sábado, 30 de enero de 2021

30 de enero. Nace Álvaro Rojas. / Fervor de amor a la tierra.


30 DE ENERO
NACE ALVARO ROJAS

FERVOR
DE AMOR
A LA TIERRA

Danilo Sánchez Lihón



Las pachas rosas, flor de Santiago de Chuco


1. Proteger,
acunar

 

Tío Álvaro: Mi madre, quien es hermana tuya, y quien tiene ya más de 100 años de vida, me encarga venir hasta tu tumba esta mañana en representación de nuestra familia, y con este ramo de flores en donde hay pachas rosas, clavelinas, margaritas, alhelíes y jazmines recogidos del huerto de tu casa. Y a decirte que quienes aún te sobrevivimos en esta tierra nos sentimos inmensamente orgullosos de ti por la estela de vida que tu existencia nos deja.

Por haber sido un hermano, un padre, un compañero de vida; un hombre, en suma, de muchos afectos; de cariños hondos y vibrantes y totales. Por ser como has sido en cuanto a saber querer y a saber amar. Por habernos querido, que será aquello que más nos alumbre e ilumine en esta vida, para ser los hijos que debemos ser, los sobrinos que debemos ser, los hombres de bien y ciudadanos cabales que debemos ser.

Sentimos orgullo de ti, tío, gracias al cuidado que has tenido por todo lo que era la casa familiar, el mirar fundamentalmente la vida desde dentro y no desde afuera. De pensar primero en ser buen hijo y después buen padre. En tener tan arraigado en ti lo que es proteger, cuidar, acunar.

 

Álvaro Rojas, primera fila, tercero de la izquierda


2. Nuestra

heredad

 

Estamos orgullosos de ti, tío, porque eras un ciudadano que velaba por la autenticidad de nuestras tradiciones. Porque eso nos da una presencia en el mundo, nos hace grandes y nos enaltece.

Un ser humano ligado a las tradiciones, a la buena calidad de los productos, a la honradez cabal de la gente empezando contigo.

El hecho de haber pedido que te entierren aquí en tu tierra, pese a haber muerto lejos es todo un símbolo, y tal cual lo dejaste dicho se ha cumplido. Porque no moriste aquí, pero aquí sí naciste creciste, amaste y procreaste, legándonos tus enseñanzas.

Resguardando el patrimonio, ese gran valor que como santiaguinos tenemos que empezar a relievar mucho más, y a tener mucho más en cuenta lo que es nuestra heredad, porque en ello reside nuestro valor como pueblo y nuestra identidad.

 

Vista panorámica de Santiago de Chuco


3. Tanto

lo querías

 

Un primo mío, Javier Castillo Rojas, cuando vino junto conmigo a tu entierro, al cederme la cinta negra del ataúd para que yo la porte desde el Obelisco hasta esta tu santa sepultura, al yo cogerla, me dijo emocionado, y lo recuerdo muy bien:

– Danilo: qué bonitos son los entierros aquí en Santiago de Chuco. Mira, porque en primer lugar todos te cargan en hombros hasta tu sepultura. Y pasamos bajo los techos y estos aleros. Las personas al escuchar la música compungida salen a las puertas de sus casas y balcones. Y miran. Y así te despiden y tú te despides. En la costa todo es frío y mecánico: suben el ataúd a una carroza, la gente sube a un ómnibus y se acabó.

Conservemos entonces nuestras tradiciones, los aleros y tejados de nuestras casas, sus puertas ojerosas, los balcones de antepecho con sus balaustres torneados; y no las adulteremos. Tratemos de que Santiago de Chuco sea un pueblo con identidad, como tú tanto lo querías.

 


4. Juventud

llena de ideales

 

En Santiago de Chuco no había ser más apuesto que tú. Y adorado por todas las damas del pueblo. Las muchachas cuando pasabas se arremolinaban en sus puertas, a escondidas o abiertamente, y te silbaban. Porque, además de ser guapo eras amiguero, valiente y peleador.

