jueves, 5 de noviembre de 2020

5 de noviembre. Nace Martín Chambi. / Genio de la luz, la sombra y el ser.


5 DE NOVIEMBRE 
NACE MARTÍN CHAMBI 

GENIO DE LA LUZ, 
LA SOMBRA 
Y EL SER 

Danilo Sánchez Lihón 



Foto de Martín Chambi


El punto 
por donde pasó un hombre 
ya no está solo. 
César Vallejo 

1. ¿Vive 
allí? 

En noviembre del año 1990 viajaba yo de regreso al Perú habiendo abordado el avión en el aeropuerto de Filadelfia con rumbo hacia Miami, en donde haría una escala técnica a fin de tomar una nave de Aero Perú para luego viajar hacia Lima.

Después de los ajetreos del despegue y cuando ya todas las tensiones se alivian, recién solemos intercambiar alguna palabra con nuestros imprevisibles vecinos de asiento en el vuelo y que a nuestra derecha o izquierda suelen también bajar la tensión con algunas palabras dichas en tono de un comentario. Esta vez tenía como compañera a una señora de aspecto distinguido que revisaba uno y otro documento, y quien mirando por la ventanilla comentó:

– Felizmente hace buen tiempo, porque ayer se anunciaban tormentas, que son frecuentes en estos meses del año, especialmente en Miami.

– ¿Vive allí? –Le pregunté solo por decir algo.

– No. Yo vivo en la ciudad de Guatemala. Soy guatemalteca y trabajo en la Universidad de San Carlos. Ahora vengo de Canadá, en donde asistí a un congreso en Montreal, y aproveché el viaje para visitar a mi hijo que vive en Filadelfia.

 

Coasa en Carabaya, Puno, donde nace Martín Chambi


2. El mundo

andino

 

– Ah, ¡qué bien! –Digo yo–. Y, ¿sobre qué tema versó el congreso?

– Sobre Patrimonio Audiovisual. Soy investigadora en el área de fotografía como arte.

Seguimos conversando e intenté cautelosamente indagar si conocía, y si era reconocido y apreciado un artista nacional mío en este campo un tanto sofisticado desde nuestra situación más bien urgida por lo básico y hasta rudimentario.

Él es un personaje que siempre solemos ponderar aquí entre nosotros pero que yo no estaba seguro si era un artista destacado y mucho menos celebrado a nivel internacional.

E hice cautelosamente la siguiente alusión:

– Hay un artista de la fotografía en mi país, con cuyo lente retrató un mundo inédito, genuino y lleno de oculto esplendor; así como captó el alma y el espíritu no solo de una época sino de todo universo. Yo lo admiro mucho porque ha podido captar el orbe que yo más quiero y reverencio como es el mundo andino. 


Foto de Martín Chambi


3. Estupendo

y soberbio

 

– ¡Chambi! ¡Martín Chambi!

Exclamó alborozada mi interlocutora, a tal punto que varios pasajeros voltearon a mirarla por la intensidad de su grito.

Y con todos sus ojos y su rostro ilusionado vuelto hacia mí exclamó:

– ¡Es usted peruano!

– ¡Sí! –Dije yo–. ¡Entonces lo conoce! –Pregunté ya con más aplomo.

– No solo lo conozco, sino que lo admiro y venero. Mi tesis para graduarme en la universidad la hice sobre Martín Chambi. He asistido a diversos países de Europa a sustentar ponencias sobre él. Y se han dedicado jornadas importantes en países con mucha tradición fotográfica al estudio y valoración de su obra que es ¡sencillamente genial!

– ¿Así?

– ¡Claro! Chambi es el más estupendo y soberbio fotógrafo del Siglo XX no solo en nuestro continente sino a nivel mundial. Lo que es Picasso para la pintura lo es Chambi para la fotografía. 


Foto de Martín Chambi


4. Cómo

fue posible

 

Interiormente se despejaron los nubarrones que tenía haciendo un nudo en mi ánimo. Elevados como estábamos a diez mil pies sobre el globo terráqueo, respiré hondo. Volábamos sobre el país más rico y poderoso del mundo, con todas las instrucciones puestas en otras lenguas, y oír decir eso a una persona que no era de mi país y ni siquiera de América del Sur, y en un contexto del azar de la vida cotidiana, como era en ese vuelo comercial, fue trascendental para mí.

