Dr. Iván Rodríguez Chávez, Rector de la universidad Ricardo Palma.
Dr. Gonzalo Espino Relucé, Vice Decano de Investigación y Postgrado de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM.
Dr. Wellington Castillo. presidente del Instituto de Estudios Vallejianos de la Universidad Nacional de Trujillo.
Dra. Gladys Flores Heredia, presidenta del Centro de Estudios Vallejianos.
Señoras y señores:
Inauguramos hoy día en el Aula Virtual Capulí, el coloquio que hemos denominado “Centenario del proceso judicial seguido contra el poeta César Vallejo”, y que hemos organizado conjuntamente las siguientes instituciones:
1. Fondo Editorial del Poder Judicial del Perú.
2. Vicedecanato de Investigación y Postgrado de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la UNMSM.
3. Universidad Ricardo Palma
4. Universidad Nacional de Trujillo, a través del Instituto de Estudios Vallejianos.
5. Centro de Estudios Vallejianos, y
6. Movimiento Cultural Capulí, Vallejo y su Tierra.
Certamen orientado a cumplir con los siguientes objetivos:
1. Reflexionar sobre el proceso judicial seguido contra el poeta César Vallejo.
2. Alentar investigaciones sobre la influencia de la experiencia carcelaria en la obra de César Vallejo.
3. Releer los documentos del proceso contra César Vallejo.
4. Congregar a los investigadores del derecho y la literatura en torno a la obra vallejiana.
5. Reivindicar la inocencia de César Vallejo.
6. Publicar la tercera edición de El proceso Vallejo, obra de Germán Patrón Candela; el Expediente Vallejo. Proceso penal seguido contra el poeta César Vallejo (edición facsimilar y transcrita); y las actas de este coloquio cuyo temario abarca:
1. César Vallejo, el acusado injustamente.
2. Nuevas aproximaciones al expediente Vallejo.
3. La obra vallejiana con referentes carcelarios.
4. Las reflexiones jurídicas en el proceso seguido contra César Vallejo.
5. La imagen de Vallejo en prisión.
6. Falacias y vacíos en la acusación contra Vallejo.
7. La persecución judicial contra Vallejo.
Plaza de Armas de Santiago de Chuco
2.
Y lo
hacemos porque un día cercano a esta fecha, como es el día de ayer 6 de
noviembre del año 1920, y a la vez lejano en el tiempo, porque ocurrió hace
exactamente 100 años, que es un lapso muy grande, el poeta César Vallejo fue
capturado en el domicilio de don Andrés Ciudad.
Casa
situada en el número 564 de la calle San Martín de la ciudad de Trujillo, lugar
al cual se había trasladado el día anterior desde la cabaña denominada El
Predio, perteneciente a su amigo Antenor Orrego, situada en el sector de
Mansiche, no muy lejos del centro de la ciudad de Trujillo.
Producida
su captura fue conducido a la penitenciaría de Trujillo para quedar detenido y
sufrir 112 días de cárcel ominosa, a causa de un proceso judicial que hasta
ahora sigue siendo enfocado desde uno y otro ángulo, desde una y otra
perspectiva.
Y sigue siendo motivo de análisis, y se le sigue encontrando una y otra arista y faceta, las mismas que son cotejadas bajo la lupa de prolijas consideraciones jurídicas, funcionamiento que también ocurrirá a lo largo del presente certamen.
Grupo Norte. César Vallejo sentado, el cuarto desde la izquierda
3.
Con la
captura y prisión de César Vallejo, autor hasta ese entonces del libro de
poemas “Los heraldos negros”, se inició un episodio al cual aludió el poeta como
el momento más grave y amargo de su vida. Se ingresaba también así a la etapa
más ardua y crucial del proceso judicial seguido en su contra y que hasta ahora
atrae e inquieta con sus luces claro oscuras; y que pone el dedo en la llaga de
lo que es la justicia en nuestro país, tema que es la esencia del espíritu que
ahora cunde y prima en el certamen que hoy inauguramos.
“El
dedo en la llaga” es la imagen gráfica que revela y sintetiza cuál es el tema
que nos convoca y que bien podría ser el título más desnudo y directo de las
jornadas que vamos a llevar a cabo a partir de hoy día, y que se prolongará a los
días sábados 14, 21 y 28 del mes de noviembre del presente año, donde nos
abocaremos al análisis de los diferentes aspectos y elementos del Proceso
Vallejo, que nos esclarecerán la verdad de los hechos de una historia que hasta
ahora nos mantiene desvelados en su trama, y que es como si todavía hiciera
crujir los huesos de quien está enterrado en el cementerio de Montparnasse en
París, y quien con su verbo ha alcanzado a ser el representante máximo de la
cultura del Perú hacia el mundo de los últimos tiempos.
Germán Patrón Candela
4.
Ahora
bien, la prisión de César Vallejo, ¿qué nos deja como significado, y qué
podemos extraer de ella, como algo valioso y significativo, y estando
exactamente a un siglo de haber ocurrido? En primer lugar, nos testimonia que
nuestro máximo poeta no solo fue un autor en la escritura de hermosos,
decisivos y trascendentales poemas, sino que fue un hombre de acción que supo
identificarse, defender y luchar con su presencia y sus actos, como con su obra
y con su vida por las causas nobles y justas de los hombres y los pueblos.
