jueves, 15 de octubre de 2020

15 de octubre. Día Mundial de la Mujer Rural. / La madre del mejor alcalde.


15 DE OCTUBRE 
DÍA MUNDIAL DE LA MUJER RURAL 

LA MADRE 
DEL MEJOR
ALCALDE 
¿QUIÉN ES ESE NIÑO? 

Danilo Sánchez Lihón 



Rostro de mujer rural en Santiago de Chuco


“El amor es siempre 
el día que vendrá” 
Washington Delgado 

1. ¿Por qué 
te vas?

 

– Niña, quiero decirle que ya me voy.

– ¿Qué? –Le contestó alarmada doña Natividad, a quien le pareció no haber entendido bien lo que le decía. Pero le extrañó que Aurora la muchacha estuviera con su quipe ya en la espalda.

– Ya me voy. A la casa de mis papás me voy, niñita. Ya es tiempo que los vea a ellos.

– ¿A la chacra, dices que te vas? ¿A Llaray?

– Sí, niña.

– Dime la verdad, ¿por qué te vas? ¿Qué ocurre?

La muchacha no responde.

Ahí fue que la divisó más mujer y más hermosa cuando ayer nomás era una niña.

– Alguien de allá te está pretendiendo, ¿no?

– ¡No patroncita, no es nada de eso!

– Entonces, ¿qué es? ¡Por qué te iras! No seas zonza. Siendo tan linda algún maestro de por aquí ya te habrá echado el ojo y cualquier día vendrá a pedir tu mano. Y serás una señora de tu casa. ¡Quédate! ¿Quién te ha sonsacado por allá?

 

Gustavo Pinillos Monteverde


2. Si es tu voluntad,

anda hija

 

– No, nadie, niñita. Me voy nomás.

– ¿Tan de repente? ¿O es que no te hallas aquí, conmigo? A mí me parecido verte siempre contenta.

– ¡Feliz he sido! ¡Cómo no! ¡Si es usted tan buena y comprensiva!

– Entonces, ¿te vas solo por algunos días?

– No niñita. Para qué le voy a mentir. Ya definitivo me voy.

– ¡Yo que te veía tan dichosa aquí! Y eso me alegraba a mí que ando tan afligida. No te acostumbras conmigo, ¿di?

– ¡Qué no me voy a acostumbrar, mamacita! Con usted, niña, que es tan buena, como si fuera mi mamá.

– No habrá un mozo que te está robando, entonces, ¿no?

– No, doña Natividad. ¡No hay! Me voy nomás a mi chacrita.

– Si es tu voluntad, anda pues, hija. Te voy a extrañar mucho. Pero, ¡no hagas tonterías! Tú eres una joya.

 

Santiago de Chuco


3. Serás para mí

como una hija

 

– No haré, niñita, nada malo.

– Y cásate bien, con un buen hombre. Tú lo mereces. Eres buena mujer, trabajadora, tierna y muy buena moza. No te dejes engañar por cualquier badulaque. Y evita sobre todo a cualquier hombre borracho. Yo voy a extrañarte mucho.

– Gracias niña, pero no llore, ¡por Dios! La que debería llorar soy yo que tanto la quiero, que voy a extrañar tanto, y ya me voy.

– Bueno, bueno. Las dos ya estamos llorando como si fuéramos bebitas.

– Coge lo que quieras, ropa, comida, cosas que veas que te pueden servir allá. Llévales a tus papás lo que necesitan.

– Gracias, señora. Muchas gracias.

– Y les das muchos saludos y cariños nuestros. Y cuando vengas no te olvides que esta es tu casa.

– Gracias, niñita, Dios se lo pague.

 


4. Sin

niños 

 

– Las puertas siempre estarán abiertas para ti. Y siempre serás bien recibida, como a una hija.

– Gracias niña. Nada voy a coger, pero siempre que pueda voy a venir a visitarla.

– Anda pues, hija, anda. ¡Qué será! ¡Me dejas tan de repente! ¡Quizá sea que ya me he de morir!

– ¡Cómo va a ser así, niña! Tan joven y tan linda que es usted.

– Pero ¿de qué me sirve hija todo eso? ¡Si Dios no me da la dicha de tener hijos! Y a mí que tanto me gustan las criaturas.

– ¡Ya Dios le ha de dar, siquiera unito, mamacita!

– Sin niños hasta nuestro llanto suena más fuerte y más sordo. Y la tristeza se agranda en una casa tan grande como esta.

– Cualquier día, niña, la bendición llegará para usted, que es tan buena. ¡No hay que perder las esperanzas!

 

Santiago de Chuco


5. ¿De quién

es este niño?

 

Después de este día, pasaron los meses. Y se sucedieron un año tras otro.

A los veranos, que iluminan de dorado las espigas de trigo, sucedieron los inviernos cubiertos de gasas de nubes, neblinas y lluvias inclementes que todo lo envuelven en un manto de recogimiento y de tristeza.

Llegaron y pasaron también los vientos fríos de otoño que ululan en los viejos tejados.

A su vez, fueron y volvieron las primaveras en que estallan los campos de flores de mil colores y aromas y el amor juguetea hasta entre las piedras y las zarzas.

Cuando un día, doña Natividad, al salir de compras, en la tienda de don Miguel Rojas encontró a un niño de más o menos tres años que jugaba afuera de la tienda, adonde había ido por unos hilos que ella misma quería escoger.

