de nadie, de ninguna clase ni especie. Ningún profesor intervino en ello. Fue fruto natural, surgido del árbol que habían sido nuestras carpetas, y del agua que burbujeaba en los tinteros en donde untábamos la pluma de lata, uncida a una madera con que en aquel tiempo escribíamos.

Surgió natural de nosotros mismos y lo hicimos solos con el mayor entusiasmo, fervor y dedicación. Cada número que salía del periódico “El Parroquiano” el director del plantel nacional, que fue el primero fundado en mi provincia, el Dr. Uladislao Silva Sánchez lo leía muy concentrado en el patio, y bajo la luz del sol radiante; a ratos murmurando y otros en silencio, volteando y regresando para cotejar algo en sus páginas.

 


Luis Santa María, segundo de la izquierda, y el suscrito el tercero


5. Libre

e independiente

 

Era aquel director un hombre severo, venido de Trujillo, con una trayectoria brillante en lo magisterial. Al leer nuestro vocero era inmensa y tremenda su concentración y alerta al descorrer sus páginas, como la de un felino en el acto de cazar una presa cada vez que volteaba una hoja. Sin embargo, al tiempo que avanzaba su rostro se volvía más y más jubiloso, complacido y satisfecho.

Al terminar otra vez volvía a releer en alguna parte. Y luego entraba a su oficina llevando nuestro periódico en sus manos. Nunca nos llamó, ni reclamó nada, ni tampoco nos felicitó por esta muestra de libertad, de independencia de espíritu y de criterio. Y de nunca pedir nada a nadie. Además, en él todo estaba claro, con nuestros propios nombres y nunca escondidos bajo seudónimos. Pero su mejor homenaje fue esa lectura tan atenta y concentrada que hacía a plena luz del día. Y así todo estuvo bien. Entendió desde el principio que el nuestro era un periodismo autónomo, independiente y libre, incapaz de soportar una pauta, una directiva ni mucho menos volverse oficialista.

Quien escribía el editorial era yo y casi siempre enfocaba un tema de importancia local de mi aldea: sea la inauguración de la primera sala de cine a cargo del gobierno municipal, sea la construcción de la carretera vía Chao y Virú, sea la reserva de guanacos de Calipuy, sea los baños termales de Cachicadán, o ya sea la conservación de la tawa o también mal llamada Puya de Raimondi.

 

Mi padre


6. Sobre

el acontecer cultural

 

Ya egresado de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos como licenciado en Literaturas hispánicas, y habiendo estudiado también educación en dicha casa de estudios a lo largo de mi vida profesional he participado como colaborador en distintas y múltiples revistas, así como he desarrollado espacios en la radio, y asistido como invitado para atender diversas entrevistas sobre el acontecer cultural en la televisión.

He fundado y tenido a mi cargo la dirección de no menos de 12 revistas de carácter educativo, literario y cultural, tales como: “RIDECAB”, Revista de Documentación e Información Educacional del Convenio Andrés Bello; “Visión Futuro”, la Revista de los niños del Perú; “Tierra Nuestra”, Revista del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional agraria; “Gárgola”, Revista de poesía; “Cuadernos del Consejo Nacional de la Universidad Peruana”.

También: “Gesta”, Revista del Centro de Estudiantes de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; “La Revista del CENDIE, Centro Nacional de Documentación e Información Educativa”; “Revista de Sumarios del INIDE”; “Revista Capulí, Vallejo y su Tierra”. He dirigido, asimismo, en algún momento, las revistas: “Educación” Revista del Maestro Peruano, del Ministerio de Educación del Perú, y “Palabra de Maestro”. Revista de la Derrama Magisterial del Perú.

Capítulos aparte, y sobre lo cual he escrito sendos artículos, fue dirigir con César Hildebrandt el periódico para niños Visión Futuro, como también mi labor docente por muchos años en la Escuela de Periodismo Jaime Bausate y Meza.

 


7. En vigilia

y alertas

 

Sobre esta última experiencia he publicado un libro sobre periodismo y literatura, titulado “En la Viña del Señor”, que fuera presentado en la ahora Universidad Jaime Bausate y Meza. Desarrollo ahora una experiencia intensa de periodismo cultural a través de internet, en una edición diaria de un boletín denominado Folios de la Utopía que se difunde bajo el lema del movimiento Capulí, Vallejo y su Tierra.

Este boletín aborda las efemérides del calendario cívico nacional e internacional bajo un tratamiento de periodismo literario que combina objetividad e imaginación. Pero, junto a los temas de interés público se da la expresión íntima y personal; y que, junto a los contenidos de la actualidad se pretende que estén también los artículos y crónicas de valor permanente; y así como lo genuino y aldeano, también lo global y ecuménico.

Se remite este despacho a diez mil puntos y se replican en diversos blogs y muros de Facebook. O se lo reproduce en las redes sociales, o entre los contactos personales que lo aprecian y valoran. Es una labor constante y totalizadora.

Muchos me preguntan cómo hago para mantener tal constancia, y sobre todo les interesa saber a qué hora duermo. Y yo les contesto que todo periodista duerme en la hora 25, las otras 24 horas son de vigilia, en vela y estando alertas.

 

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