viernes, 6 de noviembre de 2020

6 de noviembre. Captura y prisión de César Vallejo. / Tinieblas que convirtió en luz y en obras.


6 DE NOVIEMBRE 
CAPTURA Y PRISIÓN 
DE CÉSAR VALLEJO 

TINIEBLAS 
QUE CONVIRTIÓ 
EN LUZ, Y EN OBRAS 

Danilo Sánchez Lihón 



César Vallejo


Perdónanos hermano 
nuestras deudas. 
(Juventud Palermo de Trujillo. 

Cartel dejado en la tumba 
de César Vallejo en París) 

1. La pared 
de enfrente

 

Refugiado de la persecución policial que se había tendido sobre él y otras personas más por los luctuosos sucesos que ocurrieron el 1 de agosto del año 1920 en Santiago de Chuco, en los cuales también participó el pueblo llano y sencillo en plena Segunda Fiesta del Apóstol Santiago el Mayor, que se celebraba ese día del año 1920 en Santiago de Chuco, acontecimientos en los cuales resultó involucrado, César Vallejo permanece oculto en un rancho que su amigo Antenor Orrego tiene en la zona de Mansiche, cercana a Trujillo y al cual denominan El predio.

Debemos advertir acerca de estos percances que César Vallejo sufrió persecución y cárcel en Trujillo no por delitos relacionados a la corrupción, a la inmoralidad ni al cohecho, sino por el contrario: fue por involucrarse en aspectos de protesta social, a fin de que no se cometieran abusos ni actos en contra de la ciudadanía por una gendarmería beoda y finalmente homicida azuzada por un cacique local.

Sufrió prisión César Vallejo por ponerse al lado de su pueblo, puesto que la gendarmería embriagada insultó a la autoridad, abrió las puertas de la cárcel para que todos los reclusos escaparan, y disparó en contra de una comisión de ciudadanos entre los cuales estaba el subprefecto de la provincia, el Sr. Ladislao Meza, y que habían concurrido a solicitarles moderación y recato, disparando desde dentro y causando la muerte de un ciudadano notable como era el señor Antonio Ciudad con un disparo que le hizo volar los sesos que quedaron impregnados en la pared de enfrente del puesto policial.

 


Antenor Orrego

2. Hasta

ahora

 

Por estas ocurrencias César Vallejo fue capturado y sufrió 112 días de cárcel. Lo paradójico es que fue por haber actuado en defensa del orden y del bien común, puesto que en todo momento estuvo al lado de la legalidad, y apoyando al subprefecto local.

No estuvo privado de libertad por inconductas de su vida privada ni pública en la cual incurren muchos personajes de la política, como también artistas principalmente de aquellas corrientes que representan justamente la orilla opuesta del arte que César Vallejo cultiva, propugna y defiende. Por eso cabe reiterarlo, fue por motivos ciudadanos y hasta cívicos, y no por hechos pasionales

Por eso, a partir de agosto del año 1920 en que fuera incluido en la denuncia y juicio acerca de los graves sucesos de encono social, permanece oculto primero en Santiago de Chuco y después en Huamachuco. Y las semanas previas a su captura en El Predio que tiene Antenor Orrego el periodista, hombre de letras y principal animador del colectivo de amigos a los cuales se los reconoce ahora como el Grupo Norte de Trujillo, al cual pertenece también César Vallejo.

Allí pasa las horas leyendo y en tertulia con algunos amigos de confianza que conocen acerca de su situación y paradero. Sin embargo, el día 5 de noviembre de 1920 recibe allí la visita de una persona que le aconseja que se traslade a un nuevo refugio. Y le dice cuál, en donde habría de estar más seguro.

 


Foto tomada desde la cárcel de Santiago de Chuco

3. Amistad

multánime

 

Así, el día 6 de noviembre sale muy temprano de El Predio hacia ese otro lugar recomendado, que es la casa del doctor en leyes Andrés Ciudad, sita en la calle San Martín 564, en donde está refugiado Héctor Vásquez, otro de los implicados y perseguidos por los sucesos de Santiago de Chuco. Pero ocurre que el juez del crimen ya había detectado que allí se escondía uno de los principales denunciados y había dictado orden de allanamiento de aquel domicilio, en coordinación con el subprefecto Eduardo de la Flor, estando ya en marcha el operativo para incursionar en él.

¿Quién fue ese ingrato agente de la represión con máscara de amigo, de familiar, de paisano o de persona conocida, tan preciso y cabal en su deslealtad, traición e inquina? Porque fue ese sujeto quien entregó de la manera más exacta, así como Judas llevando a la cohorte de alguaciles y dándole un beso al maestro en señal de vendetta, bajo un aparente cariño.

César Vallejo se negó a revelar la identidad de la persona que le sugirió ese traslado. Ha callado aquel nombre para siempre. Quizá no ha querido hacerlo pasar a la posteridad al lado suyo, puesto que ello hubiera sido un premio o un halago inmerecido. Lo ejemplar de actitud, es el hecho de no ocuparse de ruindades ni bajezas. Y que es lo que hace posible que él construyendo la amistad multánime que siempre tuvo, tiene y seguirá teniendo en el futuro, y que lo logra disculpando flaquezas y perdonando miserias humanas.

 

Calle de Santiago de Chuco


4. Detrás

de él

 

Alcance que se puso de manifiesto también cuando el día de su liberación, el 26 de febrero del año 1921, fuera una multitud la que permaneciera de pie y lo acogiera nuevamente en su seno. Fue una de las razones también para que tuviera un recibimiento tan sentido que se le tributó a la salida de la penitenciaría. ¡Porque él tampoco denunció ni ese ni cualquier otro día a quien lo traicionó la fecha en que fue arrestado! ¡Como no denunció nunca ni jamás a nadie!