Era un niño del campo por su indumentaria, pero precioso, de ojos claros y tez blanca, de cabellos rubios, que jugaba afuera en la vereda de la tienda, pero con sus manos y mejillas cuarteadas por el frío y con su ropita rotosa de niño del ámbito rural.

 

Santiago de Chuco


6. ¿Cómo

estás tú?

 

– ¡Ay! ¡Qué niño para lindo es este! ¡Y qué pobre se le ve! –Dijo inclinándose a acariciarle doña Natividad.

Su ropita de bayeta estaba llena de zurcidos e hilachas. Y así agachada se quedó mirándolo conmovida:

– ¡Eres un príncipe pobre! –Le dijo–. Y, ¿cómo es que has nacido en la chacra? ¿De qué parte del campo serás? –Le preguntó. El niño se quedó mirándola, sin decir nada

En eso entró a la tienda y, ¡oh sorpresa!, encontró allí a Aurora Monteverde, su antigua empleada.

– ¡Hija, qué haces aquí! –Le dijo con enorme emoción y cariño.

– ¡Niña Natividad, buenos días! ¡Qué alegría verla!

Pero a Aurora se la notaba azorada, como buscando algo.

– ¿Cómo estás tú?

– ¡Así como me ve, niñita!

– Te veo bien y muy bonita. ¿Y, por qué no has ido por la casa? ¿Así eres de ingrata, nosotros que te queremos tanto?

– ¡Ay, niñita, qué dirá usted! –Y se le humedecieron inmediatamente los ojos, inclinándose y enjugando unas lágrimas.

 


Santiago de Chuco


7. Sí niña,

es mi hijito

 

– ¡Qué haces aquí solita! ¡Vamos, vamos a la casa! ¡Vamos a tomar desayuno!

En eso entra el niñito rubio y lindo que ha visto afuera, y se coge de las polleras de la muchacha.

– ¿Quién es este niño? –Pregunta doña Nati, sorprendida–. ¿Es tu hijito?

Ella se turba y agacha la cabeza. Se enjuga más lágrimas con su rebozo.

– Sí niñita, es mi hijito.

– ¿Te has casado?

    – No, no me he casado, niña. –Y llora abiertamente.

– ¿De quién es el niño? –Aurora gime ahora, con suspiros, pero no responde.

– ¿De quién es? ¡Dime, de quién es!

Agachada y restregando su rostro sonrosado y joven, bajo su pelo negro que lo hace mucho más linda, le confiesa:

– Es de su hermano Serapio, niña. Es del niño Serapio.

 

Santiago de Chuco


8. ¿A quién

se parece?

 

– ¿De mi hermano, dices? Entonces, ¿es mi sobrino? ¡Ya veo!, ni negarlo podría, porque es su vivo retrato. ¡Ven, ven a la casa!

– Sí, niñita.

– Y, ¿cómo fue?

– En tu casa fue, niña. Una noche él entró a mi cuarto. Gritaba y gritaba y ustedes ni me oían. Y llora más aún.

Doña Nati alzó al niño y pidió en la tienda todos los caramelos que había. Y le llenó las manos de golosinas.

– Ven, –le dice– ¡Vamos! ¡Vamos! Ven conmigo.

El corazón le saltaba de gozo. Y ella misma cargó con el niño, alzándolo en sus brazos.

– ¡Eulogio!, ¡Eulogio! –Grita desde el corredor de la amplia casa. Mira quién está aquí.

– ¡Aurora! ¡Hija! –Dice don Eulogio saliendo al corredor del segundo piso–. ¡Qué milagro! ¿Cómo estás? ¡Qué bueno que hayas vuelto!

– Pero, Eulogio, ¡mira a este niño! – ¿A quién se parece?

 

Gustavo Pinillos Monteverde


9. torres

estupefactas

 

– A ver, a ver... ¡Qué curioso! ¡A ti Nati se parece! Se parece a ti, Nati. Es igualito a ti.

– ¿Sí? ¿De quién le encuentras la cara?

– De ti, pues, a nadie más le encuentro parecido.

– ¿Sí, no? ¿Y sabes de quién es hijo?

– No, dime.

– De Serapio, de mi hermano. ¡Es nuestro sobrino! ¡Es el niño que esperábamos! Y quien heredará esta casa y todos nuestros bienes, porque es sangre nuestra.

Es la historia del origen y de cómo nació don Gustavo Pinillos Monteverde, el mejor alcalde que ha tenido Santiago de Chuco en toda su historia de vida republicana. Pese a su modestia y su espíritu retraído. Ocupó dicho cargo durante cuatro períodos.

Construyó el Palacio Municipal de mi pueblo que ahora se discute apasionadamente aspectos de su reconstrucción. Amaba los tejados y como artesano construyó las casas más primorosas, profusas de aleros, alféizares, ventanas en arco, palomares y torres estupefactas. Y llena de maceteros en donde estallaban todas las flores del universo.

 



Fotos1, 4, 5, 6 y 8
Jaime Sánchez Lihón

Fotos 3 y 7
Daniel Egúsquiza Sánchez

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1 comentario:

  1. Hermosa historia, en el Día Mundial de la Mujer Rural, de uno de los mejores alcaldes de Santiago de Chuco, Don Gustavo Pinillos Monteverde.Gracias Maestro Danilo.

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