Ciro Alegría, el autor de El mundo es ancho y ajeno, a
los cinco años de edad se traslada junto a sus padres desde Sartimbamba, en
donde nació, a Marcabal Grande que era hacienda de su abuelo que abarcaba una
extensión de 75 mil hectáreas.
Lugar situado en lo que se llama como Bosque de
neblinas, compuesto de farallones calcáreos cubiertos de verde floresta, de naturaleza
abrupta y casi siempre de terrenos húmedos y muy accidentados, zona llena de
boscajes, de geografía escabrosa, donde en los espacios roturados se siembra
principalmente papa, frejoles, maíz.
Donde sucedió una vez que mantuvo a su familia en vilo.
Y fue cuando entre esas montañas enmarañadas se perdió y no regresó a casa, por
lo que salieron a medianoche a buscarlo por los caminos y los breñales con candiles,
antorchas y linternas. Y se utilizaron hasta tizones de leña encendida a falta
de lámparas, de las cuales se tenía muy pocas. Pero, ¿qué es lo que había
sucedido?
Él estuvo preguntando a su madre con insistencia
acerca de Dios. Y la respuesta de doña María Herminia era siempre y
reiteradamente:
– Dios está en las alturas.
Contemplando los cerros la lógica del niño fue que
estaría en la cumbre del monte más alto de aquella cordillera.
Ciro Alegría con su madre
2. A
quien
se busca
Y se propuso entonces escalar la cima de aquel
promontorio que según todas las apariencias para él sería el lugar en que Dios
moraba.
Además, había un almanaque que colgaba en la puerta de
la cocina donde se veía dibujado a Dios entre las nubes y encima de los cerros,
lo que terminó por persuadirlo definitivamente, de ir allá para conocerlo.
Con un amigo y su perro se echaron al camino,
escalando los cerros aledaños antes de subir a la cima en busca de Dios; pero
pronto anocheció, no regresaban y se los dio por perdidos.
Mientras tanto su padre y toda la comunidad habían ya
salido en brigadas por uno y otro confín en su búsqueda, esperando encontrar su
cadáver, que en estas circunstancias era lo más que se podía anhelar.
Lo sorprendente es que los encontraron vivos. Su padre
iba a castigarlo duramente, pero se contuvo cuando la respuesta del niño fue.
– Salí a buscar a Dios en las montañas, y no lo he
encontrado todavía.
Este fue su veredicto. Por eso en sus novelas en el
fondo a quien se busca es a Dios. Y se lo encuentra cuando los hombres están
unidos en comunidad.
Ya sea celebrando sus fiestas o luchando para que no
se les arrebate ni la tierra ni el agua, ni el aire con qué vivir.
Patio del Colegio Nacional San Juan
3. Era
César Vallejo
Pero a la edad de 7 años, en el año 1916, fue enviado
a Trujillo; pues ya se encontraba en edad escolar y la recomendación de su
padre fue que se le matriculara en el primer año de educación primaria en el
Colegio Nacional de San Juan. Fue en esa circunstancia que le tocó ser alumno
del poeta César Vallejo.
Recuerda en sus memorias que su tío apenas un poco
mayor que él lo acompañó hasta la puerta del plantel. Allí estaba el inmenso
portón por donde ingresaban los alumnos. Y allí de pie estaba el maestro César
Vallejo, recibiendo a los niños. Vestía un traje oscuro, era esmirriado, con
una figura magra y un trasfondo donde todo era tristeza y ausencia.
Pero, nos preguntamos: ¿No hay en estos hechos simples
y cotidianos un trasfondo y claves absolutas respecto a nuestra historia y a
nuestro destino como país? Cuál es el hecho de que nuestro más grande poeta y nuestro
más grande novelista hayan tenido un vínculo de maestro y alumno.
Cuenta que el poeta lo acogió con inmenso cariño y lo
llevó al salón, asignándole una carpeta, y luego lo integró a otros niños que
jugaban, diciéndoles:
– Aquí tienen a un nuevo compañero. ¡Jueguen con él!
Mientras el maestro avanzó nuevamente al lugar de
ingreso del plantel escolar a dar la bienvenida a otros alumnos que también
llegaban. ¿No hay un mensaje oculto para nosotros en este esperar de César
Vallejo en la puerta a los niños que llegan?
Plaza de armas de Trujillo
4. La calidez
de su mano
A Ciro los niños costeños lo rodearon curiosos.
Se le acercaron y uno de ellos mirándole detenidamente
y viéndole sus mejillas coloradas le dijo:
– ¡Serrano chaposo!
Este hecho causó la risa general y la burla de todos,
sintiéndose avergonzado. Y quiso huir. Se retiró del grupo, deambuló por los
inmensos corredores y por los distintos patios que tiene ese enorme plantel
escolar, lleno de chiquillos traviesos y bulliciosos. Se sintió perdido.
