miércoles, 4 de noviembre de 2020

4 de noviembre. Nace Ciro Alegría. / De la mano de su maestro.


4 DE NOVIEMBRE 
NACE CIRO ALEGRÍA 

DE LA MANO
DE
SU MAESTRO

Danilo Sánchez Lihón 



Ciro Alegría


1. Sale 
a buscar a Dios

 

Ciro Alegría, el autor de El mundo es ancho y ajeno, a los cinco años de edad se traslada junto a sus padres desde Sartimbamba, en donde nació, a Marcabal Grande que era hacienda de su abuelo que abarcaba una extensión de 75 mil hectáreas.

Lugar situado en lo que se llama como Bosque de neblinas, compuesto de farallones calcáreos cubiertos de verde floresta, de naturaleza abrupta y casi siempre de terrenos húmedos y muy accidentados, zona llena de boscajes, de geografía escabrosa, donde en los espacios roturados se siembra principalmente papa, frejoles, maíz.

Donde sucedió una vez que mantuvo a su familia en vilo. Y fue cuando entre esas montañas enmarañadas se perdió y no regresó a casa, por lo que salieron a medianoche a buscarlo por los caminos y los breñales con candiles, antorchas y linternas. Y se utilizaron hasta tizones de leña encendida a falta de lámparas, de las cuales se tenía muy pocas. Pero, ¿qué es lo que había sucedido?

Él estuvo preguntando a su madre con insistencia acerca de Dios. Y la respuesta de doña María Herminia era siempre y reiteradamente:

– Dios está en las alturas.

Contemplando los cerros la lógica del niño fue que estaría en la cumbre del monte más alto de aquella cordillera.

 

Ciro Alegría con su madre


2. A quien

se busca

 

Y se propuso entonces escalar la cima de aquel promontorio que según todas las apariencias para él sería el lugar en que Dios moraba.

Además, había un almanaque que colgaba en la puerta de la cocina donde se veía dibujado a Dios entre las nubes y encima de los cerros, lo que terminó por persuadirlo definitivamente, de ir allá para conocerlo.

Con un amigo y su perro se echaron al camino, escalando los cerros aledaños antes de subir a la cima en busca de Dios; pero pronto anocheció, no regresaban y se los dio por perdidos.

Mientras tanto su padre y toda la comunidad habían ya salido en brigadas por uno y otro confín en su búsqueda, esperando encontrar su cadáver, que en estas circunstancias era lo más que se podía anhelar.

Lo sorprendente es que los encontraron vivos. Su padre iba a castigarlo duramente, pero se contuvo cuando la respuesta del niño fue.

– Salí a buscar a Dios en las montañas, y no lo he encontrado todavía.

Este fue su veredicto. Por eso en sus novelas en el fondo a quien se busca es a Dios. Y se lo encuentra cuando los hombres están unidos en comunidad.

Ya sea celebrando sus fiestas o luchando para que no se les arrebate ni la tierra ni el agua, ni el aire con qué vivir.

 

Patio del Colegio Nacional San Juan


3. Era

César Vallejo

 

Pero a la edad de 7 años, en el año 1916, fue enviado a Trujillo; pues ya se encontraba en edad escolar y la recomendación de su padre fue que se le matriculara en el primer año de educación primaria en el Colegio Nacional de San Juan. Fue en esa circunstancia que le tocó ser alumno del poeta César Vallejo.

Recuerda en sus memorias que su tío apenas un poco mayor que él lo acompañó hasta la puerta del plantel. Allí estaba el inmenso portón por donde ingresaban los alumnos. Y allí de pie estaba el maestro César Vallejo, recibiendo a los niños. Vestía un traje oscuro, era esmirriado, con una figura magra y un trasfondo donde todo era tristeza y ausencia.

Pero, nos preguntamos: ¿No hay en estos hechos simples y cotidianos un trasfondo y claves absolutas respecto a nuestra historia y a nuestro destino como país? Cuál es el hecho de que nuestro más grande poeta y nuestro más grande novelista hayan tenido un vínculo de maestro y alumno.

Cuenta que el poeta lo acogió con inmenso cariño y lo llevó al salón, asignándole una carpeta, y luego lo integró a otros niños que jugaban, diciéndoles:

– Aquí tienen a un nuevo compañero. ¡Jueguen con él!

Mientras el maestro avanzó nuevamente al lugar de ingreso del plantel escolar a dar la bienvenida a otros alumnos que también llegaban. ¿No hay un mensaje oculto para nosotros en este esperar de César Vallejo en la puerta a los niños que llegan?

 

Plaza de armas de Trujillo


4. La calidez

de su mano

 

A Ciro los niños costeños lo rodearon curiosos.

Se le acercaron y uno de ellos mirándole detenidamente y viéndole sus mejillas coloradas le dijo:

– ¡Serrano chaposo!

Este hecho causó la risa general y la burla de todos, sintiéndose avergonzado. Y quiso huir. Se retiró del grupo, deambuló por los inmensos corredores y por los distintos patios que tiene ese enorme plantel escolar, lleno de chiquillos traviesos y bulliciosos. Se sintió perdido.

