18 de noviembre. La patria que todos queremos. / ¡Leer! para saber elegir.

18 DE NOVIEMBRE

LA PATRIA QUE TODOS QUEREMOS

¡LEER!

PARA SABER

ELEGIR

Danilo Sánchez Lihón

1. Junto

con ellos

Al motivar a la lectura hay que “hacer arder, como decía el poeta Guillaume Apollinaire, los fuegos de la alegría”.

Los maestros casi siempre cometemos el error de hacer lo contrario, de presionar penosamente al niño y al joven desde afuera.

Y terminamos destruyendo la yema de lo auténtico y genuino. O con sogas intentamos atarlos. O con dardos y piedras intentamos que el niño camine hacia adelante.

O con regaños, resondros y conminaciones intentamos que vaya por donde nosotros no fuimos capaces de ir.

Y con el castigo de la nota y frecuentemente con la falsa palabra dulce que intenta premiar, pugnando porque sean otros y distintos a lo que fuimos y somos nosotros.

Sin haber partido primero con reconocerlos y después motivarlos e ir nosotros junto con ellos subiendo paso a paso cada peldaño de lo que podemos construir desde él, con él y para él con la lectura.

2. Ser

en el mundo

Cuando nosotros les acercamos o aproximamos convenientemente a la lectura es como si dejáramos que una voz interior sea la encargada de guiarle al niño por esas travesías imaginarias.

Por esas extensas y elevadas cumbres, en las cuales van buscando el camino de su propia realización. Pero, por ser la lectura, lo hacemos con gozo, fruición y hasta con santo delirio y solaz.

Acertamos a motivar a leer cuando junto a él acomodamos nuestra voz que va desentrañando el contenido de los libros, dándole vida a cada historia y extrayendo de ella sus mejores resonancias; tratando de encontrar el hilo de su propia voz interior.

Las “situaciones de educación”, y más aún, las “experiencias de lectura” con los niños, tienen que ser entonces plenas de afectividad, y explosivas en cuanto a emociones, de aguda imaginación; de suma gracia, alegría y de plena identidad.

3. Para toda

la vida

Desde el principio se trata de aprender a "leer de veras", es decir plenamente, asuntos de verdadero interés para el niño, colmado de aquello que él valora y ama tanto.

Y, ¿qué es ello? ¡La vida! ¡Leer la vida! ¡La vida con su prodigio, encanto y maravilla! Con textos que le lleven a lo hondo del alma, que nos colmen de admiración y fascinación por todo lo creado y por crear. En ello consiste motivar a leer.

¡Y allí radica y reside en realidad la clave de todo lo que hay que hacer, asumir y obtener en la prodigiosa y decisiva llave para ser en el mundo, como es la verdadera razón y el fin de la leer!

Y es formando el hábito de la lectura en la niñez cómo estaremos formando lectores para toda la vida. Y con ello estaremos logrando formar ciudadanos de primer orden y nivel para saber conducir sus propios destinos y con ello los destinos de la patria y de los demás.