lunes, 18 de enero de 2021

18 de enero. Nace Rubén Darío. / Encuentro con Ricardo Palma y César Vallejo.


18 DE ENERO 
NACE RUBÉN DARÍO 

ENCUENTRO 
DE RUBÉN DARÌO
CON RICARDO PALMA 

Danilo Sánchez Lihón

 

Rubén  Darío


1. Una nueva

escuela

 

Rubén Darío nació el 18 de enero del año 1867 en Matagalpa, hoy ciudad Darío, en Nicaragua. Tenía 22 años cuando viajando de Chile a Nicaragua el barco se detuvo en el Callao y él quiso conocer en persona al tradicionalista Ricardo Palma, quien había asumido la dirección de la Biblioteca Nacional del Perú después del expolio y la barbarie cometida en contra de esa institución de parte de la tropa chilena que ocupara nuestro país en la Guerra del Pacífico.

Él mismo narra su visita en una crónica publicada en El Perú Ilustrado, en octubre de 1890, donde expresa su profunda admiración y hasta reverencia por don Ricardo Palma, encuentro que ocurrió el día miércoles 20 de febrero del año 1889, aunque él en su crónica lo consigne como ocurrida el año 1888.

Para entonces Rubén Darío ya había publicado el libro de poemas “Abrojos”, en 1887, y gran parte de los poemas y prosas del libro “Azul” que dan nacimiento a una nueva escuela y movimiento artístico literario como es el modernismo que él encabeza. A su edad ya es un poeta reconocido que encarna las voces de renovación más destacadas de toda la América Latina, que por primera vez toma el liderazgo en el mundo de las letras y del espíritu ante tradiciones literarias de tanta enjundia y jerarquía como eran las europeas y asiáticas.

 

Ricardo Palma, el tradicionalista


2. Reverencia

y admiración

 

El encuentro de Rubén Darío con don Ricardo Palma es de una inmensa significación y de un extraordinario valor simbólico entre un representante egregio de las letras castellanas, que encarna lo castizo, con una historia vivida con pasión, riesgo y gloria, como es la de don Ricardo Palma, frente a un joven que se abre paso en el ámbito letrado y quien encarna la innovación más acrisolada de la poesía en lengua española.

Es el gozne de una literatura de la mejor tradición hispánica y el de un movimiento reciente y brioso, pujante y pleno de renovación, en donde pese al exotismo de algunos de sus temas hay también un asumir la identidad americana con emoción y deslumbramiento, como ocurre en nuestro caso con Manuel González Prada y José Santos Chocano.

Es la de una literatura que se contempla a sí misma y otra que busca lo nuevo, lo abierto y exótico. De una literatura con brillos y lauros canónigos, por un lado, y otra buscadora de nuevos ritmos, compases y acordes.

Conmueve en esta entrevista le reverencia y la admiración con que Rubén Darío se refiere a don Ricardo Palma, así como en este la extraordinaria información que tiene acerca de la joven poesía de toda la América hispana. Solo publicamos fragmentos de la crónica que tiene también apuntes valiosos sobre la ciudad de Lima en este su aniversario de fundación de una nueva e igualmente venerada ciudad del Nuevo Mundo.

 

Ciudad de Lima


EL PERÚ ILUSTRADO

Fui desde el Callao a Lima, por sólo conocerle, en febrero de 1888. De a bordo a tierra iba con un chileno que me decía:

— “¡No vaya usted a verle; es como un ogro de terco!”.  Yo pensaba para mi colleto:

— “De un regaño no ha de pasar…” Y ¡cáspita! recordaba mi Canto épico a las Glorias de Chile!

Llevado por un coche que encontré en la calle de Mercaderes, después de caminar un buen rato por aquellas calles de la alegre ciudad de los virreyes, me encontré a las puertas de la Biblioteca Nacional. Entré y, tras pasar largos corredores, llegué al departamento del señor Director. Frente a la puerta de su oficina me detuve un momento, para admirar el célebre cuadro de Montero, La muerte de Atahualpa. Por fin, valor y adelante. Dos golpecitos en la puerta. . . De un regaño no ha de pasar. . .