Pero su profesor ya había empezado la búsqueda. Dejó todo como el pastor que por una oveja perdida deja a su rebaño íntegro, para ir rastreando patio por patio y salón por salón, hasta que por fin encontrarlo. Lo cogió de la mano y lo condujo a su aula, diciéndole:

– ¿Qué pasó? ¿Te perdiste?

Ciro Alegría recuerda su mano nervuda, grande y fría.

 

Poeta César Vallejo


5. Has contado

bien

 

En algún momento quiso zafarla y el maestro retuvo su mano pequeña dentro de la suya. Evocándolo ya en el aula anota lo siguiente:

“Algo que le complacía mucho –se refiere a César Vallejo– era hacernos contar historias, hablar de las cosas triviales que veíamos cada día (…). Cierta vez se interesó grandemente en el relato que yo hice acerca de las aves de corral de mi casa. Me tuvo toda la hora contando cómo peleaban el pavo y el gallo, la forma en que la pata nadaba con sus crías en el pozo y cosas así. Cuando me callaba ahí estaba él con una pregunta acuciante. Sonreía mirándome con sus ojos brillantes y daba golpecitos con la yema de los dedos, sobre la mesa. Cuando la campana sonó anunciando el recreo me dijo: “Has contado bien”. Sospecho que ese fue mi primer éxito literario”.

De ese modo se enlazaban dos grandes creadores a nivel mundial, y tanto de literatura en general como también de creadores de literatura para niños y jóvenes. He ahí la gloria de nuestras letras.

Se unían así, de un lado, el autor de Paco Yunque, El desafío y otros cuentos y, de otro lado, el autor de muchos relatos maravillosos sembrados a cada paso en sus novelas en donde aparecen continuamente prodigiosos narradores de cuentos.

 

Sartimbamba, donde vivió Ciro Alegría


6. La vida

cotidiana

 

Sólo para mencionar algunos textos inolvidables de Ciro Alegría, estos son: “Los rivales y el juez”, “De cómo repartió el diablo los males por el mundo” y “Calixto Garmendia”, y tantos otros.

Pero veamos: ¿en dónde tuvieron aquel encuentro Ciro Alegría y César Vallejo? Como un hecho significativo, trascendente y providencial para nuestras letras y en relación a la literatura para niños: ocurre en la puerta de una institución educativa, luego en el patio, los corredores y luego ¡en un aula de clases!

Y esto pese a que ninguno de los dos fue maestro de profesión, aunque sí maestros de alma ambos en el campo de las artes, del conocimiento y de la vida.

Y otro hecho y dato significativo es que a César Vallejo le interesaba que los niños narren, que cuenten historias porque: ¿qué mejor ejercicio para desarrollar la memoria, la inteligencia, el orden y la expresión verbal?

Y que dichos temas fueran acerca de la vida cotidiana, no sobre mundos lejanos, fantásticos o realidades inalcanzables, sino en función de la casa, del corral, de la vida más simple y cotidiana.

Y, cabe ensoñar entonces: ¿Cómo le contaría ese niño que después nos ha dejado tantas páginas hermosas y de intensidad extraordinaria recreando precisamente acerca de la vida de los animales?

 

Ciro Alegría


7. Dos

gigantes

 

Pero en las páginas que escribe Ciro Alegría hay otro niño que no supo contar ni referir ninguna situación, y quien ante el requerimiento del maestro se puso a llorar.

Entonces, cuenta que César Vallejo lo abrazó y estuvo acariciándole la cabeza, en una actitud como si estuviera arrodillado ante él.

A Ciro Alegría César Vallejo no solo lo escucha, sino que lo anima a escribir. Y este novel escritor a los 16 años, en 1925, publica sus primeros textos en el diario El Norte que dirigía Antenor Orrego. Pero antes incluso edita la revista Tribuna sanjuanista en el Colegio Nacional de San Juan.

Dos gigantes cogidos de la mano. Dos seres eminentes unidos en esa fraternidad profunda que es la relación de maestro y alumno.

¿No es excelso y supremo? ¡Y no solo para nuestras letras, puesto que estos dos creadores han rebasado largamente las fronteras nacionales! Y no solo eso, sino que ambos alcanzan a significar valores.

Y en los rasgos de sus vidas como en el contenido de sus obras es la redención del hombre la que importa, asunto que es lo trascendental cuando se trata de la verdadera y legítima literatura.

 

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3 comentarios:

  1. Felicito al maestro Danilo por su excelente forma de presentar este mensaje. Cuán importante es la función del maestro.

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  2. Bien, Maestro Danilo Lihón, muchas gracias. Su blog es muy bueno, y tiene inquietantes materiales. Es como un apacible espejo de agua en medio del desierto, donde vamos a apagar nuestra sed.

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  3. No hay nada por casualidad. Esotérico,sublime encuentro de dos Grandes Liberteños del Maestro y el alumno ,develado e iluminado por la magistral pluma de Danilo Sánchez. Mil gracias por compartirla.

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