sábado, 24 de octubre de 2020

24 de octubre. Día del Aniversario de Coracora. / Don Manuel, Apu Tutelar.


24 DE OCTUBRE 
DÍA DEL ANIVERSARIO DE CORACORA 

DON MANUEL, 
APU 
TUTELAR 

Danilo Sánchez Lihón 



Coracora. Foto de Alfredo Ramírez Oseda


1. Tierra 
sagrada

 

La Biblioteca Municipal de Coracora lleva el nombre de Manuel T. Vásquez Martínez. Me imagino que debe ser entonces un personaje destacado de su pueblo y de su región.

Me intereso por él, porque he aprendido que indagando en esas referencias se descubren vidas ejemplares, tesoros ocultos, perlas y diamantes que constituyen nuestro patrimonio más preciado.

Los nombres de calles, de plazas, de obras públicas, vale seguir su huella y su rastro en el suelo porque son de personalidades egregias que nos muestran facetas desconocidas de cómo afrontaron los hechos, la vida, superaron retos y dificultades dejándonos alternativas de solución para los problemas pendientes de resolver.

No dejemos que estos valores continúen soterrados, ni dejemos morir la esperanza que ellos representan. Revivámoslos para saber incluso que pisamos tierra sagrada por el coraje y el fervor que muchos de nuestros antecesores han puesto para darle grandeza y honor a nuestros pueblos y a nuestras vidas.

 

Don Manuel y sus hijas


2. Defensor

de Pobres

 

Pero, ¿quién fue Manuel T. Vásquez Martínez? Un abogado ilustre de la provincia de Parinacochas, departamento de Ayacucho, poblado de Coracora, en cuyo ámbito se erige el majestuoso nevado Sara Sara y la misteriosa laguna Incahuasi.

Y se hizo personalidad sobresaliente con una fórmula muy simple, y que es todo un paradigma sencillo de seguir: defender solo asuntos justos. Y en ello poner el mayor empeño, interés y pasión porque sabemos que de no hacerlo dejamos que se imponga la injusticia y el mal.

Ante tal reto él asumía entonces su labor con plena consagración y como un imperativo moral ineludible qué cumplir.

Nació en Coracora el 14 de junio de 1908, estudiando la primaria en el Centro Escolar 621 de su pueblo natal y la Educación Secundaria en el colegio “Nuestra Señora de Guadalupe, en la ciudad de Lima. La Educación Superior la cursó en la Universidad Nacional de Arequipa y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la capital del Perú, donde optó su título de abogado, el año 1937.

Fue Defensor de pobres, Juez de Menores, Agente Fiscal Suplente, Juez de Primera Instancia y Alcalde del Concejo Provincial de su pueblo natal.

 

Virgen de las Nieves, de Coracora


3. Su sueño

y su desvelo

 

Jamás asumió la defensa de algo que fuera falso, equívoco o que careciera de verdad y razón. Nada que perpetrara el abuso, la ventaja del dinero o del poder. Menos el cohecho, la deshonestidad o la mentira. En suma ninguna concesión al mal, como a lo deforme y corrupto.

Ese era el secreto para que ganara todos los juicios: defender con denuedo aquello que la convicción del bien obliga a defender con arrojo. ¡Qué fórmula más elemental y sin embargo tan rara de ser practicada!

Cuando alguna vez un abigeo fue a ofrecerle una jugosa ganancia a fin de enredar con triquiñuelas el poder de la justicia, no lo dejó ni sentarse. Y lo despidió diciéndole en la calle:

– ¡Yo me he quemado y me sigo quemando las pestañas estudiado abogacía para hacer el bien, en aras de un valor y un ideal! Jamás para hacer daño ni enriquecerme. ¡Hágame el favor de retirarse! Y detrás de él golpeó la puerta.

De allí que su fama era grande. Y el respeto que le tenía la gente era inmenso, porque la justicia fue su égida, su emblema, su sueño y su desvelo.

A ella se consagró e hizo de su vida un dechado de virtudes.

 

Iglesia de Coracora


4. Ejemplo

de probidad

 

Era tan exitoso abogado que cuando la gente que obraba bien veía avasallados sus derechos, como si se tratase de un Cid Campeador, decía.

– Con il códigu del ductor Manuel Vásquez verás que ti voy hacer pugar tus fechurías.