O por lo menos aliviaba y restañaba mis heridas que las tenía grandes y profundas, dado que yo había tenido que abandonar abruptamente la Universidad Nacional Agraria en donde trabajaba, y de donde no pude recoger ni siquiera mis libros y papeles que tenía sobre mi escritorio, para salir del país regresando decidido, si es posible a morir, pero en mi tierra.

Era una época en la que al parecer ya no teníamos futuro. Entonces mi reflexión allí mismo fue: ¿cómo fue posible que hombres como Chambi, desde el ostracismo y la marginalidad más cruel, sí pudieron perfilar las obras más espléndidas de su siglo? ¡Y en un arte aparentemente difícil, costoso, inacostumbrado y ajeno!

 

Foto de Martín Chambi

5. Ni siquiera

destino

 

Porque él nació en Coasa, provincia de Carabaya, al norte del lago Titicaca, en Puno en 1891, un lugar duro e inhóspito, y murió casi anónimo en el Cusco del año 1973. Además, en la época en que él era niño y después joven, la región de Puno sufrió la sequía más cruenta de su destino, la más atroz de toda su historia, produciéndose un éxodo masivo y mísero a las ciudades de Cuzco, Arequipa y Tacna. Y él tuvo que emigrar en esa caravana de desposeídos, de Puno hacia el Cusco

Entonces, ¿quiénes somos para soportar tanto los sufrimientos? ¿Qué coraje tan extremo nos sustenta para salir adelante pese a las adversidades y tinieblas? Indudablemente, ¡somos un pueblo absoluto en su capacidad de resistencia! Y somos sublimidad como para producir en esas circunstancias obras imperecederas, conociendo la escasez de recursos con los que trabajó Martín Chambi, testimonio que nos debe hacer sentir que somos un pueblo providencial e invencible.

Porque ese era el sino de la época en que él produjo su obra, como era también el estigma en aquel otro momento que atravesábamos en la década del 90 en el Perú, en que nos debatíamos en una crisis apocalíptica, en que la gente huía porque no teníamos presente, ni porvenir ni siquiera destino. 


Foto de Martín Chambi


6. Desde

lejos

 

Yo regresaba más bien dispuesto y decidido a librar aquí mi última batalla, habiendo intentado adaptarme a un país con otra cultura, otro temperamento y otra lengua.

No averigüé el nombre de mi distinguida interlocutora guatemalteca, por no romper el encanto que tienen los hechos fortuitos, del azar y providenciales; y porque además estaba conmovido y temía que pudieran desbordarse mis lágrimas.

Al considerar y concluir de cómo podemos estar muriéndonos y ser geniales como lo fue Chambi, incluso en aquellas artes que las hemos aprendido desde lejos, sin los recursos tecnológicos que harían más factible y asequible figurar en algo en su cultivo y realización que en este caso sorprendían al mundo.

Porque, ¿qué tiene que ver la fotografía con un ciudadano andino de principios del siglo pasado, como para que destaque en este arte y se imponga de ese modo a nivel mundial?

¿Qué tiene que ver un ciudadano andino encerrado entre cordilleras abruptas con un arte alegre, abierto y hasta ligero y burlón?

 

Foto de Martín Chambi

7. Mensaje

salvador

 

¡Y con una gramática que solo pueden ejercerla los grandes centros de la civilización contemporánea! ¡Y que, sobre todo, requiere finanzas y hasta una larga y consistente tradición!

Y, ¿cómo es que desde nuestra postración somos capaces de romper, atravesar y hacer explosionar principios que aparentemente nos mantendrían condenados?

Pero Martín Chambi estaba muy consciente de lo que hacía. Y lo expresó de este modo:

“Me siento un representante de la raza; ella habla en mis fotografías”.

Escuchar aquel comentario que he referido, sobrevolando el país más rico del planeta Tierra, en un momento en que éramos nosotros un país sin destino, y yo regresaba pese a las amenazas, terco y obstinado, dispuesto a enfrentar todas las contingencias con que aquí vivíamos, fue para mí no solo un alivio sino un mensaje salvador.

 

Martín Chambi

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