***

— “¡Oh, mi señor don Darío Rubén!” Ante una mesa toda llena de papeles nuevos y viejos, viejos, sobre todo, estaba Ricardo Palma y me recibía con una amable sonrisa, que me daba ánimos, debajo de sus espesos y canosos bigotes retorcidos. ¡Figura simpática e interesante en verdad! Mediano de cuerpo, ágil a pesar de su gruesa carga de años, ojos brillantes que hablan y párpados movibles que subrayan, a veces, lo que dicen los ojos; rápido gesto de buen conversador, y palabra fácil y amena, ¡tal era el ogro! — “Oh, mi señor don Darío Rubén” … Así me saludó, así, poniendo el apellido primero y el nombre después.


Biblioteca Nacional del Perú


***

Mientras él me hablaba de sus nuevos trabajos, y de que pensaba entrar en arreglos con un editor de Buenos Aires, para publicar una edición completa de sus tradiciones, yo recordaba que, en el principio de mi juventud, me había parecido un hermoso sueño irrealizable estar frente a frente con el poeta de Armonías, de quien me sabía desde niño aquello de

¡Parto, oh patria, desterrado!
De tu cielo arrebolado
mis miradas van en pos.
Y en la estela
que riela
sobre la faz de los mares,
¡ay! envío a mis hogares
un adiós;

y con el autor de tanta famosa tradición, cuyo nombre ha alabado la prensa del mundo, desde El Fígaro de París hasta el último de nuestros periódicos. Y veía que el ogro no era tal ogro, sino un corazón bondadoso, una palabra alentadora y lisonjera, un conversador jovial, un ingenio en quien, con harta justicia, la América ve una gloria suya.

***

Pero eso él, el impecable, el orfebre buscador de joyas viejas, el delicioso anticuario de frases y refranes, aplaude a Díaz Mirón, el poderoso, y a Gutiérrez Nájera, cuya pluma aristocrática no escribe para la burguesía literaria, y a Rafael Obligado, y a Puga y Acal, y al chileno Tondreau, y al salvadoreño Gavidia, y al guatemalteco Domingo Estrada.

 

 

Ciudad de Lima


***

Es la primera figura literaria que hoy tiene el Perú junto con mi querido amigo el poeta Márquez, insigne traductor de Shakespeare. Y -a propósito de poetas- en una de sus cartas me decía una vez don Ricardo: “Yo no soy poeta”. Ante esa declaración, no hice sino recordar su magistral traducción de Víctor Hugo, donde aparece formidable y aterrador aquel ojo que, desde lo infinito, está fijo mirando a Caín en todas partes. En cuanto a sus versos ligeros y jocosos, pocos hay que lo aventajen en gracia y facilidad. Tienen la mayor parte de ellos algo encantador, y es la nota limeña.

¡Lima! Ya lo he dicho en otra parte: Si Santiago es la fuerza, Lima es la gracia. Si queréis gozar, ¡oh, los que leáis estas líneas! id a Lima si tenéis dinero; y si no tenéis, también id. Hallaréis un delicioso clima, muchas flores, un cielo azul y radiante. Y, sobre todo, allí encontraréis a la andaluza de América, a la mujer limeña, breve de pie y de mano, de boca roja, y ojos que hipnotizan, incendian y enloquecen. Id al hermoso paseo de la Exposición lleno de kioskos, alamedas, jardines y verdores alegres; id en las tardes de paseo, cuando están las mujeres entre los árboles y las rosas, como en una fiesta de hermosura, o en concurso de gracias, dominadoras y gentiles. O pasad por los portales, cuando envueltas en sus mantos negros, pasan las damas que sólo dejan ver algo del blancor rosado del rostro, en el que, incrustados como dos estrellas negras, están encendidos de amor los ojos bellos.

 