Esta era la máxima amenaza y juramento que se podía hacer en un pleito, siempre y cuando la razón asistiera a quien lo profiriera porque significaba lo infalible, contundente e inapelable, cualquiera fuera la instancia a la cual se tuviera que recurrir.

Era un señor serio, tajante y riguroso, al punto que las personas le temían. Muy escrupuloso en brindar su amistad, comprometido como estaba con la ética en todo sentido, especialmente con la forense.

Debido a que nunca perdía un juicio  la leyenda que había tejido la gente rústica era que tenía pacto con el diablo. Incluso se decía que en su oficina estaba colocada una Biblia y encima de ella vigilaba un gato negro con ojos colorados.

Pero un ejemplo acerca de su probidad es el siguiente: En su testamento dejó estipulada esta cláusula, que dice más o menos así: Ordeno que se devuelva la mitad del terreno que me vendiera la Sra. Juana Arcos de Huayllahuasi, porque según las averiguaciones que hice después que me lo vendiera ella lo valoró equivocadamente por la mitad del justiprecio”.

 

Feria de Coracora

5. En el sitio

que corresponde

 

Entre los años 1950 y 1956 fue diputado por el departamento de Ayacucho y ello ocurrió cuando Manuel Odría encargó que se ubicara a personalidades de gran estimación y prestigio al interior del país a fin de ganar con ese caudal las elecciones. El nombre de Manuel Vásquez fue el más mencionado. Lo incorporó a su lista, y salió electo.

Hay un folleto publicado después con el título de: “Labor parlamentaria del Dr. Manuel T. Vásquez Martínez, Diputado por el Departamento de Ayacucho 1950-56”, suscrito y firmado por más de un centenar de personas notables de Cora pagar, Parinacochas y otros lugares de Ayacucho, en donde se afirma lo siguiente:

“...queremos expresar nuestro pensamiento sincero sobre su labor parlamentaria. Y lo haremos desvestidos de todo prejuicio o interés personal, guiados únicamente por el deseo de cumplir una obligación moral para con el Representante y un deber para nuestros coprovincianos.

“Estudiando la historia política de Parinacochas, haciendo un análisis sereno y frío de la obra de los políticos que la representaron, desde 1822 hasta la fecha, no hemos encontrado nada que signifique un verdadero impulso...

...la presencia del Dr. Vásquez en el Parlamento Nacional constituye el comienzo de una nueva etapa en la vida de Parinacochas... ha colocado a la provincia en el sitio que le corresponde.”

 

Procesión de la Virgen de las Nieves, de Coracora


6. En su tierra

y con su gente

 

En dicho folleto se menciona una lista interminable de obras en relación a escuelas, colegios e institutos de educación superior; carreteras, puentes, medios de comunicación; desarrollo de la agroindustria; logros en el campo de la justicia y culto, y en la salud pública; contribuciones a la ganadería, al saneamiento ambiental, pero sobre todo, dicen los ciudadanos:

“...queremos dejar constancia expresa de que durante la gestión del Diputado doctor Vásquez Martínez, la provincia ha gozado, como nunca, de una era de tranquilidad en la que todos los ciudadanos, sin distinción de clases ni de ideas han vivido libres de todo atropello y temor. En ningún momento ha sabido cobrar ofensas ni inferir agravios”.

Pero, además, tuvo iniciativas de interés nacional como la legalización del concubinato, la obligación de las radioemisoras del país a programar diariamente alto porcentaje de música peruana, la defensa de la vicuña, la reducción de los días de carnavales y muchas otras realizaciones más.

Su  gestión fue excelente. Y es que lo tomó siempre como debe ser: un servicio a la comunidad a la cual se debe un ciudadano ejemplar.

Pudo continuar su vida exitosa de político en la ciudad capital del Perú, pero prefirió renunciar a ello. Quería una vida auténtica. Y regresó a vivir en Coracora, en su tierra y con su gente.

 

Plaza de Toros de Coracora


7. Letras

y arte

 

Cuando dos veces por semana llegaban los carros de Lima a Coracora salía presuroso al sentir el ruido del motor a comprar un ejemplar de cada periódico que llegaba.

Los leía y ordenaba de manera minuciosa.

El periódico para él era sagrado: no se podían arrancar sus hojas, ni recortar sus imágenes. Ni rayarlo, ni escribir sobre él. Ni utilizarlo para otro fin que no fuera leerlos.

Atesoraba los libros y amaba la lectura que para él era una práctica ungida y viva.

Y así como leía escribía.

