En la guerra contra el hambre y la mal
nutrición de nuestro pueblo, y de otros pueblos del mundo, surge una esperanza
salvadora, cuál es: la kiwicha, alimento de los dioses, cuya historia se
remonta a épocas aun anteriores a la del imperio de los Incas.
Nuestros antepasados la consideraron
una fuente valiosa de salud y vida, y por eso la cultivaban con profunda
veneración y culto religioso.
Posteriormente los españoles, en su
afán por imponer sus propias costumbres alimentarias, prohibieron el cultivo de
la kiwicha.
Sin embargo, los descendientes incas y
luego los campesinos del ande, continuaron sembrándola, aunque en menor
proporción y en forma clandestina.
Pero veamos qué características tiene
este producto casi milagroso de nuestra tierra.
El grano de la kiwicha
2.
Se trata de una planta que alcanza
aproximadamente un metro ochenta de altura, coronada de un penacho rojizo,
donde se encuentran unos pequeñísimos granos más diminutos que los de la quinua.
Puede cultivarse en cualquier época del
año y en cualquier valle fértil de nuestras diversas regiones naturales que
tiene nuestro país.
El grano de la kiwicha tiene un sabor
muy agradable y un alto valor nutritivo. Es un pequeño gigante de las
proteínas, pero también contiene vitaminas, minerales y aminoácidos, en
especial uno muy importante llamado usina, que es fundamental para el buen
funcionamiento del mecanismo cerebral principalmente para activar la memoria y los
procesos del aprendizaje.
Se le atribuyen algunas propiedades medicinales, pues se ha comprobado que favorece la cura de las úlceras estomacales, de diabetes, de la tuberculosis y, además, retarda el envejecimiento.
Lista para ser comida
Ahora bien, ¿y de qué manera podemos
consumir la kiwicha? La forma más simple es tostando el grano y, transformado
en harina, puede emplearse en la preparación de alimentos dulces y salados.
Asimismo, en la preparación de dulces, de
sabrosos refrescos, de postres deliciosos, de cremosas mazamorras; como también
se utiliza en la elaboración de pan y fideos. En fin, ¡son múltiples y variadas
las formas de emplearla!
Este pulgarcito de los vegetales del
mundo y gran gigante de las proteínas, en este momento sirve de alimento a los
astronautas norteamericanos que se transportan en sus naves en sus viajes por
el espacio sideral.
Hagamos todo lo posible para que, así
como ya se proyecta a las estrellas, que también cada vez esté más presente en
nuestras mesas cotidianas, ¡para asegurar la salud principalmente de nuestros
niños y jóvenes!
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