César Vallejo escribió el poema Enereida de
los Heraldos negros, como de exégesis, ponderación, y enaltecimiento del
concepto "enero", como sentido y trascendencia ligada a la vida, al
amor y a la eternidad.
Natural en él, por su anhelo y aspiración
siempre de una vida nueva, renovada y auroral en función de los más caros
ideales humanos.
De allí que la agenda y el calendario anual
de Vallejo empieza con este poema que significa épica de enero. Y al ser de
enero, como inicio y principio, lo es de todo el año.
Diciéndonos de este modo que la vida tiene
que ser épica, siendo eso lo que nos preconiza: el de una épica de la vida,
siendo tal el mundo que él construye y que también nos encarga construir.
Y ese horizonte cercano y en lontananza es la
utopía andina, felizmente latente y plena de vigor y fortaleza, gracias a la resistencia
sacrificada de nuestra población indígena que ha sabido mantener vigentes los
principales valores de nuestra cultura primigenia y ancestral.
Exterior de la casa de César Vallejo en Santiago de Chuco
2. Utopía
de la vida
Pero digo, ¿a quién se le ocurre darle un ser
y una misión a enero que como toda noción, trozo o pedazo de tiempo es inasible
y evanescente?
¿Es lógica esta postura? ¡No, no lo es! Es más
bien utópica. Y en ello radica su novedad, su moral y su grandeza.
Porque enero es un mes. Y Enereida es el
nombre o la evocación de un mes. Sin embargo, capaz de suscitar una emoción y acoger
un sentido raigal, trascendente y esencial de la vida y el destino.
Y una visión y hasta un plan de vida, como en
este caso ocurre y sucede en el poema titulado con ese nombre.
Ahora bien, solo un genio puede ser capaz de
percibir, concebir y legarnos una consideración como esta, de una dimensión tan
prístina, cual es ¡depositar en la evocación de un tiempo inasible una utopía de la vida!
Santiago de Chuco
3. Evangelio
Vallejo
Él sí, lo logra y alcanza, porque para ello
trabaja arduamente, porque para ello es el ser consagrado a la poesía como lo
es; y cuya vida la arroja en función de esa misión y de esa consigna.
Para denominar dicha emoción con respecto a
enero César Vallejo le adhirió el sufijo o morfema derivativo, y a la vez
desinencia: eida, con lo que el vocablo ya compuesto como enereida
significa: épica de enero.
Así como el poeta latino Virgilio concibió la
Eneida, que es el canto a Eneas, personaje de la mitología grecorromana, héroe de
la guerra de Troya, hijo de Anquises y de Venus.
Quien tras la caída de la ciudad logró
escapar, emprendiendo un viaje hasta el Lacio donde, tras una serie de
acontecimientos, se convirtió en rey y, a la vez, en el progenitor del pueblo
romano.
Eneas al menos es una persona. César Vallejo compuso
un poema importante en razón del mes de enero y en la perspectiva de lo que
preconizamos como el evangelio Vallejo.
Padre de César Vallejo
4. La vida
sencilla
Donde encontramos a un Vallejo confiado, animoso
y erigido en un portaestandarte que convierte lo ordinario en hazaña y lo
eventual en proeza.
En donde lo ordinario se transforma en
extraordinario y trascendente. En donde, y en base al enigma de la vida que hay
que desentrañar, se postula una utopía.
Mi padre, apenas,
en la mañana pajarina, pone
sus setentiocho años, sus setentiocho
ramos de invierno a solear.
El cementerio de Santiago, untado
en alegre año nuevo, está a la vista.
Cuántas veces sus pasos cortaron hacia él,
y tornaron de algún entierro humilde.
¿Qué ha trazado Vallejo en estos versos
iniciales del poema? ¿Con qué empieza? Con la vejez y la muerte. Y con la vida
cotidiana que se desenvuelve en un ir y venir de la vida
sencilla a la muerte.
Camino al cementerio en Santiago de Chuco
5. Tiempo
quieto
Todo ello representado en el camino al
cementerio que se divisa desde el corredor alto de la casa, y desde el poyo en
donde él se sitúa, centrado el devenir en la figura del padre como esencia y
eje, sumido en una actitud de calma, de hondura y de silencio:
Hoy hace mucho tiempo que mi padre no sale!
Una broma de niños se desbanda.
Otras veces le hablaba a mi madre
de impresiones urbanas, de política;
y hoy, apoyado en su bastón ilustre
que sonara mejor en los años de la Gobernación,
mi padre está desconocido, frágil,
mi padre es una víspera.
Lleva, trae, abstraído, reliquias, cosas,
recuerdos, sugerencias.
La mañana apacible le acompaña
con sus alas blancas de hermana de la caridad.
Es Año Nuevo y el padre ya está yéndose. Y los
días se sumergen en un tiempo quieto y detenido; ya en el umbral de la
eternidad:
Amanecer en Santiago de Chuco
6.
Inocencia
rotunda
Día eterno es éste, día ingenuo, infante,
coral, oracional;
se corona el tiempo de palomas,
y el futuro se puebla
de caravanas de inmortales rosas.
Padre, aún sigue todo despertando;
es enero que canta, es tu amor
que resonando va en la Eternidad.
Aún reirás de tus pequeñuelos,
y habrá bulla triunfal en los Vacíos.
Aún será año nuevo. Habrá empanadas;
y yo tendré hambre, cuando toque a misa
en el beato campanario
el buen ciego mélico con quien
departieron mis sílabas escolares y frescas,
mi inocencia rotunda.
¿Qué resalta en estos versos? Que el padre se
despide, que se va, que ya es una víspera y anuncio que se muere. No porque
padezca algo sino porque está viejo, como el año que acaba de fenecer. Pero
empieza otro año. Y que es nuevo.
Arribo de Capulí. En la puerta de la casa de César Vallejo
7. Pleno
de
esperanza
¿Qué se contiene y sintetiza en el poema? Es
ello: la perspectiva del amor radiante con el cual atravesar y llegar al centro
de la eternidad.
De este modo hizo del mes de enero un símbolo
y una celebración, una heroicidad o más precisamente una “heroica”.
Y una promesa vital a seguir. Y nosotros como
movimiento cultural, Capulí, Vallejo y su Tierra, nos enrumbamos hacia ese
horizonte.
Y lo hizo, ¿en base a qué contenidos? ¿Y
resaltando qué valores y proyectándonos en razón de qué esencias? Las del amor
como contenido y las de la eternidad como continente.
Y queremos resaltar este hecho para compensar
en parte, y tratar de corregir de este modo, aquella visión que se ha hecho
tópica de un Vallejo afligido, melancólico y hasta pesimista.
Y que no corresponden a la realidad, como
este poema lo prueba y lo demuestra, en donde extrae el sentido más pleno de esperanza de lo que acaba y termina, y a la
vez de lo que comienza, empieza y se inicia.
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