Vestías elegantemente. Y es que, eras el único hijo hombre que se había quedado en la casa, donde vivían tu madre, tu hermana Zarela, tu hermana Betty, Gladys, la Mechita; vástago de un linaje afincado en esta tierra. Y a esta tierra vuelves. Representas toda una época gloriosa en la vida de nuestro pueblo Santiago de Chuco. Eras el adalid de la juventud de una época en que los jóvenes tenían el protagonismo en la vida ciudadana de nuestro pueblo.

Personaje galante y exquisito. Eximio deportista y amigo de todo el mundo. Símbolo de una juventud llena de ideales, inquieta y aguerrida. Una juventud que amaba a su pueblo porque regresaba a él para hacer grandes actividades culturales, sociales y cívicas. Representante de la pasión por el deporte y de enorme filiación por la educación. Ligado al Colegio Nacional César Vallejo, primero como Auxiliar, luego como profesor y después como director.

 


5. A manos

llenas

 

Estamos orgullosos de ti, tío, por tu vallejismo militante; por ser el hombre pensante, culto y preparado que has sido. Por importarte mucho el ámbito del intelecto, del conocimiento y del espíritu, como todo ciudadano digno de nuestro pueblo lo debe ser, cuya categoría es alta y señera a nivel nacional y mundial.

Somos Capital de la Poesía del Perú. Y debemos ser también Capital de la Conciencia Social, porque ningún pueblo como el nuestro ha sabido forjar los combatientes por la justicia social, la libertad y la solidaridad, como lo ha hecho nuestro pueblo. Y tú eras en ese aspecto un adalid.

Son muchas las razones, tío, por las cuales estamos orgullosos de ti, en mi caso diré que por tu militancia como miembro del movimiento cultural Capulí, Vallejo y su Tierra, que anhelamos que arraigue profundamente en nuestra tierra, y que podamos devolverle a nuestro pueblo la prestancia que tuvo.

Hay tanto por hacer y es tierra tan fecunda y trascendente la nuestra que todo lo que hagamos será poco para ponernos a la altura de lo que ella nos ofrece y nos prodiga a manos llenas.

 


Juventud de Santiago de Chuco


6. Hombre

de bien

 

Tú fuiste uno de los primeros integrantes de Capulí en Santiago de Chuco. Y tu militancia en él era proverbial.

Cuando llegaba Capulí desde la primera hasta la última hora del día escuchabas las conferencias y desde atrás del auditorio, humilde y silencioso. Y no te perdías ni coma de cada exposición que luego comentabas mientras comíamos envuelto en tu poncho en el fogón de la cocina.

Por eso, y en contraste, no olvidaré nunca y quedará en mis retinas, la imagen del último Capulí, que guardaré como un símbolo de lo que es este movimiento para un hombre de bien como lo eras tú.

Y es cuando lo vi gatear porque subir escaleras ya no podías, por las gradas del municipio a fin de llegar al segundo piso donde está el Salón Consistorial y escuchar siempre desde atrás, las conferencias y comunicaciones que sobre César Vallejo se desarrollaban en ese local.

 

Álvaro Rojas


7. Tu memoria

es ejemplo

 

Estamos orgullosos de ti, tío, por la estela que nos dejas de cariño a tu pueblo, a lo que él es como esencia, como cobijo, como lar maternal, paternal y filial.

Porque entre todas tus elecciones tú elegiste tu pueblo de origen. Y te quedaste a vivir aquí. Y hasta de muerto has regresado a enterrarte aquí.

Y ese es un ejemplo para todos nosotros. Quienes debemos extraer de estos hechos ineludibles, antes que tristeza y desfallecimiento, alegría, coraje y fortaleza.

Habiendo ya su alma volado al cielo, aunque estando tu cuerpo aún presente entre nosotros, aunque ya inerte en tus huesos. Quiero decirte que tu muerte nos compromete a volver a nuestra tierra de origen siempre, vivos o muertos.

Y a ser cada día mejores hijos y mejores padres. Y mejores ciudadanos. Por todo ello tu memoria es un ejemplo y tu legado brillará entre arreboles como brilla ahora el sol poniente, y será como el sol imperecedero. 

 


Fotos 1, 3 y 6
Jaime Sánchez Lihón

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