Nos
deja la lección de él haber sufrido, padecido y purgado condenas por sus
convicciones, ideales y visiones de la realidad, siempre del lado del sentir
popular, siempre al lado del pueblo sufriente, como lo hizo después con la
España crucificada en la Guerra Civil Española.
Pero lo
más importante que nos muestra y nos ofrece como fortaleza moral es que en esos
días de privación de su libertad, que amargaron y ensombrecieron su vida,
convierte lo precario y deleznable en obra creativa escribiendo en la oscuridad
y en las condiciones de vida más adversas el poemario Trilce que renueva,
transforma y vitaliza no solo la poesía sino a la lengua castellana. Y escribe
también el libro de relatos en prosa titulado Escalas melografiadas, hito de la
narrativa contemporánea, convirtiendo hechos penosos e injustos en victoria y
en triunfo de la vida sobre la inquina y la muerte.
Techos de la casa de César Vallejo
5.
Entre otros poemas de la cárcel escribió César Vallejo
el poema XVIII de Trilce, que dice así:
Oh las cuatro paredes de la celda.
Ah las cuatro paredes albicantes
que sin remedio dan al mismo número.
Criadero de nervios, mala brecha,
por sus cuatro rincones cómo arranca
las diarias aherrojadas extremidades.
Amorosa llavera de innumerables llaves,
si estuvieras aquí, si vieras hasta
qué hora son cuatro estas paredes.
Contra ellas seríamos contigo, los dos,
más dos que nunca. Y ni lloraras,
di, libertadora!
Ah las paredes de la celda.
De ellas me duele entretanto, más
las dos largas que tienen esta noche
algo de madres que ya muertas
llevan por bromurados declives,
a un niño de la mano cada una.
Y sólo yo me voy quedando,
con la diestra, que hace por ambas manos,
en alto, en busca de terciario brazo
que ha de pupilar, entre mi dónde y mi cuándo,
esta mayoría inválida de hombre.
La madre de César Vallejo
6.
Poema donde reconoce
entre esos hoscos y fríos ladrillos a su madre que, no sabemos si feliz o
lamentablemente, ya no vivía para ese entonces. Quien había muerto dos años
antes, porque no sabemos qué hubiera sido peor para él y para ella, que viviera
o que ya no estuviera aquí, como ocurría. Poema en donde se establece un símil
con otro luchador por la justicia social, como es Túpac Amaru, cuando se alude
a cómo los cuatro rincones de la celda arrancan las diarias aherrojadas
extremidades, ya no en una plaza y halado por cuatro caballos, montados por
jinetes que los azuzan, sino que ocurre todo este sacrificio en el ostracismo
de una celda oscura, miserable y maloliente.
Y, en contraste,
alude al amor más fervoroso de su madre con una imagen que es una suprema
declaración de fe, que podría ser el lema que luzca en un santuario consagrado
a celebrar el amor, cuando dice: “Más dos que nunca”, que vale para el amor
plural hacia todo el universo cuando superamos el individualismo a partir del
dos como número mágico y solidario. Hay otras imágenes infinitas en el poema,
como cuando las cuatro paredes se tornan dos y entonces ya no es cárcel sino
camino, que es lo opuesto a una celda, y cada pared es una madre que tiene
cogida a un niño de la mano, mientras él busca con las dos manos en lo alto un
terciario brazo, que no tiene que ser sino Dios, y con lo cual traza la imagen
perfecta de la utopía del amor universal. Y que, así como la Guerra Civil
Española le inspiró un nuevo Padre Nuestro, aquí y desde una prisión en este
poema postula el amor ágape de lo que es la familia humana.
César Vallejo y Carlos More en París. Pintura de Juvenal S. L.
7.
Ahora
bien, y para concluir, César Vallejo sufrió cárcel, y es importante precisarlo,
no por delitos de corrupción, ni por faltas en contra de la moral, ni por algún
vicio censurable. Ni por algo que fuese propio de una conducta equívoca, confusa
o condenable, sino por todo lo contrario:
Sufrió
encierro y prisión en una cárcel por comprometerse y participar al lado de su
pueblo. Lo estuvo por lucidez de conciencia social; por ponerse cívicamente al
lado de la autoridad, a fin de defenderlo de la insania y del atropello de una
gendarmería sublevada. Y para corregir la impunidad del caciquismo local y que
se vio reflejada en los pavorosos sucesos del 1 de agosto del año 1920, en los
que literalmente ardió Santiago de Chuco.
De todo
ello nos deja la muestra de su sacrificio y su martirio, que fue inmenso, cuando
se confiesa y nos dice:
– El momento más grave de mi vidafue mi prisión en una cárcel del Perú.
Al estudio y aquilatamiento de estos temas nos
dedicaremos estos días, confiados en que de ellos extraeremos verdades
sustantivas para alumbrar la vida de hoy y de siempre.
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Muy motivadora introducción .Siempre nuestro Gran Vallejo incentivándonos a proclamar su inocencia frente a la injusticia social .Estaré atento al desarrollo y contenido del Centenario del Proceso Vallejo. Gracias por sus contenidos.
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