La cahua, mal llamada Puya de
Raimondi, es la diosa tutelar del Santuario Nacional de Calipuy, que contiene
los rodales más grandes, nutridos y extensos del mundo.
Ver a estas plantas es un
espectáculo que conmueve la vista y el alma, por lo sorprendente de su
naturaleza y estampa, cual es que crecen en terrenos pedregosos, secos y de
gran altitud.
E inclusive en peñas, o en
roquedales de buen drenaje, expuestos al sol y a todas las inclemencias del
frío y las heladas, situados en quebradas, laderas y pendientes, pero más
frecuentemente en la parte más alta de la cordillera andina.
Su medio es la puna y los
perfiles en donde acaban el cielo y la tierra, lugares ariscos e implacables en
donde cabría que la vida no crezca ni sea posible.
2. Un hijo
o una hija
Es decir, así como la gente,
cuyo destino ha sido llevar la peor parte en nuestro país, sumida en el
ostracismo, la marginación y hasta el desprecio, siendo de tan extraordinaria
esencia y valor.
Pero que, sin embargo, la
inteligencia y el talante de nuestra gente como la cahua son gigantescos que
hace que no solo subsistamos, sino que como pueblo presentemos características
de inusitada belleza y esplendor.
Así: la cahua vive 100 años, y
florece a esa edad y una sola vez, cuando está ya muy cerca de morir.
Tiene la inflorescencia más
grande de entre todas las especies vegetales del planeta.
Este proceso de echar flor dura
9 meses, como el proceso de gestación de un hijo o hija en las entrañas de una
mujer.
Capulí en Calipuy
3. Ofrenda
al creador
Para tal ocasión se cubre de
miles de flores blanco azuladas y cremas, un tanto amarillentas, que refulgen
en el aire traslúcido y bajo el sol que solo se atreve a dorar las cumbres
donde la cahua vive.
Puede alcanzar a medir, en
cuanto a tamaño se refiere, aproximadamente diez metros de altura y su perfil
es de majestad, dominio y señorío siempre, pese a que la soledad y el páramo
sea lo único que le rodee.
Dan la sensación de presencias
místicas, por su nitidez, por su soledad y por estar enfrentadas a todos los
misterios de lo lejano y lo elevado en un paisaje desolador.
Diez a doce metros de altura,
cubierta toda de flores níveas sobresaliendo desde el austero paisaje pedregoso
hacia el cielo azulino es la ofrenda de la tierra al cielo y al cosmos que hace
en nombre de todos nosotros la cahua al creador.
Cahuas en Calipuy
4. Viajeras
impenitentes
Es una de las plantas más raras
y exóticas del planeta tierra, porque se erige expuesta al viento, en las
alturas gélidas y en los paisajes solitarios.
En esas vastedades desoladas elevan
su orgullosa estampa sin nada mundano que lo circunde ni contamine, ni siquiera
lo observe ni contemple.
Que parecen aspirar solo al
infinito que es lo único que les importa. Y de estar enamoradas de los
absolutos del espacio sideral y del tiempo inmemorial. Son poetas que están
como yéndose y caminando hacia otro mundo.
Se erigen como imágenes
señeras, precisas y cabales porque se recortan en lontananza, en el horizonte
estelar, pero siempre con la imagen de trashumantes y viajeras impenitentes.
5. Sus flores
son ambrosía
Su fiel acompañante es siempre
el arco iris que aparece en lontananza porque cerca no hay ni una gota de agua
que refracte.
Y con el cual a la distancia
juegan a esconderse y a encontrarse para de un momento ambos desaparecer,
cómplices de algo.
¿Podemos imaginarnos un cuerpo
esbelto, en el paisaje de puna, dominado por el ichu y por un cielo azul?
¿Y que tenga diez metros o doce
cargados de flores? ¿Y, muchas de estas plantas a la vez floreciendo hacia lo
que pareciera ser inmortal?
Y que en su ramaje acoge a
seres tiernos. En ella viven y se cobijan aves, mariposas, reptiles, insectos,
porque sus flores, si se las prueba, son miel y saben a ambrosía.
Capulí en Calipuy
6.
Con su rara
belleza
Porque tiene una goma muy
sabrosa que los niños la mastican y paladean incansables como si fuera goma de
masticar, o chicle.
Decenas de picaflores
revolotean a su alrededor, quienes se apoderan no solo del néctar de sus corolas,
sino que en reverencia a ellas esparcen sus semillas por doquier.
Así las cahuas se extienden
hacia otros confines por donde se propagan, caminando venerables, piadosas y en
silencio.
Cual monjes estupefactos, como
presencias señeras, religiosas o raras avis. O seres de otros reinos, mundos y
confines.
Miradas en la lejanía parece
una caravana de seres imbuidos de una fe profunda, albergando sueños y quimeras
que unen la tierra y el cielo.
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
danilosanchezlihon@gmail.com
Editorial San Marcos: ventas@editorialsanmarcos.com
Editorial Papel de Viento: papeldevientoeditores@hotmail.com
Editorial Bruño, Perú: ventas@brunoeditorial.com.pe
Ediciones Capulí: capulivallejoysutierra@gmail.com
Ediciones Altazor: edicionesaltazo@yahoo.es
DIRECCIÓN EN FACEBOOK
HACER CLIC AQUÍ:
393-5196 / 99773-9575
le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
Impresionante Belleza Digna de un Contemplar Poetico Eterno.
ResponderEliminarHermosa crónica que valora la inmensidad y la esotérica cashua.
ResponderEliminar