lunes, 11 de enero de 2021

11 de enero. Aula Rodante de Capulí. / Las tejas son madres compasivas.


11 DE ENERO 
AULA RODANTE DE CAPULÍ

LAS TEJAS 
SON MADRES 
COMPASIVAS 

Danilo Sánchez Lihón

 


1. ¿Quién

las ve?

 

En este tiempo de adhesiones a una y otra causa, a una y otra idea, propuesta o personaje; en este período de denominaciones acerca de cómo debe llamarse una y otra cosa, yo propongo también junto a todas las otras respetables sugerencias, siquiera por este período de invierno en la serranía: ¡defender los tejados!

En esta época de reconocimientos y honores a este y al otro tótem, nombro yo por lo menos en esta página recatada, solitaria y estremecida a mi personaje de este tiempo, a ¡la teja!

¿Por qué? Porque resiste heroica el embate del agua que cae, del viento que aúlla, y del fuego que se descarga a través de los relámpagos y truenos.

Y eso sencillamente es heroico, es un sacrificio callado, sin que nadie lo vea, como el de las madres cuando nos acunan y se acuestan a nuestro lado en las noches desveladas, a defendernos de monstruos, endriagos y esperpentos.

 


2. Del lar

nativo

 

Y se quedan hasta que amanece para librarnos de los miedos tanto de los hechos reales como de los fantasmas. ¿Quién las ve? ¿Quién las reconoce? ¡Nadie!

¡Y ni siquiera ellas mismas saben qué es abnegación, qué es renuncia y que todo eso es caridad y sacrificio! Ellas si saber lo que es. Solo sirven, se entregan y se consagran.

Para ellas no hay renuncias, ni privaciones. Simplemente lo hacen. Así, e igual, las tejas. Todo lo dan, lo rinden y ofrecen contentas, ¡Y serían desdichadas si no lo hicieran!

¡Y, ¡soportar los relámpagos y truenos que se descargan furibundos. Y que, al menos en mi región y lar nativo, ¡son espeluznantes! 

 


3. Subir

al terrado

 

¡Y supone un valor muy arduo y supremo, cual es interponerse entre nosotros, que dormimos apacibles, y los cielos que se rompen y se desploman horrendos y enfurecidos!

Claro, hay que ayudarlas subiendo al terrado como hace en estos momentos el niño obedeciendo a su padre que le ha pedido subir con él al terrado.

El niño, ¡yo mismo he sido ese chiquillo!, ha subido con él a poner baldes donde se ha producido un resquicio, por donde el agua se cuela debido a que la teja se han movido un dedo o basta una pizca, destrenzándose de la hermana de al lado, sea de arriba o de abajo, sea de la izquierda o derecha.

Para que cuando escampe y sea de día acomoden esa abertura, o a veces rajadura, con un pedazo más grande o con una teja entera.

Quizá nueva si hemos sido previsores de que las lluvias no iban a ser tales sino tempestades enloquecidas y fuera de todo tino como lo vienen siendo este año.

 


4. Defienden

la vida

 

Pero, ¿qué sería si no hubiéramos tenido las tejas ni siquiera a pedazos que han esperado calmadas en algún recodo para que ocurra este momento de subir y enfrentarse a las horas aciagas que se han desatado y están en pleno fragor?

De allí que los tejados no solo son bellos, ¡argumento que al parecer no conmueven ni convencen a nadie para defenderlos!, sino que son valerosos y protegen la vida.

Las tejas nos llenan de consuelo. Quizá porque dentro de ellas estamos nosotros, bajo su mano compasiva.

No permiten que ni la lluvia perturbe nuestro sueño. Pese a que ha llovido toda la noche.

No protestan, ni chirrían ni gritan. Ni tamborilean como hacen las calaminas.

 


5. Mil

batallas

 

Soportan la lluvia en silencio, la atenúan y la derraman en lágrimas hacia sus bordes y costados. La teja la subsume en su entraña, se empapa de lluvia, y se torna vieja con ella. Hasta florecer por dentro, haciendo que aparezca un jardín hacia afuera.

La teja es tan madre que hace crecer desde sus rendijas a las malvas, a las achupallas y hasta a los shayapes, haciendo que los tejados sean floridos.

Por eso insisto ahora que la teja es madre. O es hermana mayor, que nos acuna y ampara. Que nos acoge, y alivia nuestras penas. Porque vigila que los duendes no bajen hasta nuestras camas.

Porque exorciza los males que nos acosan y amenazan. Ellas las espantan, imbuidas de valor y de coraje. No permiten que se nos acerquen.

Resguardan nuestra casa con su talante de guerreras que han afrontado y siguen afrontando mil batallas. A ellas mi rendida adoración y homenaje.

 




Fotos 1, 2, 3 y 4
Daniel Egúsquiza Sánchez

Fotos 5 y 6
Jaime Sánchez Lihón


*****

 Los textos anteriores pueden ser

reproducidos, publicados y difundidos

citando autor y fuente

 dsanchezlihon@aol.com

danilosanchezlihon@gmail.com

 Obras de Danilo Sánchez Lihón las puede solicitar a:

Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com

Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com

Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe

Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com

Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es

  *****

DIRECCIÓN EN FACEBOOK

HACER CLIC AQUÍ:

 https://www.facebook.com/capulivallejo

 *****

 Teléfonos:

393-5196 / 99773-9575

 Si no desea seguir recibiendo estos envíos

le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.



No hay comentarios:

Publicar un comentario