Intervención y captura de César Vallejo que ocurriera el 6 de noviembre por la mañana, y que no dejó de ser un espectáculo ya que, en primer lugar, fue numeroso el contingente de personas que participaron en el episodio.

En primer lugar, contamos con la presencia de Belisario Vásquez, Mayor de Gendarmes, y de Víctor Otiniano, Escribano del Crimen, quienes actúan con diligencia extrema como si de cazar a lobos se tratara. Los acompañan un pelotón de seis guardias civiles y una nube de curiosos que se aglomeran para contemplar la escena.

Llenadas las formalidades con el dueño de la casa y dictadas las advertencias, a las 11.30 de la mañana parte el contingente desde la calle San Martín llevando a César Vallejo esposado, como si se tratase de un avezado delincuente. Detrás de él conducen también esposado a don Héctor Vásquez Ruiz.

Plaza de Armas de Trujillo


5. Que no

escape

 

El recorrido que hace el séquito y la gente que lo secunda, es seguir el curso de la calle San Martín hasta el encuentro con la calle Mariscal Orbegozo, en donde la comitiva dobla a la izquierda en su rumbo tomado.

Los inculpados van rodeados de gendarmes y los hacen caminar por la parte céntrica de la calle a fin de que no escapen, sea por alguna esquina o sea por alguna puerta entreabierta. Sin embargo, a quien más cuidan y de quien están más pendiente es de César Vallejo, como si él fuera el cabecilla de la banda. O quizá porque han notado, por los comentarios de la calle y la prensa, que es quien más defensores tiene.

Al llegar el cortejo al cruce formado por la calle Orbegozo con Independencia, se produce un conato de nerviosismo, sujetando los custodios fuertemente a este reo de los brazos.

Se trata de una diferencia de criterios entre el Mayor de Gendarmes y el Escribano del Crimen. El primero opina que es mejor cruzar la Plaza de Armas en diagonal, y el otro es de la idea que mejor sería rodearla, evitando y previniendo de que grupos de personas pudieran incursionar y allí interponerse, rodeándola más bien por el contorno.

Prevalece el primer criterio en consideración al mismo argumento, y a ganar tiempo. Ingresan a la Plaza de Armas por la esquina de la Catedral, y la atraviesan en diagonal, bordeando el monumento central.

 

Plaza de Armas de Trujillo


6. Sin

luz

 

Así llegan a la esquina de la Municipalidad, para de allí dirigirse por el jirón Francisco Pizarro, hasta llegar a la penitenciaría donde son introducidos los acusados.

Allí menudean órdenes, mandatos, palabras soeces. Se llenan los papeles reglamentarios. Se registran las huellas dactilares, siendo puesto luego César Vallejo en manos del alcaide del lugar, don Cipriano Barba, para luego ser encerrado en una mazmorra deplorable, sin luz y nauseabunda:

Ah las paredes de la celda.

De ellas me duele entretanto, más

las dos largas que tienen esta noche

algo de madres que ya muertas

llevan por bromurados declives,

a un niño de la mano cada una.

Y sólo yo me voy quedando,

con la diestra, que hace por ambas manos,

en alto, en busca de terciario brazo

que ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuándo,

esta mayoría inválida de hombre.

 

Amanecer en Santiago de Chuco


7. Todo lo convierte

en obra creativa

 

Ahora bien, la prisión de César Vallejo, ¿qué nos deja como significado, y qué podemos extraer de ella, como algo o mucho, de positivo? ¡Y estando exactamente a un siglo de haber ocurrido!, ocasión en que nos seguimos ocupando de ella.

En primer lugar, nos testimonia que nuestro máximo poeta no solo fue un autor en la escritura de decisivos, hermosos y trascendentales poemas, sino que fue un hombre que supo identificarse, defender y luchar con su presencia y sus actos, con su obra y con su vida por las causas nobles y justas de los hombres y los pueblos.

Nos deja la lección de haber sufrido, padecido y purgado condenas por sus convicciones, ideas y puntos de vista; siempre del lado del sentir popular, siempre con el pueblo sufrido, como lo hizo después con la España crucificada en la Guerra Civil Española. Nos deja la muestra de su sacrificio y de su martirio, que fue inmenso, puesto que escribió y lo dijo:

– El momento más grave de mi vida

fue mi prisión en una cárcel del Perú.

Pero lo más importante que nos muestra y nos ofrece como fortaleza moral es que en esos días suyos de cárcel, que amargaron y ensombrecieron su vida, convierte lo deleznable en obra creativa escribiendo en la oscuridad y en las condiciones de vida más atroces el poemario Trilce que renueva, transforma y vitaliza no solo la poesía sino a la lengua castellana.

Y escribe también el libro de relatos en prosa Escalas melografiadas, hito de la narrativa contemporánea, convirtiendo hechos penosos e injustos en victoria y en triunfo de la vida sobre la atrocidad y la muerte.

 

Fotos 3, 4 y 7

Jaime Sánchez Lihón


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1 comentario:

  1. Realmente siempre la injusta prisión que sufrió César Vallejo marcó con huellas indelebles el alma de nuestro vate santiaguino. Este sufrimiento cruel e injusto lo acercó al sufrimiento de los desvalidos que sufren crueles penas e injustas por defender el orden, por perseguir las justicia y defender a los desposeídos. Siendo este sentimiento solidario que se impregnará en sus obras y le permitirá identificarse con el pueblo español que se desangraba luchando por su libertad y una vida más justa y humana.

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