Como una
guardiana, celadora y sacerdotisa de un templo, María Reiche consagró su vida al
estudio de las Líneas de Nasca durante más de 50 años de su vida y en las
condiciones más adversas, y esto ¡cuando nadie sabía qué eran esos vestigios!
Quien
habiendo nacido en Alemania sintió desde niña la fascinación por el Perú; un
país lejano, exótico e incógnito, cuna de una cultura milenaria.
Para ella
país de fábula e inalcanzable desde su tierra natal
que era Dresde en Alemania donde ella nació el 15 de mayo del año 1903.
Pertenecía
a una familia tradicional y rigurosa, de padres cultos y severos que le hicieron
posible dominar cinco idiomas. Además del alemán conocía bien: el inglés, el francés,
el español y el italiano.
Entre sus
dominios estaba también poder interpretar en el piano música clásica. Y estudió
en la Universidad Técnica de Dresde matemáticas, geografía, física y astronomía.
2. El
paisaje
andino
Habiendo desempeñado
varios trabajos eventuales y cumplido los 29 años de edad en Alemania se
presentó la ocasión de venir al Perú.
Este
hecho, ¿cómo ocurrió? Así: aconteció al publicarse el año 1932 un aviso en la
prensa de su ciudad requiriendo una profesional para trabajar como preceptora.
Lo
extraordinario para ella era que el empleo para ser maestra sería de los hijos
del cónsul alemán en la ciudad del Cusco, capital arqueológica de aquel país
andino.
Entre 80
postulantes ella salió elegida. Y se embarcó por mar rumbo al Callao y luego por
vía terrestre hacia la ciudad imperial de los incas.
Ante el espléndido
paisaje andino se sintió deslumbrada, donde todo le parecía hermoso, no solo
los seres humanos y la cultura, sino, cuenta ella, que hasta la luz le parecía radiante,
incluyendo hasta las piedras que sencillamente le conmovían.
Ya en
otra parte de su relato cuenta ella:
3.
Estudiar
la
maravilla
Ya los
Dioses de Nasca me robaron al nacer y me encerraron en su castillo de arena
para que jugara con sus inmensas figuras, hasta encontrar un día la razón de mi
existencia.
Todo me
preparó para esa vida. El rigor familiar cuando mis padres me insolaban después
del nacimiento de mi hermano, mi miopía que no fue detectada, todo eso me
convirtió en una persona de carácter introvertido.
Me hice reservada,
aunque jamás fui del tipo popular. Ahora los turistas me hicieron popular.
¡Pero yo jamás fui popular! Algunas veces quería ser, pero no pude. Lo que fue
mi obligación con este trabajo científico fue mi curiosidad: ¡quería saber!
¡Y todo ha
sido por Nasca! Si cien vidas tuviera, las daría por Nasca. Y si mil
sacrificios tuviera que hacer, los haría, si por Nasca fuera.
Tengo
definida mi vida hasta el último minuto de mi existencia; será para Nasca. El
tiempo será poco para estudiar la maravilla que encierran las Pampas, en donde
allí moriré.
4.
Formándome
y
aprendiendo
Pero hay
un hecho inusitado y singular en su vida. Y extraordinario en cuanto a su
significación, en donde ella misma encuentra que hay la manifestación de un
designio.
Es un
detalle aparentemente baladí, pero que causa asombro en la coincidencia que
dicho asunto tiene con las líneas de Nasca.
¿Cuál es
él? Que en un paseo por el Cusco ella se hincó el dedo medio de su mano
izquierda. La infección avanzó tan rápido y pronto que y tuvieron que amputarle
el dedo.
Le
pareció increíble e inexplicable que esto pudiera sucederle a ella que era tan
escrupulosa, y precisamente ¡en detalles como este! Y más siendo ella tan
cuidadosa de su salud, tanto que le pareció inconcebible.
¿Qué
designio había en este suceso? En esa época jamás lo podría saber. Demoró mucho
tiempo en encontrar cuál era la razón.
Y ella
era que ¡a algunas figuras de la Pampa de Nasca les falta un dedo!
Como también
demoró en saber y encontrar cuál era su destino, que lo dilucida más o menos
así en una carta que ella escribe a su madre.
5. Tarea
para la cual
he nacido
Donde le expresa:
Querida
madre, tú me escribes acerca de las grandes expectativas que has cifrado en mí.
Comparada con dichas expectativas soy un fracaso, y el mundo tiene derecho a
esperar de mí más de lo que efectivamente rindo. Pero tienes razón, uno debe
primero encontrarse a sí mismo antes de pretender ser algo para el mundo.
Recién
empiezo a conocer lo que realmente quiero. Desconozco la manera en que aquello
que se cristaliza interiormente haya de adquirir una forma exterior. Es posible
que viva algunos años más en el completo anonimato, hasta que el destino me
considere digna de asignarme la tarea que ha determinado para mí, aquella tarea para la cual he nacido (…) yo creo que se trata
de un trabajo específico para el cual me estoy preparando inconscientemente,
formándome y aprendiendo.
6. Para
siempre
Ya en
Lima en el año 1941 trabaja como profesora de idiomas y traduciendo textos
científicos.
Así conoce
a los arqueólogos Julio C. Tello y al profesor norteamericano Paul Kosok.
Fue este
último quien le habló de unas líneas y dibujos misteriosos hechos en tiempos
remotos y que nadie conocía.
Y la
invitó a que lo acompañara a conocerlas y a ayudarle en su trabajo de investigación
que él lo realizaba en el campo.
Desde que
puso las plantas de los pies en ese lugar supo que ese era el lugar que le
estaba asignado en esta vida.
Fue al
estar en Nasca que supo que ese era el principio, el centro y el final de su
destino.
Era el
punto, la estrella y el espacio, el mismo que había sentido desde lejos, siendo
niña y el cual había demorado tanto en definirse, y ella en llegar a él.
Eso lo
supo mirando por la ventana del bus los arenales de Nasca. Y allí se quedó en
Nasca para siempre.
7. Salir
el sol
En 1952,
veinte años después de su accidente en el Cusco en que perdiera el dedo medio
de la mano izquierda al contarle los dedos de la figura del mono de las Pampas
de Nasca descubrió con asombro que este como ella solo tenía nueve dedos, que
le faltaba uno, justo el que le faltaba a ella.
Y descubrió
otra figura que representa las manos, pero de solo nueve dedos. ¿Estaba llamada
a no?
Residiendo
ya en Nasca salía todos los días hacia la pampa. Siempre antes de las cinco de
la mañana, aún a oscuras para esperar los rayos del sol, estando ella ya de pie
en el centro de cada una de las líneas cuando el sol recién aparecía por el
horizonte.
Como un
rito siempre esperó el sol con sus pies parados sobre esas líneas, que son
miles, trazadas en la tierra endurecida. Y lo hizo a fin de conciliar su
relación con la posición de las estrellas y la salida del sol, teoría en que
ella creía.
Para ella
los dibujos de las Pampas de Nasca guardan un vínculo total y pleno con las
constelaciones del universo, con las estrellas del cielo, y con nuestros destinos
sobre la faz de la tierra.
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