viernes, 30 de octubre de 2020

30 de octubre. Hoy nace Miguel Hernández. / La mañana que nunca acaba.


30 DE OCTUBRE, 1910
HOY NACE MIGUEL HERNÁNDEZ 
HOMENAJE 

LA MAÑANA 
QUE NUNCA 
ACABA 

Danilo Sánchez Lihón 



Miguel Hernández



Tu sangre es la mañana 
que jamás termina. 
Miguel Hernández 

1.

 

Pocos

son los puros de corazón, y tú

Miguel

lo eras. Como a pocos les dura

tanto el fervor

y arraiga tan hondo la fe, como

sucede

contigo. Tan inagotable en ti es

esa fuente

de amar, que ya para siempre

nos colma

ya sin sed, nos nutre, fortalece

y sustenta.

 

2.

 

Porque

todo estuvo ya tan cerca de ti,

de tus manos,

y se esfumó. Incluso la dicha.

Por eso

al morir no pudieron cerrarse

tus ojos que eran

azules, más redondos y claros

que nunca. Y

te fuiste con los ojos abiertos e

e inocentes. ¡Más

absortos aún que en esta vida!

Y quedaron así

abiertos para mirarle de frente

a la muerte.

 


Miguel Hernández



3.

 

En un alto

del combate viajaste a casarte

en Orihuela, con una

mujer luna, luz y altar celeste,

en el más hondo e

inhiesto acantilado del planeta

¿Y cómo serán

los crepúsculos de los caminos

cuando se tienen

los ojos de esa mujer clavados

en el alma? Como

ella los tenía, fijos en tu rostro,

y en tu gesta.

 

4.

 

Y también

pregunto: ¿cómo es que nace

y crece la poesía?

En lo más inesperado de una

montaña,

en un paraje hostil y agreste,

compartiendo

abrojos con el hato de cabras.

Con la luna y

el relente. ¡Con brillo tan claro

y corazón tan

inmenso como el tuyo! Y tanto

que estremece.

 



Miguel Hernández



5.

 

Miguel,

¡qué coraje tuviste para asumir

una causa!

¡Y liberarnos de tantos oprobios!

Esa pasión, y

fulgor en la frente, de renuncias

tan totales,

más allá de la vida y la muerte,

hasta

hacerte leyenda, tenaz de valor

para siempre,

y sobre la faz de esta tierra que

hoy te recuerda.

 

6.

 

Te escribo

desde Santiago de Chuco, tierra

de Vallejo,

tu férvido camarada, quien desde

su trinchera

te saluda, soldado de la dignidad

y el latido,

del borbotón de sangre crispada e

irremplazable.

Del fuego encendido e inapagable

del alma. Y

del corazón echado a andar de pie

por los caminos

 



Miguel Hernández y su esposa Josefina Manresa



7.

 

Ambos, los dos

con hombría obstinada en amar

inclusive

a traición a su propio enemigo. Y

a su prójimo.

De consagrarse en quererlo pese

a tantos reveses.

Y defenderlo, pase lo que pase.

¡Con recóndito

coraje para querer a España! tal

y cómo se ama a

un hijo, a un padre o a una dulce

madre.

 

8.

 

Miguel,

la vida fue despiadada contigo,

por la tenacidad

que pusiste en luchar. Y te privó

de lo más mínimo,

padeciendo prisión tras prisión.

para morir a

los 31 años ahogado en sangre.

Pero el existir

te dio a Josefina y con ella todos

los dones, y

todas las gracias y bendiciones

del universo.

 



Miguel Hernández y su esposa Josefina Manresa



9.

 

Con una mujer así,

que reúne amor y valor, como fue

ella, ya todo

está compensado; quien se unió

a ti sabiendo

que todo sería martirio. Por eso el

vuestro

es amor legendario y sublime, más

allá y más

acá de todo lo concebible, por tener

que extrañarse.

Y antes que verse, por anhelarse

eternamente.

 

10.

 

Deja

que te salude y admire entonces,

poeta y soldado,

también por la mujer que tuviste,

capaz

de cariños, lealtades y sacrificios

sublimes,

en quien no hizo mella las cárceles

que padeciste,

ni la pobreza extrema, ni los fusiles

apuntándole

la cara. Años en que te mantuviste

firme e incólume.

 



Miguel Hernández, su esposa Josefina Manresa y su hijo



11.

 

Un hombre

que es capaz de tener una mujer

de ese temple,

cristalina como una fuente y dulce

como un patio,

está justificado anta la historia. Ya

está –afirmo–

salvado para siempre, así sea que

lo maten, que lo

desaparezcan ¡o caiga fulminado!

Porque eso

al final de cuentas es lo que vale,

camarada.

 

12.

 

Contigo

España para nosotros dejó de ser

la déspota

para ser un pueblo que sufre y ama

como el mío

y el de todos; y que nos duele tanto

en el alma.

Siendo tu canto nuestro canto, y tu

lucha nuestra

causa aún irredenta, aquí y ahora,

¡Salud

hermano y camarada! Y, ¡militante

entrañable!

 

***** 

Los textos anteriores pueden ser

reproducidos, publicados y difundidos

citando autor y fuente

 

dsanchezlihon@aol.com

danilosanchezlihon@gmail.com

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