miércoles, 9 de septiembre de 2020

9 de septiembre. Nace Manuel Scorza. / Del relámpago y la flor.

9 DE SEPTIEMBRE 
NACE MANUEL SCORZA 

DEL 
RELÁMPAGO 
Y LA FLOR 

Danilo Sánchez Lihón 



Manuel Scorza


Poesía del pómulo morado, entre el decirlo 
y el callarlo, 
poesía en la carta moral que acompañara 
a su corazón. 
César Vallejo 


1. Poesía de amor 
y emoción social 

¿Quién, digo yo, que haya amado, nacido en el Perú y que conozca un poco de poesía, no ha recitado los versos del poema El viento del olvido?

¿Quién con voz transida, en las horas en que el amor parecía aletear sus alas de oro y ceniza sobre nuestras pobres almas y frentes estupefactas; quién, no ha susurrado estremecido aquellos versos que dicen:

Como a todas las muchachas del mundo,

también a Ella

tejiéronla con sus sueños

los hombres que la amaban.

Y yo la amaba.

Pudo ser para otros un rostro

que el Viento del Olvido

borra a cada instante

Pudo ser,

pero yo la amaba.

Aún ahora, y temblando, yo pronuncio todavía de memoria ese poema. O lo grito si estoy solo por los caminos. O lo murmuro, mirando la noche estrellada desde la ventana de un ómnibus que corre destartalado por los desiertos sin nombre. O, cuando pende el amanecer ya en el ómnibus que horada el flanco de algún abismo de nuestra serranía, vuelvo a decir lentamente esos versos.

 

Homenaje en la Casa Museo Mariátegui


2. Nuestro

destino

 

O cuando nos lleva y nos trae, ese o cualquier otro vehículo, tratando de encontrar la hebra de nuestro destino por algún sendero sabiendo que seguimos en el extravío.

Suelo repetir esos versos inconscientemente, despierto o dormido, lúcido o desvelado en el balcón de una casa habitada o vacía. Vacía porque así yo esté en ella la siento abandonada.

O desde la ventana de un hotel, a la cual me asomo en una ciudad a la que recién he llegado. O en la cual es el último día que permaneceré, con el alma expectante y el corazón estrujado y hecho astillas.

Ciudad a la cual llegan y de la cual parten, por idénticos o disímiles caminos por donde yo ando, los buenos y malos amores. Y sus consecuentes recuerdos. Y las circunstancias que se agolpan como galgos enfurecidos en el alma. Y prosigue así el poema que habíamos empezado:

Yo veía las cosas más sencillas

volverse misteriosas

cuando Ella las tocaba.

Las estrellas de la noche,

¡Ella las sembraba!

 

Manuel Scorza


3. Ah,

si tus ojos

 

Es el poema que en las horas supremas nos escuchan decir nuestros más íntimos amigos. Y ellos lo saben.

O bien alguna muchacha sorprendida que nos mira y piensa sin decirlo que al expresar ese poema estamos resumiendo nuestra vida.

Sabiendo que luego de esas cadencias no nos atreveríamos a añadir ninguna otra palabra, aceptando que en esos vocablos y en sus inflexiones está dicho todo nuestro destino.

Y mucho más, como cuando expresa:

Los días de esmeralda,

los pájaros tranquilos,

los rocíos azules,

¡Ella los creaba!

Yo me emocionaba

con solo verla pisar la hierba.

¡Ah, si tus ojos me miraran todavía

esta noche no tendría tanta noche!

Esta noche la lluvia caería sin mojarme.

 


Primer homenaje cuando el suscrito dirigía el Centro Cultural Encinas


4. Pero

más aún

 

Quien compuso éste y otros poemas es Manuel Scorza, quien nació el 9 de septiembre de 1928, en la Maternidad de Lima.