Pero su profesor ya había empezado la búsqueda. Dejó
todo como el pastor que por una oveja perdida deja a su rebaño íntegro, para ir
rastreando patio por patio y salón por salón, hasta que por fin encontrarlo. Lo
cogió de la mano y lo condujo a su aula, diciéndole:
– ¿Qué pasó? ¿Te perdiste?
Ciro Alegría recuerda su mano nervuda, grande y fría.
Poeta César Vallejo
5. Has contado
bien
En algún momento quiso zafarla y el maestro retuvo su
mano pequeña dentro de la suya. Evocándolo ya en el aula anota lo siguiente:
“Algo que le complacía mucho –se refiere a César
Vallejo– era hacernos contar historias, hablar de las cosas triviales que
veíamos cada día (…). Cierta vez se interesó grandemente en el relato que yo
hice acerca de las aves de corral de mi casa. Me tuvo toda la hora contando
cómo peleaban el pavo y el gallo, la forma en que la pata nadaba con sus crías
en el pozo y cosas así. Cuando me callaba ahí estaba él con una pregunta
acuciante. Sonreía mirándome con sus ojos brillantes y daba golpecitos con la
yema de los dedos, sobre la mesa. Cuando la campana sonó anunciando el recreo
me dijo: “Has contado bien”. Sospecho que ese fue mi primer éxito literario”.
De ese modo se enlazaban dos grandes creadores a nivel
mundial, y tanto de literatura en general como también de creadores de literatura
para niños y jóvenes. He ahí la gloria de nuestras letras.
Se unían así, de un lado, el autor de Paco Yunque, El
desafío y otros cuentos y, de otro lado, el autor de muchos relatos
maravillosos sembrados a cada paso en sus novelas en donde aparecen
continuamente prodigiosos narradores de cuentos.
Sartimbamba, donde vivió Ciro Alegría
6. La vida
cotidiana
Sólo para mencionar algunos textos inolvidables de
Ciro Alegría, estos son: “Los rivales y el juez”, “De cómo repartió el diablo
los males por el mundo” y “Calixto Garmendia”, y tantos otros.
Pero veamos: ¿en dónde tuvieron aquel encuentro Ciro
Alegría y César Vallejo? Como un hecho significativo, trascendente y
providencial para nuestras letras y en relación a la literatura para niños:
ocurre en la puerta de una institución educativa, luego en el patio, los
corredores y luego ¡en un aula de clases!
Y esto pese a que ninguno de los dos fue maestro de
profesión, aunque sí maestros de alma ambos en el campo de las artes, del
conocimiento y de la vida.
Y otro hecho y dato significativo es que a César
Vallejo le interesaba que los niños narren, que cuenten historias porque: ¿qué
mejor ejercicio para desarrollar la memoria, la inteligencia, el orden y la
expresión verbal?
Y que dichos temas fueran acerca de la vida cotidiana,
no sobre mundos lejanos, fantásticos o realidades inalcanzables, sino en
función de la casa, del corral, de la vida más simple y cotidiana.
Y, cabe ensoñar entonces: ¿Cómo le contaría ese niño
que después nos ha dejado tantas páginas hermosas y de intensidad
extraordinaria recreando precisamente acerca de la vida de los animales?
Ciro Alegría
7. Dos
gigantes
Pero en las páginas que escribe Ciro Alegría hay otro
niño que no supo contar ni referir ninguna situación, y quien ante el
requerimiento del maestro se puso a llorar.
Entonces, cuenta que César Vallejo lo abrazó y estuvo
acariciándole la cabeza, en una actitud como si estuviera arrodillado ante él.
A Ciro Alegría César Vallejo no solo lo escucha, sino
que lo anima a escribir. Y este novel escritor a los 16 años, en 1925, publica
sus primeros textos en el diario El Norte que dirigía Antenor Orrego. Pero
antes incluso edita la revista Tribuna sanjuanista en el Colegio Nacional de
San Juan.
Dos gigantes cogidos de la mano. Dos seres eminentes
unidos en esa fraternidad profunda que es la relación de maestro y alumno.
¿No es excelso y supremo? ¡Y no solo para nuestras
letras, puesto que estos dos creadores han rebasado largamente las fronteras
nacionales! Y no solo eso, sino que ambos alcanzan a significar valores.
Y en los rasgos de sus vidas como en el contenido de
sus obras es la redención del hombre la que importa, asunto que es lo
trascendental cuando se trata de la verdadera y legítima literatura.
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
danilosanchezlihon@gmail.com
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
393-5196 / 99773-9575
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
Felicito al maestro Danilo por su excelente forma de presentar este mensaje. Cuán importante es la función del maestro.
ResponderEliminarBien, Maestro Danilo Lihón, muchas gracias. Su blog es muy bueno, y tiene inquietantes materiales. Es como un apacible espejo de agua en medio del desierto, donde vamos a apagar nuestra sed.
ResponderEliminarNo hay nada por casualidad. Esotérico,sublime encuentro de dos Grandes Liberteños del Maestro y el alumno ,develado e iluminado por la magistral pluma de Danilo Sánchez. Mil gracias por compartirla.
ResponderEliminar