Refugiado de la
persecución policial que se había tendido sobre él y otras personas más por los
luctuosos sucesos que ocurrieron el 1 de agosto del año 1920 en Santiago de
Chuco, en los cuales también participó el pueblo llano y sencillo en plena
Segunda Fiesta del Apóstol Santiago el Mayor, que se celebraba ese día del año
1920 en Santiago de Chuco, acontecimientos en los cuales resultó involucrado,
César Vallejo permanece oculto en un rancho que su amigo Antenor Orrego tiene
en la zona de Mansiche, cercana a Trujillo y al cual denominan El predio.
Debemos
advertir acerca de estos percances que César Vallejo sufrió persecución y
cárcel en Trujillo no por delitos relacionados a la corrupción, a la
inmoralidad ni al cohecho, sino por el contrario: fue por involucrarse en
aspectos de protesta social, a fin de que no se cometieran abusos ni actos en
contra de la ciudadanía por una gendarmería beoda y finalmente homicida azuzada
por un cacique local.
Sufrió prisión
César Vallejo por ponerse al lado de su pueblo, puesto que la gendarmería
embriagada insultó a la autoridad, abrió las puertas de la cárcel para que
todos los reclusos escaparan, y disparó en contra de una comisión de ciudadanos
entre los cuales estaba el subprefecto de la provincia, el Sr. Ladislao Meza, y
que habían concurrido a solicitarles moderación y recato, disparando desde
dentro y causando la muerte de un ciudadano notable como era el señor Antonio
Ciudad con un disparo que le hizo volar los sesos que quedaron impregnados en la pared de enfrente del puesto policial.
2. Hasta
ahora
Por estas
ocurrencias César Vallejo fue capturado y sufrió 112 días de cárcel. Lo
paradójico es que fue por haber actuado en defensa del orden y del bien común,
puesto que en todo momento estuvo al lado de la legalidad, y apoyando al
subprefecto local.
No estuvo
privado de libertad por inconductas de su vida privada ni pública en la cual
incurren muchos personajes de la política, como también artistas principalmente
de aquellas corrientes que representan justamente la orilla opuesta del arte
que César Vallejo cultiva, propugna y defiende. Por eso cabe reiterarlo, fue
por motivos ciudadanos y hasta cívicos, y no por hechos pasionales
Por eso, a
partir de agosto del año 1920 en que fuera incluido en la denuncia y juicio
acerca de los graves sucesos de encono social, permanece oculto primero en
Santiago de Chuco y después en Huamachuco. Y las semanas previas a su captura
en El Predio que tiene Antenor Orrego el periodista, hombre de letras y
principal animador del colectivo de amigos a los cuales se los reconoce ahora
como el Grupo Norte de Trujillo, al cual pertenece también César Vallejo.
Allí pasa las
horas leyendo y en tertulia con algunos amigos de confianza que conocen acerca
de su situación y paradero. Sin embargo, el día 5 de noviembre de 1920 recibe
allí la visita de una persona que le aconseja que se traslade a un nuevo
refugio. Y le dice cuál, en donde habría de estar más seguro.
3. Amistad
multánime
Así, el día 6
de noviembre sale muy temprano de El Predio hacia ese otro lugar recomendado,
que es la casa del doctor en leyes Andrés Ciudad, sita en la calle San Martín
564, en donde está refugiado Héctor Vásquez, otro de los implicados y
perseguidos por los sucesos de Santiago de Chuco. Pero ocurre que el juez del
crimen ya había detectado que allí se escondía uno de los principales
denunciados y había dictado orden de allanamiento de aquel domicilio, en
coordinación con el subprefecto Eduardo de la Flor, estando ya en marcha el
operativo para incursionar en él.
¿Quién fue ese
ingrato agente de la represión con máscara de amigo, de familiar, de paisano o
de persona conocida, tan preciso y cabal en su deslealtad, traición e inquina?
Porque fue ese sujeto quien entregó de la manera más exacta, así como Judas
llevando a la cohorte de alguaciles y dándole un beso al maestro en señal de
vendetta, bajo un aparente cariño.
César Vallejo
se negó a revelar la identidad de la persona que le sugirió ese traslado. Ha
callado aquel nombre para siempre. Quizá no ha querido hacerlo pasar a la posteridad
al lado suyo, puesto que ello hubiera sido un premio o un halago inmerecido. Lo
ejemplar de actitud, es el hecho de no ocuparse de ruindades ni bajezas. Y que
es lo que hace posible que él construyendo la amistad
multánime que siempre tuvo, tiene y seguirá teniendo en el futuro, y que lo
logra disculpando flaquezas y perdonando miserias humanas.
Calle de Santiago de Chuco
4. Detrás
de él
Alcance que se
puso de manifiesto también cuando el día de su liberación, el 26 de febrero del
año 1921, fuera una multitud la que permaneciera de pie y lo acogiera
nuevamente en su seno. Fue una de las razones también para que tuviera un
recibimiento tan sentido que se le tributó a la salida de la penitenciaría.
¡Porque él tampoco denunció ni ese ni cualquier otro día a quien lo traicionó
la fecha en que fue arrestado! ¡Como no denunció nunca ni jamás a nadie!
Intervención y
captura de César Vallejo que ocurriera el 6 de noviembre por la mañana, y que
no dejó de ser un espectáculo ya que, en primer lugar, fue numeroso el
contingente de personas que participaron en el episodio.
