Hoy amaneció lloviendo. ¡En
realidad ha llovido toda la santa noche! ¿Hay ríos y lagunas, o tal vez mares,
en los cielos?
¿De dónde cae tanta agua
que llueve a cántaros noche y día y sigue la tempestad que no cesa?
Dejó de llover a media
mañana y los mismos animales han empezado a balar pidiendo salir a los campos.
Pero de un momento a otro
el cielo otra vez se ha nublado. Ya se encapotó y la tierra se ha oscurecido.
Y un frío intenso se
expande. Ante nuestros ojos vemos cómo la humedad de nuestro aliento se escarcha
delante de nuestras bocas.
– ¡Helada! ¡Ya está cayendo
la helada!
Escuchamos los gritos
desesperados, cuando aún estamos en la escuela.
2.
Buena
suerte
– ¡Y no han regresado todavía
las majadas!
– ¡Bien, niños! Ya sabemos
cada uno lo que tenemos qué hacer.
– ¡Sí, profesor!
– ¡Todos corriendo a sus
casas! ¡Ponerse ropa abrigada, casaca, chullo, bufanda!… ¿Qué más?
– Pantalones gruesos,
medias, zapatos y los que están designados ¡arriba, a las alturas!
– ¡A ayudar a pastoras y
pastores!
Aún no han llegado las
majadas y deben necesitar ayuda.
– ¡Buena suerte para todos!
– ¡Corriendo!
– Yo estaré en el lugar más visible, para prestar cualquier auxilio.
3.
Tú
avanza
– ¿Qué tienen que llevar,
además?
– Alforjas, profesor, para
traer a los animalitos tiernos.
– ¡Entonces corriendo!
¡Huapi! ¡Huapi!
Son las seis de la tarde y
por todos lados se escuchan gritos y silbidos de alerta y aliento:
– Yo voy a ayudarle a la
Justina.
– Yo a la Florinda,
¡pobrecita!
– ¡Qué ocurre, Justinacha!
¿Por qué lloras?
– Mi ovejita se ha quedado
arriba tiritando. Ya no podía caminar. ¡Quizá ya esté muerta!
– ¡Yo voy a recogerla! Tú avanza,
antes que oscurezca más. Mira cómo está el cielo. Ahorita te alcanzo.
– Esta otra también se está
quedando muerta.
4.
Está
aquí
– ¡Déjala! ¡Yo también la
recojo! Por si acaso, aquí tengo otra alforja. Ahí entran y están abrigadas,
pesan menos y también nos abrigan a nosotros.
– ¡Gracias Alejucha!
– Ya te alcancé.
– ¿La encontraste?
– Sí. Aquí la traigo.
– ¿Está viva?
– ¡Sí!
– Pero cuando la dejé ya
estaba casi muerta la pobrecita.
– La encontré que estaba
dando sus últimas bocanadas de aire.
– ¿Y cómo has hecho?
– Le he dado masajes, la he
abrigado, y ahora está aquí respirando tranquila.
5.
Chispas
multicolores
– Y, ¿la otra?
– También la he recogido.
¡Mira!
– Si no hubieran venido ya
varias hubieran muerto.
– Y mira allá, el maestro y
otros niños, ¡con cuántas otras alforjas!
Los rebaños han llegado
completos y han entrado a los corrales que ya tienen parte techada, donde se
arremolina el ganado uno junto a otro para darse abrigo.
Otros niños ya han juntado
ichu, chamisa, rastrojo y pencas poniendo debajo piedras para que se calienten
y abriguen toda la noche el galpón donde se han juntado las ovejas, las alpacas
y las vicuñas con sus crías tiernas.
Se ha desatado la tempestad
con lluvia, granizo, relámpagos y truenos.
6.
Hay
algarabía
Pero las llamas de la
hoguera se levantan pujantes, fogosas, y resplandecientes. Y se desprende de
ellas un haz de chispas multicolores.
Por la noche ya todos
descansamos. No sé por qué, siendo esta una noche de nevada, yo me siento
contento.
Es la primera hora de
clases y en el aula hay algarabía. Todos nos miramos sonrientes.
Ingresa el profesor.
– ¡Buenos días profesor!
– ¡Buenos días niños! ¿Cómo
están?
– ¡Bien!
– ¡Bueno! Lo primero que
vamos a hacer es un balance de la actuación de ayer.
– ¡Qué bien, profesor!
7.
Tres
hurras
– A ver. ¿Hay algún
accidentado?
– ¡Ninguno!
– ¿Alguna persona muerta
por efecto de la nevada?
– ¡Ninguna!
– ¡Algún animalito muerto o
desaparecido!
– ¡Ninguno profesor!
– Entonces hemos superado
una situación. Hay todavía mucho por hacer, pero por ahora en lo que nos
prometimos cumplir hemos triunfado.
– ¡Gracias a todos ustedes
hemos superado lo que antes era una desgracia!,
y lo hemos hecho con amor, inteligencia y coraje. Tres hurras por
nuestra escuela. ¡Jijip!
– ¡Ra! ¡Ra! ¡Ra!
Foto 1
Daniel Egúsquiza Sánchez
Fotos 5, 6 y 7
Jaime Sánchez Lihón
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
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