lunes, 23 de noviembre de 2020

23 de noviembre. Día de la Palabra. / La palabra en la creación de mundos.


23 DE NOVIEMBRE 
DÍA DE LA PALABRA 

LA PALABRA 
EN LA CREACIÓN 
DE MUNDOS 

Danilo Sánchez Lihón 





Los límites de nuestro lenguaje 
significan 
los límites de nuestro mundo. 
Ludwig Wittgenstein 

1. Don 
de creación

 

 Dios para crear las aguas, la luz y las estrellas, y todo lo existente incluyendo la maravilla que es la vida, no emplea herramientas ni materiales ni otros recursos, como tampoco empieza a componer algo mecánicamente, ni a armar pieza tras pieza un ser u objeto.

Sino que crean los seres, los fenómenos y las cosas holísticamente, pronunciando palabras; que es así cómo se crean los mundos, de lo cual nos refiere no solo en la Biblia sino en la mayoría de textos sagrados de las diversas creencias y religiones existentes.

Es mediante la voz y haciendo uso del habla, con el lenguaje verbal que Dios va creando las presencias naturales, unas inanimadas y otras llenas y colmadas de vida: “Hágase la luz”, y la luz aparece.

“Sepárense las aguas de la tierra”, y los mares se agitan en ondas relumbrantes y se calman contenidos entre orillas estupefactas. Para después develarnos a nosotros mismos, diciendo: “Hágase el hombre a mi imagen y semejanza”, obteniéndose de todo ello y como resultado la sublime creación humana.

 


2. En el espacio

estelar

 

Ese es el punto de origen, el orden y el sentido de todo lo creado. Y Dios, coherente con lo que decía de hacernos a su imagen y semejanza, insufló al hombre de palabras, y le dotó de esa misma capacidad creativa desde el primer hálito de la formación del hombre y del universo.

Es decir, la palabra aparece claramente como un don de creación, como un poder determinante frente a lo material y a las cosas; inherente más bien a la naturaleza divina, vinculada al don de ser dioses, y un atributo sagrado concedido al hombre para hacer el bien sobre la faz de la tierra.

Pero, además, se posiciona al lenguaje de la palabra como la clave, el hechizo y el sentido que alcanza a tener cada ser en su interior, diciéndonos con esto que en el fondo del más mínimo corpúsculo que vaga en el espacio estelar palpita una palabra.

 


3. Como es

la poesía

 

Es una palabra eje como una diadema, pero a partir de la cual se generan collares, o una cadena de palabras.

O un ramillete que hacen un crisol o una guirnalda de palabras. Y, a partir de ellas, asociaciones infinitas e inabarcables, debiendo reconocer y admirar ello como un milagro, un portento y prodigio.

De allí que, el niño necesite apropiarse del lenguaje no sólo en el nivel de la comunicación cotidiana, espontánea y natural, sino también en aquel de los grandes ejes de la existencia.

A fin de que le sirva para significar –en el plano de lo que es el ámbito cultural– sus experiencias, nociones de la realidad y de sus ideas más genuinas.

Para eso, la escuela debe propiciar el cultivo, lo más posible, de la significación de la palabra, en su dimensión más acrisolada como es el cuento y la poesía.

 


4. Plenos

de significado

 

Y, también, la valorización del ser del niño, de su mundo circundante y de las relaciones que él establezca, todo mediante la palabra henchida y pródiga.

Quien necesita confiar en sí mismo, en lo que es, siente y piensa, en las palabras seguras que le alcancemos para definir su mundo y en él sentirse confiado. Como necesita, y todo ello como experiencia del lenguaje, saber quién es, reconocerse y quererse.

Y posteriormente propiciar a que se utilice el lenguaje logrando mayores significaciones y mensajes acerca de su vida y de su realidad. Todo esto en la dimensión de la palabra de crear mundos propicios.

Todas estas posibilidades deben lograrse tanto en el ámbito del lenguaje oral como también en el nivel de la lengua escrita. Porque el ser humano necesita hacer y saber que su vida, su experiencia, sus nociones y conceptos de la realidad trascienden y se proyectan también plenos de significado a través de la escritura.

 


5. Importa el plano

5mocional

 

Para ello, es necesario que esa materia y esos contenidos se conviertan en signos vivos, actuantes y permanentes como son las palabras escritas que tienen la inmensa ventaja de hacerse instrumentos, medios y hasta argamasa concreta con la cual construir y edificar.

Y a fin de que a partir de ellas se opere en la realidad para transformarla, propiciando que se canalicen a través del texto escrito emociones e ideas, en donde se logren mayores aciertos, resonancias y matices, como vínculos y relaciones originales e insospechadas.

Por eso, en la adquisición y relación del lenguaje más que los aspectos conceptuales y mucho más que las nociones formales, que a este corresponden como la prosodia, la morfología o la retórica, interesan al niño de manera decisiva las repercusiones subjetivas, sensoriales y hasta mágicas que la palabra contiene.

Porque en el ser humano, y mucho más cuando se es niño, importa mucho el plano emocional, anímico y afectivo de cada asunto y situación. Y también el estético que se alcanza a lograr cuando la palabra se insufla de encanto, belleza y trascendencia.

 

Fotos 1, 2 y 5

Jaime Sánchez Lihón


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