Es autor del poemario: “Flores y saetas del ande”, integrado por poemas de identificación con la tierra. Y de un hondo lirismo.

Escribió una amplia monografía titulada: “Apuntes para la historia de la provincia de Parinacochas”.

Fundó la Revista “Pumawiri” de letras y arte. Y estableció una imprenta para impulsar el periodismo y la actividad editorial de su pueblo.

 

Paisaje de Coracora


8. Alta

estirpe

 

Antes de servirse los alimentos, previo al almuerzo o a la comida en su casa abría un libro y leía en voz alta para sus hijos y las personas que los acompañaban en el comedor.

Estando en Lima llevaba a sus hijos a la Biblioteca Nacional. Y mientras él consultaba documentos de su interés, iba sacando de su bolsillo, para el hijo o la hija que lo acompañaba, libritos de cuentos ilustrados de los cuales se había abastecido previamente.

Estirando el brazo los iba alcanzando uno a uno, sabiendo bien cuando ya estaban terminando la lectura del anterior. Así los entretenía, inculcándoles el goce de la lectura.

Recopilaba fotos antiguas con las cuales proyectaba formar un archivo documental sobre Coracora que incluyera una hemeroteca, fototeca, audiovisuales, etc., es decir cuidar, resguardar nuestro patrimonio para proyectarlo al porvenir

Distinguía con su amistad a toda persona que cultivara el intelecto, sea joven o tuviera la edad y la condición que tuviera. Cultivaba esa alta estirpe y aristocracia del espíritu.

 

Los Negritos en la procesión de la Virgen de las Nieves


9. Sorbos

de esperanza

 

Era un señor temido por su severidad, pero sentaba a su mesa a toda persona, por humilde que fuera. Y compartía los alimentos con ellos: con el cámayoc, con las cocineras y empleadas de la casa, con los mozos de servicio que cumplían labores diversas en su hogar, a quienes trataba con respeto y cariño.

Era orgulloso de su ancestro andino y del valor del indígena como heredero de este territorio.

Cuando se decretó la Reforma Agraria por el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada del Perú, el año 1969, perdió todas sus propiedades en el campo. Sin embargo envió un telegrama de felicitación al General Juan Velasco Alvarado y expresó en poesía así su sentimiento:

“No importa hermanos que sean nuevos señores,

porque Dios amasó la tierra para todos.

Ténganlo anegado de mis sudores

y barbechado con mis energías.

Y como él mismo lo dice: Se regocija que el dolor de centurias entonces y así en algo se disipe, que los pincullos y las tinyas dancen en las cumbres por este hecho, que el ayni retoce en sorbos de esperanza. ¡Y que se acaben los desheredados de la faz de la tierra!

 

Plaza de Armas de Coracora


10. Maestro

auténtico

 

Amaba a su pueblo Coracora, al indio, a la naturaleza, al paisaje nativo.

Y en quechua cantaba:

Apajarita apancuya

achanchaita.

Llévame a cualquier lugar

para en esas soledades morir.

Creía que el arte, la belleza, la afirmación de la vida y toda sabiduría era propia del alma ancestral andina. Dice en uno de sus poemas:

¡Oh!, charango trovero de la sierra,

juglar de las quebradas,

alegría loca en las huifalas

y lágrimas en las despedidas.

Cómo quisiera pulsarte

en mis horas de tristeza,

y hermanando mi voz a tus sones

llorar en el cenit de mis angustias.

Por eso, y pese a su alta investidura realizó labor docente, sea en la Escuela Pre-vocacional 621 donde él estudiara, sea en el Instituto Industrial Nº 12 de Coracora; y como guía y conductor de niños y jóvenes fue un maestro auténtico.

 

Corrida de toros en Coracora

11. Honor

al trabajo

 

No gustaba de las fiestas. Era enemigo de ellas. No conciliaba ni con el mal gusto ni con la chabacanería. Pero sí era solidario y amaba las costumbres de su terruño. Siendo así podía aparecerse con arpa y violín para homenajear a un familiar o a un amigo.

Desde una esquina y reverente observaba la procesión de la patrona de su comarca, junto a sus hijos que para ese día lucían de pie en una esquina sus mejores trajes.

Escribió a la Virgen de las Nieves

Te imploro de hinojos

para que tu gran poder

penetre a todos los pechos

y rosas de bien haga florecer.

Tenía muchos bienes, haciendas, ganado que adquirió en base a su trabajo. Sin embargo era austero, diligente y sin remilgos. Enseñaba a sus hijos a no tener preferencias de comidas. Y al honor del trabajo por humilde que él fuera.