En primer
lugar, contamos con la presencia de Belisario Vásquez, Mayor de Gendarmes, y de
Víctor Otiniano, Escribano del Crimen, quienes actúan con diligencia extrema
como si de cazar a lobos se tratara. Los acompañan un pelotón de seis guardias
civiles y una nube de curiosos que se aglomeran para contemplar la escena.
Llenadas las
formalidades con el dueño de la casa y dictadas las advertencias, a las 11.30
de la mañana parte el contingente desde la calle San Martín llevando a César
Vallejo esposado, como si se tratase de un avezado delincuente. Detrás de él
conducen también esposado a don Héctor Vásquez Ruiz.
Plaza de Armas de Trujillo
5. Que no
escape
El recorrido
que hace el séquito y la gente que lo secunda, es seguir el curso de la calle
San Martín hasta el encuentro con la calle Mariscal Orbegozo, en donde la
comitiva dobla a la izquierda en su rumbo tomado.
Los inculpados
van rodeados de gendarmes y los hacen caminar por la parte céntrica de la calle
a fin de que no escapen, sea por alguna esquina o sea por alguna puerta
entreabierta. Sin embargo, a quien más cuidan y de quien están más pendiente es
de César Vallejo, como si él fuera el cabecilla de la banda. O quizá porque han
notado, por los comentarios de la calle y la prensa, que es quien más
defensores tiene.
Al llegar el
cortejo al cruce formado por la calle Orbegozo con Independencia, se produce un
conato de nerviosismo, sujetando los custodios fuertemente a este reo de los
brazos.
Se trata de una
diferencia de criterios entre el Mayor de Gendarmes y el Escribano del Crimen.
El primero opina que es mejor cruzar la Plaza de Armas en diagonal, y el otro
es de la idea que mejor sería rodearla, evitando y previniendo de que grupos de
personas pudieran incursionar y allí interponerse, rodeándola más bien por el
contorno.
Prevalece el
primer criterio en consideración al mismo argumento, y a ganar tiempo. Ingresan
a la Plaza de Armas por la esquina de la Catedral, y la atraviesan en diagonal,
bordeando el monumento central.
Plaza de Armas de Trujillo
6. Sin
luz
Así llegan a la
esquina de la Municipalidad, para de allí dirigirse por el jirón Francisco
Pizarro, hasta llegar a la penitenciaría donde son introducidos los acusados.
Allí menudean
órdenes, mandatos, palabras soeces. Se llenan los papeles reglamentarios. Se
registran las huellas dactilares, siendo puesto luego César Vallejo en manos
del alcaide del lugar, don Cipriano Barba, para luego ser encerrado en una
mazmorra deplorable, sin luz y nauseabunda:
Ah las paredes de la celda.
De ellas me duele entretanto, más
las dos largas que tienen esta noche
algo de madres que ya muertas
llevan por bromurados declives,
a un niño de la
mano cada una.
Y sólo yo me voy quedando,
con la diestra, que hace por ambas
manos,
en alto, en busca de terciario brazo
que ha de pupilar, entre mi dónde y
mi cuándo,
esta mayoría
inválida de hombre.
Amanecer en Santiago de Chuco
7.
Todo lo convierte
en
obra creativa
Ahora bien, la
prisión de César Vallejo, ¿qué nos deja como significado, y qué podemos extraer
de ella, como algo o mucho, de positivo? ¡Y estando exactamente a un siglo de
haber ocurrido!, ocasión en que nos seguimos ocupando de ella.
En primer
lugar, nos testimonia que nuestro máximo poeta no solo fue un autor en la escritura
de decisivos, hermosos y trascendentales poemas, sino que fue un hombre que
supo identificarse, defender y luchar con su presencia y sus actos, con su obra
y con su vida por las causas nobles y justas de los hombres y los pueblos.
Nos deja la
lección de haber sufrido, padecido y purgado condenas por sus convicciones,
ideas y puntos de vista; siempre del lado del sentir popular, siempre con el
pueblo sufrido, como lo hizo después con la España crucificada en la Guerra
Civil Española. Nos deja la muestra de su sacrificio y de su martirio, que fue
inmenso, puesto que escribió y lo dijo:
– El momento
más grave de mi vida
fue mi prisión en una cárcel del
Perú.
Pero lo más
importante que nos muestra y nos ofrece como fortaleza moral es que en esos
días suyos de cárcel, que amargaron y ensombrecieron su vida, convierte lo
deleznable en obra creativa escribiendo en la oscuridad y en las condiciones de
vida más atroces el poemario Trilce que renueva, transforma y vitaliza no solo
la poesía sino a la lengua castellana.
Y escribe también
el libro de relatos en prosa Escalas melografiadas, hito de la narrativa
contemporánea, convirtiendo hechos penosos e injustos en victoria y en triunfo
de la vida sobre la atrocidad y la muerte.
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le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
Realmente siempre la injusta prisión que sufrió César Vallejo marcó con huellas indelebles el alma de nuestro vate santiaguino. Este sufrimiento cruel e injusto lo acercó al sufrimiento de los desvalidos que sufren crueles penas e injustas por defender el orden, por perseguir las justicia y defender a los desposeídos. Siendo este sentimiento solidario que se impregnará en sus obras y le permitirá identificarse con el pueblo español que se desangraba luchando por su libertad y una vida más justa y humana.
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