En ese hospital de caridad ya desaparecido, donde las parturientas se hacinaban hasta el horror. Se las enfilaba dos o tres en una misma cama con sus dolores desgarradores, como lo evocaría él mismo muchos años después.

Niño aún, su familia se trasladó a Acoria, un distrito de Huancavelica, lugar que era y es estación del tren, donde vivió más de cerca la pobreza.

Donde asumió el dolor de la gente llegando a consustanciarse con ese pueblo, tanto que le consagró su vida y llegó a adoptar a dicho lugar como su propia tierra, de allí que muchos consignen como su tierra de origen a Huancavelica.

Que lo fue por esa adhesión inclaudicable que es el centro de su poesía y narrativa. Adhesión a la serranía y a la condición del hombre explotado, al ser humano de la patria herida, el de la tierra enajenada.

 

Manuel Scorza

5. Declaraciones

de amor

 

Pero más aún, es el espacio donde él sobre todo forja una esperanza y un compromiso que cargaría en sus hombros y acunaría en sus brazos para siempre.

Muchos han celebrado que Manuel Scorza dejara de escribir poesía para dedicarse a construir las formidables obras narrativas que integran la pentalogía de “La guerra silenciosa”, y que son:

Redoble por Rancas (1970), Historia de Garabombo el invisible (1972), El jinete insomne (1977), Cantar de Agapito Robles (1977), La tumba del relámpago (1979).

Yo, sin dejar de admirar su rica novelística, siempre he lamentado que no terminara de escribir su saga de poemas sobre la gesta túpacamarista.

Y que no fuera el poeta universal que estaba llamado a ser, sintetizando el vitalismo de Neruda y el vuelo intelectivo de Octavio Paz de un solo plumazo. Y ser el Nobel de Literatura que con justeza hubiera ganado desde la poesía.

 

Manuel Scorza


6. ¡Por

qué?

 

En general, considero que sus poemas, como sus novelas, son declaraciones de amor, fulgurantes, apasionadas e intensas. Plenas de arrebato y exaltación, como movidas por fuerzas contundentes que se desatan o precipitan en raptos, torrentes y cascadas.

Sin embargo, pese a esta fuerza, ímpetu y exaltación que se hace palpable en su poesía y novelística, Manuel Scorza es un poeta marginado en el Perú, sin mayor presencia en los medios de comunicación ni en las academias.

Sin artículos ni mayores estudios críticos que se hagan sobre él, salvo las tesis de grado, que son rigurosas pero escondidas, únicamente para consulta de especialistas.

Quien no aparece, ¡caso raro y sorprendente!, en las antologías de poesía contemporánea, y cuya obra no se comenta en los medios de prensa. ¿Por qué?

Entre otros motivos porque el tema central de la poesía y la narrativa de Manuel Scorza es la patria, hecho que no conviene a las trasnacionales que quieren un mercado único y globalizado.

 

Con el libro de mi autoría


7. Abriendo

un atajo

 

Y que eso se sepa y se haga motivo de acción y de lucha no conviene al sistema imperante, al status quo y al orden establecido.

Eso de ninguna manera debe ni siquiera saberse, tampoco mencionarse; ni mucho menos ser tema de análisis y ni siquiera de comentario. A partir de allí se cierne un silencio ominoso sobre Manuel Scorza.

Y la patria es su pasión de siempre, asunto que no lo olvida y que es como una cruz que lo coge de frente, de perfil y por la espalda. Y lo es el ser humano explotado.

Y, sobre todo lo que tenemos qué hacer para corregir los males que se han enseñoreado sobre el mundo, que nos atenazan y nos impiden desarrollar como personas y como sociedades.

Y al mencionar este tema abrimos un atajo que nos lleva a saltos a César Vallejo, al romanticismo literario, al romancero español, a los cantos homéricos, recordando a Ulises en la búsqueda del camino de regreso a Ítaca, a los rapsodas bíblicos y, en general, a la literatura universal de todos los tiempos.

 

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