 

12. Quien se proyecta

al infinito

 

A este respecto, quisiera contar el siguiente pasaje:

Cuando ya las sábanas blancas del ropero de su casa estaban viejas las hacía hervir y lavar lo mejor que se podía en las tinajas de su lavandería.

Luego las cortaba él mismo en tiritas. Y de eso hacía vendas que utilizaba para cualquier herida que veía. Mucho más si eran de sus hijos. Corría inmediatamente a vendarlas prestando su auxilio cuando alguien sufría algún percance.

¿No hay en esto un simbolismo inmenso en relación a nuestras angustias de pueblo sufrido?

¿No hay en esto implícitamente una atención a las heridas de nuestra historia?

Escrupulosamente sacaba sus vendas y curaba amarrando la parte lastimada con un hilito cuyo lazo él mismo amarraba de manera minuciosa, ingenua y candorosa.

¿No hay en esto la actitud madura de quien siente, piensa y actúa por encima de las circunstancias pasajeras y se proyecta al infinito y a la eternidad?

 

Coracora


13. Con sus libros

y sus ideales

 

Fue un hijo y un padre amoroso. Nunca abandonó a su madre a quien la cuidó hasta el final de su vida atendiéndola siempre con esmero delicado.

Luchó siempre por conservar la unidad familiar, sea en su hogar o en otros, para los cuales fue alivio, cura o bálsamo. Sin embargo, crio y atendió solo a sus hijos: Manuel, Zulema y Diana.

Amaba los dulces y compraba las golosinas más finas. Alentaba a utilizar las recetas de los libros de cocina para hacer nuevos manjares con materiales que él suministraba de manera profusa.

Entre sus manos se abrían y cerraban las latas de chocolates que compartía con familiares y amigos en la intimidad del hogar.

Vivió solo, criando y educando a sus hijos a quienes él mismo aseaba. Lavaba su cabello y peinaba primorosamente a sus hijas a quienes las colmaba de joyas y vestidos.

Ellos fueron su consuelo, su orgullo y la compañía fortalecedora en su soledad, junto con sus libros y sus ideales. 


14. Picachos

nevados

 

Era protector y paternal. No de caricias sino hierático y distante. Una montaña que protege quieta y sin aspavientos, un ser con sabiduría, quien sabe mirar desde lo alto y desde lo lejano. Quienes soportan la soledad de ser admirados pero no siempre de ser comprendidos y amados.

En los momentos de peligro relucía sereno. En las grandes pruebas del alma se lo vio imperturbable. Una roca de seguridad cuando todo tambaleaba. Pero a solas sabía enternecerse y llorar.

Se mostraba muy susceptible respecto a la salud de las personas, para lo cual leía libros de medicina a fin de dar el consejo adecuado. Y curaba a sus hijos de las enfermedades que contraían.

Era sabio. Porque sabiduría es amor a la verdad, al trabajo, a la justicia. Y a poder encontrar en las cosas cotidianas la trascendencia.

Patriarcal, íntegro y niño. Destaca como aquellos picachos nevados. Es de esos apus tutelares que saben inclinarse y condolerse de su pueblo y, a veces, porque viven solitarios, de sí mismos.




Virgen de las Nieves, de Coracora


15. Piedra
angular

 

Fue y es Manuel T. Vásquez Martínez un abogado, un político y un intelectual eximio. Un lector, un padre amoroso y un ciudadano ejemplar.

Murió a la edad de 67 años el 10 de julio de 1975, con su periódico en la mano. Había estado leyendo cuando la empleada dio aviso que estaba exánime. Tuvieron que abrirle la mano que la tenía apretada y quitarle el periódico con una de cuyas noticias viajó al infinito y se presentó ante Dios.

Es don Manuel de es esos seres que son ríos profundos, cordilleras imponentes, picacho de nieves eternas.

Es de esas prominencias del paisaje que pasan desapercibidas por su modestia pero finalmente grandiosas no por lo que sobresale de ellas sino por la inmensidad en las cuales se hunden.

Es él de aquellas cumbreras que sostienen los tejados del mundo.

Que la juventud lo conozca, que siga sus huellas y su senda. Que todo Parinacochas se sienta amparada y fortalecida por tener este apu tutelar, esta piedra angular de nuestra identidad, verdadera fortaleza de Sacsayhuamán.






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