 Ciudad de Lima


El pueblo de Lima canta en arpa. La cerveza de Lima es excelente. En la ciudad de Santa Rosa se fabricó un palacio, la alegría. Lima gusta de los toros, como buena hija de España. Sus teatros son a menudo visitados por buenos troupes, y el público es inteligente y entusiasta por el arte. Flota aún sobre Lima algo del buen tiempo viejo, de la época colonial. Lima tiene paseos, plazas, estatuas. Sobre una gran columna, que conmemora el célebre 2 de mayo, se alza líricamente una fama que emboca su sonoro clarín. En otro lugar he visto a Simón Bolívar en su caballo de bronce, con la espada victoriosa en su diestra de héroe. Lima es católica, pero está llena de masones. En Lima hay familias de noble y pura sangre española. En el pueblo de Lima se puede notar ahora la más extraña confusión de razas: chino y negro, blanco y chino, indio y blanco, y las variaciones consiguientes. -El cholo es débil, pero canta claro y es añagacero. Lima es pintoresca, franca, hospitalaria, garbosa, complaciente y risueña. El que entra a Lima está en el reino del placer. En Lima no llueve nunca. La tradición, -en el sentido en que Palma la ha impuesto al mundo literario- es flor de Lima. La tradición cultivada fuera de Lima, y por otra pluma que no sea la de Palma, no se da bien, tiene poco perfume, se ve falta de color. Y es que, así como Vicuña Mackenna fue el primer santiaguino de Santiago, Ricardo Palma es el primer limeño de Lima.


****

Me despedí de él con pena. ¡Quién sabe si volveré a verle! Y ya en el coche, que volaba camino del hotel, -donde tenía que ver a Eloy Alfaro- con los ojos entrecerrados, satisfecho de mi visita, sonreía al pensar en que el ogro no era como me lo pintaba mi amigo el chileno; y guardaba con orgullo, en mi memoria, para conservarlo eternamente, el recuerdo de aquel viejecito amable, de aquel buen amigo, de aquel glorioso príncipe del ingenio.

RUBÉN DARÍO

 

César Vallejo


3. Hasta el pétalo

de una flor

 

Rubén Darío, también llamado “El Príncipe de las Letras Castellanas” y “Padre del Modernismo”, murió el 6 de febrero de 1916, suceso que fue un sismo de 10 grados en la escala del Dante. Que hizo temblar a varios continentes, derrumbando torres, cúpulas y templos; causando maremotos que hundieron a varias ciudades.

Murió después de una larga y dolorosa agonía en la ciudad de León, en Nicaragua, a la edad de apenas 49 años, pero bajó a tierra en olor a multitudes.

Las honras fúnebres que se desplegaron en sus exequias, duraron varios días; y donde cada persona que asistió a sus funerales viajando desde lugares distantes, buscaba llevarse hasta el pétalo de una flor para guardarla como reliquia histórica.

En el mismo año y mes de aquella luctuosa muerte, el grupo La bohemia de Trujillo, después conocido como el Grupo Norte, al cual perteneció el poeta César Vallejo, organizó un homenaje espontáneo en honor al poeta de Azul y Prosas Profanas, en aquella ciudad del norte del Perú, capital del departamento de La Libertad.

 

Ciudad de Trujillo


4. Tradición

gloriosa

 

En dicho acto académico, de auténtico tributo y reconocimiento del ícono nicaragüense, ocurrió un hecho inusitado que revela el fervor que desde sus tempranos años suscitó entre sus amigos el poeta César Vallejo.

En él Antenor Orrego pronunció un discurso, y mirando a César Vallejo terminó con estas frases: “Muerto el poeta de América Rubén Darío, viva el poeta de América César Vallejo”.

Presto Víctor Raúl Haya de la Torre fue al jardín e improvisó una corona de laurel que ciñó en la frente del poeta de Santiago de Chuco, aplaudieron todos. Y con exclamaciones de adhesión pidieron que él hable. Este más bien no hizo sino llorar.

Con estos ribetes de oro y de fuego se unen la vida y la obra de Rubén Darío con uno de nuestros máximos prosistas, como es don Ricardo Palma, como también el suceso luctuoso de su muerte, con el caudal de poesía peruana cuya cima la representa César Vallejo.

Y, en conjunto, con una tradición literaria como la del Perú desde la época del Incanato, la Colonia y la República que, asimismo, es reconocida en el mundo como sobresaliente y gloriosa.

 

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2 comentarios:

  1. Gracias por tu poderosa in formación, ..... Eloy alfaro le dió credenciales diplomáticas a VARGAS VILA en el vaticano tiene también su libro sobre RUBEN DARIO .... https://mdc.ulpgc.es/cdm/ref/collection/moralia/id/199
    https://espelunco.wordpress.com/2017/08/28/ruben-dario-escribe-un obituario/ ,,,
    Te comparto esta información con respeto y admiración

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  2. Valiosa crónica de enlaces literarios de tres grandes :Dario ,Dario y Vallejo. Gracias Maestro Danilo Sánchez Lihón.

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